Rafael González Molina
Rafael González Molina
El hemisferio norte empezaba a apreciar los primeros aromas de la primavera cuando la ciudad de Madrid vio nacer, a finales del invierno de 1920, más precisamente el día 13 de marzo, a Rafael González Molina quien sería un gran referente por su calidad humana, su coraje y por la obra en pro del Espiritismo que realizaría años más tarde.
Su familia tenía orígenes muy humildes, sin embargo las dificultades materiales no fueron obstáculos para él que desde temprana edad se inclinó por diversas aficiones entre las cuales destacaba una en especial, la lectura. El deseo incansable de conocimiento y el desvelo por el saber le trajeron amplitud de miras a su alma inquieta. Este maravilloso gusto por la literatura le hizo descubrir en la adolescencia a autores mundialmente conocidos como Víctor Hugo o Alejandro Dumas.
Excelente jugador de ajedrez, lo que refleja una gran habilidad mental, llegó a conseguir el título de subcampeón de Castilla de Ajedrez.
Su vida laboral estuvo ligada al comercio, siendo vendedor de zapatos durante un tiempo. Contrajo matrimonio con Dña. Manuela Morata Gismera y con el pasar del tiempo construyeron un bonito hogar junto a sus cuatro hijos Félix, Rafael, Ana Isabel y Jesús.
En el año 1954 acontecieron muchos hechos en el mundo que influyeron en la economía y el avance científico-socio-cultural de la Humanidad. Sin embargo, en España la situación popular era muy compleja.
Nuestro país estaba arruinado a consecuencia de la devastación producida por la Guerra Civil. Seguía siendo una nación atrasada en muchos aspectos con relación a otros países europeos, con multitud de heridas sin cicatrizar y con una angustiosa falta de libertades y derechos. Las reformas eran casi imperceptibles, por ejemplo hacía sólo un par de años, en 1952, que se había eliminado la cartilla de racionamiento.
El hambre y la necesidad de productos básicos sumadas a la diezmada población debido a la Guerra Civil creaban una situación social muy complicada. El régimen franquista decidió solucionar la penuria económica con un modelo conocido como autarquía similar al mussoliniano y ya consolidado por Hitler en Alemania.
Los años de posguerra estuvieron marcados por un contexto de escasez e incremento del mercado negro de diversos productos. El intervencionismo estatal era férreo y la corrupción generalizada.
Por la delicada situación que atravesaba España, Rafael González Molina decide a mediados del año 1954, más precisamente el día 23 de marzo, con 34 años, emigrar a Brasil, eligiendo para residir la gran metrópoli de Sao Paulo, una de las mayores conurbaciones del mundo. Un tiempo más tarde vijaron para reunirse con el su esposa Manuela y su hijos. Por las nuevas circunstancias tuvo que acoplarse a una situación de vida diferente, por eso buscó empleo en distintos entornos; trabajó haciendo maquetas, como fotógrafo y cuando pudo económicamente se hizo propietario de una tienda de confección femenina.
A pesar de las dificultades propias que enfrenta un extranjero en nuevas tierras, los cónyuges españoles tuvieron grandes amistades que les aportaron la calidez de un hogar y el hombro necesario en las adversidades, allanándoles las dificultades del camino en lo posible.
Dentro de estas amistades había una pareja espírita que les introdujo en los conocimientos de la Doctrina. Ese matrimonio brasileño les proporcionó los libros que componen la Codificación Espírita, abriéndoles todavía más el entendimiento de los porqués de la vida, ampliando su bagaje de nobles valores. Así los dos extranjeros afincados en Brasil alcanzaron a comprender la grandeza y profundidad de las enseñanzas que encerraba el espiritismo.
La magnitud de las explicaciones racionales, claras y fundamentadas de El Evangelio según el Espiritismo llenó el vacío que Rafael encontraba en su interior, aportándole la fuerza espiritual y despejando los enigmas existenciales que tenía hasta entonces, llevándole a abrazar el ideal espírita con coraje y determinación. Siempre fue fiel a la Doctrina Espírita codificada por Allan Kardec, buscando siempre seguir los valores ético-morales que el Espiritismo nos brinda.
