Cartas del Más Allá
Las Cartas del Más Allá son uno de los varios vehículos de comunicación existentes entre los dos mundos, las cartas espirituales son las noticias del Más Allá. Esas comunicaciones pertenecen al orden de la naturaleza y no constituyen ningún hecho sobrenatural.
La creencia en el mundo espiritual y la posibilidad de intercambio entre los dos mundos es una cuestión antigua que observados en el transcurso de la historia humana. De ahí que se encuentre sus impresiones en todos los pueblos, y en la totalidad de las épocas.
El proceso de comprensión de las cuestiones preternaturales se produce de forma lenta y gradual.
La pregunta ¿podemos comunicarnos con los espíritus?
Y si podemos, ¿cómo hacerlo? son algunas de las cuestiones más controvertidas de la historia por tener defensores y detractores.
A medida que las cualidades intelecto-morales del espíritu se desarrollan, se disipa el velo de las verdades espirituales, el hombre empieza a comprender lo que le rodea de forma mucho más lógica y racional.
La única diferencia entre las apariciones y el movimiento espírita es que las primeras pueden considerarse como casos esporádicos de manifestaciones, mientras que el último lleva la marca y registro de una expresión invisible debidamente estructurada.
Uno de los puntos más conflictivos del conocimiento filosófico-científico para la Humanidad, es responder a estas cuestiones:
¿Qué es el alma? ¿De dónde viene?; ¿A dónde va? ¿Por qué sufre? ¿Qué es la muerte?
La convicción en Dios y en la inmortalidad del alma nace íntimamente en cada ser gradualmente cuando éste percibe que los hechos se imponen a las convicciones por su autenticidad, coherencia y sobre todo por la verdad.
La Verdad Universal no es privilegio de sistemas o de religiones, ni tampoco es propiedad de sesgadas opiniones particulares de algunos, es la basada en las Leyes de Dios y solamente ésta prevalecerá por la eternidad. Todo lo que no esté acorde a esta máxima perderá valor con el tiempo.
Espiritismo como elemento moralizador que construye un futuro mejor en nuestra sociedad global:
El espiritismo es, sin contradicción, el más poderoso elemento moralizador porque destruye desde sus cimientos al orgullo y al egoísmo. Nos ofrece innúmeras pruebas de la realidad espiritual promoviendo profundas modificaciones en los hábitos, en el carácter, en las costumbres y las creencias, con lo cual tiene una influencia enorme con repercusión sobre las relaciones sociales.
Fue a raíz del advenimiento del espiritismo cuando las manifestaciones espirituales empezaron a ser sistematizadas y estas cuestiones obtuvieron contestación.
La escritura manual es un medio significativo de comunicación por ser una forma cómoda, sencilla y completa.
Es susceptible además de desarrollo mediante el ejercicio y posibilita establecer relaciones sostenidas y regulares con los espíritus, revelándonos su naturaleza y su grado de perfeccionamiento.
Se considera oportuno aclarar que llamamos psicografía a esa forma de comunicación y la definimos como la facultad mediúmnica que permite por medio de la escritura el encuentro entre el mundo físico y espiritual.
Los 5 libros básicos del espiritismo:
Fueron realizados de esta manera y Allan Kardec, el codificador de la Doctrina Espírita, organizó metódicamente, todos los mensajes recibidos por los instructores espirituales, para que en la posteridad reflejasen un valor científico.
Su método pasó a ser el de la propia Doctrina, que con su sencillez hace aflorar la verdad desde el abismo de la ignorancia, llevando implícita la garantía de su eficacia. Podemos compendiarlo en 4 ejes principales:
- elección de los médiums según su moralidad, la pureza de sus facultades y la elevación de los espíritus que se le aproximan;
- análisis exhaustivo de las comunicaciones, por medio de su cotejo con las verdades científicas demostradas, eliminando todo lo que no pudiera ser justificado lógicamente;
- control de las entidades espirituales, por medio de la coherencia de sus comunicaciones y del tenor de su lenguaje;
- consenso universal, concordancia de las comunicaciones acerca de un mismo tema, obtenidas de forma simultánea a través de distintos médiums en diferentes lugares.
