Johann Heinrich Pestalozzi
Johann Heinrich Pestalozzi nacía el día 12 de enero de 1746 en Zúrich, en aquel entonces la principal ciudad de la Confederación Suiza, inmersa en un contexto nacional revolucionario. Johann Heinrich Pestalozzi sería un hombre que también revolucionaría la forma de la enseñanza primaria en el mundo.
Su familia era de origen italiano, establecida en Suiza años antes por motivos religiosos a causa de profesar la fe protestante dentro del contexto histórico de la reforma religiosa originada en Alemania en el siglo XVI impulsada por Martin Lutero (no quería separarse de la iglesia católica, iba simplemente en contra de las injusticias, él decía que fe sin obras es fe muerta).
Este movimiento social e ideológico se caracterizaba por varios cambios religiosos que llevaron a muchos feligreses de la Iglesia católica a romper con ella para dar origen a numerosas nuevas agrupaciones bajo la denominación de protestantismo.
Su padre Juan Bautista además de ser cirujano oftalmólogo era ocultista. Su temprana muerte a la edad de 34 años dejó a Johann Heinrich Pestalozzi y a sus hermanas huérfanos de padre cuando Pestalozzi tenía solamente 5 años de edad.
A consecuencia de este hecho toda la familia tuvo que adaptarse a la nueva situación que se presentaba bastante precaria, recibiendo una formación predominantemente maternal. Su madre Susana Hotz, oriunda de Wädenswil en el lago de Zúrich, se ocupó da la educación de los tres hijos, lo que forjó un carácter tímido y sentimental a Johann.
Susana tuvo, sin embargo la ayuda de una criada, Bárbara Schmid, que cariñosamente era llamada Babeli por la familia.
En los días libres de su infancia Johann junto a su madre y hermanas iban a ver a su abuelo materno, que ejercía de clérigo en Höngg. Juntos visitaban las casas y las escuelas de los feligreses, con el fin de ayudarles y fue ahí durante estas entrevistas cuando Johann Heinrich Pestalozzi tuvo contacto con la pobreza de los pueblos de su tierra, lo que le causó una profunda impresión.
Notó las consecuencias físicas y psicológicas del trabajo impuesto a los niños desde temprana edad en las fábricas, debido a la escasez de medios de subsistencia en la región y observó con mucho dolor de corazón lo poco que las escuelas católicas hacían para ayudar a esos desamparados.
El sufrimiento, la ignorancia, la incapacidad y la falta de recursos para salir de esta situación dejan en Johann Heinrich Pestalozzi una impresión enorme que le marcaría para toda la vida y que le guiaría en sus futuras innovaciones educativas.
Desde muy pequeño Johann Heinrich Pestalozzi poseía una inquietud y una curiosidad chispeante para todo aquello que era diferente, oculto y secreto, no perdiendo el tiempo con lo que él consideraba fruslerías o superficialidades del día a día.
Nunca fue considerado un alumno modelo, empero su capacidad de comprensión de las cuestiones capitales de las enseñanzas era muy rápida. Captaba las cuestiones importantes que los docentes impartían, lo que le granjeaba una buena consideración por parte de los profesores.
Los estudios básicos los realizó en una escuela alemana. Al empezar a frecuentarla y exteriorizar una cierta ingenuidad o indiferencia y una aparente irreflexión hacia todos aquellos asuntos que para él eran considerados sin importancia, fue despreciado por algunas personas de su entorno y fue tomado como un niño fácil de ser explotado.
Toda su vida fue considerado por sus compañeros de la infancia un niño vulnerable y un pretencioso bufón, tomándolo como inútil o inepto para todo aquello que estuviera relacionado con lo diario y que requiriera cierta habilidad de ejecución.
Por poseer una mirada diferente hacía las cosas cotidianas, Johann Heinrich Pestalozzi sufrió un desaire inadmisible por parte de sus colegas, ya que a él le imponían tareas o funciones que nadie quería hacer. Sufrió gran desconsideración cuando sus compañeros escolares le llamaban por un apodo peyorativo y desagradable: “el extravagante Quique del país de los tontos” (Henri Wunderli de Thorlicken).
Fui desde mi juventud una especie de loco para todo el mundo; el modo como viví mi juventud alimentó mi apego a la vida con mil ideas fantasiosas y, al propio tempo, no me dejó disfrutar y me hizo inexperto e inhábil en todo aquello en que las personas habitualmente disfrutan, pueden y hacen. En la escuela ya los muchachos más atrevidos me enviaban allí donde ellos no querían ir; yo iba a donde ellos no iban y hacía lo que ellos querían. Incluso cuando hubo el gran terremoto, en que los preceptores bajaron de un salto la escalera casi por encima de las cabezas de los niños y no había quién se atreviera a volver a subir, subía yo y les llevaba carpetas y libros. Pero yo no me despabilé como ellos y, aun que aprendí bien en clase, sin embargo en las cosas habituales y diarias que sucedían yo no tenía en absoluto la habilidad que distinguía a los más capaces entre los demás, también todos hacían mofa de mí y me llamaron “el Extravagante Quique del país de los tontos”.(Autorretrato de Pestalozzi, 1802).
A pesar de las exclusiones que sufrió, Johann Heinrich Pestalozzi no se daba por ofendido, pues según él mismo, hasta la ancianidad al compararse con las habilidades de las demás personas en tareas rutinarias se sentía un extravagante Quique del país de los tontos.
“Una especie de irreflexiva indiferencia frente a muchas de las cosas que mis semejantes ponen en su camino o también en su arnés dio, a la inocencia de mi afán y a la singularidad de mis ideas e inclinaciones, una especie de alienación permanente que mientras dure el mundo no le caerá en suerte a ningún hombre cuerdo.” (Autorretrato de Pestalozzi 1802)
Sin embargo, había temas especiales que le absorbían la atención. Esa aparente enajenación le impulsaba a una ilimitada capacidad de sacrificio en sus intereses favoritos. Estos puntos predilectos se tornaron ideas fijas que desarrollaría en el futuro cuando dispusiera de las aptitudes necesarias.
De 1754 a 1761 estudió en una escuela latina, luego entre 1761 y 1763 en el Collegium Humanitatis, frecuentando además hasta los 18 años el Colegium Carolium que era destinado a la preparación teológica. En este último siguió solamente los dos primeros cursos, filología y filosofía. Johann Heinrich Pestalozzi fue educado para convertirse en un clérigo. No obstante, era un polímata y como tal, esperaba tener una gran oportunidad para llevar a cabo sus ideas educativas, lo que demuestra que el germen de la instrucción estaba en su interior. En esta época, según él la jurisprudencia era la única carrera que le permitiría actuar políticamente en bien de los humildes.
Edad adulta y sus aspiraciones jurídicas y políticas (1765-1767)
La pedagogía progresista, también conocida como escuela nueva, fue un movimiento pedagógico de carácter innovador. Lo defendían varios pensadores críticos con la educación tradicional a la que acusaban de formalismo, de autoritarismo, de fomentar la competitividad y de constituir una mera transmisión de conocimientos mediante la memorización pasiva del alumno ajena a sus intereses.
Este movimiento definía un modelo educativo con los rasgos opuestos: educación práctica, participativa, democrática, colaborativa, activa y motivadora.
Tiene como referentes las ideas filosóficas y pedagógicas de autores como Jean Jacques Rousseau (escritor, filósofo, botánico, naturalista y músico de la Ilustración), cuya ideología junto con la corriente naturalista reinante causaron una enorme efervescencia tanto en Suiza como en el mundo. Ambos movimientos tenían el fin de preservar al ser humano de una sociedad que lo corrompía.
En Ginebra se prohíben por parte del gobierno suizo los libros El Contrato Social o Principio del derecho político y El Emilio o la Educación de Jean Jacques Rousseau. Se emite una orden de prisión para el autor alegando que eran peligrosos para el Estado y la religión católica.
En esos momentos Johann Heinrich Pestalozzi lee El Emilio manifestando una enorme emoción y entusiasmo, se siente invadido por extrañas sensaciones que no logra explicar, las ideas de Rousseau le parecen familiares y este libro sería su libro de cabecera. A raíz de ese hito en su vida Pestalozzi desvela una postura realmente revolucionaria, fruto del influjo que ejerció Rousseau sobre sus pensamientos. Esa inspiración fue tal que le impulsó a desarrollar un método intuitivo y cambiar de elección profesional.
Las ideas de Johann Heinrich Pestalozzi también toman su base de otros predecesores como Johan Amos Comenius, considerado el Padre de la Pedagogía. Recordemos que la propuesta pedagógica de Comenius se fundamentaba en que todos tenemos la aptitud para ser educados. Además él pensaba que por medio de la educación se podía alcanzar la paz mundial.