A partir de este momento el matrimonio González Morata empezó a frecuentar varios centros espíritas, hasta que en una de estas visitas hallaron un centro con cuyos miembros experimentaron una afinidad especial. Ese centro se llamaba Centro Espírita Hermano X, por cierto en funcionamiento hasta nuestros días.
En las clases que frecuentaba la pareja como asistentes, Rafael conoció al Sr. Stamatis, un asiduo del centro de nacionalidad griega también residente en Brasil que, por sus profundos conocimientos, pudo de forma exquisita orientar a Rafael en la comprensión del espiritismo, ayudándole de una manera muy importante en diversos aspectos de su vida cotidiana, sellando de este modo una verdadera amistad fraterna.
A raíz del entendimiento de las instrucciones expuestas por los buenos espíritus que nos advierten que fuera de la caridad no hay salvación, Rafael realizó varios trabajos solidarios. En un intento ingente de ayudar a los necesitados, asistió a cursos para aprender a ser dirigente, además estudió con profundidad los beneficios de los pases espíritas. Frecuentó la mesa mediúmnica del centro espírita como adoctrinador donde con sus conocimientos y experiencia orientaba a los espíritus sufrientes. No cesó en ningún momento de su vida en la búsqueda de instrucción, leyendo siempre para formarse correctamente con la finalidad de servir a Jesús.
Asimismo impartió ponencias en la Federación Espírita de Sao Paulo donde explicaba de forma simple, con un relato comunicativo eficiente y con maestra objetividad todos los fundamentos espíritas. La reencarnación, la pluralidad de mundos habitados y la mediumnidad, fueron temas que él abordó en varios simposios, debates y encuentros espíritas de manera relevante.
Trece años después de haber instalado su residencia en Brasil y de haber ido a buscar una vida mejor para su familia, encontrando además la alegría y la satisfacción de conocer el espiritismo, Rafael y los suyos vuelven a España durante el transcurso del año 1967.
La situación nacional no había cambiado demasiado con relación a la libertad de expresión, aún se notaba la represión y las persecuciones a todos aquellos que no seguían las órdenes impuestas por la dictadura franquista.
En esa época las reuniones para el estudio y análisis de la doctrina espírita eran clandestinas, realizadas de forma discreta en garajes, sótanos o desvanes de espíritas de tal forma que no se enterasen los vecinos o cualquier ciudadano que pudiera delatarles porque los simpatizantes del Espiritismo eran hostigados, reprimidos y encarcelados. Las publicaciones fueron prohibidas, la prensa espírita suspendida y los centros clausurados de forma indefinida.
Estando Rafael acostumbrado a la libertad de expresión, varias dificultades le producen una extraordinaria insatisfacción en el corazón: el enfrentamiento con la prohibición de reunión de un grupo mayor de siete personas sin autorización expresa del gobierno, la persecución del espiritismo y el reducido número de grupos espiritistas españoles.
Todo esto le condujo a desear con todas sus fuerzas aportar alguna manera de solucionar esta situación.
Sabedor del valor de la libertad de pensamiento que ofrece el conocimiento espírita en los asuntos trascendentales del ser inmortal, decide a principios de la década de 1970, con enorme valentía y arrojo, establecer las bases para la legalización del espiritismo en España para que pudieran crearse los centros espíritas, superando los obstáculos gubernamentales y sociales. Sin embargo, su propósito llevaría tiempo en concretarse.
Al comienzo de la transición desde la dictadura franquista hacia la democracia, Rafael demostrando el valor y la consistencia de sus ideas, edita en 1977 la revista Divulgación Espírita, fotocopiando los ejemplares y distribuyéndolas gratuitamente. En esos momentos Rafael tenía la propiedad de dos tiendas de fotografía, vendió una de ellas para obtener el dinero suficiente para sufragar los gastos de la divulgación de la revista. Consiguió con mucho esfuerzo y varios números después imprimirla y repartirla en los kioscos madrileños. Veinte años pasaron con la revista en plena divulgación finalizando esta tarea difusiva en 1997.
