Nicolas Camille Flammarion
Nicolas Camille Flammarion, eligió la frase «Ad veritatem per scientam» cuya traducción es «Hacia la verdad con la ayuda de la ciencia», para que franqueara el pórtico principal de su observatorio de Juvisy-sur-Orge. Quería el que todo aquel que cruzara el umbral de la puerta se adentrara en un tiemplo de sabiduría.
Es fácil quedar seducido por las facetas de este personaje peculiar y entrañable que con su visión del Universo logró además mostrar las bellezas espirituales.
Un hombre, un literario, un científico que promovió la comprensión de la mecánica celeste y la inserción del pensamiento humano en los espectáculos tan variados de la Naturaleza.
Nacimiento:
En el pequeño pueblo de Montigny-le-Roi, nació nuestro protagonista. Durante sus 83 años de vida, afirmó innumerables veces que él era un verdadero hijo de la Naturaleza, por ser descendiente de labradores y estar vinculado con ella.
Camille Flammarion significa aquel que lleva la luz. Este espíritu emprendedor dejó una herencia literaria valiosa al alcance de todos. Tenía una sed siempre insaciable de ciencia y más particularmente de Astronomía siendo considerado por muchos el explorador y el revelador de los cielos.
Primeras obras:
Sus primeras obras versaban sobre esta ciencia que estudia la estructura y la composición de los astros, su localización y las leyes de sus movimientos, por lo que recibió el alias de el poeta de las estrellas. Sin embargo, también fue un explorador de las verdades del mundo espiritual, en su juventud escribió sobre ellas buscando traducirlas en un intento de acercarse y divulgar a Dios por medio de la Naturaleza.
Fue un hombre en continua búsqueda de nuevos horizontes, con un carácter indagador investigaba en nuevos campos de la ciencia con la finalidad de descubrir caminos desconocidos.
Lo que no le aportara progreso y estudio lo consideraba una pérdida de tiempo, el mismo solía manifestar que tenía prisa por llegar al mundo, tanto que nació antes de los nueve meses. Su fecha de nacimiento fue el 26 de febrero de 1842.
Niño precoz:
Mayor de cuatro hermanos, desde tierna edad mostró cualidades excepcionales, con apenas cuatro años leía con fluidez y escribía correctamente, a los cinco dominaba conceptos elementares de aritmética. Inventó un instrumento musical, un tubo de cartón que le servía para investigar plantas, un microscopio, con la mitad de un prismático observaba la luna como si fuera un telescopio.
Aun siendo un niño pequeño presenció fascinado un eclipse anular de sol y el paso de un cometa. Estos fenómenos harían florecer en él la vocación de astrónomo que duraría hasta su muerte. Siempre muy estudioso fue considerado el primer alumno de su escuela primaria.
Todos los temas le hacían vibrar, los absorbía rápidamente, las matemáticas, el inglés y el latín eran sus asignaturas predilectas, mismo que éstos no le aportasen el entendimiento buscado a su precoz edad.Se quejaba arduamente de la falta de tiempo para realizar todo lo que deseaba.
Su madre deseaba que su primogénito siguiese la carrera eclesiástica. Siendo muy católicos a pesar de pobreza se esmeraron en ofrecerle la mejor educación posible transmitiéndole los valores del respeto, el sentido del deber y de la honradez.
Nuestro protagonista tuvo una estrecha vinculación con la Iglesia colaborando en varias tareas dentro de esta. En este período aprendió que de nada valía conquistar el Universo si se perdiera el alma.
Sus padres enfermaron gravemente por una epidemia de cólera. Un socio aprovechó este momento para estafarles, los acreedores absorbieron todos sus bienes llevando a la familia a la quiebra. Camille quedó gratuitamente alojado en el Episcopado para seguir sus estudios, sin embargo las condiciones en el seminario no fueron del todo satisfactorias.
No obstante, las dificultades nunca fueron un obstáculo para este joven de mente y corazón científico pues estudiaba con ahínco muchas veces a la luz de la vela e incluso a la luz de la luna para poder terminar el sus estudios correspondientes al bachiller.
