Alfred Russel Wallace fue espiritista
¿Sabías que Alfred Russel Wallace, descubridor junto a Charles Darwin de la evolución de las especies fue espiritista?
La literatura científica se centra en el aspecto naturalista de su vida profesional, así mismo Wallace no ha tenido la misma repercusión social que su compañero Darwin.
Los estudiosos no ahondan en gran perfil espiritista que el poseía.
Este año se cumplen 200 años del nacimiento de este naturalista británico que junto a Charles Darwin sentó las bases de la teoría de la evolución a que todos nos acojemos.
Vemos que en estas fechas este investigador es merecedor de destacar su perfil social, humanitario y sobretodo espiritista.
Nacimiento
Alfred Russel Wallace nació el 8 de enero de 1823 en Usk, Monmouthshire, Gales.
Nació en el seno de una familia de clase media culta pero empobrecida con dificultades económicas, por lo que no pudo completar sus estudios y a los 19 años tuvo que colocarse como aprendiz de la construcción. Octavo de los nueve hijos siempre fue autodidacta, tuvo que trabajar para vivir, a los doce años dejó la escuela para ir a Londres a trabajar de carpintero con su hermano John.
En 1866 contrajo matrimonio con Annie Mitten y con ella tuvieron de tres hijos.
Naturalista
Un firme defensor de lo natural.del respeto a la naturaleza en todos sus aspectos. Fue geógrafo, antropólogo y pionero de la biogeografía y crítico social británico.
Como característeica de su personalidad destacamos que era extremadamente reflexivo.
Sus observaciones le indicaban nitidamente que las especies evolucionaban gradualmente, se transmutaban generación tras generación en nuevas especies, pero no estaba seguro de cuál podía ser el mecanismo que hacía posible este cambio.
Inicios
Leyó en 1842, el libro Treatise on Geography and Classification of Animals, de W. Swainson, que le reveló un mundo nuevo, el de la biogeografía.
Confesó más tarde que la lectura de este libro representó el inicio de sus inclinaciones científicas y su curiosidad por las especies. Ha llegando a ser considerado el padre de la biogeografía teórica.
La obra de R. Chambers, Vestiges of the Natural History of Creation, le convierte, según sus propias palabras, en «evolucionista.»
Uno de los más grandes naturalistas del siglo XIX.
En 1848 realizó una expedición al río Amazonas con el también naturalista Henry Walter Bates; que le dio el reconocimiento de la Real Sociedad Geográfica, gracias a lo cual dirigió la investigación en el Archipiélago Malayo de 1854 a 1862.
Hay un manuscrito escrito con frases incompletas y a prisas dónde describe las primeras ideas sobre la evolución de las especies y los posibles mecanismos naturales que la gobiernan, esbozando así sus conclusiones iniciales.
Dos años después en 1844 escribió un manuscrito de 189 páginas, mucho más cuidado y pulcro, que recoge sus conclusiones hasta aquel momento y que guarda ciertos paralelismos con lo que después sería El origen de las especies.
Wallace publicó On the Law which Has Regulated the Introduction of New Species, que recogía sus observaciones, que sugerían que:
«Cualquier especie ha empezado a existir coincidiendo en el espacio y en el tiempo con una especie preexistente estrechamente relacionada.»
Teoría que más tarde explicaba el origen de las especies por la acción de la selección natural.
Durante la expedición observó las diferencias zoológicas fundamentales entre las especies de animales de Asia y las de Australia y estableció la línea divisoria zoológica -conocida como línea de Wallace- entre las islas malayas de Borneo y Célebes.
Dijo:
«Hay una tendencia en la naturaleza a la progresión continua de ciertas clases de variedades que se alejan cada vez más de la clase original.»
Sufrió adversidades en su vida
En 1848 embarcaró desde Liverpool junto a su amigo Henry Walter Bates rumbo al Brasil, para empezar sus exploraciones. Wallace se dirigió a la zona norte, a la cuenca del río Negro, mientras que Bates exploraba la cuenca amazónica por la parte sur.
Las dificultades fueron terribles y le pusieron a prueba. Enfermó varias veces por altas fiebres y estuvo a punto de morir.
