Amistad
Amistad es una palabra preciosa en su definición. En el Diccionario de la Real Academia la encontramos como un sentimiento puro y desinteresado compartido con otra persona y que nace y se fortalece con el trato.
Por ser el resultado de una convivencia que ocurre desde que el hombre existe encontramos en la antigüedad las primeras exposiciones sobre esta forma de afecto. El legado que hemos heredado de nuestros antepasados con respecto al concepto amistad se alarga en el tiempo.
Las referencias, definiciones y testimonios más antiguos que encontramos al buscar son las que aparecen en la Biblia, citados en Jacob 2 y en Samuel 18, 19 y 20.
A continuación encontramos en las voces del ayer una definición de amistad como la del filósofo Sócrates.
Él defendía que el conocimiento y la verdad se encuentran en el interior de cada uno y sólo hay que ayudar a sacarlos mediante preguntas a la conciencia. Esta noción socrática supone que la educación consiste en sacar de dentro de cada uno la potencialidad que todos llevamos en nuestro interior.
Es sabido que este filósofo no dejo ningún apotema por escrito, sin embargo su influencia como autor fue incalculable en toda la historia de la filosofía.
Todo lo que sabemos de su pensamiento fue gracias a su discípulo Platón, que vivió entre los años 427-347 a.C., quien lo plasmó en sus diálogos.
En uno de estos diálogos dirigido a Lisis, Platón trata de precisar qué es la amistad, qué es ser amigo y aquellos elementos que puedan considerarse característicos de ello, situando el núcleo de la amistad en la afinidad de lo semejante por lo semejante.
Definió la amistad como algo connatural, propio a la naturaleza de ambos amigos respecto a sus almas, a su forma de ser, que ocurre entre personas que tienen sentimientos parecidos o iguales; lo que hoy llamaríamos estar básicamente compenetrados, identificados en ideas y convicciones.
Platón a su vez tuvo un discípulo destacable de nombre Aristóteles, este plamó sus pensamientos y los de su maestro.
Aristóteles vivió en la Antigua Grecia entre el 384 y el 322 a.C. Su pensamiento filosófico ha influido durante más de dos mil años de manera directa en Occidente, sin embargo, de todo lo escrito por él, solo nos ha llegado una pequeña parte.
Alumno aventajado era todo un polímata, en sus más de 200 tratados de diferentes temas encontramos teorías sobre la generación espontánea, el principio de no contradicción o las nociones sobre el primer motor móvil.
Comprendía además las matemáticas, la biología, la política y dominaba la retórica. Fue incluso el maestro de Alejandro Magno encargándose de su formación intelectual durante cinco años.
Pero nos detendremos en la definición que hace sobre la amistad, en su libro Ética a Nicómaco, escrito en el siglo IV a. C. Consiste en diez libros escritos en pergaminos, basado en notas de sus disertaciones en el Liceo. Es apreciado como uno de los primeros tratados sobre ética y moral de la filosofía occidental.
Aristóteles siempre concedió un valor especial al tema de la amistad en su obra. Para él, era un bien valioso y un aliciente para una vida feliz.
Amigo es una palabra cuya etimología no se ha podido determinar con exactitud. Algunos defienden que deriva del latín amicus proveniente a su vez del verbo amare que significa amar. Otra rama de estudiosos abogan por que proviene de animi que significa alma y custos que significa custodia; lo que viene a ser el guarda alma.
Sin embargo, hay quien dice que el vocablo proviene del griego y que significaría sin ego.
Para el filósofo podemos encontrarnos en la vida tres tipos de amistad, tres tipos de vínculos. No obstante solo uno de ellos podía elevarse a una forma superior de relación, alcanzar un lazo excepcional de sentimiento alejado del interés y de la simple casualidad.
Observó que los dos primeros tipos de relaciones individuales que clasifica dentro de la amistad pueden ser fortuitas u ocasionales y el tercero tipo es intencional.
La amistad de utilidad
En una primera clasificación aristotélica localizamos la amistad de utilidad. Las dos personas que se relacionan están involucradas y se dedican a esta amistad porque reciben algún beneficio a cambio y no por profesarse un afecto real.
Es un ejemplo claro de la instrumentalización de las relaciones. Algunos lo hacen frecuentemente, otros no la conciben.
Algunas personas para conseguir sus objetivos utilizan la manipulación, la coacción e incluso la adulación con el fin de obtener reconocimiento, algún favor o una mejor posición sociopolítica o económica.
Este tipo de amistad no es permanente a lo largo de la vida, puede durar un tiempo pero suele romperse cuando la utilidad mutua y los beneficios dejan de existir.
Este pensador observó que estas amistades utilitarias suelen ser más comunes entre los adultos.