Nuestro protagonista prolongaría más tarde la idea iniciada por ellos de presentar la educación de manera didáctica, dándole mayor importancia al niño que aprende y no solo a los contenidos. Creyó que la solución a las contradicciones y la pobreza en la sociedad se debían buscar en una buena educación.
En ese momento, entre todo el claustro de la escuela que aún frecuentaba Pestalozzi, un profesor llamado Johann Jakob Bodmer (un importante promotor de la Ilustración) se destacaba entre los alumnos por sus métodos, ejerciendo cierta influencia sobre ellos.
Bodmer desarrollaba la experimentación y trataba de enseñar a sus pupilos en un espíritu de libertad con el propósito de crear buenos ciudadanos. En 1765, el profesor de Pestalozzi, que también seguía las enseñanzas de Rousseau, fundó con otros veinte filósofos la Sociedad Helvética. El objetivo de esa sociedad era la promoción de la libertad, la reforma de la aristocrática Constitución de Suiza sobre bases democráticas, la regeneración moral y cívica y la educación popular.
Johann Heinrich Pestalozzi, que contaba con apenas 19 años de edad, fue un miembro activo, contribuyendo con muchos artículos al periódico de la sociedad llamado Der Erinnerer, «El Monitor».
Semanalmente se agrupaban para debatir sobre moral, política, historia y pedagogía. Johann Heinrich Pestalozzi aprovechó esa oportunidad publicando con veracidad y rigor varios escritos que abordaban casos de prevaricación legal y corrupción oficial.
Entabló amistad con Torna-Johann Kaspar Lavater, que estudiaba teología, y con Franz Antón Mesmer, divulgador del magnetismo animal.
Es interesante destacar que Lavater poseía ideas avanzadas para su época, incluso para los reformadores suizos. Mantuvo correspondencia con la Emperatriz María Fiódorovna, esposa del Emperador Pablo I de Rusia, en la que se trata sobre el estado del alma después de la muerte, la existencia de un cuerpo espiritual, la idea de que el hombre recoge lo que siembra, detalles sobre una vida espiritual y la posibilidad de que los espíritus se comuniquen con los hombres, todas ellas cuestiones planteadas antes de la codificación del Espiritismo por Allan Kardec.
Tras el fracaso de su primer sermón y la influencia del filósofo Jean-Jacques Rousseau en su vida Johann Heinrich Pestalozzi decide abandonar el Colegium en el otoño de 1765.
Según el libro Pestalozzi, su vida y sus ideas en una revista editada por sus compañeros de la sociedad se publicó un artículo con el título “Aspiraciones”, lleno de aforismos que demandaban una educación elemental para los campesinos y ciudadanos de las clases modestas, bajo la firma de Pestalozzi. Además, ese libro destaca el sentido político que encierra el escrito Agis publicado en 1766 en el Lindauer Jornal junto a la traducción de un fragmento del tercer discurso de Demóstenes que atestigua los profundos estudios de Pestalozzi sobre la Historia y la Política antiguas.
Se creyó entonces que fue cómplice de la fuga de un prófugo colaborador del periódico recayendo sobre él graves sospechas delictivas. A pesar de que más tarde fue probada su inocencia, estuvo bajo arresto durante tres días. Fue puesto en libertad bajo severas advertencias.
El periódico fue clausurado en 1767 por su posición radicalmente democrática. Estos eventos provocaron que Pestalozzi tuviera poderosos enemigos políticos, después de estos hechos un amigo íntimo llamado Bluntschli fue quien consiguió disuadirle de la idea de hacer carrera jurídica, por considerar que no tendría la necesaria serenidad de ánimo para enjuiciar personas y cosas, según narra Paul Natorp en su libro.
No obstante, según narra el escrito de Hirzel de 1771 Pestalozzi nunca huyó de sus anhelos morales y patrióticos, defendiendo que mediante una adecuada explotación de las posesiones se contribuye a elevar el nivel de instrucción y del bienestar del pueblo.
Período de Neuhof (1769–1780)
Tras los anhelos de emprender una carrera política, varios amigos sugirieron a Johann Heinrich Pestalozzi convertirse en agricultor, ya que su región era agraria. Durante este tiempo, un miembro de la Sociedad Helvética, Bernés Rudolf Tschiffeli, había atraído la atención de muchos respecto a su exitoso modelo de negocio al convertir una gran explotación agraria sin valor alguno cerca de Burgdorf en una próspera granja.
En 1767 Pestalozzi decidió visitar a Tschiffeli con la finalidad de aprender su método y adquirir los conocimientos que le faltaban para poder ejercer su nueva profesión. Desde el otoño de 1767 hasta a la primavera de 1768 estuvo con su nuevo amigo aprendiendo todo lo relacionado con la agricultura, la que fue considerada por el joven aprendiz una época dichosa.
Al volver a Zúrich Pestalozzi adquirió por medio de un préstamo bancario un extenso terreno, más precisamente 15 acres de terrenos baldíos. Esa granja, a la que llamó Neuhof (hacienda nueva), se localizaba cerca de Brugg en la región bernesa, que más tarde fue denominada Argovia.
Conoció por intermedio de un médico a la hija de un comerciante acomodado, Anna Schulthess, que respondía al apodo cariñoso de Nanette, naciendo en él el deseo de poder formar en un fututo venidero una familia junto a ella.
Mantuvo desde entonces correspondencia con su prometida durante un tiempo. Esas cartas fueron publicadas por Seyffarth y permiten analizar el ánimo de Pestalozzi en esa época. Esas misivas revelan un asombroso conocimiento de las personalidades impropio de las miradas juveniles, un poder de decisión rápida, una sensibilidad exaltada y cálida, una forma de escribir vibrante.
Después de duras luchas en el otoño de 1769 en el día 30 de septiembre pudo traer a su prometida Anna y contraer matrimonio a la edad de 23 años. Vivieron en Mülingen, hasta que pudieron mudarse a Neuhof, donde había construido una casa para su familia y empezado a trabajar en la granja.
Pronto la situación cambia y su empresa agrícola fracasa debido a un conjunto amplio de factores: la esterilidad de la tierra pues no era cultivable, su inexperiencia, falta de mano de obra y otras imprevistas dificultades. El banco acreedor le retira el apoyo económico suspendiéndole el crédito con el cual había adquirido la granja, lo que le afecta mucho por ver desvanecerse la esperanza de contribuir a aliviar los problemas del pueblo.
La crisis de 1770 no afecta solamente a Neuhof. Muchas empresas agrícolas quiebran generando desempleo y muchas familias son llevadas a la miseria. Pestalozzi, andando por las calles y aldeas, recogía a los niños llevándoles a su casa.
Pestalozzi, en un empeño de salir de las deudas, añade a su granja el negocio de hilado de lana en un intento de mejorar su situación financiera y a la vez de ayudar a los niños sufrientes.
Bajo su dirección los muchachos huérfanos aprendían a laborear. Al trabajo colectivo de hilado y confección de tejido se unían los trabajos agrícolas, especialmente la horticultura. Se comprometió a enseñarles a leer, escribir y calcular a cambio de una pequeña colaboración.
Pero los desafíos aumentaban tanto como su deuda ya que los ingresos no subsanaban los gastos. Tres meses después de quedarse sin apoyo financiero, su esposa Anna dio a luz al único hijo de la pareja en el año 1770, Jean-Jacques Pestalozzi que fue apodado Schaggeli. El pequeño sufría continuos ataques epilépticos que exigían de Pestalozzi y de su esposa Anna una continua atención por su salud.
A pesar de la enfermedad, fue su primogénito con quien Pestalozzi realizó los primeros estudios educativos. En sus diarios se observa la influencia rousseuniana en los ensayos realizados con su hijo cuando éste contaba con apenas 4 años.
“Pestalozzi se halla entonces en una posición institucional insostenible: el que desea dar a cada niño los instrumentos de su autonomía se ve obligado constantemente a someter a esos mismos niños a las exigencias de la rentabilidad, y su discurso filantrópico, que mueve todos los resortes de la moral y la religión, finalmente se percibe como un insoportable chantaje en aras de la productividad. Es así como el más generoso de los hombres, que invirtió en la experiencia toda su fortuna, es acusado por los primeros interesados de buscar ante todo en el asunto su propio interés.” Michel Soëtard en Perspectivas: revista trimestral de educación comparada (París, UNESCO: Oficina Internacional de Educación), vol. XXIV, nos 1-2, 1994, págs. 299-313.
Los problemas económicos no se solucionaban y le inducen a abandonar este último proyecto en la granja.