En 1849 su hermano Herbert, que se había unido a la expedición, contrajo la fiebre amarilla viniendo a fallecer dos años después.
A pesar de la pérdida, Wallace continuó con la empresa durante cuatro años más.
Wallace contactó con poblaciones desconocidas para los occidentales, confiaba en sus observaciones sentiendo un gran respeto hacia el conocimiento natural de los nativos.
Constató cómo los grandes ríos de la cuenca amazónica constituían barreras naturales entre cuatro regiones caracterizadas por tipos concretos de fauna lo que resultó en su teoría de la evolución.
De esta experiencia publicó el libro A Narrative of Travels on the Amazon and Rio Negro.
La intuición
Los Buenos Espíritus nos dicen que Dios siempre envía a la Tierra espíritus que tiene la misión de traer el progreso y que si uno no falla por cualquier motivo siempre habrá otro que cumpla con la misisón encargada.
Vemos en este caso claramente que ambos espíritus tenían la misión de aclarar estos conceptos a la humanidad trayendo ideas precursoras para el entendimiento completo de las enseñanzas espíritas.
Wallace hombre austero y coherente, tuvo la intuición de que existía en la naturaleza un proceso de selección que generaba cambios en las especies a lo largo del tiempo.
Dijo Herculano Pires que:
«El Libro de los Espíritus es el código de una nueva fase de la evolución humana.»
La Génesis, los milagros y las predicciones según el Espiritismo, abarca en el Libro Tercero, los problemas genésicos y de la evolución física de la Tierra.
León Denis explicó la evolución general de la siguiente forma:
“El alma duerme en el mineral, sueña en el vegetal, en el animal se agita y en el hombre despierta.”
«De esto el ser humano no puede dudar, pues “por la obra se conoce al obrero”, y la Naturaleza misma atestigua la existencia de Dios, su propia conciencia le está diciendo que Él existe y la ley general de la evolución comprueba su justicia y bondad.»
Todos los seres vivos evolucionan al pasar por los diversos grados de la jerarquía espírita y están sujetos a una progresiva e infinita evolución .
Un principio netamente espírita es el que la vida surge a consecuencia de la transformación de la materia orgánica, las moléculas del ser humano o de los animales, sirven para que otros seres vivos se desarrollen.
“Todo cambia nada permanece, todo se transforma, todo tiene un sentido en la evolución”
Formación inicial de los seres vivos según el Espiritismo
Nos explican los Buenos Espíritus que:
Hubo un tiempo en que los animales no existían, de modo que estos han tenido un comienzo.
Cada especie apareció a medida que el globo adquiría las condiciones necesarias para su existencia.
Esto es indudable. Ahora bien, ¿cómo se formaron los primeros individuos de cada especie? Se entiende que desde que existió una primera pareja, los individuos se multiplicaron.
Pero ¿de dónde salió esa primera pareja? Ese es uno de los misterios inherentes al principio de las cosas, respecto de los cuales sólo podemos enunciar hipótesis.
Si la ciencia no está en condiciones aún de resolver por completo el problema, puede al menos encaminarse hacia la solución.
La primera cuestión que se presenta es esta:
Cada especie animal, ¿salió de una pareja primitiva o de varias parejas creadas o, si se prefiere, que brotaron simultáneamente en diferentes lugares?
Esta última suposición es la más probable, y se puede incluso decir que surge de la observación.
En efecto, el estudio de las capas geológicas confirma la presencia, en terrenos de idéntica formación y en proporciones enormes, de las mismas especies en
puntos del globo muy alejados entre sí.
Esa multiplicación tan generalizada, y en cierto modo contemporánea, habría sido imposible con un único tipo primitivo.
Por otro lado, la vida de un individuo, sobre todo de un individuo de una especie que hace su primera aparición, está sujeta a tantas vicisitudes, que una creación entera podría quedar comprometida sin la pluralidad de los tipos, lo que implicaría una inadmisible falta de previsión de parte del Creador supremo.
Asimismo, si un tipo pudo formarse en un lugar, también podría formarse en muchos otros sitios, por efecto de la misma causa.