Podemos citar como ejemplo del 4º punto, las variadas localizaciones geográficas que recibían comunicaciones y se carteaban con Kardec entre los años 1857-1869.
El espiritismo se hizo presente, en 37 países y 268 ciudades en Europa, América, África e incluso Asia.
Interesa recordar que el método utilizado por Allan Kardec no fue inventado por él. Sus raíces se esbozan en el Nuevo Testamento enseñado por Juan y por el Apóstol Pablo en su Primer Epístola a los Corintios.
Lo admirable, de las cartas del más allá, es la capacidad de transformar sentimientos como el dolor y la desesperación por la pérdida de un ser querido, en esperanza, consuelo y confianza en el porvenir apaciguando corazones sufrientes.
Sin embargo, el propósito de las expresiones de ultratumba que conformaron la Codificación es más amplio y se reviste de un carácter educativo y doctrinario. La escritura psicográfica dictada por los buenos espíritus constituye por encima de todo un medio de divulgación de las Leyes Divinas que componen el eje vertebral de los fundamentos del espiritismo.
¿Cuáles son estos fundamentos?
- Existencia de Dios,
- Inmortalidad del alma,
- Reencarnación,
- Comunicabilidad con los espíritus,
- Pluralidad de mundos habitados.
Las misivas del Más Allá nos traen infinidad de informaciones completas e instructivas del mundo espiritual, un verdadero aprendizaje extra-físico que Dios, por su inmensa bondad y amor, ha tenido a bien concedernos.
Con propiedad se considera el espiritismo como la tercera de las grandes revelaciones.
Así como hay hombres buenos y malos, ilustrados e ignorantes, dóciles y agresivos, también hay espíritus de diversas condiciones.
¿Quién son?
Se supo muy pronto, por ellos mismos, que no son seres excepcionales en la creación, sino las almas de los que nos precedieron en la Tierra, que después de haberse despojado de la envoltura corporal, pueblan y recorren el espacio.
Esas inteligencias incorporales se manifiestan espontáneamente o cuando se les evoca, responden al llamado atraídas en razón de su simpatía hacia la naturaleza moral de la persona que la solicita, trayendo reseñas de su situación de ultratumba, ilustrándonos respecto a sus desigualdades intelectivas y morales.
Los mensajes espirituales provenientes de los buenos espíritus nunca son tendenciosos, discriminativos o inquisidores.
Forma de expresarse:
Su lenguaje es constantemente digno, franco, sin contradicción, ausente de toda trivialidad y marcado por una inalterable benevolencia. Sus relatos expresan hechos fidedignos, enseñanzas y consejos ennoblecedores.
Empero, si el dictado es dado por un espíritu inferior, el mensaje puede traer los rasgos de su inferioridad expresados en él,
porque su horizonte es limitado, su perspicacia restringida y a menudo forma ideas falsas e incompletas. Por eso en algunos casos los alegatos carecen de información elevada.
Escala de evolución:
La clasificación de los espíritus se basa en una escala de adelantamiento, evidenciando las cualidades que hayan adquirido y las imperfecciones que aún han de despojarse.
Los grados de perfección no son absolutos, porque no existe una línea limítrofe de demarcación entre una categoría y otra, sobreponiéndose las cualidades o imperfecciones sutilmente, de tal manera que es posible restringir o multiplicar a voluntad las divisiones.
En consecuencia, se puede concebir una mayor o menor cantidad de clases, según sea el punto de vista desde el cual se enfoque la cuestión a estudiar.
Tres órdenes principales:
Con todo, si se consideran los caracteres generales, se puede comprimir en tres órdenes principales.
En la primer orden se ubican aquellos que han llegado a la perfección: los puros.
Los espíritus clasificados en el segundo orden han alcanzado la mitad de la escala: su preocupación es el bien.