Pasados los años, en septiembre de 1856 cuando contaba con 14 años, Camille pudo ir a París, ciudad que le deslumbró desde el principio. Transcurrido un tiempo consiguió ingresar en la Escuela de Diseño de la Iglesia de San Roque, y en los domingos asistía a las conferencias de Astronomía proferidas por el abad. Su perfil didáctico le lleva a transmitir a alumnos sus conocimientos de literatura, diseño y ciencias. Logró ingresar con apenas 16 años a la Asociación Politécnica, creada por filantropos, donde fue nombrado presidente por unanimidad. Su primer discurso se título Las maravillas de la Naturaleza.
Con el propósito de colaborar con la familia encontró trabajo como aprendiz en un taller de un cincelador de cristales pero también en este caso las condiciones no fueron ciertas, laboralmente era un esfuerzo para el adolescente de dieciséis años pues las jornadas superaban las 15 horas diarias. Debido a ello enfermó siendo visitado por el popular médico de los pobres, el doctor Fournier.
En la mesita de noche del enfermo, el buen doctor se encuentra con un grueso manuscrito de quinientas páginas que luce en su portada un título sorprendente: Cosmogonía Universal: estudio del mundo primitivo, historia física del globo desde los tiempos más remotos de su formación hasta el reino del género humano.
El libro incluye además unas ciento cincuenta ilustraciones perfectamente ejecutadas.
Camille Flammarion también dibujaba con maestría. Sorprendido el médico interroga por como ha conseguido tan fascinante obra y el joven muchacho aclara que él es el autor.
Su hermano Ernest se convertirá más tarde en el fundador de la conocida editorial que lleva por nombre el apellido paterno. Como editor y librero publicó el libro de su hermano Camille, Cosmogonía Universal. Sin embargo no era su primera obra ya que había publicado anteriormente El mundo antes de la aparición de los hombres.
Fournier se queda estupefacto. Inicia una búsqueda entre sus contactos de una oportunidad para el joven talento. Logra con sus influencias que un mes más tarde Camille Flammarion sea admitido en el Observatorio de París dirigido por el entonces famoso descubridor de Neptuno, Urbain Jean Joseph Le Verrier.
El director era adepto de la astronomía matemática, no la observacional por esto Camille acude cada noche al observatorio para aprender junto al astrónomo Jean Chacornac descubridor de seis asteroides, un cometa y autor del célebre Atlas Écliptique además de asiduo estudiante de las manchas solares. Estando en buena compañía Camille aprendió muchísimo.
Nicolas Camille Flammarion se ha beneficiado a lo largo de su vida de una cúmulo de oportunidades que ha sabido sacar partido de forma maestral.
Con apenas 19 años de edad empezó a plantearse cuestiones transcendentales. Decidido se volcó en el estudio fervientemente de los Evangelios, buscando la verdad. Después de intensos análisis concluyó que muchos de los postulados fundamentales eran falsos, tal como lo escribió en su trabajo llamado Stella. Se da cuenta de que la realidad chocaba de frente con la educación religiosa recibida hasta entonces, donde se imponía la fe ciega.
Conociendo el espiritismo:
En 1861, en una apacible tarde mientras paseaba en las calles parisinas, en una librería se encuentra con un curioso volumen que lleva por título El Libro de los Espíritus firmado por Allan Kardec, seudónimo de Hyppolyte Léon Denizard Rivail.
El libro citado cambió su forma de pensar, por fin encontraba respuestas. Había sido publicado el 18 de Abril de 1857 y cosechó un gran éxito. Fascinado con el contenido y las verdades reveladas en él, Camille Flammarion decide contactar con el autor.
De este encuentro, entre el padre del espiritismo y el joven astrónomo, surge una sólida amistad que duraría toda la vida.
Poseía unas ganas enormes de sabiduría por eso su meta más importante en la vida era el conocimiento.
Resultado de sus investigaciones 1862, Camille Flammarion publica La Pluralité des Mondes Habités, La pluralidad de los mundos habitados por la editora Mallet-Bechelier, que se revelará todo un éxito editorial. Este libro pretende responder a la vieja pregunta ¿estamos solos en el universo?.