Por consiguiente, todo parece concurrir para probar que hubo una creación simultánea y múltiple de las primeras parejas de cada especie animal y vegetal.
La formación de los primeros seres vivos puede deducirse, por analogía, de la misma ley por la cual se formaron y se forman todos los días los cuerpos inorgánicos.
A medida que se profundiza el estudio de las leyes de la naturaleza, los engranajes que a primera vista parecían tan complicados, se simplifican y confunden en la gran ley de unidad que rige toda la obra de la Creación.
Eso se entenderá mejor cuando se haya comprendido la formación de los cuerpos inorgánicos, que es su primer grado.
Generación espontánea
Es natural preguntarse por qué ya no se forman seres vivos en las mismas condiciones en que se formaron los primeros
que aparecieron en la Tierra.
La cuestión de la generación espontánea, que actualmente preocupa a la ciencia, aunque todavía no haya un acuerdo en cuanto a su resolución, no deja de arrojar luz sobre ese punto.
El problema propuesto es el siguiente: en nuestros días, ¿se forman espontáneamente seres orgánicos por la simple reunión de los elementos que los constituyen, sin gérmenes producidos previamente por el modo habitual de generación?
Dicho de otro modo: ¿se forman seres sin padre ni madre?
Los partidarios de la generación espontánea responden afirmativamente, y se apoyan en observaciones directas que parecen concluyentes.
Otros piensan que todos los seres vivos se reproducen los unos mediante los otros, y se basan en el hecho, constatado por la experiencia, de que los gérmenes de ciertas especies vegetales y animales, incluso dispersos, conservan la vitalidad en estado latente durante un lapso considerable, hasta que las circunstancias sean favorables a su eclosión.
Esta opinión deja siempre pendiente la cuestión sobre cómo se formaron los primeros tipos de cada especie.
Sin rebatir ninguno de los dos sistemas, conviene destacar que el principio de la generación espontánea evidentemente sólo se puede aplicar a los seres de los órdenes más inferiores de los reinos vegetal y animal, a aquellos en los cuales la vida comienza a despuntar y cuyo organismo, extremadamente simple, es en cierto modo rudimentario.
Fueron esos, de hecho, los primeros que aparecieron en la Tierra y cuya formación debió de ser espontánea.
En ese caso, asistiríamos a una creación permanente, análoga a la que se produjo en las primeras edades del mundo.
Escala de los seres orgánicos
No existe una delimitación nítidamente marcada entre los reinos vegetal y animal. En las fronteras de los dos reinos están
los zoófitos o animales plantas, cuyo nombre indica que participan de uno y otro y les sirven como punto de contacto.Al igual que los animales, las plantas nacen, viven, crecen, se alimentan, respiran, se reproducen y mueren.
Pero entonces, ¿por qué no se forman de la misma manera los seres de organización compleja? Es un hecho positivo que esos seres no han existido siempre; por consiguiente, tuvieron un comienzo.
Si el musgo, el liquen, el zoófito, el infusorio, las lombrices intestinales y otros se reproducen espontáneamente, ¿por qué no sucede lo mismo con los árboles, los peces, los perros o los caballos?
Por el momento, aquí se detienen las investigaciones; se pierde el hilo conductor, y hasta que este sea encontrado, el terreno queda abierto a las hipótesis.
Sería, pues, imprudente y prematuro presentar estos sistemas como verdades absolutas.
Si la generación espontánea es un hecho demostrado, por más limitado que sea, no deja de constituir un hecho fundamental, un hito capaz de indicar el camino para nuevas investigaciones.
Si los seres orgánicos complejos no se producen de esa manera, ¿quién sabe cómo comenzaron?
¿Quién conoce el secreto de todas las transformaciones?
Si vemos al roble brotar de la bellota, ¿quién puede sostener que no exista un lazo misterioso entre el pólipo y el elefante?
En el estado actual de nuestros conocimientos, no podemos instalar la teoría de la generación espontánea permanente más que como una hipótesis probable, que un día, tal vez, ocupe un lugar entre las verdades científicas reconocidas.