Los del tercer orden aún se encuentran en lo bajo de la escala: son los espíritus imperfectos, que se caracterizan por la ignorancia, por el deseo del mal y apego a las malas pasiones que retrasan su desarrollo.
Cabe resaltar que no todos son esencialmente malos: en algunos de ellos hay más frivolidad e inconsecuencia que verdadera maldad.
Psicografía:
Como cualquier otro discurso expresado por medio de elementos lingüísticos, la psicografía emerge de la las profundidades del Universo bajo diversos géneros discursivos:
mensajes familiares, cuentos, crónicas, reportajes, romances, ensayos, artículos, autobiografías, relatos histórico-geográficos, músicas, poemas, oraciones, entre otros.
Estos discursos son difundidos ampliamente a través de variados soportes artísticos, audiovisuales y textuales, llegando cada día a más personas, aquellos que las difunden son responsables por ellas, vemos casi a diario la divulgación de contenidos erróneos.
En la cuestión 1016 de El Libro de los Espíritus, se nos explica que muchas veces los seres desencarnados contestan acomodándose a nuestro lenguaje cuando utilizan expresiones como: ciudad de las flores, ciudad de los elegidos; primera, segunda o tercera esfera, cuarto o quinto cielo, etc, que no son más que alegorías empleadas por ciertos espíritus, ya como figuras, ya por ignorancia a veces de la realidad de las cosas y aun de las más sencillas nociones científicas.
Asimismo, vemos necesario recalcar que es preciso realizar un análisis comparativo de los mensajes psicografiados con las enseñanzas profesadas por los espíritus superiores en la Codificación, no aceptando como cierta cualquier información por el simple hecho de venir de los espíritus o de un médium prolijo.
¿Qué explica el Espiritismo?
La Doctrina Espírita sí cumple con su cometido de auxilio para el progreso de la Humanidad, por medio del entendimiento correcto de lo que ocurre con el espíritu después de la muerte.
Data de 1861 la más completa y grandiosa publicación realizada sobre el fenómeno mediúmnico, El Libro de los Médiums.
Esta obra corregida, revisada, modificada y aprobada por los espíritus superiores a través de la psicografía, es un verdadero tratado experimental sobre la mediumnidad.
Presenta:
⦁ la teoría;
⦁ los detalles y aspectos de todos los géneros de manifestaciones;
⦁ los medios para comunicarse con lo invisible;
⦁ el desarrollo de la facultad mediúmnica;
⦁ las dificultades y engaños que se pueden encontrar en su práctica;
⦁ orientan el empleo de la mediumnidad para un fin útil;
⦁ los motivos por los cuales no debe ser profesionalizada.
Médiums psicógrafos:
Los médiums psicógrafos están clasificados en tres grupos de acuerdo con el grado de trance mediúmnico que alcancen y de la forma como captan el mensaje: mecánicos, semi-mecánicos e intuitivos.
Los recados recibidos por ellos pueden ser más o menos extensos, según el grado de la facultad mediadora.
Este libro es un acervo imperecedero que sirve de itinerario seguro y ofrece cultura doctrinaria para aquel que desee profundizar en ese tema.
Ahondar en la especificidad mediúmnica no es el tema que nos trae hoy, sin embargo, recomendamos el esmerado estudio de este libro.
El espiritismo es pródigo al informarnos de que la muerte no existe, hecho que nos alegra enormemente porque somos lo que siempre hemos querido ser, inmortales.
Las voces del Más Allá nos enseñan que la vida obedece a un proceso cíclico, estamos encarnados de forma pasajera en una condición de aprendiz en la gran escuela terrena.
En algún momento, dejaremos esta vida liberando el espíritu que está temporalmente sujeto a la materia para seguir viviendo en otra dimensión.
Recorriendo los innúmeros relatos espirituales y agrupando los hechos descritos, obtenemos medios de investigación y análisis de las circunstancias que siguen a la muerte.
Los hermanos espirituales nos brindan ejemplos de ello en el libro “El Cielo y el Infierno” que trae como meta última, elucidar el destino del hombre en el Más Allá.
