François Marie Gabriel Delanne
François Marie Gabriel Delanne nació 25 días antes de la publicación de El libro de los Espíritus por Allan Kardec, el 23 de marzo de 1857. Considerado un defensor del aspecto científico del espiritismo, contribuyó de forma destacable a la divulgación espírita durante toda su vida y fue un ejemplo de fidelidad a las enseñanzas espíritas. Se tornó un leal seguidor, divulgador elocuente y profundo conocedor de las obras de Kardec, además de ser amigo íntimo del insigne codificador.
Para ponernos en situación, París era en esos momentos el centro del arte, de la filosofía, de las ciencias y de las letras del mundo occidental, se encontraba en la vanguardia de la cultura; y fue en este escenario donde encontramos a Alexandre Delanne y a su esposa Marie Alexandrine Didelot. Esta pareja tenía dos hijos varones de poca edad: Gabriel y Ernesto y vivían en la rue du Caire, 21, en París. El primogénito es el alma destacable en la que nos detenemos para reflejar en este artículo, pues dejó un legado de libros y artículos de alto valor doctrinario, siempre fieles a las enseñanzas espíritas.
El matrimonio Delanne tenía una modesta tienda de artículos de higiene y se ganaban la vida con la venta de artículos de limpieza. Mientras la esposa quedaba a cargo de la tienda en París, su marido viajaba para encontrar clientes y realizar otras funciones relacionadas con su trabajo de representante comercial.
El primer contacto con el espiritismo que tuvo Alexandre Delanne fue en uno de esos viajes de negocios en la ciudad de Caen, situada sobre el Canal de la Mancha y a orillas del río Orne, en la región de Normandía, al noroeste de Francia.
Un domingo fue como de costumbre al Café Grand Balcón. Allí, mientras degustaba solo su pedido leyendo una revista y pasando el tiempo, una conversación entre dos desconocidos en la mesa de al lado le llamó la atención. Estos charlaban entusiasmados acerca de la existencia de los espíritus y de la posibilidad de comunicarse con ellos.
El tema le resultaba muy atractivo a Delanne, por lo que se acercó a los desconocidos interviniendo en la conversación con el fin de averiguar más sobre el tema. Fue bien recibido por los dos forasteros, que igual que Alexandre eran representantes comerciales, por lo que la conversación se extendió varias horas.
Los interlocutores le aclararon que un profesor francés había escrito algunas obras sobre el espiritismo, una nueva doctrina que levantaba el velo de muchas incógnitas sobre la inmortalidad del alma, la reencarnación y la comunicabilidad con los espíritus. El Sr. Prunier, nombre al que respondía uno de ellos, le proporcionó además a Alexandre la dirección de la Sociedad Espírita en París y los títulos de los libros publicados por Allan Kardec para que pudiera profundizar en el asunto.
A regresar a su humilde hogar, narró lo ocurrido a su esposa, causándole un gran interés, lo que les llevó a la decisión de adquirir los libros recomendados: El libro de los Espíritus y El libro de los médiums, para empezar a leerlos.
Después de su lectura, lo que ocurrió de forma rápida, pues parecía que recordaban conocimientos ya adquiridos, el interés por la doctrina espírita fue aún mayor y decidieron hacer lo posible por conocer al autor, el codificador del espiritismo.
Se dirigieron al Passage Sainte Anne, nº 59, sede de la Revue Spirite donde vivía la pareja Rivail, siendo recibidos de forma amable y cordial por Allan Kardec y Amélie Boudet.
En este amistoso encuentro hablaron sobre las obras que habían leído y asimilado con mucha naturalidad. Además, Marie Alexandrine describía algunos fenómenos personales que le ocurrían y que podían interpretarse como que ella poseía una facultad mediúmnica. Recibieron de Allan Kardec una invitación para acompañarles en una reunión en la Sociedad Espírita fundada recientemente, que aceptaron gustosos.
Al comparecer a dicha reunión la facultad mediúmnica de la Sra. Delanne se manifestó, lo que hizo que se pusiera desde entonces al servicio de las actividades de investigación de Allan Kardec.
Desde ese importante hecho en las vidas de los Delanne, todos los viajes de negocios de Alexandre serían aprovechados para desarrollar una intensa labor de divulgación de la doctrina espírita.