«¡Así estaba, así andaba, el querido, amado hombre! Un gorro negro, de lana o de terciopelo, torcido y lleno de polvo, una capucha gorda de pelo largo, sin forma ni bolsillo con dos grandes agujeros largos atrás; ninguna bufanda, normalmente ningún chaleco, siempre zapatos desgastados y medias colgantes, pantalones sin tirantes, el pañuelo, (si no se había perdido) guardado en el pecho.» J. Ramsauer
En ese momento de preocupación tuvo la idea de simultanear la ayuda a la población que tanto deseaba brindar con la mejora de su situación propia, convirtiendo su hacienda Neuhof en un instituto para la educación de niños pobres. Puso todos sus esfuerzos en ello y en 1775 abrió las puertas de la nueva institución inspirada en el modelo del libro de Jean Jacques Rousseau, El Emilio o la Educación, cuyos discípulos no solo eran instruidos por el profesor sino también empleados en trabajos remunerados.
Fase de transición de una granja a una escuela
“Los analistas de la obra de Pestalozzi no se han interesado mucho por el período que separa el fracaso de Neuhof (1780) de la nueva experiencia de Stans (1799). Sin embargo, ese período se caracteriza por una mutación decisiva de su universo intelectual y de su acción que hará nacer, de las ruinas de su primera experiencia, un nuevo tipo de hombre que se definirá como tal: el educador.” Describe Michel Soëtard en Perspectivas: revista trimestral de educación comparada (París, UNESCO: Oficina Internacional de Educación), vol. XXIV, nos 1-2, 1994, págs. 299-313.
Por tanto, lejos de desanimarse tras el fracaso de su proyecto agrario por estar sin recursos y empobrecido, Pestalozzi reforzó su deseo de ayudar a los pobres profundizando en sus inquietudes pedagógicas.
Había observado que los huérfanos que aprendían como agricultores estaban mal alimentados y sobrecargados de trabajo. Deseaba enseñarles a vivir una vida satisfactoria y pensó en convertir Neuhof en una escuela industrial. Su ideal de la educación de esos niños comprendía la agricultura, la industria y el comercio.
En una primera instancia los alumnos deberían aprenden a trabajar físicamente en sencillas tareas agrícolas de horticultura y en el trabajo colectivo de mantenimiento de la casa, de tal forma que la institución podría sostenerse por sí sola y los alumnos disfrutarían de un aprendizaje que podría orientar sus vidas.
Este método de excelente finalidad y que requeriría una fácil ejecución, no resultó del todo porque para atender las innúmeras tareas de forma adecuada hacían falta ayudantes ya que el número de alumnos superaba los cincuenta, provenientes de las familias necesitadas de la zona. Escribió: “Vivía todo el año en compañía de más de cincuenta niños, hijos de pordioseros; en la pobreza compartía mi pan con ellos, y vivía yo mismo como un mendigo para enseñar a mendigos a vivir como hombres.”
Muchos de ellos después de haber sido amparados desaparecían, no habiendo posibilidad alguna de lograr el propósito de que la institución se sostuviera por sí misma, lo que la tornaba inviable abocando inevitablemente este ensayo al fracaso.
Pestalozzi intentó con muchos esfuerzos mantener el instituto, pero finalmente alrededor de 1780, después de dos años hubo de clausurarlo por falta de una estructura autosuficiente. Durante un corto período de tiempo pudo poner en práctica su deseo de educar.
Es en ese momento cuando Pestalozzi tuvo que desprenderse de parte de su hacienda vendiéndola a algunos familiares para pagar a los acreedores, dando el restante en arrendamiento hasta que su hijo pudiera tomar la administración. Con la ayuda de sus amigos, al menos fue capaz de salvar la casa de Neuhof para que él y su familia vivieran en ella, pese a lo cual estaban arruinados. Las relaciones familiares se enfriaron y los parientes rehusaron ayudarle nuevamente, así como la mayoría de las personas que habían mostrado interés por sus ideas.
Al constatar la repercusión en su entorno y las críticas por su fracaso cuando muchos le decían “quiere ayudar a los demás y no puede sostenerse a sí mismo”, lo cual acarrearía una frustración a cualquiera, Pestalozzi no se dio por vencido pues nunca vaciló en la confianza que tenía en su idea.
“Yo había aprendido en los inmensos esfuerzos hechos en la prueba inmensas verdades, y mi convicción sobre la exactitud de mi plan no fue nunca más grande que cuando él naufragaba; también mi corazón, siempre inalterable, aspiraba aún hacia el mismo fin, y entonces, en la desgracia misma, aprendía yo a conocer más a fondo, y como ningún hombre feliz las ha conocido, la miseria del pueblo y sus causas. Yo sufría lo que el pueblo sufría, y él se me mostraba como era, como a nadie se ha mostrado. Yo he vivido con él una larga serie de años, como el búho en medio de las aves. Pero a pesar de las risas burlescas de los hombres que me arrojaban de su sociedad; en medio de los sarcasmos de los que me gritaban: ¡Desgraciado, tú menos que el último jornalero estás en estado de ayudarte a ti mismo, y te imaginas que puedes ayudar al pueblo!—a despecho de ese apóstrofe fisgón que leía en todos los labios, no cesaba el impulso poderoso de mi corazón que aspiraba á un solo y único fin: cegar las fuentes de la miseria en que veía en torno a mí sumergido al pueblo: y, por otra parte, mi energía se fortificaba más y más.”
Pero los fracasos traen consigo en innumerables veces un aprendizaje. La zona en que vivía era pobre, la población no tenía cultura alguna. Tras esa desafortunada situación, Pestalozzi adquirió una vasta experiencia en cuanto a los medios y procedimientos en lo tocante a la miseria del pueblo a que aspiraba ayudar.
“El nombre de Pestalozzi se cita muy a menudo, pero pocos lo leen y se sigue conociendo muy mal tanto su obra como su pensamiento: se suele aludir a la imagen serena del “gran corazón materno” o del “padre de los pobres”, mientras que Pestalozzi fue un pensador y ante todo un apasionado hombre de acción. Padre de la pedagogía moderna, inspiró directamente a Fröbel y Herbart, y su nombre está vinculado con todos los movimientos de reforma de la educación del siglo XIX. Pero es cierto que su obra escrita no es de fácil acceso. Abundante, inacabada, escrita en todos los estilos y registros, constituye un desafío permanente al espíritu cartesiano”. Describe Michel Soëtard en Perspectivas: revista trimestral de educación comparada (París, UNESCO: Oficina Internacional de Educación), vol. XXIV, nos 1-2, 1994, págs. 299-313.
Período de gran actividad literaria entre 1780 y 1797
Las horas nocturnas de un ermitaño
Tras el fracaso, Isaak Iselin de Basilea, un amigo incondicional, además de ser unos de los pocos que seguían ayudándole, colaboró a restablecer el equilibrio doméstico junto a Elisabeth Naff. Esta joven mujer tenía muchas cualidades y al morir su anterior patrón ofreció sus servicios a Pestalozzi; era buena ama de casa y supo colaborar reorganizando de tal manera el hogar a tal grado que la vida volvió a ser posible en él.
Ese apoyo fue tan importante y duradero que treinta años más tarde Pestalozzi diría: “Sin ella, hace tiempo que ya no viviría”. Elisabeth Naff serviría de prototipo años más tarde para la protagonista de su novela Gertrudis.
Félix Battier fue otro amigo que también cooperó permitiendo que Pestalozzi pudiera dedicarse a los trabajos literarios durante dieciocho años.
En 1780 Pestalozzi publicó anónimamente una serie de aforismos en Die Ephemerides, una revista dedicada a cuestiones sociales y económicas. Los artículos, se titulaban Las horas nocturnas de un ermitaño. Constituyen una de sus obras más tempranas y en ellos esquematizó ideas que posteriormente serían conocidas como pestalozzianas. En esos momentos sus aforismos no causaron ningún revuelo llamando más bien poco la atención.
La obra Leonardo y Gertrudis (1781, 1783, 1785 y 1787)
A causa de las visitas realizadas en su infancia con su abuelo a los labradores pobres, Pestalozzi conocía profundamente la vida campesina de su país. De estas vivencias sacó el material para los cuatro volúmenes de una historia titulada Leonardo y Gertrudis.
En su narración, el autor explica la vida de cuatro personajes: Gertrudis, una madre y esposa de la aldea de Bonnal que enseña a sus hijos cómo vivir de manera moral a través de la fe y del amor a Dios; el maestro de escuela Glüphi que ve el éxito que Gertrudis tiene con la educación de sus hijos poniendo en su escuela el mismo modelo de enseñanza; un clérigo sin nombre de la parroquia que también adopta las enseñanzas; y el político Arner que les ayuda. A través de una personificación de las instituciones de los cuatro ejes de la sociedad, logran la armonía y una educación integral para todas las personas.