Nos enseña que el cielo y el infierno son estados psíquicos íntimos e individuales que proporcionan la sensación de bienestar o de sufrimiento de acuerdo con la conciencia de cada uno frente a la Providencia.
Se aclaran además importantes cuestiones teológicas, que tanto han preocupado a las generaciones durante siglos, y que han llevado a una falsa concepción de la Divinidad y particularmente, de su propio rumbo espiritual.
Nos hacen una verdadera autopsia espiritual de la cual dilucidamos las consecuencias a las que quizás convendría prestar atención.
En tales páginas de luz podemos percibir los procederes de los espíritus y qué han hecho durante la vida física para llegar a disfrutar del estado de bienestar o sufrimiento en el Más Allá, pues narran las impresiones sufridas y las causas de las penas y goces.
Los mentores espirituales se pronunciaron dictando cómo es ese nuevo mundo, explicándonos que está lleno de movimiento, de color, de música, de palpitante vida y de sentimientos reales, revelándonos detalles de las comunidades espirituales y características de sus habitantes.
Extraemos de esos informes los lazos que unen estrechamente la vida cotidiana con la vida después de la muerte.
Los motivos para que una persona no acepte a la desencarnación pueden ser muy variados, es difícil generalizar basándose solo en una causa, no obstante, haremos algunas consideraciones como tentativas de entender un poco más tan intrigante problemática:
No se acepta la muerte:
⦁ por rebeldía frente a Dios por considerarla injusta
⦁ por la creencia en que no existe nada después
⦁ por el miedo a las consecuencias que el espíritu podría padecer por los propios actos en el Más Allá
⦁ por el miedo a perder el disfrute de los vicios a los cuales está vinculado,
⦁ por el apego, por el orgullo y por el egoísmo en ocupar una condición socio-económica, son ejemplos de ello.
Tales actitudes normalmente generan sentimientos de inquietud e inseguridad en aquellos que las defienden y les propicia un apego a la materia.
Existen aquellas personas para quienes la muerte es algo indiferente, viven de espaldas a este hecho irremediable disfrutando de lo material sin ninguna creencia en el porvenir, hecho que les genera un gran vacío existencial.
No obstante, otras tienen ideas diametralmente opuestas: aceptan la muerte, comprenden los mensajes espirituales y trabajan para su propio perfeccionamiento.
En ese caso las comunicaciones y el conocimiento del mundo mayor incrementan la seguridad, en consecuencia les procura un bien.
Sin embargo, hay otro hecho que puede preocupar a las personas, la confianza en la vida futura no excluye los temores de la transición, muchas personas no temen la muerte en sí misma, sino la transición al nuevo hábitat.
Les atormenta la punzante incertidumbre de la duda de lo que va a pasar.
Observamos que las sensaciones experimentadas en el momento de la iniciación a la vida espiritual, o sea, el momento de la muerte, no siempre son iguales. En ese punto tanto la religión como la ciencia guardan silencio.
Eso ocurre porque les falta el conocimiento de las leyes que rigen las relaciones del espíritu con la materia.
Estaba reservado al espiritismo ofrecer la explicación más racional y grandiosa a todos esos temas, y al mismo tiempo, la más consoladora para la humanidad trazando la línea de unión entre ambos conceptos: fe y razón.
Momento de la transición:
Las crónicas de los bienhechores espirituales describen que todo está confuso alrededor del espíritu en el momento en que acaba de dejar la vida.
Podemos leer en las comunicaciones, que de forma general, el espíritu se siente aturdido como si hubiera despertado de un profundo sueño y procura explicar su situación.
Puede ver su cuerpo inerte pero se siente vivo, esta visión produce en algunos, durante un período, una singular ilusión de que sigue encarnado.
La lucidez de las ideas y la memoria del pasado le vuelven a medida que se extingue la influencia de la materia, de la que acaba de separarse y se disipa el velo que nubla su pensamiento.