En sus viajes a Béziers, por ejemplo, Delanne acostumbraba a hospedarse en Hôtel des Postes. En su estancia en la ciudad le gustaba comentar con sus amigos que su hijo de siete años fue en cierto día preguntado sobre la profesión de sus padres. Gabriel Delanne con su ingenuidad propia de la infancia respondió: “¿Papá? Él es espírita y mamá también. Ella es una buena médium, espero que un día tal como mi madre yo pueda honrar mi fe.” Gabriel Delanne desde pequeñito deseaba ser como su madre y ponerse al servicio de las nobles causas.
Siendo ya mayor, Gabriel Delanne afirmaba que la facultad de su madre le había permitido no tener dudas sobre el espiritismo y desde muy pequeño se había esforzado en explicar los fundamentos espíritas a sus amigos; concluía diciendo que sorprendentemente los convencía. Por esto, se afirma que Gabriel Delanne fue uno de los primeros personajes espíritas nacido en una familia espírita, y que comenzó su tarea de apóstol del espiritismo desde su temprana edad.
La familia Delanne mantuvo una estrecha amistad con los Rivail a tal punto de ser íntimos, se visitaban frecuentemente y Allan Kardec disfrutaba jugando con los niños, sentándolos en sus piernas.
La educación de los dos hermanos, Gabriel y Ernesto, se realizó en este ambiente espírita y para ellos las manifestaciones mediúmnicas, el vocabulario y los conceptos ético morales fueron algo absolutamente natural desde su infancia. Convivían con personas espíritas, que estudiaban y practicaban el espiritismo.
Gabriel Delanne después de recibir la primera instrucción en su hogar, como era costumbre en la época, ingresó en el Colegio de Cluny, ciudad de Saône-et-Loire. Más tarde, se trasladó con su hermano al Colegio de Gray en Haute-Saône, donde vivía una de sus tías y cuñada de Alexandre. Allí se destacó como un estudiante brillante y con 19 años, en 1876, ingresó en la Escuela Central de Artes y Manufacturas.
A raíz de una época marcada por las dificultades económicas y muchas adversidades, Gabriel tuvo que dejar la escuela. Sin embargo, su mentalidad politécnica estuvo presente toda su vida y le impulsaba al estudio e investigaciones de las ciencias exactas, logró con esfuerzo graduarse como ingeniero electricista y trabajó en la Compañía de Aire Comprimido y Electricidad “POPP” hasta 1892, con 35 años de edad.
En muchos momentos durante sus conferencias y discursos, Gabriel Delanne ponía como ejemplo sus vivencias y recordaba hechos que le habían marcado como espírita, pero siempre de forma oral nunca por escrito. Sus biógrafos mencionan que por el hecho de ser muy reservado existen dificultades en obtener datos detallados sobre su vida.
Poseía una salud débil. En su infancia tuvo una infección en el ojo izquierdo, lo que le acarreó una considerable disminución de la visión de este ojo. A los 30 años, sufrió de ataxia, que es una enfermedad que se caracteriza por una descoordinación de los movimientos, inestabilidad en el equilibrio y dificultad en trasladarse, cuyo origen es neurológico, lo que le originó un peculiar modo de caminar.
Empezó a trabajar de forma sistemática para el espiritismo a partir de los 17 años, donde asistía a las reuniones mediúmnicas en la casa de sus padres, mudados entonces al Passage de Choiseul Nº 39 y 41, era en ese local donde tenían su negocio en la planta baja y su casa en el piso superior.
Algunos amigos recordaban que en esas sesiones mediúmnicas, Gabriel Delanne recibió una comunicación personal que le tranquilizaba con relación a su inquietud por la necesidad de trabajar para el espiritismo, algo muy fuerte en su interior, y para su sustento:
“No temas nada, ten confianza. Desde el punto de vista material, jamás serás rico, pero nada te faltará”.
Esos amigos manifiestan que esto se cumplió durante toda su vida.
El día 31 de marzo de 1869 Allan Kardec desencarna y es Gabriel Delanne quien adquiere el relevo y manifiesta inequívocamente la necesidad de difundir el espiritismo de forma correcta, demostrando los principios eternos que rigen las relaciones de los espíritus con los encarnados.
El día 31 de marzo de 1883, al cumplir 14 años de la desencarnación de Allan Kardec, se realizó ante su tumba, un dolmen druida en el cementerio Père Lachaise, como cada año, un homenaje del movimiento espírita y Gabriel Delanne con apenas 23 años tomó parte activa en el importante acto conmemorativo anual, con un discurso.
