Léon Denis
Léon Denis está considerado con toda justicia el sucesor de Allan Kardec. Allan Kardec representaba al hombre sabio, instruido desde la infancia, de familia con recursos, de espíritu metódico y científico e inmerso en el ambiente cultural de París, la capital cultural de su tiempo. En cambio, Léon Denis era el hombre hecho a sí mismo, de familia humilde, pero con una fuerza inmensa de superación, amante de los libros, dedicó su vida al estudio, a la divulgación del espiritismo y llegó a ser un gran filósofo, autor de numerosas obras.
Léon Denis nació el 1 de enero de 1846 en Foug, villa de Meurthe-et Moselle muy próxima a Toul, en la Lorena francesa, en el seno de una familia pobre. Comenzó a trabajar a los doce años, puliendo planchas de cobre que lastimaban sus manos. Su delicada salud lo llevó a buscar otro medio de sustento, encontrando en el comercio una actividad más afín a sus gustos y aptitudes. En su obra El problema del ser y del destino declaraba:
He transitado penosamente por los caminos de la vida. Mi infancia fue dura. Desde muy temprano conocí el trabajo manual y las pesadas cargas familiares. Más tarde, en mi carrera de propagandista, me han lastimado a menudo las piedras del camino, me han mordido las serpientes del odio y de la envidia…
En 1862 formó parte del grupo masónico Loge des Démophiles de Tours, que abandonó tras quince años de actividad, pues no quería plegarse a la corriente materialista y atea que comenzaba a extenderse entonces en la francmasonería.
Conocimiento del espiritismo y de Allan Kardec
Cuando contaba unos 18 años, Léon Denis vio en una librería El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec. Lo compró y lo leía ávidamente ocultándolo a su madre, que siempre era cuidadosa con sus lecturas. Sin embargo sucedió que la madre había encontrado su secreto y ella también leía esa obra en su ausencia. Ambos se convencieron ante esta revelación y la familia conversaba acerca de la filosofía que daba respuesta clara a sus preguntas, así como disipaba su indiferencia y sus dudas.
Tours fue una de las primeras ciudades francesas en conocer el espiritismo. En efecto, en 1867 Allan Kardec acudió para dar una conferencia en una sala para que se había solicitado autorización. En el último momento se denegó dicha autorización y Léon Denis en la puerta redirigía a los asistentes a la villa del Sr. Rebourdin, en cuyo jardín tendría lugar el encuentro. Allí, bajo la claridad de las estrellas se reunieron 300 personas, la voz dulce y grave de Allan Kardec se elevaba disertando acerca de la obsesión. Al día siguiente Léon Denis volvió a la villa para saludar al maestro y lo encontró junto a Amélie Boudet, subido a un escabel cogiendo cerezas para su esposa, una escena bucólica que contrastaba con sus graves ocupaciones.
En dos ocasiones más se encontró con Allan Kardec, en su domicilio del Passage Sainte-Anne en París y en Bonneval. Es a partir del paso de Kardec por Tours que se fundó el grupo de la rue du Cigne, en el que Denis pasó a ser secretario.
En 1870 con motivo de la guerra franco-prusiana, se alistó como voluntario y formó parte de la armada del Loira. Tras el fin del conflicto, volvió a Tours para seguir con sus ocupaciones y viajes.
Actividad de Léon Denis en la Liga de la Enseñanza
Según relata Henri Sausse en su biografía, en 1880, con motivo de la creación de la Ligue d’Enseignement de Jean Macé, es el alma del Círculo Tourangeau. Se revela como un propagador ardiente e irresistible. Funda numerosos círculos y bibliotecas populares e inaugura la era de las conferencias públicas. Con motivo de sus viajes profesionales, por Normandía, Bretaña, Anjou y Mayenne, aprovecha en todas partes para dar conferencias de propaganda que le proporcionan un vivo y legítimo éxito.
La Liga de la enseñanza extiende su influencia por todas partes gracias a su joven y brillante conferenciante, que ve su tarea engrandecerse consecuentemente. Denis es llamado a Angers, Le Mans, Nantes, Orléans, etc., y en todas partes es aplaudido con merecimiento. Pero su tarea se complica con motivo de los cuidados que aporta a su difusión del espiritismo, del que ha quedado prendado. Se aleja llevando a todas partes la instrucción laica y la propagación de la doctrina espirita.
El Congreso Espírita de París en 1925
Léon Denis había participado en numerosos congresos espiritistas, siendo el de 1925 organizado por Jean Meyer el último en el que participó. Pese a que no deseaba presidirlo por su avanzada edad, se plegó a la insistencia fraternal de Meyer. Este congreso reunió a numerosos representantes de 24 naciones y tuvo una extraordinaria importancia. La cobertura informativa también fue amplísima, pues aproximadamente 60 periódicos dieron cobertura a sus sesiones, recogidas en una publicación que contenía las diversas intervenciones de los ponentes y amplia información.