Fundó además, el 25 de noviembre de 1978 fruto palpable de sus esfuerzos, el centro espírita Centro de Estudios y Divulgación Espírita (CEYDE), cuya dirección en aquellos momentos era Puerta del Sol nº 14, 3º izda, un local amplio que contaba con 130 sillas dispuestas para acoger la gran afluencia de asistentes.
Mientras tanto en su casa recibía casi diariamente la visita de inspectores que recogían libros espíritas para certificar su contenido en un claro afán de mantener el control del Estado sobre la libertad de pensamiento.
Después de que Rafael dejara su cargo de presidente asumieron esta función Clara Moreno y consecutivamente Félix Reyes por un período de un año aproximado cada uno. Tras ellos, ocupó la presidencia del centro Aurora Vaz Caballero por una etapa de doce años. Bajo la dirección de Aurora el centro espírita se mudó a la Calle Montera nº 10-12 permaneciendo allí hasta el año 2013, momento en el cual se trasladó a la misma calle un poco más arriba en Montera nº 24. El motivo de tal cambio de sede no fue otro que el proyecto de construcción de un hotel en el edificio donde estaba instalada la sede del centro espírita. A día de hoy, treinta y cinco años después, CEYDE mantiene sus puertas abiertas a todo aquel que desea acudir para aprender los principios espíritas.
Rafael, como trabajador espírita incansable que fue, en 1985 importa desde Brasil libros espíritas que traduce del portugués al español. Los trae también de Argentina, exportándolos a diferentes países y realizando así una labor divulgativa de alcance internacional. Crea la Editora Espírita Española con el fin de difundir la Doctrina Espírita codificada por Allan Kardec con mayor amplitud por todo el mundo.
La intrepidez y tenacidad de la personalidad de Rafael amainaban su carácter adusto reflejándose en sus acciones, que le llevaron incluso a reunirse con el Ministro del Interior de la época D. Juan José Rosón. Ese ministro ejerció su cargo solamente durante dos años, de 1980 a 1982, pero fue suficiente tiempo para que Rafael consiguiera una cita con él. En ese encuentro le entregó libros espíritas para la biblioteca del Senado.
Sabiendo medir muy bien los tiempos aprovechando los cambios de los fundamentos político-sociales por los que atravesaba el país, presentó para su legalización los primeros estatutos de la Asociación Espírita Española, en el día 20 de octubre de 1981. Después de años de prohibiciones por la dictadura, se abría de esta forma la puerta al registro legal de cualquier centro espírita que así lo pretendiera.
Tras tres años de esfuerzos, más precisamente en el día 10 octubre de 1984, se dan de alta los documentos que legalizan la Federación Espírita Española (FEE) en el registro general de asociaciones del Ministerio del Interior.
Madrid ostenta de esta forma la capitalidad del Movimiento Espírita Español.
Algunos periódicos de ámbito nacional como El País reflejaron este importante acontecimiento con artículos.
Rafael fue presidente de la FEE durante los siguientes quince años en los cuales dio muestras del buen hacer espírita con su propio ejemplo y actitudes elevadas frente a los problemas que surgían.
Tres días después de la legalización de la Fee tuvo lugar el II Simposio Regional de Espiritismo que contó con un gran número de participantes.
España fue importante en términos espiritistas. A lo largo de la historia, estos habían sido los congresos internacionales o mundiales celebrados en nuestro país:
- I Congreso Espiritista Internacional, Barcelona 1888
- III Congreso Espiritista Internacional, Madrid 1892
- V Congreso Espiritista Internacional, Barcelona 1934
Sin embargo, la gran aspiración de Rafael González Molina era conseguir que Madrid fuera sede de un Congreso Mundial de Espiritismo, algo que en 1992 se hizo realidad.
