Yvonne do Amaral Pereira
Yvonne do Amaral Pereira fue una de las mayores médiums espíritas del siglo XX. Su trayectoria, dedicación y sencillez la elevan a ser considerada como una de las mayores médiums bajo todos los aspectos. Estaba dotada de valiosas facultades, siempre al servicio del bien y dentro del buen sentido. Exigente y desconfiada, nunca aceptó nada a primera vista, sin un examen lógico conforme preceptúa la Doctrina Espírita. Junto con Francisco Cándido Xavier y Divaldo Franco, Yvonne do Amaral Pereira conforma la tríada de médiums brasileños del siglo XX más conocidos por sus trabajos mediúmnicos y dedicación a la causa espírita.
Infancia
Yvonne do Amaral Pereira nació el 24 de diciembre de 1906 en la antigua villa de Santa Teresa, municipio de Valença, actualmente Rio das Flores, situada en el sur del estado de Río de Janeiro. Su padre fue un pequeño comerciante, llamado Manoel José Pereira, y su madre Elizabeth do Amaral Pereira. Tuvo cinco hermanos más jóvenes y uno más mayor, hijo del primer matrimonio de su madre.
La mediumnidad se presentó en mi vida ya en la infancia, conforme relato en el libro «Recuerdos de la Mediumnidad». Con un mes de edad, iba a ser enterrada viva debido a un fenómeno de catalepsia «muerte aparente» que sufrí, fenómeno que a lo largo de mi existencia se repitió muchas veces. A los cinco años ya veía a los Espíritus y con ellos hablaba, y así continué hasta los días presentes (O Reformador, enero, 1982).
El padre, generoso de corazón y desinteresado de los bienes materiales, entró en quiebra tres veces, pues favorecía a los más necesitados en perjuicio suyo. Más tarde, se hizo funcionario público, cargo que ocupó hasta su desencarnación, en 1935. Yvonne vivió en un hogar pobre y modesto, conociendo las dificultades. Esto, según ella misma confesaba, la benefició mucho, pues desde temprana edad se alejó de las vanidades mundanas y comprendió las necesidades del prójimo. El ejemplo de conducta de los padres tuvo una influencia capital en el comportamiento de la médium, siendo habitual que albergara a personas necesitadas y a mendigos.
Dos espíritus amigos
Dos entidades le eran particularmente queridas. Una de ellas era el espíritu Charles, al que consideraba que había sido su padre en la Tierra, debido a recuerdos vivos de una encarnación pasada, en que este espíritu fue su padre. Charles, el espíritu elevado, fue su orientador durante toda su vida y actividad mediúmnica.
El espíritu Roberto de Canalejas, que fue médico español a mediados del siglo XIX, era otra entidad por la que sentía un profundo afecto y con la que tenía lazos espirituales antiguos y deudas que saldar. Más tarde, en la vida adulta, mantendría contactos mediúmnicos regulares con otras entidades no menos evolucionadas, como el doctor Bezerra de Menezes, el escritor Camilo Castelo Branco, o el músico Frédéric Chopin, etc.
Hasta los 10 años de edad, vivió bajo los cuidados de la abuela paterna, debido a las anormalidades que se presentaron durante la infancia y que más tarde supo que venían de otras vidas. Después marchó a vivir con sus padres, viviendo en varias localidades de Minas Gerais. Con la muerte de sus progenitores, Yvonne volvió a Rio de Janeiro pasando a vivir con una hermana casada, Amalia Pereira Lourenço.
De hecho, Yvonne Pereira fue una niña infeliz. Vivía acosada por una intensa añoranza del ambiente familiar que tuvo en su última encarnación en España y que recordaba con extraordinaria claridad. Consideraba a sus familiares, especialmente a su padre y hermanos, como extraños. La casa y la ciudad donde vivía le eran eran totalmente extrañas.
Para ella, su verdadero padre era el espíritu Charles y su casa la de España. Esos sentimientos discordantes y el afloramiento de las facultades mediúmnicas, hacían que tuviese un comportamiento considerado anormal por sus familiares. Por ese motivo, hasta los diez años, pasó la mayor parte del tiempo en casa de su abuela paterna.
Primeros contactos con el espiritismo
Yvonne nació en un hogar espírita. A los 8 años tuvo su primer contacto con un libro espírita. Cuando contaba los 12, su padre le regaló El Evangelio según el Espiritismo y El libro de los Espíritus, que la acompañaron durante el resto de su vida, siendo su lectura repetida un bálsamo en las horas difíciles. Ya a los 13 años comenzó a frecuentar las sesiones prácticas de espiritismo, que mucho le gustaban, pues veía a los espíritus comunicantes.
Su instrucción escolar se limitó a los estudios primarios. No pudo por motivos económicos seguir sus estudios más avanzados, lo que representó una gran prueba para ella, pues amaba el estudio y la lectura.