Léon Denis visto por Arthur Conan Doyle
Claire Baumard, secretaria en los últimos años de Léon Denis, escribió una biografía íntima del filósofo y solicitó un prefacio al ilustre escritor Arthur Conan Doyle. Este confesaba que había conocido poco a Léon Denis y que se habían encontrado raramente, desde luego en 1925 con motivo del Congreso Espírita en París, pero la impresión que causó Denis en el autor de Sherlock Holmes fue indeleble, expresándose así:
Seré breve, porque he conocido poco a Léon Denis y no lo he encontrado más que raramente, sin embargo, debo decir con toda sinceridad que pocos hombres han producido en tan corto lapso de tiempo una impresión tan viva a mi espíritu.
Vuelvo a ver todavía muy claramente su sólida y fuerte complexión, su aspecto majestuoso y su cabeza leonina, que recordaban a los viejos sacerdotes celtas o a los guerreros primitivos, figuras destacadas de un tiempo pasado que él gustaba evocar. Orgulloso pero benévolo, impetuoso pero sabio, emotivo aunque reflexivo, tales eran las cualidades tan diferentes que yo discernía en su extraordinario rostro.
Como escritor, me emociona profundamente. Yo hablo imperfectamente el francés, pero lo leo con frecuencia, porque considero que la literatura francesa es la primera del mundo. No pretendo erigirme en crítico de tal literatura, pero a mi parecer la prosa de Léon Denis, tan vigorosa y expresiva, tan elegante en su forma, aunque cargada de pensamientos, es de un estilo absolutamente perfecto. Une a la riqueza de conocimientos, una filosofía muy precisa y definida.
Testamento moral de Léon Denis
Léon Denis como gran filósofo preocupado por la ética redactó un testamento moral en el que indicaba que los recursos que restaran tras su paso por la Tierra se destinaran a la divulgación del espiritismo, tal como había hecho también Allan Kardec. En el caso de Kardec la persona que debía administrar este legado era su esposa Amélie Boudet y el de Denis era el editor y humanista Jean Meyer. De gran interés es la visión de Denis sobre el futuro de sus publicaciones. Así dispuso que en caso de que a la muerte de Meyer sus obras no pudiesen ser divulgadas, pasarían a dominio público. Veamos dicho testamento moral publicado por la Revue Spirite en 1927:
Llegado al ocaso de la vida, a esta hora crepuscular donde una nueva etapa se acaba, donde las sombras suben a cual más y cubren todas las cosas con su velo melancólico, considero el camino recorrido desde mi infancia, después dirijo mi mirada hacia adelante hacia esta salida que pronto va a abrirse ante mí, hacia el más allá y sus claridades eternas.
En esta hora mi alma se recoge y se libera de antemano de las trabas terrestres. Ve y comprende el objetivo de la vida. Consciente de su papel aquí abajo, reconocedora de los beneficios de Dios, sabiendo por qué ha venido y por qué ha obrado, bendice la vida por todas las alegrías y todos los dolores, por todas las pruebas saludables que esta le ha procurado, reconoce allá los instrumentos de su educación, de su elevación. Bendice la vida terrestre, convencida de que, cuando la deje, volverá más tarde en una nueva existencia para trabajar, sufrir, perfeccionarse y contribuir con sus trabajos al progreso de este mundo y de la humanidad.
He consagrado esta existencia al servicio de una gran causa, el espiritismo o espiritualismo moderno, que será ciertamente la creencia universal, la religión del futuro. La he consagrado a divulgar con todas mis fuerzas, con todas mis facultades, con todos los recursos de mi espíritu y de mi corazón. Siempre he sido sostenido por mis amigos invisibles, por aquellos con los que iré a reunirme pronto. Por la causa del espiritismo he renunciado a todas las satisfacciones materiales, incluso a la vida familia y la vida pública, a los títulos, a los honores, y funciones, errante en el mundo, a menudo solo y entristecido, pero feliz en el fondo de pagar así mi deuda del pasado y de aproximarme a los que me esperan allí arriba en la luz divina.
Dejando la Tierra, quiero que los recursos que dejo aquí sean consagrados al servicio de esta misma causa. Es en este pensamiento, en esta voluntad, que he elaborado aquí la lista de mis legatarios.
Primero, en un objetivo de propaganda humanitaria, lego al Sr. Jean Meyer, residente en la villa Montmorency, avenue des Tilleuls, 11 Paris (16e), la propiedad de mis obras que figuran en la Biblioteca de Filosofía espiritualista moderna y de Ciencias físicas que él fundó. Además, lego al dicho Jean Meyer todos mis volúmenes y folletos en depósito en la imprenta Arrault, en Tours, así como los clichés, moldes y accesorios referentes a estas obras.