El espiritismo debe mucho a Allan Kardec. Es él quien, al resumir las instrucciones de los espíritus, estableció los fundamentos de la nueva fe. Por medio de sus libros, tan lógicos y tan claramente escritos, hizo un bien incalculable, al poner al alcance de todas las inteligencias la demostración de los principios eternos que rigen las relaciones de los espíritus con nosotros. Su obra se dirige a todos: a los sabios y a los ignorantes, a los soberbios y a los infelices; lleva a todos a la reflexión y a menudo a la convicción. No tengamos recelo, pues, de difundir nuestra fe. Más que ninguna otra filosofía, el espiritismo fortalece e impregna a las almas con sus dulces efluvios; tenemos la convicción, hagamos que ella impregne a nuestros hermanos.
Destacó la gran necesidad de trabajar de forma intensa para lograr la consolidación de una teoría científica, aunque confiaba que serían reconocidas como fenómenos naturales y dejarían de representar un misterio. Prometió además realizar todos los esfuerzos para divulgar las ideas espiritualistas y sembrarlas por el mundo, algo que cumplió con decisión, lo que le llevó a merecer ser recordado como el apóstol del espiritismo científico.
Delanne se dedicó, por su formación en las ciencias exactas, a las investigaciones de los fenómenos espiritas, es decir, al aspecto científico de la doctrina espírita.
En diciembre de 1882, Alexandre Delanne y su hijo Gabriel fundaron la Unión Espirita Francesa, establecida en París, bajo la presidencia del Dr. Josset, siendo tesorera Marie Delanne. La comisión directiva de la agrupación se reunía en la casa de la familia Delanne y su objetivo era reunir a todas las sociedades espíritas diseminadas por Francia.
Amélie Gabrielle Boudet:
Amélie Gabrielle Boudet a los 88 años desencarna, en plenitud de sus funciones. Gabriel, recordando la estrecha amistad que la había unido a su familia, y la aportación que había brindado al estudio y a la enseñanza de la doctrina espirita, pronunció un discurso de despedida durante el funeral en el cementerio de París.
Observamos la dedicación de este verdadero apóstol del espiritismo a través de una anécdota que solía contar Gabriel Delanne a sus amigos: Cuando contaba con 26 años de edad, recibió una carta escrita en un papel tosco, mal redactada, con numerosas faltas ortográficas y un imperfecto francés. Iba firmada por una señora que le pedía que se dirigiera a Versalles, en las afueras de la ciudad, donde ella residía, para poder comunicarle algo importante con relación al espiritismo.
Al principio no le dio mucha importancia pero, al fin, decidió acudir. En un suburbio alejado y escondido encontró la casa antigua al fondo de un patio descuidado, subió por una escalera destartalada y se encontró frente a una puerta desconchada, con una campanilla colgando de un sucio y raído cordón sin borla.
Dudó una vez más, pero por fin llamó. Lo hizo tres veces, y ya se iba, cuando una anciana entreabrió la puerta y preguntó qué deseaba. Mencionó la carta y ella lo hizo entrar tomándolo bruscamente de la mano. El cuarto y los muebles le desagradaron, igual que el aspecto de la mujer, quien le indicó una silla y se sentó frente a él hablando en un francés con fuerte acento inglés. La señora le confió su deseo de fundar un diario para difundir el espiritismo, lo que le sorprendió enormemente.
Confundido, atinó a decir que era necesario mucho dinero y entonces la anciana se dirigió a un mueble, sacó una bolsa y de ella 5000 francos –suma suficiente para una operación comercial importante-, se los alargó diciéndole que estaban destinados a los primeros gastos y le preguntó si estaba dispuesto a dirigir la publicación. Gabriel no salía de su sorpresa y quiso expresar su agradecimiento, pero ella contestó que sólo quería difundir la doctrina y eso no era de agradecer.
Gracias a esa donación se fundó la revista Le Spiritisme, cuyo primer número salió en marzo de 1883, y que debió su nacimiento a la generosa señora inglesa Elizabeth D’Esperance, una de las pioneras del espiritismo, que más tarde desarrollaría su facultad mediúmnica.
La Revista Le Spiritisme tuvo por sede el Passage Choiseul nº 39 y 41, casa y tienda de los Delanne y luego, en la misma calle Delayrac nº 38, donde la familia Delanne había fundado un grupo espirita.