La duración de ese aturdimiento o turbación es variable, puede ser de pocas horas, de meses y hasta de algunos años.
Es menos larga en las personas que, en la vida actual, se han identificado con su estado futuro; porque entonces comprenden rápidamente su posición. Los que observaron las Leyes Morales tienen una iniciación a la vida espiritual en condiciones de equilibrio, tranquilidad y bienestar.
Sin embargo, la turbación será más larga en las personas cuyas preocupaciones actuales se concentran en los placeres de la vida terrenal y en los goces materiales.
Estos espíritus entran en el mundo espiritual en condiciones de dolor y su espectro de sufrimiento moral es ampliamente aguzado y patente.
Fijaos en esta exhortación que nos ofrecen los buenos espíritus:
El conocimiento del espiritismo tiene influencia en la duración más o menos larga de la turbación porque el espíritu comprende por anticipado su situación; no obstante, es la práctica del bien y la pureza de la conciencia lo que más contribuye. O sea, la creencia de cada cual es independiente, lo que influirá en la brevedad de la turbación serán su conducta.
Anfitriones de ultratumba:
Como hemos mencionado, los orientadores espirituales explican que el espíritu pasa por un tiempo de turbación que varía de acuerdo al mayor o menor apego a la materia, por lo tanto, el alma no ve de inmediato a sus familiares o amigos.
Analicemos dos extremos opuestos basándonos en los alegatos espirituales: el ejemplo del espíritu del justo y el ejemplo del espíritu del ruin.
El primero, después de un corto tiempo de turbación, será recibido con alegría como un hermano a quien se esperaba después de una larga ausencia. Sus seres queridos se presentarán ante su alma a la que estiman, la felicitarán por haber cumplido con sus objetivos de progreso.
El alma del segundo, permanecerá aislada no percibiendo a sus entes queridos lo que constituye para él una dura lección, se sentirá atormentado por los remordimientos, por los pesares, pueden además acercársele espíritus de su misma condición, irritándole o estremeciéndole.
La dicha está en proporción al progreso obtenido, de manera que, de dos espíritus, uno puede no ser tan feliz como el otro únicamente porque no está tan adelantado intelectual y moralmente, aun estando ambos en el mismo lugar.
Asimismo, los espíritus recién llegados al mundo espiritual no siempre estarán permanentemente en compañía de sus familiares o amigos, esta cuestión dependerá de las actividades que deban realizar para su progreso.
Habitabilidad:
La información recogida por Allan Kardec revela que el mundo espiritual se encuentra por todas partes, no se le ha trazado ninguna frontera en el espacio.
De igual manera, creer que los seres encarnados se hallan confinados en el único punto que habitamos en el Universo equivale a poner en duda la sabiduría Divina, que es perfecta y no hace nada inútil.
La constitución física de la Tierra, su volumen, su posición en el sistema solar y en la galaxia, nos lleva a deducir que no posee el privilegio de ser la única habitada.
No obstante, los espíritus afirmaron que la inmensidad del Universo está repleta de cuerpos estelares que fueron, son o serán habitados. Esas moradas fluctuantes ofrecen a sus habitantes condiciones adecuadas a la vida y elementos para satisfacer sus necesidades vitales que pueden ser iguales a la de la Tierra o incluso antagónicas.
Las comunidades del plano extra-físico están formadas por espíritus de la misma categoría. Esos grupos o familias pueden habitar reductos de paz y armonía, zonas de sufrimiento y criminalidad o regiones intermedias.
Están unidas por el verdadero afecto, por la simpatía de gustos, semejanza de inclinaciones y fines que persiguen: los que tienen aspiraciones de hacer el bien y los de hacer el mal.
Los guías incorpóreos por primera vez en, El Evangelio según el Espiritismo, en el capítulo III, clasifican los mundos habitados desde el punto de vista moral. Aunque no se pueda hacer una clasificación absoluta de los mundos, se les divide basándose en los grados más marcados de adelanto de sus moradores,
primitivos, expiación y pruebas, regeneradores, felices, celestes y mundos transitorios que están habitados por espíritus errantes.