Si al deceso del Sr. Jean Meyer, el funcionamiento de su biblioteca aquí abajo designada se encontrara comprometido, las obras pasarían al dominio público y todos los interesados podrían reproducirlas a condición de ceñirse escrupulosamente al texto de cada última edición, bajo el control y la supervisión de mis ejecutores testamentarios.
Léon Denis. (La Revue spirite, 1927, mai, p. 201)
Léon Denis desencarnó el 12 de abril de 1927 en Tours, a la avanzada edad de 82 años.
Obras de Léon Denis
Después de la muerte (1890)
Exposición de la doctrina de los Espíritus, sus bases científicas y experimentales así como sus consecuencias morales. Es una obra dividida en cinco partes. La primera contiene una panorámica histórica de las creencias y filosofías que se les contraponen. La segunda presenta los grandes enigmas de la existencia: Dios, el universo, el alma, el objeto de la vida… La tercera aborda el mundo invisible a la luz de la ciencia y sus consecuencias filosóficas y morales. La cuarta trata sobre cuestiones acerca del más allá. Y finalmente, la quinta, el camino recto, compendio de las leyes morales que el ser humano lleva inscritas en su conciencia. Esta obra está considerada complementaria de El libro de los Espíritus, de Allan Kardec.
En el momento mismo en que el materialismo ha llegado a su apogeo y ha llevado a todas partes la idea de la nada, una ciencia nueva, apoyada sobre hechos, aparece y ofrece al pensamiento un refugio en el que aquél encuentra por fin el conocimiento de las leyes eternas de progreso y de justicia. Una floración de ideas a las que creía muertas y que dormían solamente, se produce y anuncia una renovación intelectual y moral.
Doctrinas que fueron el alma de civilizaciones pasadas, reaparecen bajo una forma engrandecida, y numerosos fenómenos, por largo tiempo desdeñados, mas cuya importancia entrevén por fin algunos sabios, vienen a ofrecerles una base de demostración y de certidumbre. Las prácticas del magnetismo, del hipnotismo, de la sugestión, más aún, los estudios de Crookes, Russell Wallace, Lodge, Aksakof, Paul Gibier, de Rochas, Myers, Lombroso, etcétera, sobre hechos de orden psíquico, suministran nuevos datos para la solución del gran problema.
Cristianismo y espiritismo (1898)
Estudio sobre las relaciones entre el cristianismo primitivo y el espiritismo. Aborda las alteraciones, desviaciones y dogmas sufridos por el primero.
La fe del porvenir, que surge ya del seno de las sombras, no será ni católica ni protestante; será la creencia universal de las almas por la cual cesará el antagonismo que separa a la ciencia actual de la religión, con lo cual, la ciencia será religiosa y la religión será científica. Se apoyará en la observación, en la experiencia imparcial, en hechos mil veces repetidos. Al mostrarnos las realidades objetivas del mundo de los Espíritus, desvanecerá todas las dudas, desterrar las incertidumbres y abrirá a todos las perspectivas infinitas del porvenir.
En lo invisible (1903)
Tratado de espiritismo experimental, los hechos y las leyes, una obra complementaria de El libro de los médiums, de Allan Kardec.
La mediumnidad es una planta delicada que para florecer necesita atentas precauciones y cuidados asiduos. Necesita método, paciencia, altas aspiraciones, sentimientos elevados. Necesita, sobre todo, la tierna solicitud del espíritu bueno que le prodiga su amor y le envuelve en sus fluidos vivificantes. Pero, casi siempre se le quiere hacer producir frutos prematuros, y desde aquel momento se desvía y se agosta bajo el soplo de los espíritus atrasados.
Juana de Arco, médium (1912)
Esta obra fue publicada inicialmente como La verdad sobre Juana de Arco en 1910. Y reeditada con el título definitivo de Juana de Arco, médium dos años más tarde. Se trata de la biografía de la «doncella de Orléans» desde una perspectiva espiritista. A las dos explicaciones conocidas del caso Juana de Arco, una que la juzga histérica y alucinada, condenándola a la hoguera inquisitorial, y otra que la restituye como santa y visionaria, añade Léon Denis una tercera, al afirmar que Juana de Arco “fue una intermediaria entre dos mundos, una médium poderosa”. Las voces que la orientaron y sostuvieron en el desempeño de su misión no eran otras que las de sus guías invisibles. Y para probar esta tesis, el autor se sirve de importantes documentos y de las manifestaciones de Juana, que más de una vez se refirió a los «santos espíritus».