El segundo tipo de amistad es la fortuita que está basada en el placer siendo bastante más común entre los adolescentes y en las personas que se encuentran en la etapa de la primera juventud y que presentan un bajo grado de responsabilidad ante el disfrute de la vida.
En este caso, nuestro intelectual afirma que suele manifestarse por similitud en los gustos que conllevan al placer.
Existen diferentes fuentes de placer, las salidas nocturnas, las fiestas, las actividades sensuales, los vicios, incluso en este ámbito están las actividades deportivas cuando acarrean dependencia emocional. En suma incumbe a todo aquello que implica pasárselo bien. Tiene como meta compartir exclusivamente instantes de distensión, de bienestar y complicidad, lo que genera una amistad placentera pero efímera. Normalmente estas interrelaciones acaban cuando una de las partes cambia sus gustos y preferencias.
Ambas amistades ocasionales expuestas por Aristóteles son limitadas y no encarnan del todo lo que significa amistad.
La amistad virtuosa
El tercer tipo de amistad según el planteamiento aristotélico es aquella en que prima la solidez. Se comparte en esta relación una apreciación de lo bueno y lo virtuoso de la vida y no se profesa por una razón secreta hacia la otra persona, no existiendo ningún afán de ventaja ni abuso por ambas partes.
En esta relación amistosa existe un aprecio sincero y no la búsqueda del placer o la utilización.
Estas relaciones suelen durar toda la vida, siempre y cuando las personas tengan un cierto nivel de bondad. En ellas se construye un sentimiento de intimidad, se comparten experiencias y recuerdos.
Son amistades verdaderamente íntimas y profundas; suelen ser benéficas para ambas personas.
Involucra diversos sentimientos: un amigo acude al otro en busca de confianza, consuelo, respeto, compañía y amor. No tiene realmente un porqué más que un sentido profundo basado en la virtud y nobleza de los sentimientos, como todo lo verdaderamente bueno y valioso existen por sí mismas, sin fines ulteriores. Esta sería la amistad en su verdadero sentido, nacida de una relación libre, noble y desinteresada.
Las personas que no ejercitan la empatía no pueden tener este tipo de amistades ya que para alcanzarla es necesario servir, abdicar y dedicar tiempo a la otra persona.
¿Dónde está la línea que diferencia un amigo de un conocido?
Se utilizan coloquialmente las palabras amiga y amigo con mucha frecuencia pero cada persona tiene una percepción subjetiva de su significado. A menudo, tampoco reflejan la dimensión real y profunda que tiene este vínculo: es alguien a quien queremos bien o es alguien que nos quiere bien.
La amistad virtuosa es aquella en la cual crece la confianza y comienzas a compartir aspectos de tu vida que no confiarías a cualquiera. Compartes con una persona que procura tu bienestar, porque le importas.
Sin embargo, un conocido es esa persona con quien pasas un rato divertido.
Para los conocidos la relación de amistad suele ser más o menos superficial puesto que se comparten objetivos triviales, livianos o de carácter exterior. Puedes compartir confidencias, sin embargo, estas sujeto a deslealtades.
Al hilo de lo expuesto anteriormente, la psicóloga Mónica Dosil, afirma que el estilo de vida moderno y las nuevas tecnologías están provocando relaciones rápidas e inconsistentes y, de alguna forma, poniendo en riesgo la amistad.
“La sociedad en la que vivimos, impulsora de la búsqueda de sensaciones y promotora de satisfacciones inmediatas, se está configurando como un agente que distorsiona las relaciones más profundas y duraderas”.
En todas las etapas de la vida, se presenta la amistad que es una relación afectiva selectiva y está basada en la simpatía entre una o más personas. Es un aprecio puro que se profesa verdaderamente hacia otra persona, totalmente desinteresado, que nace de un apoyo mutuo y es fruto de la convivencia.
Esta estima crece con los momentos de intimidad compartidos aunque con distintos grados de importancia y trascendencia. Lo que esperamos de este vínculo suele cambiar con el tiempo, la experiencia y las circunstancias.
Se dice que hay amistades que nacen a los pocos minutos de comenzada una relación, y otras que pueden tardar años en consolidarse. El concepto de amistad es personal y, por lo tanto, parcialmente subjetivo y de confecciones exclusivas.
Características de la amistad virtuosa ¿Qué implica?
La lealtad como un valor de la amistad, es una cuestión de fidelidad, de gratitud y de honor. Ser un amigo fiel no significa adoptar una postura de connivencia con los errores. Por lo contrario, la amistad leal es aquella que enseña, educa y aconseja para el bien.
La honestidad es un calidad muy apreciada entre amigos, con sinceridad nadie se puede molestar contigo. Hay que tener en cuenta en este punto que ser honesto no significa ser desagradable o decir las cosas de forma brusca.