Por esta publicación fue ampliamente criticado, considerando su temática mediocre y fantasiosa. Cuando concibió este libro no tuvo la intención de publicarlo, pero el editor de los trabajos del Observatorio quiso leerlo y lo consideró de valor. Esto significaba para Camille Flammarion tener que pagar su impresión, lo que no dejaba de ser un sacrificio; pero se comprometió a cancelarla con una parte de su sueldo.
Opositores:
El Presidente del Consejo del Observatorio de París M. Fayer fue un tenaz opositor de la idea de La pluralidad de los mundos habitados, después de muchos años, admitió su valioso aporte para la modernización y la enseñanza de la Astronomía.
La notoriedad alcanzada en poco tiempo por el joven astrónomo no gusta, sin embargo, a Le Verrier. Después de 4 años de trabajo, sorpresivamente el director le dijo que no lo consideraba un alumno astrónomo sino un alumno poeta.
Le Verrier decide romper relaciones con Camille y sin otra explicación le echa del observatorio. Es ahí cuando abandona el observatorio para ingresar como calculista en la Oficina de Longitudes, donde con libertad efectúa estudios de los movimientos de la luna y tiene tiempo para dedicarse a su verdadera fascinación, el estudio de la astronomía y las maravillas del Universo.
Es difícil de imaginar la cantidad de trabajo que ha acumulado, principalmente porque cada una de sus obras requería una considerable documentación y una actualización diaria del progreso científico que no dudó en realizar en sus múltiples reediciones.
Esta persona autodidacta no se detiene y su renombre se extendió por todo el mundo.
Reconocimiento:
El libro le aporta reconocimiento. El escritor Víctor Hugo le ha felicitado escribiéndole el 17 de noviembre de ese mismo año: “Los temas que usted trata son la perpetua obsesión de mi pensamiento, y el exilio que sufro no ha hecho otra cosa que aumentar esta meditación, que me coloca entre dos infinitos, el Océano y el Cielo […] Siento inmediata afinidad con espíritus como el suyo. Sus estudios son mis estudios. Sí, crucemos el infinito: ésa es la verdadera labor de las alas del alma.”
Poco tiempo después Camille Flammarion ya forma parte de la Sociedad de Estudios Psicológicos de París, la cual fundó el propio Allan Kardec. En ese mismo año publicó otra obra básica Los habitantes del otro mundo: revelaciones de ultratumba, donde recopilo los mensajes que recibió en las sesiones de espiritismo en la Sociedad.
Trabajó intensamente en la experimentación mediúmnica; participó en las investigaciones realizadas con los médiums conocidos de aquella época; estudió los fenómenos físicos aplicando el método científico acorde a su pensamiento racionalista y escribió numerosos artículos sobre el tema.
En una de las sesiones le fue revelada su identidad en una encarnación anterior en el siglo XVI, como el escritor español, autor del poema Araucana.
Sesiones mediúmnicas:
En las sesiones espiritistas siempre se mantuvo crítico. En la Revista Espírita era frecuente que Kardec mencionara a Flammarion, así como sus experiencias en el desarrollo de su facultad como médium psicográfico. Flamarion recibe mensajes de Galileo Galilei durante una sesión espiritista en la que también están presentes el dramaturgo Victorien Sardou de acuerdo al registro hecho por Allan Kardec en el libro La Génesis, los milagros y las predicciones según el espiritismo de 1868, capítulo Uranografía Geral.
A Camille no sólo le interesa la inmensidad sideral, sino también las profundidades de la psique humana. Fue uno de los primeros en practicar la hipnosis e impartió clases sobre ella.
Junto a Jean-Martin Charcot realiza, en la Salpêtriere, algunas de las primeras experiencias hipnóticas. En la Escuela Politécnica Francesa, asiste a los experimentos en torno al magnetismo y el espiritismo que lleva a cabo el coronel Albert de Rochas entre los años 1892 y 1895.
Camille Flammarion dijo: “El árbol de la vida está incompleto si falta la rama de la psíquica y que de aquí en adelante, la antropología debe de ser completada por esos conocimientos largamente desligados. Hay todo un mundo invisible por visitar.”