Si se considera a la humanidad en el grado más bajo de la escala intelectual, tal como se encuentra entre los salvajes más atrasados, cabe la pregunta sobre si es ese el punto de partida del alma humana.
Según la opinión de algunos filósofos espiritualistas, el principio inteligente, distinto del principio material, se individualiza y elabora al pasar por los diversos grados de la animalidad.
Es ahí que el alma se ensaya para la vida y desarrolla sus primeras facultades mediante la ejercitación; sería, por así decirlo, su período de
incubación.
Llegada al grado de desarrollo que ese estado permite, recibe las facultades especiales que constituyen el alma humana.
Existiría entonces una filiación espiritual entre el animal y el hombre, del mismo modo que existe una filiación corporal.
Es preciso convenir en que este sistema, basado en la gran ley de unidad que rige la Creación, está en correspondencia con la justicia y la bondad del Creador; otorga una salida, una finalidad, un destino a los animales, que ya no son seres desheredados, sino que en el porvenir que les está reservado encuentran una compensación para sus padecimientos.
Lo que constituye al hombre espiritual no es su origen, sino los atributos especiales de los que está dotado cuando ingresa en la humanidad, atributos que lo transforman y hacen de él un ser distinto, así como el fruto sabroso es diferente de la raíz amarga que le dio origen.
Por el hecho de que haya pasado por la experiencia de la animalidad, el hombre no es menos hombre; ya no es animal, como el fruto no es la raíz, o como el sabio no es el feto informe que lo instaló en el mundo.
La evolución anímica y espiritual de los animales
Los seres inferiores al hombre también tienen su proceso evolutivo.
«La verdadera vida, tanto del animal como del hombre, no reside en la envoltura corporal, del mismo modo que no está en la vestimenta. Reside en el principio inteligente que preexiste y sobrevive al cuerpo.»
“Este sistema, basado en la gran ley de unidad que preside a la Creación, es preciso convenir que está conforme con la bondad y la justicia del Creador; así da una salida, un objetivo y un destino a los animales: éstos dejan de ser criaturas desheredadas, encontrando en el porvenir que les está reservado una compensación a sus sufrimientos”. Dijo Allan Kardec
¿Porqué no publicó sus estudios?
Wallace admiraba la obra de Darwin y quería pedirle opinión acerca de su propuesta. Darwin quedó asombrado al recibir el escrito de Wallace, ya que llevaba veinte años elaborando su propia teoría de la evolución por selección natural pero no había publicado aún nada a respecto.
Darwin confesó a sus amigos Hooker y Lyell su preocupación, ya que estaba en juego el reconocimiento de esta teoría.
Finalmente ellos decidieron presentar en la Sociedad Linneana de Londres una comunicación conjunta compuesta por el manuscrito de Wallace y extractos de un ensayo escrito años antes por Darwin, demostrando así que Darwin recompiló antes los resultados pero no los había publicado.
El origen de las especies por medio de la selección natural fue publicado en 1859, quedando el nombre de Darwin ligado para siempre a la teoría evolutiva y a la historia de la ciencia.
Más infortunios
Pudo haber reclamado que su manuscrito hubiera sido publicado sin su conocimiento, pero se sintió honrado por compartir méritos con una figura tan reconocida como Charles Darwin. También es de justicia reconocer que Darwin había acumulado muchísima información empírica a favor de su teoría.
Regresó finalmente a Inglaterra en 1862. Aprovechó para visitar a Darwin con quien mantuvo una extensa y amistosa correspondencia, dio conferencias y publicó artículos sobre sus exploraciones y descubrimientos.
Sin embargo, los problemas económicos le preocupaban, para poder publicar su obra más importante, The geographical distribution of animals, tuvo que pedir un adelanto a la editorial. Este libro resultó ser la base de la moderna biogeografía.
El propio Darwin tuvo que intervenir para que recibiera finalmente, en 1881, una pensión del gobierno británico.
Una teoría alternativa a la de Darwin
Nuestro protagonista ofreció una teoría alternativa a la de Darwin sobre el origen del hombre, dando énfasis a un espíritu inmortal.”
En un principio creía incompatible la existencia de Dios, no admitía la posibilidad del castigo eterno.