En el año en que España conmemoraba el 500º Aniversario del descubrimiento de América, en que se celebraba la Expo 92 en Sevilla, los Juegos Olímpicos en Barcelona y Madrid ostentó el título de capital cultural europea, la Federación Espírita Española organiza, tras mucho esfuerzo y dedicación, el Congreso Mundial de Espiritismo.
Esta asombrosa conquista para los conciudadanos tuvo lugar en el Palacio de Congresos de Madrid, que se encuentra en el Paseo de la Castellana nº 99 y que está adscrito en la actualidad a Turespaña que a su vez depende del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital.
Este recinto posee muchas salas siendo la principal el Auditorio, que cuenta con un patio de butacas para 995 personas y un anfiteatro para 914. No obstante, son muchas más las salas que lo conforman, todo ello nos da una idea de su gran capacidad. Con el lema “Espiritismo, certero paradigma para la Humanidad”, los días 27, 28 y 29 de noviembre de ese año tuvo lugar con grandísimo éxito el anhelado encuentro espírita internacional propuesto por Rafael González Molina.
El anfitrión madrileño pudo contar con la presencia y ponencia de conferenciantes renombrados, yendo más allá fue Rafael el primero representante espírita que consiguió traer a España a Divaldo Pereira Franco y Raúl Teixeira, que son divulgadores del espiritismo mundialmente solicitados.
La participación del público interesado en debatir sobre el espiritismo fue impresionante y extraordinaria. Al evento asistieron más de 702 participantes de 16 nacionalidades, 442 de ellos de España y 260 de otros países iberoamericanos. Los congresistas nacionales e internacionales arropaban a sus federaciones y asociaciones en una armonía de intenciones, todos en unísono deseo de ampliar la difusión del espiritismo.
Citamos aquí algunos congresistas que clausuraron el evento: Nestor Masotti (Federación Espírita Brasileña), Juan Antonio Durante (Federación Espírita Argentina), Roger Pérez (Francia), Benjamín Rodríguez (Estados Unidos), Janet Dancan (Inglaterra), Genaro Bravo Rabanales (Guatemala), Renée Leclerc (Bélgica), Manuel dos Santos Rosa (Portugal), Doménico Ramagnolio (Italia), Divaldo Pereira Franco presidente de honor del Congreso (Brasil) y Raúl Teixeira (Brasil).
Alternativamente al Congreso, en la sede de la Federación Espírita Española, en la noche del 28 de noviembre de 1992 tuvo lugar una reunión histórica con la creación del Consejo Espírita Internacional (CEI) que a día de hoy está compuesto por 36 países, eligiéndose al entonces presidente de la FEE, Rafael González Molina, como secretario general de dicho organismo.
Este Congreso Mundial de Espiritismo marcó un hito en la historia del Espiritismo español ya que a partir de ese momento tuvieron lugar congresos nacionales, seminarios, jornadas y eventos anuales repartidos por toda la geografía nacional.
Por todo ello D. Rafael González Molina es considerado el verdadero organizador del movimiento espírita en España.
Después de ocho años durante los que sufre problemas de salud, habiendo alcanzado su meta de divulgación espírita, su fortaleza física se debilita y el día 16 de mayo de 2005 a los 85 años de edad Rafael González Molina desencarna dejando un legado por medio de numerosas acciones de progreso para el espiritismo.
Tres años más tarde su esposa Dña. Manuela Morata Gismera fallece el 25 marzo de 2008, a la edad de 83 años.
De esta forma la Sociedad Española de Divulgadores Espíritas (SEDE) rinde un sincero y verdadero homenaje a este discreto hombre que por sus méritos y fidelidad a los principios espiritistas supo enfrentarse de manera excepcional a los problemas institucionales para que el espiritismo alcanzase la infraestructura necesaria hasta lograr la posición que a día de hoy ocupa en España.
Cláudia Bernardes de Carvalho
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Fuentes de información:
La información de este artículo procede de la investigación nacional e internacional realizada sobre el tema además de contar con la colaboración de fuentes orales fidedígnas de compañeros de Rafael González Molina que permanecen en vida.
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