Describe: “…el libro que expresaba con ingenuidad mi sentimiento sobre esa situación, Leonardo y Gertrudis, era una obra de mi impotencia y estaba entre mis contemporáneos como un monumento de piedra que habla de la vida y que está muerto. Muchas personas le concedieron una mirada, pero no me comprendieron a mí ni el fin que yo perseguía, del mismo modo que yo mismo no comprendía los detalles de los medios necesarios para su ejecución.”
El primer volumen inspirará su posterior Cómo Gertrudis enseña a sus hijos (1801) y fue muy exitoso, aunque los demás volúmenes no tuvieron igual repercusión.
En un viaje a París del año 1804 Pestalozzi perdió el manuscrito del quinto volumen que pensaba publicar y se ignora a día de hoy si llegó a escribir un sexto.
Christopher y Elizabeth y el periódico Schweizerblatt (1782)
En este período Pestalozzi empezó en la redacción de un semanario recién fundado, el Schweizerblatt, pero este cerró en ese mismo año cuando Pestalozzi empezaba a ser su jefe de redacción. En el año 1782 Pestalozzi escribió Christopher y Elizabeth como una serie de conversaciones nocturnas contra la corrupción social y política.
Mi investigación sobre el curso de la naturaleza en el desarrollo del género humano (1797)
Pestalozzi visitó a su hermana en Leipzig en el año 1794. Ese sería un viaje muy fértil en términos de contactos con personajes ilustres de la época. Durante su estancia en Alemania se reunió con Johann Wolfgang von Goethe (un poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán, contribuyente fundamental del Romanticismo), Christoph Martin Wieland (un poeta, escritor, traductor y editor alemán) y Johann Gottfried Herder (un filósofo, teólogo y crítico literario alemán, cuyos escritos contribuyeron a la aparición del Romanticismo alemán).
Al regresar a Neuhof conoció al prestigioso Johann Gottlieb Fichte (un filósofo alemán de gran importancia en la historia del pensamiento occidental). El filósofo quedó maravillado con las ideas didácticas de Pestalozzi y vio en ellas la clave para la solución del problema educativo del mundo proponiéndole que escribiera acerca de sus pensamientos sobre la naturaleza humana y el problema de su desarrollo.
Después de haber pasado 3 años, Pestalozzi publicó el libro Mi investigación sobre el curso de la naturaleza en el desarrollo del género humano. Esa obra no tuvo el éxito esperado y en una edición de 1821 Pestalozzi escribió: «Apenas alguien ha notado el libro, aunque ha estado ante el público durante más de veinte años».
Esta publicación marcó el final de un período literario de dieciocho años, tiempo durante el cual Pestalozzi y su familia vivieron inmersos en la pobreza.
Su esposa se encontraba ocasionalmente enferma y su hijo volvió a casa de su aprendizaje en Basilea en 1797, sin haber mejorado en su salud.
Tras la Revolución suiza de 1798 Pestalozzi colabora políticamente con el Gobierno suizo, que le confía la educación de los huérfanos de guerra y niños pobres de la región. Con esta experiencia, que dura siete meses, Pestalozzi se va adentrando aún más en el mundo de la educación.
De su pluma innovadora capaz de marcar una modernidad de enorme calibre para su época, brotó la novela Las veladas de un solitario y el libro Leonardo y Gertrudis. La primera de mayo de 1780 en la cual desarrolló un soliloquio en forma de aforismo que trataba de explicar sus ideas sobre el hombre, su destino y los principios fundamentales de su instrucción. Esta novela estaba dirigida a sectores más cultos, para una minoría intelectual. Por lo contrario, la segunda novela de 1881 estuvo enfocada a la clase popular, dirigida a alcanzar a sectores más amplios como la clase obrera.
Pestalozzi escribe un manual de Pedagogía social, recurriendo a la exposición intuitiva de los casos que ocurren en su aldea. Como observador de su entorno, escribía basado en las conclusiones a las que llegaba tras los análisis cotidianos. Según él, el pueblo sumido en la miseria se eleva mediante las medidas gubernamentales adecuadas y justas hasta lograr un pueblo convertido en trabajadores activos. Para ello destaca la educación en el hogar.
Para el educador era necesario en primer lugar mejorar la situación extrema de las capas inferiores del pueblo y crear oportunidades para su elevación espiritual y moral. Finalmente, deberían centrarse los esfuerzos en la educación del corazón en forma de instrucción religiosa.
Pestalozzi y la Revolución
Pestalozzi considera de manera clara la relación entre educación, economía y política. Sus artículos Ein Schweizerclatten, sus escritos de 1783 sobre Legislación e infanticidio, así como en la segunda parte de su libro Cristóbal y Elsa de 1782, defendían una pedagogía social. Llevó sus ideas a la Orden de los Iluminados que por su mediación pudo acercarse al estadista austríaco conde de Zinzendorf para exponer su proyecto. Además tuvo una entrevista con el gran duque de Toscana, que posteriormente fue el emperador Leopoldo II.
La Revolución Francesa sedimentó y fortaleció la tendencia general en la sociedad de la necesidad de una aplicación efectiva de reformas sociales, despertando unas ansias de perfeccionamiento de la educación del pueblo. Pestalozzi participó personalmente en las luchas ideológicas entre las autoridades de Zúrich y la población rural para lograr dichas reformas.
En ese momento Pestalozzi contaba con 52 años de edad, y muchos lo tenían por inútil. Se puso a disposición del gobierno para llevar a cabo un nuevo ensayo con los más pobres.
Período en Stans (1799)
Impulsados por esa Revolución suiza republicana, se produjeron algunos cambios políticos. Como se refleja en sus cartas la servidumbre fue abolida en Suiza en 1798. Pestalozzi decidió entonces convertirse en educador para ayudar a los marginados mediante la fundación de instituciones educativas para los niños pobres. Este escribió un plan para una escuela y lo presentó a Philipp Albert Stapfer, el nuevo Ministro de las Artes y las Ciencias, que fue acogido de manera benevolente y simpática, apoyando a Pestalozzi.
No se pudo poner en funcionamiento el nuevo proyecto escolar, ya que no se le pudo encontrar un lugar apropiado con la suficiente rapidez. Mientras tanto, se le pidió a Pestalozzi que se hiciera cargo de un periódico del gobierno, el Helvetisches Volksblatt, con la esperanza de ganarse la aprobación de los suizos. Por medio de una publicidad con hojas volantes se dieron a conocer los propósitos y nuevas medidas del gobierno con el fin de conseguir la aprobación del pueblo, ya que en este período los cambios políticos de cualquier signo eran vistos como tiránicos.
En 1798, el ejército francés invadió la ciudad de Stans, en el cantón de Nidwalden, dejando a muchos niños sin hogar o familia. El gobierno suizo creó un orfanato y contrató a Pestalozzi el 5 de diciembre de 1798 para hacerse cargo de esta institución recién creada. El 7 de diciembre Pestalozzi fue a Stans y escribió:
“Fui con mucho gusto, porque yo esperaba ofrecerle a estos pequeños inocentes alguna compensación por la pérdida que habían sufrido, y de encontrar en su miseria el fundamento de su gratitud. En mi afán de poner mis manos a la tarea que había sido el gran sueño de mi vida, debería haber estado listo para comenzar incluso en los más altos Alpes y sin fuego ni agua, por así decirlo.”
En septiembre de 1798 por no apoyar a la nueva Constitución, la ciudad de Stans fue destruida quedando 400 niños desamparados a causa de la caída de los padres en la guerra o por extrema miseria.
Johann Heinrich Pestalozzi solicitó amparar a esos niños abandonados, hacerse cargo de ellos. Levantó el edificio derruido y comenzó en el convento de las monjas su labor. En menos de un año, solamente con una pequeña subvención llegó a conseguir un resultado extraordinario. Empero, en poco tiempo tampoco había sido posible llevar a buen término este nuevo ensayo, pues las turbulencias de la guerra exigieron la evacuación del establecimiento para transformarlo en un lazareto. En esa ocasión padeció hemoptisis a causa de todos los esfuerzos, teniendo que procurar recuperarse y descansar, así que se fue a vivir a Cürnigel a 35 km de Burgdorf.
Con el término de la guerra y con la esperanza de retomar su trabajo de educador junto a los pequeños huérfanos, Pestalozzi solicita colaborar en la educación de estos, sin embargo se le deniega esta oportunidad por ser protestante en un país predominantemente católico. A pesar de la influencia de su amigo ministro Stapfer, no hubo posibilidad de que volviera a Stans. Consiguió después de mucho esfuerzo un permiso para proseguir sus ensayos en otra localidad, Burgdorf.