Afirmaba que los fenómenos espiritistas eran regidos por principios científicos no descubiertos todavía. Incansable escritor y propagador de la Doctrina Espiritista llevó la bandera de la Buena Nueva, acompañando a Allan Kardec en sus trabajos de divulgación y estudio.
Desencarnación de Allan Kardec:
En 1869 fallece su entrañable amigo Allan Kardec de forma repentina. Flammarion es el encargado de pronunciar las palabras finales en su funeral y frente a su tumba realiza un sentido discurso. Le dijo: “hasta la vista”, hablando del espiritismo y la ciencia, afirmando su posición absolutamente científica y rechazando la credulidad sin experimentación y certeza.
Recordó con gran reconocimiento la obra de Kardec a quien llamó “ese pensador laborioso” y destacó que era “el buen sentido encarnado”. En palabras emocionadas: continuó diciendo: “Señores el espiritismo no es una religión, es una ciencia de la que apenas conocemos el abece…”
Camille Flammarion rehusó suplirlo en la presidencia de la Société Parisienne d’Études Spirites, creada el 1 de abril de 1858, cuya primera sede fue un local del Palais Royal de París.
En la opinión de Francois Marie Gabriel Delanne, Flammarion fue un filósofo muy sabio que tenía el arte de la ciencia y la ciencia del arte.
A partir de 1863 edita la revista Cosmos.
Lumen era una obra espírita donde Camille Flammarion demostraba sus profundos conocimientos de la doctrina; que junto a su libro Dios en la Naturaleza o el materialismo y el espiritualismo ante la ciencia moderna, aparecido en 1867; merecieron la opinión elogiosa de Allan Kardec en la Revista Espírita.
En 1870 escribió y publicó un tratado sobre a rotación de los cuerpos celestes, demostrando que el movimiento de rotación de los planetas es una aplicación de la gravedad a sus respectivas densidades, ocho años después publica un catálogo de estrellas duplas que fue considerado por muchos años, el mejor del mundo.
Relatos del infinito, fue publicado en 1872 incluía tres obras: Lumen, Histoire d’une comète y Dans l’infini.
Al publicar el libro Astronomía Popular, en 1880, Camille Flammarion recibió el premio Montyon de la Academia Francesa.
La revista L´Astronomie es fundada en 1882 y que provocaría el surgimiento del Boletín Astronómico del Observatorio de París. Esta revista es editada hasta hoy.
Sus libros despiertan la admiración de muchas personas, pues son repletos de ciencia, de filosofía y poesía.
Donación de una propiedad:
Camille Flammarion recibió en 1882, la propiedad de Juvisy-sur-Orge de uno de sus admiradores el señor Louis Eugène Méret, rico comerciante de Burdeos. La casa, ubicada en las afueras de París, en lo alto de una colina, permite estudiar el cielo sin demasiadas molestias. Decide quedársela y convertirla en un observatorio.
Su popularidad es entonces también mejor que la de Víctor Hugo, Pasteur o el matemático Henri Poincaré. Sus publicaciones le proporcionan los fondos para llevar a cabo el trabajo en su nueva propiedad. Pronto transforma el edificio en un observatorio, lo equipa con una cúpula y varios instrumentos. De hecho, el editor, hermano del autor saca 100.000 copias del libro. Fue un verdadero éxito y el cielo fue finalmente accesible para todos en una forma atractiva y precisa.
A diferencia de la mayoría de los observatorios públicos de la época cuyo objetivo era la astronomía de posición, éste estaba dedicado a la astrofísica, principalmente la observación física del Sol, los planetas y sus satélites, así como al estudio fotográfico de estrellas variables.
El dibujo y la fotografía fueron de inmediato las principales herramientas del observatorio.
Fascinada por las estructuras observables en Marte, los famosos canales, Camille Flammarion deseaba centralizar en Juvisy la colección de todas las observaciones hechas en el mundo en este planeta.