Un aspecto que resaltan los relatos espirituales, es que el acceso a los mundos celestes está franqueado para las virtudes y obstruido para los vicios, por lo tanto, si deseamos acceder a uno de ellos debemos eliminar nuestras imperfecciones.
Espíritus errantes:
Los espíritus desencarnados, también llamados errantes, están por doquier en el espacio y a nuestro lado.
Los que no tienen apego a la Tierra van a donde encuentran simpatías; y vienen atraídos más bien por las personas que por las cosas materiales;
sin embargo, los hay que, momentáneamente, pueden tener una preferencia por ciertos lugares, pero estos son generalmente espíritus inferiores.
Nos cuentan, los mensajeros amigos del mundo invisible, que el intervalo entre una encarnación y otra puede variar desde algunas horas hasta millares de siglos, hecho que dependerá de diversos factores.
No hay, un límite de tiempo extremo asignado a este estado, que puede prolongarse pero jamás es perpetuo.
Tarde o temprano, siempre encuentra el espíritu oportunidad de recomenzar una existencia que servirá para su adelanto.
Solamente aquellos que han llegado al grado de perfección, no son errantes, su estado es definitivo, no necesitando encarnar más.
En estado errante el espíritu puede progresar, según sea su voluntad y su deseo. Tanto el estado corporal como el espiritual representan fuentes de aprendizaje solidarias entre sí. Sin embargo, es en la existencia corporal donde pone en práctica las ideas que haya adquirido.
Forma del espíritu:
Los relatos espirituales manifiestan que el espíritu no es una abstracción: sino que su forma es definida. Es una llama, un destello, o una chispa etérea cuyo color puede variar del oscuro al brillo del rubí, según sea el espíritu más o menos puro.
Está formado por una sustancia quintaesenciada, sin analogía entre nosotros, tan etérea que no puede ser percibida por los sentidos ordinarios.
Nos aclararon que el espíritu se encuentra revestido de una sustancia vaporosa imponderable denominada periespíritu por Kardec, que constituye el cuerpo fluídico que une el espíritu a la materia.
No olvidemos que la delicadeza del periespíritu está proporcionada a la elevación del espíritu, pudiendo ser tan tenue y sutil que casi no se le perciba.
Ese lazo de unión es el medio por el que el espíritu obra sobre la materia y viceversa, no posee la tenacidad, ni la rigidez de la materia compacta del cuerpo físico, es más bien flexible y expansible. Ningún cuerpo le ofrece resistencia¸ los penetra y atraviesa a todos.
Este cuerpo sutil es tomado del ambiente fluídico circundante del planeta a que el espíritu esté vinculado.
Sólo la voluntad puede extender o restringir su acción, y la voluntad es en efecto su principio activo más poderoso.
Descanso:
Las cartas espirituales explican que los espíritus conocen las necesidades porque las han padecido, pero no las experimentan en lo material.
No pueden cansarse o fatigarse de la misma manera como cuando encarnados, no necesitan reposo físico porque no poseen órganos cuyas energías deban ser recuperadas. La especie de fatiga que pueden experimentar los espíritus está en razón de su inferioridad, porque cuanto más elevados son, menos reposo necesitan.
El descanso es en el sentido de que no se hallan en constante actividad, su acción es por entero intelectiva, su reposo, completamente moral.
Nos aclaran los mentores, que hay momentos en que el pensamiento del espíritu cesa de estar activo y no se concentra en un objeto determinado. Se trata para él de un verdadero descanso, pero no comparable con el del cuerpo físico.
La actividad espiritual no constituye una imposición. En la vida espiritual nadie obliga a nadie a hacer algo, existe absoluta libertad para permanecer en la ociosidad todo el tiempo que se desee, con todo en breve los espíritus se cansan de esa inactividad egoísta y serán los primeros en solicitar una ocupación, pues el trabajo es una Ley Natural, una necesidad y una satisfacción placentera, procurarán tareas conforme a sus gustos y aptitudes y elegirán preferentemente aquellas que puedan contribuir a su adelanto.