No se trata solo de ser honesto sino de saber decir las cosas de la mejor manera posible. La asertividad es un valor, una cualidad que nunca está de más en ninguna persona. Pero hay que tener cuidado en no considerar las opiniones propias como la única verdad. Muchos se equivocan por pensar que tienen siempre la razón y su postura es la que posee la veracidad exclusiva.
En psicología social la confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz, pero además deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación o pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones y de los valores expuestos. Una buena amistad conlleva a una conducta de confianza en la relación interpersonal.
La amistad comprende, perdona, apoya, defiende, enaltece. Es amigo aquel que es tolerante, respetuoso, paciente, generoso y sincero.
En la amistad virtuosa, no se debe abusar, manipular, criticar, humillar, promover la dependencia emocional, mermar el potencial de desarrollo. Se profesa respeto mutuo. La calidad de nuestras amistades es directamente proporcional a nuestra calidad humana, si deseamos relaciones de calidad es necesario que uno mismo la promueva. En esta interrelación se comparten alegrías y tristezas, éxitos y fracasos.
Para la amistad virtuosa existe un componente fundamental, el compromiso, que es un elemento clave para una afinidad profunda.
Ejercer la amistad nos hace virtuosos, nos enriquece mutuamente, nos hace felices y desarrolla nuestro sentimiento de gratitud.
Para Aristóteles la amistad es:
«Un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas.»
Amistades desvirtuadas
Algunas personas utilizan la coacción para mantener una amistad, lo que viene a demostrar en este tipo de comportamiento ciertas carencias psicológicas. Coaccionan la libertad emocional y relacional del amigo, funcionando como verdaderos depredadores egoístas.
Otros utilizan su poder y astucia para saciar su necesidad de acción manipuladora. De esta forma satisfacen la carencia socioafectiva que demandan.
Estas buscan sofocar o suprimir en el amigo las características que envidian: amabilidad, carisma, fuerza de voluntad, capacidad, potencial creativo, resolutivo, etc., en muchas ocasiones por miedo a perder su propia posición.
Sus amistades suelen acabar en traiciones y sufrimiento, pues fueron construidas sobre bases débiles.
Otras personas no poseen empatía. Este sentimiento supone ponerse en el lugar del otro, supone entrega y esfuerzo por compartir, no solo alegrías y éxitos, sino también sufrimientos y fracasos; es la entrega y esfuerzo por dar, ayudar, escuchar, consolar… Un buen amigo se preocupa por el bienestar y necesidades del otro.
Para que una amistad sea sólida y perdure en el tiempo es fundamental la empatía, que es uno de los rasgos positivos de la personalidad.
Tomás de Aquino, fue un filósofo y teólogo medieval cuya obra representa una de las fuentes más citadas del siglo XIII. Defendió que por naturaleza todo hombre es amigo y destaca que la amistad como virtud social es necesaria para una vivencia agradable en sociedad.
En su obra titulada Suma Teológica de 15 96 indica que la amistad permanece en el plano de las relaciones sociales, proporcionando una vida más fácil y alegre juntos.
Para él, la amistad se impone como una verdadera exigencia de la vida en sociedad y su ausencia sería insoportable.
Siendo el hombre un ser social, aquella amistad generada por buena semilla, que crea raíz sólida dentro de la ética, perdura en el tiempo.
Amigo, la familia que uno elige
Todos hemos escuchado alguna vez que los amigos se eligen, la familia no. Esta afirmación no es correcta, ya que elegimos antes de encarnar la familia en que queremos nacer para nuestro progreso.
En ella encontraremos espíritus más afines a nosotros y menos afines. En el trabajo de refinar, instruir y educar nuestro carácter y personalidad, buscando alcanzar la meta de la corrección personal, deberíamos querer y respetar a todos, pues todos somos espíritus en evolución.
La Humanidad es nuestra gran familia universal, por esto en realidad todos somos hermanos.
Intentando llegar a la verdad de los conceptos expuestos por nuestros predecesores buscamos en la Doctrina Espírita, en estos auténticos textos de crecimiento personal, la respuesta de los buenos espíritus con relación a este tema.
La Doctrina Espírita o espiritismo es un ideario cuya codificación surge en Francia a mediados del siglo XIX.
Establece como principios fundamentales la naturaleza, el origen y el destino de los espíritus encarnados y desencarnados. Estudia las consecuencias morales que resultan de esas relaciones. El espiritismo es una filosofía racionalista de consecuencias morales, posee además un aspecto filosófico y científico.
Fue codificada por el pedagogo francés Hippolyte Léon Denizard Rivail conocido bajo el pseudónimo de Allan Kardec, que dijo:
“El Espiritismo es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas, como toda filosofía espiritualista, porque toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el Alma y la Vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito, ni templos, ni entre sus adeptos ninguno ha tomado ni recibido el título de Sacerdote o Sumo Sacerdote.”