Al principio Gabriel Delanne escribió artículos, sin embargo pronto se convirtió en redactor general con el apoyo de su padre, emprendiendo una propaganda incansable y habilidosa que logró disminuir los prejuicios hacia la doctrina espírita. Al final de ese mismo año, se planteó una controversia pública entre Gabriel Delanne y J. Guerín sobre la encarnación de Jesús, publicada en la Revista Espírita de enero de 1884.
Guerín sostenía su idea sobre la naturaleza divina de Jesús, diciendo que su cuerpo era fluídico. Por su parte, Gabriel Delanne defendía que Jesús era un ser excepcional por su inteligencia y su grado de evolución, pero consideraba que la vida espiritual de Jesús no constituía elemento suficiente para admitir una naturaleza orgánica especial, su cuerpo era físico hasta su muerte y luego fluídico en las apariciones a sus apóstolos y agregaba:
“Según pienso, Jesús es un espíritu eminentemente superior, es el modelo por el cual nos debemos guiar, pero entre Dios y él, la distancia es aún mayor de la que hay entre nosotros y Jesús”.
Consideraba que si su cuerpo hubiera sido siempre fluídico sería una estafa a la humanidad y Jesús fue el ejemplo, por lo tanto, debería seguir las leyes de la Naturaleza como cualquier otro humano en su misión divina.
En 1884, Gabriel Delanne fue nombrado delegado por la Unión Espirita Francesa para representarla en el Congreso Espírita Belga, que se realizaría en Bruselas. Así, con sólo 28 años de edad, publicó su primera obra espírita titulada El Espiritismo frente a la ciencia. En este libro, dedicado a sus padres, analiza las diferentes filosofías, el cerebro, el estudio del magnetismo y su historia, el sonambulismo natural, el magnético y el hipnotismo. También examina las pruebas de la inmortalidad del alma a través de la experimentación científica, define el periespíritu, examina las pruebas de su existencia, su composición, su utilidad y su papel después de la desencarnación y estudia algunas clases de mediumnidad.
Es interesante destacar que en septiembre de ese año Léon Denis publica El porqué de la vida, de tal forma simultánea los dos grandes continuadores de la obra de Allan Kardec produjeron sus primeras obras doctrinarias.
En diciembre de ese año Gabriel Delanne fue elegido vicepresidente de la Unión Espirita Francesa y desplegó una intensa labor como conferenciante en París, en el interior de Francia, Bélgica, Inglaterra y Holanda, logrando un gran éxito en sus exposiciones, que suscitaron la publicación de elogiosos artículos en el Journal de Charleroy, el Express de Liège, el Independent belga, Le Matin d’Anvers y La Chronique.
En 1890, su hermano Ernesto contrajo matrimonio con Noemí. Dos años después enfermó, trasladándose a la ciudad de Gray, a la casa de su tía donde habían vivido cuando eran niños. Por el gran afecto que sentía por su hermano Gabriel, quedó afectado profundamente por la separación. En 1892, con 35 años de edad, renunció al trabajo en la Compañía POPP, se convirtió en representante de una casa comercial que lo obligaba a viajar continuamente, lo que aprovechó para su labor divulgativa.
Recibió precisamente la noticia de la desencarnación de Ernesto cuando estaba en Argelia. Por las circunstancias no pudo ir al funeral de su hermano, sólo su madre estuvo presente, puesto que su padre también estaba en viaje de negocios.
Aproximadamente un año después desencarnó la señora Delanne y sus restos fueron trasladados al cementerio Père Lachaise, donde los Delanne poseen una tumba familiar, muy cercana a la de Allan Kardec.
Gabriel y su padre continuaron trabajando por la divulgación del espiritismo incesantemente.
En 1896 el divulgador funda la Revista Científica Moral del Espiritismo, que recogía los numerosos trabajos de autores espíritas. Desde este momento, a los 39 años de edad, dejó totalmente su actividad comercial y se dedicó completamente a la labor espírita. Gabriel Delanne asumió la responsabilidad de la dirección de esta revista y las reuniones de la Federación Espírita se realizaban en la calle Chateau d’Eau, 55. En este período se publicaron varias de sus obras doctrinarias, que hasta hoy han contribuido al patrimonio cultural espírita.