A los 8 años leí la primera novela: era Marieta y Estrella, novela espírita, clásica (…) Desde entonces me puse a leer otras novelas, profanas, tales como La esclava Isaura, de Bernardo Guimaraes, Iracema y Ubirajara, de José de Alencar; Elzira, de cuyo autor no me acuerdo; Paulo e Virginia, de Bernardin de Saint-Pierre, etc. Y más tarde libros espíritas y otros profanos como Werther, de Goethe, que leí a los 14 años. Y Eurico, el Presbítero, de Alexandre Herculano, en la misma época.
Como eran libros prestados, yo los copiaba todos, a mano, en cuadernos de papel manila, que yo misma hacía y los leía de vez en cuando. Mi madre cerraba los ojos a esta manía mía. Mi padre nunca lo supo, pues todo esto yo se lo ocultaba, visto que no estaba de acuerdo en que yo leyese novelas debido a mi corta edad. Pero este ejercicio fue excelente para mí, aprendí mucho y labré el gusto por la literatura. (O Reformador, febr. 1982)
Pronto tuvo que trabajar para procurar su propio sustento, y lo hizo con la costura, el bordado, los encajes, las flores, etc. La educación patriarcal que recibió, hizo que viviese alejada del mundo. Esto, por un lado, favoreció el desarrollo y recogimiento mediúmnico, pero por otro la tornó excesivamente tímida y triste.
Como ya vimos, la mediumnidad se presentó en los primeros días de vida terrena, a través del fenómeno de la catalepsia, viniendo a ser este un fenómeno común en su vida a partir de los 16 años. La mayor parte de los reportajes de más allá del túmulo, de las novelas, de las crónicas y cuentos relatados por Yvonne Pereira, fueron recolectados en el mundo espiritual a través de este proceso, en la hora del sueño reparador.
Desarrollo de la mediumnidad
Yvonne Perera siempre siguió las orientaciones de los libros básicos de la codificación y también los consejos de sus guías espirituales. Entre los orientadores encarnados ella destaca al eminente espírita de Barra Mansa, Zico Horta, que la instruyó en el inicio de su mediumnidad. Fue a través de esta tarea sin interrupción, que ella, durante 54 años y medio, ejerció la mediumnidad.
Su mediumnidad fue muy diversa. Fue médium psicógrafa y recetista (homeopatía) asistida por entidades de gran elevación, como Bezerra de Menezes, Charles, Roberto de Canalejas o Bittencourt Sampaio. Practicó la mediumnidad de incorporación y fue pasista. También era médium de efectos físicos, llegando a realizar algunas sesiones de materialización, pero nunca sintió atracción por esta modalidad mediúmnica.
Los trabajos, en el campo de la mediumnidad, que más le gustaba hacer eran los de desdoblamiento, incorporación y recetario. Es a través del desdoblamiento nocturno que Yvonne Pereira navegaba a través del mundo espiritual, amparada por sus orientadores, recolectando las crónicas, cuentos y novelas con los que hoy nos deleitamos.
Como médium psicofónico, pudo entrar en contacto con obsesores, obsesados y suicidas, a los que profesaba un cariño especial, de modo que muchos de ellos se tornaron espíritus amigos.
Esperantismo y homeopatía
Fue una esperantista convencida y trabajó arduamente en su propaganda y difusión, a través de la correspondencia que mantenía con otros esperantistas, tanto de Brasil, como del exterior.
En el recetario homeopático trabajó en diversos centros espíritas de varias ciudades en que vivió durante 54 años de actividad. Fue una médium independiente, que ejercía la caridad en todo momento en que fuese buscada por las personas que sufrían.
La marcha de Yvonne al mundo espiritual
En los primeros días de marzo de 1984, Yvonne aseguró que no merecía la pena el trabajo de colocación de un marcapasos en su viejo corazón. Con todo, se sometió a una cirugía de emergencia, que no resistió, desencarnando el día 9 de marzo. Retornó así, al mundo espiritual, una de las más respetables médiums del movimiento espírita brasileño, tras un largo periodo de actividades en la causa espirita. Dejó un legado de obras extraordinarias para el estudio.
Obras de Yvonne do Amaral Pereira
Memorias de un suicida (1954) Dictada por Camilo Cándido Botelho (seudónimo del famoso escritor portugués Camilo Castelo Branco) en 1926 y completada más tarde bajo la supervisión del espíritu Léon Denis. Se trata de la obra más importante contra el suicidio, que describe en la primera parte los sufrimientos que experimentan los que atentaron contra su propia vida. En la segunda y tercera parte se centra en los trabajos de asistencia y de preparación para una nueva encarnación. Esta obra es clave en la bibliografía mediúmnica brasileña y el mejor examen sobre el suicidio bajo el punto de vista espírita.