Visitantes ilustres:
El emperador de Brasil Don Pedro II es una de las primeras personalidades que le visita en su observatorio, en el día 29 de julio de 1887, inaugura, con la observación de Venus, a grande luneta de 25 cm de diámetro. En dicha fecha el emperador planta un pino en los jardines de Juvisy y entregó al ilustre astrónomo la medalla del Orden de la Rosa.
Rumania y España también rinden tributo a Camille Flammarión con el premio «Ruban Violet», Grand Orden de la Cruz de Isabela Católica” y la «Cruz de la Grand Orden de Carlos III», por sus méritos.
Flammarion reúne a varios astrónomos para fundar la Sociedad Astronómica de Francia cuyo principal objetivo es divulgar las ciencias del Universo e impulsar a los astrónomos amadores a participar en el progreso de los estudios.
Tal logro se hace realidad el día 28 de enero de 1887. Dicha Sociedad sigue en funcionamiento hasta nuestros días. Con el número de socio 85 Don Pedro II, emperador de Brasil y Alberto Santos Dumont, considerado el padre de la aviación por haber construido el primer avión son miembros fundadores de la Sociedad, así como centenares de amantes de la astronomía.
La entidad anualmente concede la Plaquette du centenaire de Camille Flammarion, , y el premio para aquellos investigadores que destacan llamado Gabrielle et Camille Flammarión.
En 1896 descubrió un período en el cual los eclipses del Sol son observables en las mismas regiones de la Tierra cada 54 años, lo que se denomina hoy día Ciclo de Flammarion.
El observatorio con su portal y huerta adyacente está catalogado como monumento histórico francés desde el 28 de diciembre de 2009. En 2010 fue restaurado, el ambiente interior es solemne y está dedicado principalmente a la astronomía.
Se puede acceder en sus salas al precioso testimonio de la personalidad científica de Nicolas Camille Flammarion que quiso plasmar en Juvisy un templo de la ciencia
En el año 1902, renueva el experimento del péndulo de Foucault, entre 1904 y 1914, organiza la fiesta del solsticio de verano al rededor de la la Torre Eiffel. No deja de investigar ni de publicar en ningún momento, y su trabajo como continuo divulgador de la Astronomía le hace merecedor, en 1912, de la Legión de Honor. También en 1914 intenta transformar la Plaza de la Concordia en un inmenso cuadrante solar pero la guerra frustrará su proyecto.
Él es el autor de unos sesenta libros que tratan temas científicos, filosóficos y literarios y espíritas. Utilizó en alguna ocasión en sus artículos el seudónimo de Hermes. Escribió más de 29.000 páginas en 60 años donde ha explorado los meandros de la Vía Láctea y del espíritu y ha concluido: “Las investigaciones acerca de la naturaleza del alma y su existencia después de la muerte deben ser realizadas con el mismo método que las demás investigaciones científicas, sin ninguna idea preconcebida, fuera de toda influencia sentimental o religiosa. ¿Hay o no hay manifestaciones de muertos? Ésta es la cuestión. Por mi parte, yo declaró que sí las hay.”, extracto del Le Journal, 16 de junio de 1922.
En el libro Las casas encantadas ve la luz en el año 1923 en el afirma: «El futuro es tan perceptible como el pasado. El presente solo no existe, teniendo en cuenta que se reduce, en el análisis científico, a menos de una centésima de segundo.
El espacio y el tiempo no existen tal como nos los presentan nuestro concepto de las medidas. Son el infinito. Son la eternidad. La distancia de aquí a Sirio es una parte tan mínima del infinito como la que separa la mano derecha de la mano izquierda. La electricidad ya nos ha acostumbrado a las rápidas transmisiones entre las distancias. La luz y la electricidad no tardan ni dos segundos en franquear el intervalo existente de la Tierra a la Luna. La materia no es como creemos.
En resumen: la ciencia de todas las Academias del globo representa una ignorancia inmensa”. En este mismo año es nombrado Presidente de la Real Sociedad de investigaciones Psíquicas de Londres.
En el libro La muerte y su misterio plasma su convencimiento de la supervivencia del alma cuando escribe: “De que el alma sobrevive a la destrucción del cuerpo, no tengo la menor duda”.