Todos sus trabajos escritos brillan por un examen y análisis minucioso del espiritismo, otorgan rigor científico a todos los hechos espíritas, utiliza continuamente un lenguage sencillo y accesible a todo el mundo, buscó siempre el término exacto y evitó la metáfora, por eso sus libros despiertan un gran interés, por tener un estilo preciso y claro. Al igual que Camille Flammarion (astrónomo, escritor, fundador de la Sociedad Astronómica de Francia y estudioso del espiritismo) y Ernesto Bozzano (su búsqueda del conocimiento no se limita al campo literario, la psicología o la filosofía, sino que la fisiología, las ciencias naturales, la astrología y la paleontología completan su campo de investigación), Gabriel Delanne favoreció un enfoque científico de los fenómenos psíquicos.
Gabriel Delanne se apoyó en realidades experimentales estrictamente científicas. Examinó cuidadosamente cada una de las modalidades espíritas llegando a conclusiones racionales de acuerdo a su formación positivista.
Hippólyte Léon Denizard Rivail, cuyo pseudónimo era Allan Kardec, desencarnó el 31 de marzo de 1869 con 65 años de edad, por la rotura de un aneurisma. Fueron testigos de este hecho Alexandre Delanne y su esposa Amélie Boudet. En su entierro hablaron Levent, vicepresidente de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, Camile Flammarion y Alexandre Delanne. Vemos una vez más la proximidad de los Delanne a la familia Rivail.
El fenómeno espírita es la segunda obra de Gabriel, publicada en 1896. En ella describe los testimonios de los sabios de todos los países, que hacen un homenaje a la verdad, afirmando en forma precisa la realidad de los fenómenos. Al inicio de la obra incluyó una frase de William Crookes, físico inglés, inventor y experimentador: “Yo no digo que es posible, digo que existe”, y una frase de Víctor Hugo, afamado escritor espírita francés: “Evitar el fenómeno espírita, negar la atención a quien tiene derecho, es negar la verdad”.
Un año después, en 1897, publicó La evolución anímica, donde presentó un estudio general de la vida de los seres organizados, realizó un análisis minucioso de la estructura del periespíritu y de sus propiedades funcionales al que definía como “el estatuto de las leyes que rigen la evolución orgánica”. En esta obra realizó un trabajo de integración de la concepción evolucionista presentada por Darwin y la filosofía palingenésica sustentada por el espiritismo.
Este análisis resultó en una afirmación:
El principio pensante recorrió, lentamente, todas las escalas de la vida orgánica y fue por medio de una ascención ininterrumpida, en el transcurso de siglos innumerables, que pudo, poco a poco, fijar en el contenido fluídico todas las leyes de la vida vegetativa, orgánica y psíquica. Le fue preciso rematerializarse un sinnúmero de veces para que todos esos movimientos, sentidos y deseos conscientes, llegasen a la inconsciencia y al automatismo perfecto, que caracterizan las reacciones vitales y las acciones reflejas. No es de improviso que el ser llega a ese resultado, pues la Naturaleza no hace milagros y opera siempre de lo simple a lo complejo. Para que un ser tan complejo como el hombre, que reúne los caracteres más elevados de todas las criaturas vivas, pueda existir, necesita, absoluta y necesariamente, que haya recorrido toda una serie de fases, cuyos diferentes estados él mismo resume.
Ese concepto de la reencarnación deja atrás el fatalismo, se propone encontrar respuestas a los problemas palingenésicos, rechazando el carácter místico de la evolución.
En 1898 se publicó su cuarta obra, Investigaciones sobre la mediumnidad, donde expone el resultado de su experiencia mediúmnica y de los innumerables experimentos realizados por él durante décadas.
En 1899 presentó su quinto libro, El alma es inmortal, donde presentó la demostración experimental de la inmortalidad del espíritu. En él dijo:
Si nuestros trabajos tienen por resultado determinar a algunos espíritus independientes a formar en nuestras filas, no habremos perdido nuestro tiempo. Mas, cualquiera que sea el resultado de nuestros esfuerzos, estamos seguros de que está próximo el tiempo en que la ciencia oficial, forzada en sus últimas trincheras, se verá obligada a ocuparse del asunto que fue objeto de nuestras investigaciones. Ese día el espiritismo aparecerá como lo que realmente es: La Ciencia del Porvenir.
El Congreso Espírita Internacional, reunido en 1900, bajo la presidencia ejecutiva de Léon Denis y con la presidencia honoraria del respetado naturalista inglés Alfred Russel Wallace, se convirtió en un hito para el espiritismo.