En los lienzos del infinito (1955) Dividida en dos partes «Una historia triste» y «El tesoro del castillo», esta obra se centra en la Ley de causa y efecto. En la primera parte, ambientada en el siglo XIX en Río de Janeiro, Bezerra de Menezes nos presenta a Palmira, un espíritu que busca la reparación de errores del pasado y se dignifica a través de la renuncia y la paciencia. La segunda, de Camilo Castelo Branco relata una historia acontecida en Portugal en 1640. En ambas historias se destaca que el amor y la bondad son cualidades indispensables para todos los seres en busca de paz, inmersos en el proceso de reforma moral.
Amor y odio (1956) Obra dictada por el Espíritu Charles, que narra el drama de un antiguo alumno del profesor Rivail (Allan Kardec), el artista Gaston de Saint-Pierre, acusado de un crimen que no cometió. Tras grandes padecimientos, recibe el esclarecimento a través de un ejemplar de El Libro de los Espíritus, en la época en que fue publicado.
La tragedia de Santa María (1957) De autoría espiritual de Bezerra de Menezes, esta obra está ambientada en una hacienda de café en Vassouras, en Río de Janeiro. Trata la historia real de una rica família esclavista, sobre la que se abatió una tragedia. Mostrando el ayer y el hoy, la obra de Bezerra está destinada sobre todo «a esa juventud tan rica de generosas inclinaciones, tan enamorada de ardientes ideales como desordenada e inconsecuente en sus diretrices, y a quien escasean ejemplos edificantes, lecciones enaltecedoras».
En las vorágines del pecado (1960) Primer volumen de una trilogía de su guía, Charles, que relata la trágica historia de la masacre de los hugonotes en la noche de San Bartolomé, el 23 de agosto de 1572. En esta obra, la médium rememoraba una de sus reencarnaciones, a través de la personalidad de Ruth Caroline de la Chapelle.
Descubriendo lo invisible (1962) Estudios sobre fenómenos y hechos trascendentes desvelados por la mediumnidad, bajo la orientación de los espíritus guías de la médium. Narra una serie de hechos por ella observados y vividos en el mundo espiritual, en regiones celestes, y en verdaderos abismos infernales, así como hiciera Dante en la Divina Commedia.
Resurrección y vida (1963) Obra del espíritu León Tolstoi, compuesta por seis cuentos y dos novelas breves ambientados en la Rusia zarista. En «El sueño de Rafaela» se narra el sufrimiento de una madre que perdió a su hija pequeña y la enseñanza que recibe a través de un sueño. «El paralítico de Kiev» muestra la lucha de un noble para vencer su orgullo. Y «El secreto de la felicidad» presenta a un hombre que nos ejemplifica el amor incondicional como único camino para la realización.
Dramas de la obsesión (1964) Dictado por Bezerra de Menezes, contiene dos novelas basadas en hechos reales. En ellas descubrimos valiosas enseñanzas sobre la Ley de causa y efecto. Esta obra nos ayuda a comprender el fenómeno de la obsesión y los lazos profundos que pueden establecerse entre las criaturas a través del odio y la venganza. Asimismo esclarece acerca de los posibles siglos de sufrimiento hasta que se disuelvan dichos lazos a través del perdón.
Recuerdos de la mediumnidad (1966) En este relato vivo, la autora nos confía los recuerdos de su propia mediumnidad durante largos años de experiencia. Obra escrita bajo la orientación del espíritu Bezerra de Menezes, que contiene un vasto material, así como las directrices esenciales para todos los que trabajan en la mediumidad que les permitirán ejercer mejor sus facultades.
Sublimación (1974) Presenta dos cuentos dictados por el Espíritu protector, Charles, uno ambientado en Persia y otro en España. Se completa el volumen con tres cuentos de León Tolstoi, ambientados en Rusia.
El caballero de Numiers (1976) Segundo volumen de la trilogia de Charles, muestra otra encarnación de la médium, en Francia, en la personalidad de Berth de Sourmeville.
El drama de la Bretaña (1978) Tercero y último volumen de la trilogía de Charles, que ilustra como la médium, ahora en la personalidad de Andrea de Guzman, no consigue soportar los embates de su expiación y se suicida por ahogamiento.
La obra periodística de Yvonne Pereira
Además de reproducir textos enviados por los espíritus, Yvonne producía obras propias. Como autora, colaboró con diversos periódicos espíritas y en algunos de ellos usaba el seudónimo de Frederico Francisco, en homenaje a su amigo espiritual Frédéric Chopin. Entre los periódicos en los que colaboró figuran O Clarim, Luz e Verdade y O Reformador. Lamentablemente muchos artículos suyos publicados en prensa se han perdido.
Fuentes
1996. Loureiro, C.B., As mulheres médiuns. Rio de Janeiro : FEB, p. 311-321.
2000. Jornal Macaé Espírita, nº 289-290, jan-fev.
2004. Jornal Mundo Espírita. FEP, março.
2007. Pereira C.B. Yvonne do Amaral Pereira. En: Fidelidad Espírita, jun., p. 48-54.
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