Alimentación:
Cada mundo ofrece a sus habitantes los alimentos que se hallan relacionados con el grado de su evolución.
En mundos más depurados que la Tierra esos alimentos no serían lo bastante sustanciosos para saciarnos, de igual modo, los espíritus que allí viven, en mundos más adelantados, no podrían alimentarse con los que absorbemos nosotros.
Podemos encontrar estas afirmaciones en la cuestión 710 de El Libro de los Espíritus.
Género:
El espíritu no tiene un género determinado puesto que el sexo depende del organismo físico. La desencarnación libera a los espíritus del aspecto masculino o femenino que hayan tenido.
Los purificados comprenden perfectamente su naturaleza. Los que aún están sometidos a las encarnaciones animan a cuerpos de hombres y mujeres dependiendo de las pruebas por las que tengan que pasar.
Como deben progresar en todos los sentidos, cada género, así como cada posición social, les ofrece los deberes particulares y la ocasión de cosechar experiencias y habilidades.
Todos los espíritus ejercitan la experiencia en los dos géneros para desarrollar las características psicológicas y emocionales asociadas a ambos sexos.
Visión y audición:
La facultad de ver y oír, en el mundo espiritual al contrario que cuando estamos encarnados no está localizada en ningún órgano específico. La percepción de esos sentidos en el mundo espiritual se amplifica.
Las cartas del Más Allá nos dice que es una especie de lucidez universal que se extiende por todo el ser espiritual,
que abarca simultáneamente el tiempo y el espacio, no habiendo obstáculos ni tinieblas, exceptuando aquellas en que puedan encontrarse por expiación.
Locomoción:
Aseveran los benefactores que el espíritu puede, si así lo desea, hacerse cargo de la distancia que recorre en el Universo o eliminarla, lo que depende de su voluntad y además de la mayor o menor pureza de su naturaleza.
El espíritu se traslada por el espacio gracias a la fuerza del pensamiento.
Comunicación:
Los espíritus no pueden ocultarse mutuamente los pensamientos.
Para ellos todo se halla a la vista, les basta mirarse para comprenderse. El fluido universal establece entre ellos una comunicación constante.
Su pensamiento puede irradiar e ir al mismo tiempo a muchos puntos diferentes, sin embargo esa facultad depende de su grado de pureza.
Vestimenta:
Encontramos en el capítulo VIII Laboratorio del mundo invisible, de El libro de los Médiums, la información en cuanto a la indumentaria de los espíritus.
Ellos se presentan vestidos con sus túnicas, ropajes o con sus trajes ordinarios, esos atuendos parecen ser la costumbre general en el mundo invisible.
Los espíritus pueden transformar a su gusto la materia etérea esparcida en el espacio y en la atmósfera del planeta a que están asociados. Concentran estos elementos por un acto de su voluntad, dándoles la forma aparente acomodada a sus gustos y proyectos, creando además de vestidos, diversos accesorios y objetos, tales como bastones, linternas, gafas, libros, joyas, etc.
Sufrimiento en el Más Allá:
Cuando un espíritu asegura que sufre, se refiere a las angustias morales.
Cuando dice que siente frío o calor, alude a lo que había experimentado en vida.
Es muchas veces una comparación mediante la cual expresa el estado en que se encuentra por falta de medios para expresar su dolor.
Ese recuerdo que conserva es en realidad un sentimiento íntimo.
La influencia material disminuye a medida que el espíritu progresa, vale decir, conforme el periespíritu se va haciendo menos grosero.
Doctrina Espírita:
La Doctrina Espírita esclarece que no hay eternidad de sufrimiento, demostrando que toda la Obra Divina progresa incesantemente.
Como la Ley Suprema no fija a la pena una duración específica. El ser sufrirá la consecuencia de sus faltas, la duración del sufrimiento estará subordinada al arrepentimiento y al retorno al bien.