Gabriel Delanne formó parte de la comisión encargada de preparar los trabajos que se presentarían. Él mismo debía elaborar un relato sobre reencarnación, pero luego de pronunciar el discurso de apertura, su mala salud le impidió asistir a la presentación de los trabajos, incluso el suyo propio. Ese mismo año escribió el prefacio de la biografía de Allan Kardec escrita y publicada por Henri Sausse.
Un año después desencarnó Alexandre Delanne a los 71 años de edad, con más de cuatro décadas dedicadas a la difusión de la doctrina espírita. Gabriel recordó siempre con agradecimiento el apoyo moral y material brindado por su padre, para que él pudiera trabajar sin trabas en su obra espírita.
Al poco tiempo adoptó a una niña abandonada, que respondía al nombre de Suzanne Rabotin, de sólo 7 meses de edad, a la que cuidó con la ayuda de su prima Mathilde Peley, siempre muy cercana a su familia y, desde entonces, dedicada a la atención de ambos.
En 1905 presentó su trabajo La exteriorización del pensamiento y viajó a Argelia en compañía de su gran amigo el profesor Charles Robert Richet, creador de la metapsíquica en sus investigaciones con la médium Marthe Béraud.
Su salud empeoró notablemente en los siguientes 10 años, su marcha era muy difícil, caminaba arrastrando los pies con sacrificio y dolor, lo que le obligaba a usar muletas. A pesar de eso no perdía su deseo de trabajar, su cordialidad con todos y su habitual jovialidad.
En 1907 decía en un discurso:
El día que los sabios se decidan a estudiar científicamente los fenómenos psíquicos, tendrán algunas sorpresas, mostrándoles que sus futuros descubrimientos han sido previstos por esos espíritus de quienes ellos ignoran tan profundamente sus doctrinas.
Desde 1908 acostumbró a pasar algunos meses en la costa azul del Mediterráneo, gracias a unos amigos que lo recibían en su casa de la ciudad de Niza, donde disfrutaba trabajando frente a una ventana que daba al mar.
Su último viaje fuera de París tuvo por destino un lugar cercano a Marsella. Allí empeoró y tuvieron que trasladarlo en silla de ruedas hasta el tren que lo llevaría de regreso a su hogar. A pesar de esto siguió trabajando en su experimentación mediúmnica y en sus escritos, encontrando auxilio en sus espíritus guías, entre ellos Durand, también inspirador de Léon Denis en su obra espírita y a quien Gabriel Delanne acreditaba como colaborador en su labor sobre reencarnación.
Durante dos años, desde 1909 hasta 1911, se dedicó a la elaboración de su sexto libro en dos volúmenes, considerada su obra maestra, Las apariciones materializadas de los vivos y los muertos.
Su séptima y octava obra se publicaron en 1924, Documentos que sirven al estudio de la reencarnación, donde presentó 50 casos demostrativos, y Reencarnación, de alto valor histórico, doctrinario y científico, donde afirmó el concepto evolucionista y no fatalista de la palingenesia.
Dos libros que estaba escribiendo en 1926 en colaboración con dos amigos espíritas, Oigamos a los muertos y Sobre ideoplastia, quedaron inconclusos.
Para la celebración de los 50 años del advenimiento del espiritismo, en 1898 los espíritas parisinos realizaron dos conferencias públicas que estuvieron a cargo de Léon Denis y Gabriel Delanne. La casualidad ha querido que una vez más se simultanease la obra Investigaciones sobre la mediumnidad, como resultado de una larga experiencia en ese campo por Léon Denis, con la acreditación a Gabriel Delanne como delegado de la sección francesa, de la Federación Espírita de Londres y de la Unión Kardecista Italiana en un importante Congreso Internacional celebrado en Londres. En ese evento Gabriel presentó un extenso y profundo trabajo sobre Las vidas sucesivas.
Poco tiempo después, la Federación Espírita Universal se transformó en Sociedad Francesa de Estudios de los Fenómenos Psíquicos, con el Dr. Moutin como presidente y Gabriel Delanne como vicepresidente, asumiendo la presidencia poco tiempo después.
Esta institución adquirió un gran renombre en Francia, y se admite que pocas instituciones después de la fundada por Allan Kardec, hicieron un esfuerzo tan grande para desarrollar y extender el conocimiento espírita. Desde allí, Delanne se dedicó a su apostolado y se declaró un decidido adepto del estudio racional y científico. Su extraordinaria memoria y su gran erudición, le permitieron formar experimentadores espíritas de primera categoría, examinar cuidadosamente los fenómenos producidos por los médiums, y presentar en todos los Congresos Internacionales que se celebraban en la época, el resultado de sus trabajos.