Período en Burgdorf – Cómo Gertrudis enseña a sus hijos (1801)
Pestalozzi reside en la ciudad de Burgdorf, cantón de Berna, de 1800 a 1804. En ella iba a recibir un pequeño salario trimestral, una casa y un puesto de profesor en la escuela de niños de la ciudad. El zapatero que dirigía la escuela antes de la llegada del nuevo maestro no estaba de acuerdo con sus ideas. Nervioso al principio, Pestalozzi continuó sus investigaciones y experimentos educativos de Stans. Pudo formular los dos primeros principios esenciales de su método: tomar los elementos como punto de partida y el constante progreso de éstos hacia todos los grados superiores de la enseñanza.
Dijo en el prólogo del libro “Cómo Gertrudis enseña a sus hijos”: “La educación del pueblo se presentaba a mi vista como un inmenso pantano; yo lo he recorrido en todas direcciones, sumergiéndome resueltamente en el lodo, hasta que por fin reconocí los manantiales de sus aguas, las causas de sus obstrucciones, y los puntos de vista desde los cuales se dejaba presentir la posibilidad de abrir canales para desaguar su húmeda putrefacción. Voy ahora a conducirte un momento a ese laberinto cuya salida he encontrado por fin, gracias más bien a la casualidad que a mi inteligencia y a mi arte.”
Por entonces Johann Friedrich Herbart, un amigo suyo también pedagogo, le sugirió que leyera »Vous Voulez mecaniser l’educación?», que produjo, según sus palabras, «un torrente de luz sobre todo mi esfuerzo». Se confirmaron sus ideas de la educación que había desarrollado en Neuhof, Stans y ahora Burgdorf: según Pestalozzi toda la comprensión se puede lograr a través de una secuencia ordenada psicológicamente.
En enero de 1800, un joven maestro, Hermann Krüsi, se ofreció a ayudar a Pestalozzi. Krüsi ya tenía cierta experiencia en educación y siguió el ejemplo de Pestalozzi. Las autoridades evaluaron el trabajo del insigne educador y lo elogiaron por sus avances: en un período corto de apenas ocho meses, no sólo había enseñado a los niños de cinco y seis años de edad a leer a la perfección, sino también a escribir, dibujar y comprender la aritmética.
La junta escolar promovió a Pestalozzi a ser maestro en una escuela de niños varones de mayor edad, donde continuó sus experimentos educativos.
Impulsado por su éxito, Pestalozzi decidió emprender un nuevo proyecto y abrir una nueva escuela en Burgdorf, el Instituto para la Educación de los Hijos de las clases medias, lo que ocurrió en octubre de 1800, en el castillo de esta localidad. Este local fue cedido por las autoridades. Dos educadores se sumaron a Pestalozzi: Johann Georg Tobler y Johann Christoff Buss. Durante este tiempo Pestalozzi sistematizó y codificó muchos de sus métodos e ideas acerca de la educación.
El 27 de junio de 1800 se había publicado el estudio titulado El método, que explica los principios fundamentales de su procedimiento que persigue una educación intensiva, tomando la potencia cognitiva y pensadora del ser humano como punto de partida. Este bosquejo fue desarrollado en la obra Cómo enseña Gestrudis a sus hijos, escrita en octubre de 1801. Debido a esta obra la reputación de Johann Heinrich Pestalozzi creció visiblemente y por segunda vez alcanzó el éxito literario atrayendo a un amplio círculo de lectores.
Este maravilloso libro produjo un hondo impacto en la opinión y la práctica de la educación. Está escrito en forma de catorce cartas de Pestalozzi a su amigo Heinrich Gessner, un encuadernador de Berna.
Las tres primeras misivas describen cómo Krüsi, Tobler, Buss y él llegan y se instalan en Burgdorf. Entre la cuarta y la undécima misiva expone sus reflexiones y experiencia en la enseñanza, la teoría y la práctica de la pedagogía y la educación. La carta duodécima trata de la educación física, mientras que las dos últimas narran temas sobre la educación moral y religiosa.
El propósito de Pestalozzi en estas cartas era demostrar que, sin la reducción de los conocimientos a sus elementos simples y sin la construcción de una serie graduada de ejercicios ordenados psicológicamente, nadie podía enseñar a sus hijos eficazmente. En ellas se comprueba su fervor educativo, una preocupación genuina por las edades más tempranas y el papel fundamental de la madre en la formación, sobre todo, espiritual y moral de los hijos. Ofrece además orientaciones para el desarrollo intelectual, artístico, social y corporal sin discriminación alguna por condición económica o social.
Este gran éxito literario impulsó a la gente de todas partes de Suiza y Alemania a visitar la escuela en Burgdorf. La escuela fue creciendo por el gran número de alumnos que llegaban, pero Pestalozzi aún no estaba satisfecho, en su interior pensaba que no estaba haciendo lo suficiente. La Institución resultó un éxito en términos financieros, sin embargo el director no podía hacer lo que más deseaba: educar a los pobres.
Comunicó al gobierno suizo que le gustaría tener oportunidades de enseñar a los pobres y en respuesta a su solicitud los dirigentes políticos le enviaron dos comisionados para investigar su trabajo.
Tras un dictamen favorable, el gobierno decidió transformar la escuela de Pestalozzi en una institución nacional. El personal recibió salario fijo y se destinó dinero para publicar libros de texto escritos por Pestalozzi y sus colaboradores. Adquiriendo esta tranquilidad económica, Pestalozzi publicó en 1803 tres libros elementales: El abc de la percepción sensorial, Lecciones sobre la observación de las relaciones numéricas y Libro de la madre.
Los alumnos en seguida empezaron a mostrar sus cualidades. Otros dos miembros que se distinguirían más tarde por sus actos se unieron al instituto. José Schmid, un chico pobre que ingresó en el Instituto de Burgdorf con 14 años, en seguida se destacó en Matemáticas y en dos años fue colocado como profesor ayudante en dicha asignatura. Johannes Niederer había llevado a cabo estudios de Teología y Filosofía cuando conoció a Pestalozzi uniéndose al Instituto en 1803. A este último le correspondió la construcción teórica del método y al primero una nueva aplicación del método a las matemáticas. Estos dos alumnos no siempre representaron una influencia benéfica.
Esos dos jóvenes deberían trabajar de forma independiente, y sus resultados deberían ser firmados por Pestalozzi. Niederer por su parte reformó varios trabajos de su mentor, no respetando el estilo y el contenido y así la teoría pestalozziana fue dejando de ser fiel a su autor, pues los giros filosóficos eran cada vez más evidentes.
En el año de 1831 el hijo de Pestalozzi, Jean-Jacques, murió a la edad de 31 años, pero su nuera y nieto, Gottlieb, se trasladaron de Neuhof a Burgdorf para vivir en el instituto.
En aquella época, los cambios políticos promovidos por Napoleón Bonaparte pusieron el Instituto de Pestalozzi en peligro. A finales de 1802 una delegación nacional fue enviada a París para entrevistarse con Napoleón en nombre de Suiza y Pestalozzi fue elegido como miembro de la misma. Antes de ir, publicó sus ideas y esfuerzos políticos. Es un documento único en la obra de Pestalozzi: muestra la conexión entre sus intereses políticos, sociales y educativos. Pestalozzi no disfrutó de su tiempo en París, Napoleón no tenía ningún interés en su trabajo y en la disyuntiva de elección entre enseñanzas prefirió no cambiar hacía el método pestalozziano.
Por añadidura, los consejos celebrados en París para tratar la Constitución Helvética no dieron frutos pues en marzo de 1803 se deshizo la República Suiza.
Al regresar se encontró con un nuevo gobierno suizo de configuración cantonal en lugar del gobierno central. El Instituto pestaloziano se encontraba en la región de Berna que había quedado bajo el gobierno local. El gobierno cantonal ponía en duda su derecho a utilizar el castillo de Burgdorf y le notificó que sus servicios ya no eran necesarios: necesitaban los edificios para sus propios funcionarios. Su estancia en Burgdorf iba llegando a su fin.
Para evitar ser criticadas públicamente, las autoridades ofrecieron a Pestalozzi el uso de un viejo monasterio en Münchenbuchsee. Y aunque el educador recibió ofertas para instalar su Instituto en otras ciudades, en última instancia decidió aceptar la oferta del Gobierno. En junio de 1804 se efectuó la mudanza a Münchenbuchsee y concluyó su obra en Burgdorf.