No existe, por lo tanto amigos míos, la puerta de atrás, lo que algunos se empeñan en defender. Para Dios solamente existe una puerta que es: la marcha progresiva e incesante del amor.
Desde el punto de vista espírita, cada uno es heredero de sí mismo y renace en este y en otros mundos con el fin de educarse, corregirse y desarrollar las potencias del alma.
Si miramos el origen de los males morales y enfermedades físicas que sufrimos podemos observar que muchos de ellos se deben a los excesos de toda índole.
El hombre que haya vivido siempre con moderación y sencillez, no abusando en sus gustos y deseos, se ahorrará muchas tribulaciones.
Lo mismo acontece con el espíritu en el mundo incorpóreo.
Los sufrimientos espirituales que soportará son siempre la consecuencia del modo como vivió en cuanto encarnado, y los dolores son el resultado del estrecho vínculo que existe todavía entre él y la materia; cuanto más desmaterializado se halla, menos sensaciones aflictivas experimentará.
Ahora bien, depende de cada uno liberarse de dicha influencia en la vida corpórea: tiene su libre albedrío y su voluntad, por tanto, le cabe la elección.
¿Cuál son pues, las finalidades de recibir informaciones de los espíritus?
Las cartas del Más Allá que compusieron la Doctrina Espírita nos señalan los estados futuros del alma no como una teoría, sino como una realidad; presentan ante nosotros las consecuencias de la vida en el más allá advirtiéndonos que en el mundo de los invisibles no hay más categoría ni condición que las del mérito personal, la dicha para los dóciles que respetaron las Leyes de Dios, el infortunio para los que han hecho un mal uso de sus facultades.
Para los que han desencarnado explicar su situación, feliz o infeliz, es la oportunidad de expresarse una vez más. Siempre hay cosas que quedan por decir.
Por medio de las cartas psicografiadas pueden llegar a sus entes queridos, ellas sustentan tamaña cantidad de detalles de conocimiento exclusivo de los familiares que no generan desconfianza en cuanto a la veracidad de las mismas.
Para los que permanecen encarnados las cartas del Más Allá son un canal para minimizar la añoranza de sus seres amados que han partido, trayendo noticias, consuelo y quietud a los corazones dilacerados por el duelo.
Además las comunicaciones de ultratumba despejan dudas, destruyendo la ignorancia con respecto al mundo invisible, ampliando los horizontes infinitos que la muerte erróneamente limita.
Nos dijo Lacordaire en el capítulo VII de El Evangelio según el Espiritismo:
“Solamente por medio de la unión sincera y fraterna entre los espíritus y los encarnados será posible la regeneración.”
Para clausurar, la mediumnidad es ante todo la oportunidad de servir.
Permite mantener un contacto con la vida espiritual, proporcionando certeza de la supervivencia del alma.
Busca la renovación del género humano por medio del conocimiento racional y profundo de las existencias pasadas y futuras.
Tiene una finalidad de alta importancia, proporcionando al hombre concienciación de sus responsabilidades como espíritu inmortal y comprensión de dónde se encuentran sus verdaderos intereses para la concreción de una existencia ética.
Estos son los propósitos ennoblecedores por los cuales los espíritus se manifiestan en todos los puntos de la Tierra.
Cláudia Bernardes de Carvalho
© Copyright 2020 Cláudia Bernardes de Carvalho
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Bibliografía:
Denis, L., El problema del ser y del destino.
Kardec, A., El Libro de los Espíritus.
Kardec, A., El Libro de los médiums.
Kardec, A., La Génesis, los milagros y las predicciones según el Espiritismo.
Kardec, A. “El músculo que cruje” En: Revista Espirita, periódico de estudios psicológicos. Ed. Brasilia : CEI, 2009.
Kardec, A. “Las mesas voladoras” En: Revista Espírita, periódico de estudios psicológicos. Ed. Brasilia : CEI, 2009.
Conan Doyle, A. Historia del Espiritismo. Ed. Málaga : FEE, 2015.
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