En 1925 desencarnó su prima Mathilde, Delanne tenía entonces 68 años y su enfermedad no le impedía trabajar, pero lo hacía con mucho esfuerzo.
A pesar de eso, actuó como secretario del Congreso Espiritista Internacional celebrado en París en 1925, en el que Léon Denis fue presidente y que reunió a estos dos destacados espíritas con Jean Meyer y Sir Arthur Conan Doyle.
Su estado de salud se agravó, se quejaba de sofocación, pero conservaba su plena conciencia. El 12 de febrero de 1926, algo recuperado, recibió a un joven que pedía su orientación con relación a algunos fenómenos que hacían suponer una enfermedad mental en una prima suya.
Gabriel Delanne le explicó durante dos horas la mediumnidad de escritura que manifestaba la joven y luego, muy fatigado y con intensos dolores, se sentó a la mesa con su hija adoptiva y sus amigos para disfrutar de la comida, pero no pudo hacerlo y estaba cada vez más pálido. Arrastrándose se dirigió a la otra habitación y, después de unos minutos, se oyó un golpe y un gemido, porque sus piernas no lo sostuvieron y cayó. Lo llevaron a su poltrona y dijo: “Creo que es el fin, es una advertencia”. Su amigo Bourgeois trató de animarlo y entonces él respondió: “Recuerde, querido amigo, que Delanne no le teme a la muerte”.
Continuó empeorando y su hija llamó al médico, quien se esforzó por reanimarlo, pero inútilmente, porque tres horas después finalizaba su vida encarnada en Auteuil, en la Villa Montmorency, propiedad de Jean Meyer cedida para que pasara los últimos años. Era el 15 de febrero de 1926 con 69 años.
Los funerales se llevaron a cabo en el cementerio Père Lachaise. Atendiendo a su deseo manifestado hacia tiempo, su cuerpo fue incinerado y las cenizas colocadas en el mausoleo de la familia. Su amigo Henri Regnault dijo en su funeral que el mejor homenaje que se le podía brindar era seguir su ejemplo y difundir la doctrina espírita, la verdadera filosofía del futuro.
De su intensa actividad como propagador de la doctrina espírita nos ha quedado una importante obra escrita. Fue fiel discípulo de Allan Kardec, por quien conservó toda la vida una gran admiración. Si Allan Kardec fijó los trazos esenciales, su discípulo comprendió claramente que debía asegurar una difusión cada vez más amplia, con el auxilio de los trabajos rigurosamente científicos, de tal forma que la unión entre el mundo espiritual y el físico fuera cada vez más estrecha.
Después de la desencarnación de Allan Kardec, hubo tres personas siguieron con la base moral indispensable y siendo fieles a la correcta divulgación espírita. Ellos fueron: Henri Sausse, Léon Denis y Gabriel Delanne.
Su tumba siempre muy florida es muy visitada. Una placa en la parte posterior del monumento recuerda la vida y obra de Gabriel Delanne. De la misma forma que el dolmen de Allan Kardec sufrió un atentado con bomba que exigió por parte del ayuntamiento de París una reparación para su recuperación, la tumba de Gabriel Delanne sufrió un grafiti aplicado sobre las letras de su nombre.
Ofrecemos una comparativa del antes y después de este espantoso acto delictivo de vandalismo. Con todo, los restos mortales son esto, restos, sin embargo, la obra moral que realiza una persona es imperecedera, por esto la Sociedad Española de Divulgadores Espíritas homenajea a este apóstol del espiritismo, que supo ser fiel a las enseñanzas de los buenos espíritus.
© Copyright 2020 Cláudia Bernardes de Carvalho
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Bibliografía:
Revue Spirite : Journal d’Études Psychologiques, año 6, nº 3, marzo de 1863.
SAUSSE, H. Biographie d’Allan Kardec. 4ª. ed. París: Éditions Jean Meyer, 1927.
DELANNE, G. El alma es inmortal.
DELANNE, G. Las vidas sucesivas.
DELANNE, G. El espiritismo ante la ciencia.
PONSARDIN, M. Biographie d’Henri Sausse. 2005.
PRIVATO GOIDANICH, S. El legado de Allan Kardec. Buenos Aires : Confederación espiritista argentina, 2017.
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