En su segunda etapa, en cambio, es la de su conversión al espiritismo y pasó a creer firmemente en los espíritus protectores.
Fue además un innovador para su época profesando una defensa del feminismo y de los derechos de los trabajadores. Se pronunció contra la eugenesia.
Por aceptar los conocimientos espíritas que le abrieron los horizontes fue recriminado.
a menudo desafiando las conclusiones del otro, también desarrollaron el concepto de la selección natural cada uno por su cuenta.
Nuestro investigador insistió en que, efectivamente, existía una fuerte razón por la que cierta especie evolucionaría y, a diferencia de Darwin, argumentó que, en lugar de un proceso natural aleatorio, se estaba produciendo la evolución para mantener la adecuación de una especie a la especificidad de su entorno.
Científico pionero
Uno de los primeros científicos en expresar su preocupación por el impacto ambiental de la actividad humana sobre la Tierra, un visionario del cambio climático y las consecuencias de un maluso de los recursos naturales.
Espíritu inmortal
Ideó en 1858 su teoría de la selección natural y, en lo que fue una de sus grandes aportaciones universales, ofreció otra versión del origen del ser humano alternativa a la que plasmó Charles Darwin y de la que se diferenció en una idea principal: otorgaba al origen del hombre un espíritu inmortal.
Cuando comunicó sus ideas a su compañero Darwin, se dio la sorprendente coincidencia de que este último tenía manuscrita su propia teoría de la evolución, similar a la suya.
En julio se divulgaron unos extractos de los manuscritos de ambos científicos en una publicación conjunta, en la que la contribución de Wallace se titulaba:
«Sobre la tendencia de las diversidades a alejarse indefinidamente del tipo original.»
Se distanció científicamente de Darwin, en particular porque hacia 1869 empezó a manifestar ideas teleológicas sobre la naturaleza, especialmente en cuanto a la evolución del hombre, sugiriendo que estaba guiada por una inteligencia superior y gobernada por leyes que están por encima de la selección natural.
Sin embargo, ambos mantuvieron siempre una relación cordial y respetuosa.
De materialista a espiritista
Llevó una vida difícil lo que probablemente activó su sentido social y humanitario.
Escribió sobre el socialismo, el sufragio femenino y contra el militarismo y la deforestación. Participó en debates sobre la reforma agraria y la nacionalización de la tierra.
La sociedad victoriana de la época estaba en transformación con las mesas girantes.
Alfred desarrolló ideas espiritualistas e investigaciones sobre el espiritismo que no fueron bien acogidas entre sus colegas científicos, más materialistas. Incluso criticó la obligatoriedad de la vacunación contra la viruela al tiempo que defendía medidas para mejorar la higiene y la sanidad pública.
Autor del libro: Defensa del Espiritismo Moderno. En este expetacular libro comprobó la realidad científica del espiritismo y fue a partir de su publicación cuando defendió la doctrina espírita a ultranza durante el resto de su vida.
De regreso a Inglaterra
Llegó a tener una colección de más de 125 mil especímenes animales con el fin de financiar su aventura con la venta de ejemplares exóticos.
Embarcó en 1852 con destino a Inglaterra, no sin antes tener que lidiar con las autoridades portuarias, que habían confiscado su inmensa colección.
El barco que le traía devulta a Liverpool naufragó en medio del oceano Atlántico y perdió sus colecciones y sus diarios marcando un punto de inflexión en su vida.
Solo pudo salvar su reloj, algo de ropa y dos cuadernos de notas. Contempló impotente como se quemaban suextraordinaria colección, sus documentos y los animales vivos que transportaba en jaulas.
Cuatro años de trabajo quedaron convertidos en humo y ceniza. Una vez más tuvo que experimentar la pérdida de lo más preciado y recomponerse de ello.
Sin embargo, dos años más tarde, embarcó hacia el archipiélago malayo, donde pasó ocho años en los que descubrió un número espectacular de especies nuevas para la ciencia y recogió un enorme volumen de datos sobre la distribución de animales y plantas.
Allí se le ocurrió el mecanismo de la selección natural, y desde estas islas distantes envió el famoso manuscrito de Ternate a Darwin.