Pestalozzi, lejos de acomodarse, empezó nuevamente con impetuoso celo sus ensayos, cada vez con mayor solidez, lo cuales paulatinamente se establecieron como un método.
Pudo formular los principios esenciales, tomar los elementos y dirigir el ininterrumpido y constante progreso de estos hacia todos los grados superiores de la enseñanza. Sus ensayos despertaron la atención en Suiza pero más allá de sus fronteras especialmente en Alemania: la gran cantidad de alumnos que llegaban y la gran afluencia de visitantes que deseaban aprender de sus ensayos era constante.
Período en Münchenbuchsee (1804-1805)
La estancia de Pestalozzi en Münchenbuchsee fue breve. Tuvo que establecerse en las proximidad de Hofwil donde Philipp Emanuel von Fellenberg había fundado un Instituto con las ideas originarias de Pestalozzi, o sea, con los mismos propósitos, y a raíz de eso surgió una unión con algunos colaboradores y Pestalozzi. A raíz de ello, Pestalozzi decidió dejar a Fellenberg a cargo de la administración de ambos establecimientos, así podría verse definitivamente liberado de esas preocupaciones pudiendo dedicarse a su verdadero objetivo de la investigación de su método. Sin embargo, el influjo de Fellenberg no quedó circunscrito a la administración económica. Pestalozzi se sintió apartado y los antiguos colaboradores se iban distanciando de Fellenberg y en consecuencia Pestalozzi obtuvo la unión de ellos.
Pestalozzi se encontraba en la cumbre de su fama de educador y por ello las autoridades de Yverdon propiciaron las mejores condiciones para formar allí un instituto, poniendo a su disposición el Castillo de Atrevido, y Pestalozzi aceptó.
En 1805 se disuelve el Instituto de Münchenbuchsee quedando solamente el de Yverdon, que alcanzaría renombre internacional.
Cada vez más la forma de pensar y expresar pestalozziana fue cambiando hasta el punto de ser repudiada de forma categórica por Pestalozzi. Se pueden apreciar las notables modificaciones realizadas por Niederer tanto en la disposición como en la forma de los trabajos. Se hizo muy pronto portavoz, filósofo del Instituto y “jefe de propaganda” de la casa, pues era intelectualmente muy superior a todos los demás. Como tal, abrió una imprenta propia del Instituto y emprendió una lucha literaria empedernida contra los adversarios de Pestalozzi, mientras apenas encontraba tiempo para la enseñanza. Intervino sistemáticamente en varias obras de Pestalozzi considerándose a sí mismo el colaborador y compañero de lucha de Pestalozzi. Impuso una visión diferente de los fines instructivos.
Niederer participaba activamente en los movimientos filosóficos abrigando la ambición de poner en concordancia la doctrina pedagógica de Pestalozzi con la filosofía idealista de su época. Al comparar en la revista La educación del hombre (1807- 1811) los fragmentos de Niederer con los manuscritos de Pestalozzi se evidencian tales modificaciones.
Pestalozzi en Yverdon-les-Bains, el apogeo (1804-1824)
En Yverdon funda dos institutos para jóvenes, uno masculino y otro femenino, además de un instituto para sordomudos y otro para niños pobres. Se entremezclan alumnos del mundo entero, estando por encima de las diferencias de lengua, civilización, raza o creencias.
La institución docente de Pestalozzi alcanza su plenitud y un renombre internacional pues el trabajo era llevado con entusiasmo, cuidado, respeto y noble esfuerzo para poder alcanzar los objetivos.
En 1811, él y sus colaboradores mencionan el sistema pestalozziano con el nombre de Educación muy elemental, que consiste en hacer que el proceso de desarrollo humano (sensitivo, intelectual y moral) siga el curso evolutivo de la naturaleza del niño, sin adelantarse artificialmente al mismo. El núcleo fundamental de la educación es la familia.
Destacamos en ese período el contenido ideológico el discurso de año nuevo de 1811 acerca de la inmortalidad realizado por Pestalozzi.
Gracias a la ayuda de buenos colaboradores, él va perfeccionando y difundiendo su método. Su esposa Anna se ocupaba de los párvulos y de su nieto Gottlieb. En los últimos años, surgen dificultades en el seno de esta institución, que ocasionan sinsabores a su fundador.
En 1825 se cierra el Instituto y él vuelve a Neuhof.
En ese período Pestalozzi es elegido presidente de la Sociedad Helvética y escribe para ella sus dos últimos opúsculos: Discurso pronunciado en Langenthal el 26 de abril de 1826 y Ensayo de una tabla de lo que constituye la idea de la educación elemental.
Influencia en Allan Kardec
Pestalozzi, como ilustre, estimado y dedicado pedagogo está íntimamente relacionado con Hippolyte León Denizard Rivail, el que años más tarde sería el codificador de la doctrina espírita conocido mundialmente por el pseudónimo de Allan Kardec.
En 1814 llegó a Yverdon, con apenas diez años de edad, un niño de Lyon llevado por su madre para estudiar. Este nuevo alumno, Hippolyte León Denizard Rivail, era muy aplicado y de acuerdo con las características de este instituto los buenos alumnos ayudaban a los profesores monitorizando las clases a los más pequeños. Rivail puso de esa forma en práctica el método de Pestalozzi.
André Moreil, uno de los biógrafos de Allan Kardec, afirmó: “Yverdon es decisivo para el joven Rivail”. “Toda su actividad futura, su vida de director de institución escolar y de autor de libros didácticos tiene sus raíces en los años transcurridos en Yverdon”.
Pestalozzi creador de un sistema en el que tienden a desarrollarse progresivamente las facultades intelectivas del ser humano instrumentó una renovación pedagógica de gran difusión e importancia y su sistema de educación influyó de una forma extraordinaria, en el joven lionés.
Sin embargo, no hay ningún registro de la relación directa de su discípulo Rivail con Pestalozzi, algo como mínimo curioso. Pestalozzi tenía un carácter emotivo y amoroso, no despreciaba a nadie, escribía cartas a personas diversas, desde niños, adolescentes, jóvenes y personas de diferentes categorías sociales.
Habiendo más de trece volúmenes de cartas de Pestalozzi a familiares, amigos, compañeros, discípulos, reyes, aristócratas e intelectuales de toda Europa, ninguna estaba dirigida a Rivail o viceversa.
Un sueño de Pestalozzi era implantar su método en Francia, a tal punto de haber tenido una nueva entrevista con Napoleón Bonaparte, que a propósito rechazó su propuesta como se ha descrito anteriormente. En 1826 Pestalozzi escribió un folleto en francés hablando de sus ideas. Tampoco en ese momento intercambió ningún mensaje con Rivail, lo cual resulta inaudito ya que su discípulo se esforzaba para divulgar su método en París.
¿Cómo entender que no escribiera nada a su discípulo que con apenas 19 años ya publicaba obras didácticas en París? No hay vestigio de ninguna correspondencia exceptuando una breve mención en una carta a “la buena madame Rivail”, de cuando Rivail aún era un niño. ¿Por qué ese silencio con relación a esto? Un hecho real es que las escuelas pestalozzianas no aprueban el hecho de que Pestalozzi hubiera generado un discípulo espírita.
También es una incógnita el hecho de que en la codificación espírita encontramos comunicación de todos los precursores del espiritismo: Swedenborg, Mesmer o Lavater, que a propósito fue amigo de Pestalozzi. En la Revista Espírita encontramos mensajes de Rousseau, que a su vez fue maestro ideológico de Pestalozzi. ¿Por qué no se manifestó o si lo hizo porque Kardec no publicó? Lo que nos lleva a pensar que se quiso separar claramente los mensajes espirituales de las enseñanzas educativas.
El hecho es que Rivail llegó con diez años a Yverdon, con diecinueve estaba publicando en París para aplicar el método pestalozziano en Francia y durante más de treinta años se dedicó a la educación, dirigiendo institutos, impartiendo clases, escribiendo obras didácticas y textos con propuestas vanguardistas. Con apenas 24 años de edad, escribe su primer Plano de mejoría de la Enseñanza Pública, revelando un estilo claro y elegante y una segura objetividad en defensa de las ideas.
“En el Instituto de Pestalozzi no se recibe la instrucción ni se transmiten los elementos de las ciencias como en las escuelas ordinarias, por la autoridad o con la palabra del maestro, sino simplificando y facilitando la noción, para que los alumnos vean de un modo intuitivo, inmediata y claramente, el fondo de cuanto se enseña (…). Conviene, pues, ensanchar y afirmar la base de la enseñanza, despertando y excitando la inteligencia y la imaginación, para que lleguen a hacerse efectivas y creadoras; ejercitando y fortificando el juicio, procurando que los conocimientos se adquieran y se retengan (…) por el entendimiento más bien que por la memoria” (M. A. Jullien: “Sistemas de Educación de Pestalozzi”).