Aquella joven del siglo XV, que conversaba directamente con sus voces y que con tanta claridad leía en el mundo invisible constituye la imagen de la humanidad del futuro, que también conversará directamente con los Espíritus, sin mediación de los sacerdocios oficiales y sin ayuda de los ritos, cuyo sentido ha perdido la Iglesia, dejando que se borre su virtud.
El problema del ser y del destino (1905)
Aborda cuestiones trascendentales como el enigma de la existencia, las vidas sucesivas y las potencias del alma. La evolución del ser indica un plan y una finalidad. Esta finalidad es la perfección, que no puede realizarse en una única existencia, sino a través de las vidas sucesivas. Y es también una condición para la educación y el progreso de las almas.
En realidad, en la Universidad como en la Iglesia, el alma moderna no encuentra más que oscuridad y contradicción en todo lo que concierne al problema de su naturaleza y de su porvenir. A semejante estado de cosas deben atribuirse en gran parte los males de este tiempo, la incoherencia de las ideas, el desorden de las conciencias y la anarquía moral y social.
La educación que se da a las generaciones es complicada. No les alumbra el camino de la vida. No les templa para las luchas de la existencia. La instrucción clásica puede enseñar a cultivar, a adornar la inteligencia, pero no enseña a obrar, a amar, a sacrificarse. Menos aún enseña a formarse una concepción de la vida y del destino, que desarrolla las profundas energías del yo y orienta nuestros entusiasmos, nuestros esfuerzos hacia un fin muy elevado.
El gran enigma (1911)
Trata acerca de la existencia de Dios, el más profundo de todos los problemas de la existencia, pues abarca a todos los demás. También elucida acerca del Universo, el gran libro donde se puede leer a través de la creación: el cielo estrellado, la selva, el mar, la montaña. En el prefacio al lector, Léon Denis nos indica que esta obra fue escrita para resumir todo lo que el alma humana debe conocer. La vida no es cosa vana, sino una lucha para la conquista del cielo. Y por encima de ella se cierne la eterna Justicia templada por el Amor.
No busques a Dios en los templos de piedra o de mármol, ¡oh, hombre que quieres conocerle! Búscalo en el templo eterno de la naturaleza, en el espectáculo de los mundos, recorriendo el infinito, en los esplendores de la vida que esclata en su superficie; en la contemplación de los horizontes variados: llanos, valles, montes y mares que te ofrece tu morada terrestre.
En todas partes, bajo el esplendor del día, bajo eI constelado manto de la noche, al borde de los océanos tumultuosos o en la soledad de los bosques, si sabes recogerte, oirás las voces de la naturaleza y las sutiles enseñanzas que ésta murmura al oído de quienes frecuentan sus retiros y estudian sus misterios.
El mundo invisible y la guerra (1919)
Recoge diversos artículos publicados por Léon Denis durante la I Gran Guerra europea. Presenta la problemática sobre la acción de los espíritus en las guerras y en los acontecimiento en general.
El genio céltico y el mundo invisible (1927)
Con 81 años Léon Denis concluye el manuscrito de esta obra, cuando estaba prácticamente ciego. La obra fue publicada póstumamente.
Folletos y partes de obras publicadas separadamente
El porqué de la vida (1884)
El espiritismo y sus detractores católicos
El más allá y la supervivencia del ser (1913) Opúsculo que recoge numerosas pruebas experimentales de reputados científicos de diversas universidades del mundo acerca de la supervivencia del ser tras la muerte. Gracias a las investigaciones y experiencias de Crookes, Wallace, Hyslop, Myers, Lodge, Barret, Lombroso y otros, las afirmaciones en favor del espiritismo se multiplican. Esta obra constituye un complemento de dos obras anteriores de Léon Denis, En lo invisible y El problema del ser y del destino.
Fuentes de información
Conocemos numerosos datos acerca de la vida de León Denis a través de tres biografías. La de Henri Sausse fue realizada en vida del filósofo de Tours, pero aporta gran cantidad de datos gracias a la numerosa correspondencia entre ambos. La biografía más completa es la Gaston Luce, amigo personal de Léon Denis. Finalmente, Claire Baumard, última secretaria de Denis, nos ofrece una aproximación más sentimental.
1920 SAUSSE, H. “Biographie de Léon Denis”. Le Spiritisme Kardéciste : Journal de propagande de la doctrine des esprits selon les enseignements d’Allan Kardec et Léon Denis, décembre. [Accesible en : spiritisme.net]
1927 La Revue Spirite : fondée en 1858 par Allan Kardec, dir. Jean Meyer. Paris, mai, p. 193-201.
1928 LUCE, G. Léon Denis : l’apôtre du Spiritisme. Sa vie, son oevre. Paris : Editions Jean Meyer (B.P.S)
1929 BAUMARD, C. Léon Denis, intime. Paris : editions Jean Meyer.
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