Nuevas exploraciones y una idea revolucionaria
Vivió por un tiempo de las 200 libras del seguro que cobró tras el naufragio.
Sobre sus experiencias escribió dos libros y dio algunas conferencias.
Gracias a sus detallados mapas de la cuenca del río Negro, la Sociedad Geográfica del Reino Unido le otorgó en 1854 una subvención para emprender expediciones por Indonesia y Malasia.
El archipiélago malayo se convirtió en uno de los diarios de exploración más populares del siglo XIX.
Sus datos biogeográficos demostraron la existencia de una línea fronteriza muy precisa entre la fauna asiática y la de Oceanía, por la cual es conocida como la línea de Wallace.
El Espiritismo y la práctica mediúmnica
El Libro de los Espíritus fue publicado en 1857, cuando Wallace contaba con 34 años de edad. Sabemos que fue por intermedio de su hermana, la Sra. Sim que tuvo su contacto con el espiritismo.
El 22 de julio de 1865 Wallace se sentó a una mesa dispuesto a invocar a los espíritus.
Después de media hora comenzaron a escucharse misteriosos golpes y la mesa empezó a moverse. En septiembre del mismo año, en la sesión mediúmnica recibió mensajes de los espíritus dando sus nombres y edades, además de información acerca de familiares fallecidos.
En otra de las sesiones mediúmnicas la joven médium fue hipnotizada por un profesional y produjo movimientos de objetos sin contacto. Observó fenómenos de música y aportes de cientos de flores y frutas.
«Estos experimentos me han demostrado que existe un poder ignoto surgido de los cuerpos de personas que se encuentran conectadas al sentarse alrededor de una mesa con sus manos encima de ella.»
Pero la prueba que Wallace consideró definitiva fueron las sesiones realizadas con una joven médium llamada Agnes Nichol.
En una memorable sesión celebrada en 1867 esta hizo aparecer ante los ojos atónitos del biólogo quince crisantemos seis anémonas y otras variedades de flores sobre la mesa.
Wallace escribió:
«Por más que tales fenómenos puedan parecer irreales y extraños afirmo que se trata de hechos que realmente sucedieron tal y como los he narrado y sin posibilidad para el engaño o el truco.»
El desprecio
Kew Joseph Hooker replicó:
«Wallace ha perdido categoría hasta un extremo increíble añadiendo que el gobierno ¡debería en puridad ser informado de que el candidato es un público y destacado espiritista!»
A pesar de la oposición de los sectores más ortodoxos de la ciencia inglesa los esfuerzos de Darwin y Huxley dieron resultados. Después de apelar directamente a la reina Victoria consiguieron que Wallace disfrutara de una modesta pensión y pudiera seguir publicando sus artículos hasta su fallecimiento.
¿Por qué Wallace arriesgó de esta manera su reputación?
Porque vio las verdades del espiritismo, acorde a lo que él veía en sus investigaciones. Encontró las respuestas a que todos ser humano busca y con ellas se sintió satisfecho. Como todos los científicos de la época que viendo la coherencia de la doctrina espírita que aplicada a la vida resuelve las dudas trascendentales del hombre.
Premios y reconocimientos
Numerosos son la lista de premios que recibió a lo largo de su vida, tales como: La medalla de La Royal Society, La Darwin Medal, La Royal Geographical Society’s Founder’s Medal, La Linnean Society’s Gold Medal y La Copley Medal.
La Universidad de Dublín, en 1882, y de Oxford, en 1889 le fueron concedidos doctorados honorarios.
Desencarnación
Alfred Russell Wallace falleció el 7 de noviembre de 1913 en Broadstone, Dorset, Inglaterra, a la edad de noventa añosmientras dormia. No quiso ser enterrado en Westminster, sino en un pequeño cementerio de su pueblo.
Ha sido un gran divulgador del espiritismo y una pieza clave en el progreso científico humano.
Cláudia Bernardes de Carvalho
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Bibliografía
De Beer, G., Charles Darwin and Alfred Russel Wallace: Evolution by Natural Selection. Cambridge University Press. Cambridge,1958.
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