En este comentario Jullien profundiza en la manera cómo se enseñaba en el instituto de Yverdon, permitiéndonos acercarnos al pensamiento pestalozziano y considerar cómo, en el futuro, ese pensamiento influiría en la vida y obras de Allan Kardec.
Al llegar a París, Rivail empieza de inmediato su actividad pedagógica publicando su primer libro en 1823, Curso práctico y teórico de Aritmética, en dos tomos, con más de seiscientas páginas, con apenas 19 años de edad.
Podemos observar en una carta escrita por Pestalozzi a un amigo Nicolovius, ministro de Estado de Prusia, datada en 1793 en la cual parafrasea a Juan Bautista:
“A veces me parece que mi voz es como la voz que clama en el desierto para preparar el camino a alguien que vendrá después de mí. Es como si muchas veces yo mismo no supiera lo que estoy haciendo y para dónde voy.”
Intuitivamente Pestalozzi preveía la llegada de un gran espíritu que abriría nuevos rumbos a la evolución humana.
En la codificación de la doctrina espírita la pedagogía defendida por Pestalozzi da un salto cualitativo con Kardec, ya que la idea de que somos seres encarnados, aclara de forma mucho más completa los principios pedagógicos defendidos por Pestalozzi y Rivail.
En muchos lugares se fundan nuevos institutos con el método pestalozziano en Alemania y sobre todo en Prusia. El primer ministro de Prusia y sus ministros eran partidarios del método, llevando varios maestros desde Prusia a Yverdon para que fuesen allí formados, dejando a su vez un intercambio cultural reflejado en una brillante y activa participación.
Pestalozzi y su método: un aporte a la Humanidad
Pestalozzi defendía que el ser debe conseguir por sus propios medios lo que por sí mismo puede lograrse; aprender, guiados por la “Naturaleza”, de tal manera que el maestro al realizar el resto, simplemente “camine suavemente marchando a nuestro lado”. Foto
Creía que a los niños no se les deben proporcionar conocimientos ya construidos, sino la oportunidad de aprender sobre sí mismos mediante la actividad personal, por eso su método era intuitivo. Erige sólidamente la instrucción moral humana sobre una base terrena elevando su cima hasta la idea, o sea, la moralidad desde la idea es para él la religión. Pestalozzi no reconoce otro fundamento, otra fuente de fe en Dios, que la propia conciencia moral del hombre. (Véase nota final de las Veladas y la carta de Iselin de 9 de junio de 1779).
Los maestros deben estar preparados para lograr un desarrollo integral del alumno más que para implantarles conocimientos, algo que constituye una sola parte de la educación, y el verdadero objetivo debería ser un «hombre moral» total; este hace el bien y ama, sus acciones se basan en la fe y, en lo posible, deja a un lado su egoísmo. Según Pestalozzi esto proporciona ánimo y satisfacción, sin los cuales la enseñanza no tiene valor alguno.
Para Pestalozzi, la finalidad de la educación es conseguir que el hombre desarrolle capacidades humanas en su triple actividad: espíritu: vida intelectual; corazón: vida moral; mano: vida práctica. También le daba un gran valor a la educación religiosa, siempre que ésta no tuviera un carácter dogmático ni confesional.
Hay tres planos a destacar en su pensamiento:
- Pedagogía naturalista: el niño debe ser educado en libertad, que pueda actuar a su modo en contacto con la Naturaleza
- Un método intuitivo
- La finalidad es la educación
En su pedagogía naturalista se dejó guiar por su espíritu humanitario, dedicación al pueblo y a los pobres. Fue el creador de la escuela popular, abierta a todo el mundo, regenerada con espíritu social, no pública ni institucional.
Para él la religión es, en la mayoría de las personas, una admiración basada en una falta de conocimiento y la fe en Dios nace de la moralidad del pueblo. Si Dios es Padre de los hombres, el día en que un hombre muere no puede ser su último día.
Conflictos en Yverdon
Como él mismo decía, la obra maestra de su vida no era Burgdorf ni Yverdon, sino que descansaba en los principios educativos que profesaba, el desarrollo de la observación, la formación integral del hombre y la dedicación del profesor a la enseñanza, como reflejan sus seis meses de trabajo en Stans.
No obstante, en el momento en que crecía poderosamente la eficacia de su método se presentaron difíciles situaciones de discordia entre Schmid y Niederer. Cada uno de ellos sabía de su valor y sus diferencias de carácter y forma de pensar daban pie a disputas, mostrándose ambos incapaces de atender las orientaciones de Pestalozzi.
Pestalozzi encargó una inspección interna a una comisión que descubrió una serie de polémicas acaecidas entre ambas partes enfrentadas. Dicha comisión tuvo como conclusión preocupantes cargos contra Niederer.
Al principio las discordancias quedaban en el ámbito interno, manteniendo las apariencias. Sin embargo, pronto esas contiendas salieron de los muros del castillo y se hicieron públicas. Schmid se manifestaba públicamente contra Niederer y como no conseguía que se marchara del Instituto, decidió irse. En un escrito sin fundamentos arremetió contra los institutos de educación, especialmente el de Yverdon.
Niederer y Pestalozzi no consiguieron vencer las dificultades económicas.
Sobrevienen nuevamente problemas en 1812: Pestalozzi sufre una grave enfermedad causada por una aguja que le perfora el tímpano y las turbulencias de la persistente guerra seguían acechando la buena marcha del Instituto.
En 1815 se vuelve a solicitar la ayuda de Schmid, por un periodo se logró un acuerdo y se trabajó en armonía. Schmid consiguió restablecer nuevamente el orden en las finanzas.
El 16 de diciembre de 1815 desencarna su esposa Anna que siempre estuvo a su lado apoyándole en la mayoría de sus actividades. Su tumba está en el cementerio de Yverdon.
A partir de ese momento se acercó cada vez más su ocaso teniendo que presenciar las disputas constantes entre Schmid y Niederer, que tras repetidos intentos de acercamiento y conciliación no se entendían.
En 1817 Niederer en plena fiesta de Pentecostés expone su firme deseo de abandonar el Instituto. Niederer demostraba altivez, soberbia y orgullo contra Pestalozzi, ya que éste defendía a Schmid.
Con la partida de Niederer, la discordia entre ambos discípulos aumentó aún más en torno a la autoría de los escritos, lo cual fue motivo de sufrimiento para el anciano Pestalozzi.
Ya hacía mucho que por edad Pestalozzi podría haberse retirado, sin embargo no sabía vivir sin su obra.
Decide recaudar fondos mediante suscripciones de sus obras para crear una institución dedicada a los niños pobres. Sin embargo los innúmeros cambios que Schmid había introducido en sus escritos le dificultaron esta iniciativa en gran medida. Estos cambios habían conllevado multitud de variaciones y añadidos, llegando incluso a la retractación de conceptos pestalozzianos anteriores.
La opinión pública le dio la espalda y no consiguió obtener la cantidad esperada por las suscripciones.
Finalmente en 1818 Pestalozzi pudo abrir las puertas de una nueva institución en Clindy Foto muy cerca de Yverdon, manteniéndola hasta 1825, cuando Schmid fue expulsado del país por recaer en él sospechas de inmoralidad. Ese mismo año Pestalozzi cierra el Instituto de Yverdon y ya con los cabellos nevados por sus 76 años de edad vuelve a Neuhof.
Últimos años en Neuhof
En esta localidad se reúne con su nieto Teófilo Pestalozzi, quien se casó en 1822 con Catalina Schmid hermana de J. Schmid. Lo conocemos por una pintura de Schoener de 1805, donde sale retratado junto a su abuelo.
En dicho testamento, Pestalozzi alude a su nieto y demuestra su admiración por Schmid quien administró Neuhof hasta 1840.
Durante este periodo de residencia en Neuhof, realizó una nueva edición de Leonardo y Gertrudis, muy rica en cuanto al valioso contenido pedagógico.
Escribió las reflexiones de su vida y su último libro El Canto del Cisne en 1826.
La vida de Pestalozzi a menudo tomó un rumbo triste. También terminó tristemente. Johannes Niederer no pudo superar su odio ciego hacia Pestalozzi. Instó a un joven profesor de alemán, llamado Eduard Biber, a escribir un libro en el que llamaba a Pestalozzi hipócrita y criminal. «Los libros de Pestalozzi y su instituto son un montón de basura», dijo. El libro fue publicado en enero de 1827.
Su nieto Gottlieb había estado trabajando en la granja durante varios años y Pestalozzi junto a él comenzó a construir un nuevo edificio para los pobres, donde además de un hogar también podrían trabajar y obtener una educación.