Desencarnación:
La vida de Camille Flammarion está estrechamente involucrada en su investigación. La mañana del 3 de junio de 1925, a la edad de 83 años, en la biblioteca en los brazos de su esposa Gabrielle, Nicolas Camille Flammarion terminó su fecunda vida. Su observatorio al mismo tiempo su hogar y su lugar de trabajo, fue testigo de la desencarnación de este espírita astrónomo que dejó inacabado su libro Los fantasmas y las ciencias de la observación en donde trató de explicar cómo aplicar el método científico a la investigación de tales fenómenos.
«Es extraño que el hombre, todo burdo, todo salvaje, todo bárbaro que está quieto, acaba de salir del caparazón de la ignorancia primitiva, incapaz, como es, de conocer incluso su propia cuerpo, que apenas había comenzado a deletrear el gran libro del universo, se atrevió, de buena fe, a inventar Dios. ¡Él no conoce a su hormiguero y ha dicho que descubre lo Invisible! En un momento en el que no sabíamos absolutamente nada, donde la astronomía, la física, la química, la historia, lo natural, la antropología, aún no habían nacido, donde el espíritu, débil, lloroso, estaba rodeado de ilusiones y errores, la audacia humana ha concebido las llamadas religiones reveladas y los dioses colocados en su cabeza! Ya sea que Confucio, Buda, Moisés, Sócrates, Jesús o Mahoma soñaran con dar para los hombres, un código de moral destinado a liberarlos de la barbarie y elevarlos a la idea de bueno, tales intentos, tales obras solo pueden recibir el homenaje y la admiración de todos aquellos que se preocupan por el progreso intelectual y moral de la humanidad.
Que los fundadores y los organizadores de los ritos religiosos han puesto a la cabeza de cada culto un ideal que no se puede dudar en cuyo nombre reclamaron en orden, uno todavía puede reconocer que hay un trabajo útil hasta el punto de visión social, pero cuyo valor no abandona el orden social y no tiene otro propósito que el interés.
General de hombres y sociedades. Pero estos dioses inventados por los hombres se considera que realmente existen, en un cielo imaginario y destruido tan pronto como sea posible.
Las primeras conquistas de la astronomía. – que han sido y siguen siendo adorados por un parte de la raza humana, y que en este mismo día, los jefes de estado hacen política en nombre del derecho divino, mostrar la huella del «dedo de Dios» en las heridas más monstruosas de la sociedad, y decorar la imagen de una providencia local con sus banderas de batallas, como en el tiempo de Juana de Arco, Constantino o David, hay un anacronismo impactante, una mezcla
La impostura y la credulidad, la hipocresía y la tontería no merecen la era del estudio leal y positivo en el que vivimos, y que haría que cada hombre independiente tomara desprecio por los que viven a expensas de tal sistema.» (1)
Sus obras más destacadas:
- Los mundos imaginarios,
- los mundos reales,
- Las Maravillas Celestes,
- Dios en la Naturaleza,
- Contemplaciones Científicas, Estudios y Lectura sobre Astronomía,
- Atmósfera,
- Astronomía Popular,
- Descripción General del Cielo,
- El mundo antes de la creación del hombre,
- Los Cometas,
- Las Casas Encantadas,
- Narraciones del Infinito,
- Sueños Estelares,
- Urania,
- Stela,
- Lo desconocido, La muerte y sus misterios,
- Problemas psíquicos,
- El fin del mundo, entre otros.
Cláudia Bernardes de Carvalho
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Bibliografía:
(1) Extr. de «Starry Dreams», 1888, VIAJE EN EL CIELO, Noche estrellada, III. A trescientos millones de leguas.
Las casas encantadas, 1923. Traducción de Mario Montalbán para Ediciones Abraxas, BCN, 2004.
Kardec, A., El Libro de los Espíritus.
Kardec, A., La Génesis, los milagros y las predicciones según el espiritismo
Account of the Discovery of the Planet of Le Verrier at Berlin, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, Vol. 7, No. 9,1846.
Lassell, William. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, Vol. 7,1846.
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