En pleno invierno, no sobrevivió para ver la terminación del edificio.
El 12 de enero de 1827, Pestalozzi celebró su 81º cumpleaños y todavía tenía buena salud. Pocos días después el libro de Biber llegó a sus manos, ofendiéndole tanto que cayó gravemente enfermo. Quería defenderse de las mentiras que difundió Biber, pero ya no podía hacerlo.
Cinco semanas después Johann Heinrich Pestalozzi murió; era el 17 de febrero de 1827 sobre las 7 de la tarde en la ciudad de Birr, ubicada en una comuna suiza del cantón de Argovia, situada en el Distrito de Brugg.
En sus últimas horas escribió: «Estoy en mi lecho de muerte. Me hubiera encantado vivir algunos meses más, pero Dios decidió lo contrario y me reconcilié con su voluntad. Que la paz a la que estoy entrando también conduzca a mis enemigos a la paz. Sea como sea, los perdono. Bendigo a mis amigos y espero que me recuerden con amor y desarrollen las ideas de mi vida lo mejor que puedan».
Los últimos deseos de Pestalozzi no fueron una fantasía; Eduard Biber se mantuvo ocupado estudiando la vida y los logros de Pestalozzi, convirtiéndose de enemigo en admirador. Tal fue la veneración que sintió que dedicó toda su vida a las ideas pestalozzianas e intentó establecerlas en las escuelas.
Dos días después de su muerte, Pestalozzi fue enterrado cerca de la escuela en Birr. Esto es lo que él había deseado.
A pesar del frío y de la nieve un gran número de adultos y escolares de las aldeas vecinas siguieron el ataúd. Los maestros lo llevaron, y en su tumba le dieron las gracias con una canción. De acuerdo con su deseo, se plantó un rosal blanco en la tumba.
En 1846, para celebrar el centenario de su nacimiento, el cantón de Argovia colocó un monumento en la tumba de Pestalozzi. En letras doradas, las principales tareas y lugares de la vida de Pestalozzi se cincelan en la lápida.
Su epitafio
Heinrich Pestalozzi, nacido en Zúrich a 12 de enero de 1746. Fallecido en Brugg a 17 de febrero de 1827.
Salvador de los pobres de Neuhof; Predicador del pueblo en “Leonardo y Gertrudis”. Padre de los huérfanos en Stans. Creador de la nueva escuela elemental en Burgdorf y Münchenbuchsee, en Yverdon educador de la Humanidad. Hombre, cristiano, ciudadano. Para los demás todo, para sí, nada. ¡Bendecid su memoria!
Una estatua se erigió sobre la plaza principal del casco viejo de la ciudad de Yverdon en 1890. Fue uno de sus antiguos alumnos del castillo, Roger de Guimps, quien obró durante muchos años para que Pestalozzi no fuera olvidado en la ciudad.
Este monumento fue realizado por el escultor bernés Karls Alfred Lanz, que vivía en París. Uno de los prototipos de su composición lo hizo acreedor de una medalla de oro en la famosa Exposición Universal de París. Ese mérito le permitió solicitar un reconocimiento monetario mayor en Yverdon, según narra la propia Françoise Waridel, responsable del Centro de Documentación e Investigación Pestalozzi, dedicado a difundir el legado de ese hombre excepcional.
Legado de Pestalozzi para los tiempos venideros
Su vida fue un ejemplo de la perseverancia, la dulzura y la firmeza, demostró un gran amor por sus ideales, por los niños, por la verdadera educación, siendo imposible separar su obra de su vida.
Este gran pedagogo fundó varias instituciones educativas, tanto en Alemania como en regiones de Suiza de habla francesa, y escribió muchas obras que explican sus principios modernos revolucionarios de la educación.
Su lema fue «El aprendizaje por la cabeza, la mano y el corazón». Gracias a Pestalozzi, hacia 1830, el analfabetismo suizo del siglo XVIII fue superado casi por completo.
Debido a la nueva forma de enseñar a los niños, Allan Kardec obtuvo las herramientas necesarias para realizar la sistematización de la Doctrina Espírita, por medio de un método eficaz de preguntas y respuestas a los espíritus.
Consiguió crear en Stans, Burgdorf e Yverdon un sistema educativo en el cual los alumnos que más sabían auxiliaban a los que menos, transformándoles en profesores dedicados, a la par que implantó un ambiente familiar donde los alumnos vivían en un clima de cooperación mutua.
Gracias a Pestalozzi, hacia 1830, el analfabetismo suizo del siglo XVIII fue superado casi por completo.
Este pedagogo reformador de la metodología educativa tradicional lanzó la semilla de una enseñanza libertaria, dirigió su labor hacia la educación popular e influyó de manera decisiva en pensadores como Jean Piaget, María Montessori o Celestin Freinet.
Es considerado hoy día el padre de la escuela popular pues dejó un legado inmenso para el desarrollo de la sociedad en términos educativos y por ello forma parte de los cimientos de la cultura Humana.
Contribuyó grandemente a la concepción de la educación infantil actual. Su modelo educativo se desarrolló en el siglo siguiente y se tornó predominante en las denominadas reformas educativas planteadas en el contexto intelectual de la revolución de 1968. Su método y conceptos revolucionaron incluso otros campos del saber como la economía, la política y la filosofía.
Varios países hoy día adoptan una educación libre y humanística de acuerdo con los pensamientos de este insigne pedagogo suizo.
Manuel Godoy, valido del rey Carlos IV, fundó en el año 1807 en la ciudad de Madrid una escuela con los fundamentos pestalozzianos, en la que estudió el infante Francisco de Paula de Borbón. Mencionamos a este respecto la iniciativa personal de Godoy de extender el método pestalozziano por España, que se vio truncada debido a la Guerra de la Independencia.
En Brasil el Instituto Pestalozzi fue fundado por los profesores Thiago y Johanna Wurth en 1926. A día de hoy podemos encontrar más de 221 entidades educativas en este país que utilizan sus métodos.
Hoy día el castillo de Yverdon alberga el Centro de investigación y documentación Pestalozzi. Este centro se creó en 1977 y su fin es difundir y mantener viva la idea y la obra del educador y pedagogo.
Frases célebres
“Para cambiar a la persona hay que amarla. Nuestra influencia llega solo a donde llega nuestro amor.”
“La educación es el desarrollo natural, progresivo y sistemático de todas las facultades.”
“Un niño que no se siente querido, difícilmente puede ser educado.”
1 – Castillo de Yverdon – comprado en 1804 por la municipalidad.
2 – Plaza Pestalozzi en la que se encuentra la estatua de Pestalozzi.
3 – Rue du Four N°30 fue el primer hogar de Pestalozzi en Yverdon, a su llegada en el otoño de 1804.
4 – En la rue de la Plaine Nº39 en 1813, Johann Konrad Naef de Zurich fundó con la ayuda de Pestalozzi un instituto para niños sordos, el primero en Suiza. Se quedará en esta casa hasta 1869.
5 – Rue de Clendy Nº27. Aquí es donde Pestalozzi en 1818 creó su escuela para los pobres. Un año más tarde se cerró y los alumnos se incorporaron a los del castillo.
6 – En el cementerio se puede ver la tumba de Anna Schulthess-Pestalozzi que murió en 1815 en Yverdon.
© Copyright 2020 Cláudia Bernardes de Carvalho
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Bibliografía:
1889. PESTALOZZI, J.H. Cómo Gertrudis enseña a sus hijos. Coatepec (México) : Tipografía de Antonio M. Rebolledo (Disponible en la Biblioteca digital de la Universidad Autónoma de Nuevo León)
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Fuente: Folleto del centro de investigación y documentación Pestalozzi Yverdon.
Otras fuentes de información:
- Página web: CENTRE DE DOCUMENTATION ET DE RECHERCHE PESTALOZZI YVERDON
- Publications by and about Johann Heinrich Pestalozzi in the catalogue Helveticat of the Swiss National Library
- Encyclopaedic documentation about Pestalozzi – Publisher: Swiss association ,,Verein Pestalozzi im Internet»
- PestalozziWorld biographical links – A handful of short and longer biographies and references to his methods
- JHPestalozzi.org – An introduction to Pestalozzi and related links.
- «Wie Gertrud ihre Kinder lehrt» (PDF)
- UNESCO: Artículo sobre Juan Enrique Pestalozzi de Michel Soëtard (PDF)
- http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/archive/Publications/thinkerspdf/pestalozzi.PDF
- Herbermann, Charles, ed. (1913). «Pestalozzi and Pestalozzianism«. Catholic Encyclopedia. New York: Robert Appleton Company.
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