Encontramos esta afirmación en Obras Póstumas, el quinto libro de la codificación espirita. Esta doctrina libera la mente por medio del conocimiento de las verdades espirituales, las consecuencias de los actos en la vida presente y los rescates de las deudas adquiridas en otras vidas, llevando así consuelo a los corazones. No existen en esta doctrina jerarquías de ningún nivel y carece absolutamente de rituales. Por esto estudiarla y practicarla excarcela el alma de dogmas y prejuicios.
Abriéndose a la comprensión de la verdadera naturaleza del concepto de amistad, cada persona es libre de elegir a sus amigos y decidir en cual de los tipos expuestos por Aristóteles quiere construir sus amistades. Pero luego tendrá las consecuencias de sus elecciones.
¿Qué nos aclaran los espíritus?
Ejerciendo los hombres muchos lazos de amistades, ¿cómo se aprecia la ingratitud en la amistad?
En el apartado «Decepciones. Ingratitud. Afectos contrariados», que se encuentra en la cuestión 937 de El Libro de los Espíritus, primer libro de la codificación espírita, observamos la respuesta dada por ellos a esta cuestión:
Las decepciones que experimentamos debido a la ingratitud y la fragilidad de los lazos de amistad, ¿ no son también para el hombre de buen corazón una fuente de amargura?
«Así es. Con todo, nosotros os enseñamos a compadeceros de los ingratos y de los amigos infieles, pues serán más desdichados que vosotros. La ingratitud es hija del egoísmo, y el egoísta encontrará más tarde corazones insensibles, como él mismo lo ha sido.
Pensad en los que han hecho más bien que vosotros, que valían más que vosotros y a quienes se pagó con ingratitud. Pensad que el propio Jesús fue escarnecido y despreciado en la Tierra, tildado de bribón e impostor, y no os asombréis de que os vaya a suceder lo mismo.
Que el bien que habéis hecho sea vuestra recompensa en este mundo, y no os preocupe lo que digan de él quienes lo recibieron.
La ingratitud es una prueba para vuestra persistencia en la práctica del bien, lo cual se os tomará en cuenta. Además, los que os han despreciado serán tanto más castigados cuanto mayor haya sido su ingratitud.»
Observamos que los espíritus apoyan a las personas que persisten en hacer el bien a un amigo aunque este le pague con desprecio o ingratitud. No hace falta buscar la venganza pues cada uno tendrá su merecido de acuerdo a lo que realizó.
¿Cómo se desarrolla una relación de amistad después de la muerte? ¿Sigue vigente la amistad verdadera?
En la cuestión 417 del mismo libro de sublime luz, pregunta Allan Kardec a los espíritus: Un cierto número de espíritus encarnados, ¿pueden reunirse y formar asambleas? A lo que los buenos espíritus responden:
«Sin duda alguna. Los lazos de amistad antiguos o recientes, reúnen con frecuencia de este modo a diversos espíritus que son felices estando juntos».
Por la palabra antiguos deben entenderse los lazos de amistad contraída en anteriores existencias. Al despertarnos, tenemos intuición de las ideas que hemos adquirido en esas conversaciones ocultas, pero cuyo origen ignoramos.
Aquí vemos como los lazos de amistad virtuosa perduran en el tiempo, independiente de si el espíritu está encarnado o desencarnado. Mantienen sus lazos reuniéndose durante el sueño, quedando al despertar la intuición de este encuentro.
El ítem 289 nos explica: ¿Salen a veces a nuestro encuentro nuestros parientes y amigos, cuando dejamos la Tierra?
«Sí, salen al encuentro del alma a quien aman, y la felicitan por su vuelta del viaje, si se ha salvado de los peligros del camino, y la ayudan a desprenderse de los lazos corporales. Es un favor hecho a los buenos el que salga a su encuentro los que les han amado, al paso que es un castigo para el impuro el que permanezca en el aislamiento, o rodeado únicamente de espíritus que le son semejantes».
Por lo tanto, si hemos sembrado buenas amistades estaremos acompañados en el mundo espiritual. Nadie se encuentra desamparado, nadie está solo ni desprotegido. Podemos no ver a estos amigos por las condiciones que la materia impone, pero nuestros amigos nos ayudan en todo momento, nos aconsejan por medio de la intuición y velan por nosotros.
Relaciones simpáticas y antipáticas de los espíritus. Mitades eternas.
Aparte de la simpatía general de semejanza, ¿tienen entre sí los espíritus afectos particulares?, refleja Allan Kardec en esta pregunta recogida en la sentencia 291 de El libro de los Espíritus.
«Sí, lo mismo que los hombres; pero el lazo que une a los espíritus es más estrecho, cuando falta el cuerpo, porque no está expuesto a las vicisitudes de las pasiones».
Kardec sigue preguntando:
Cuestión 292: ¿Sienten odio entre sí los espíritus?
«Solo entre los espíritus impuros germina el odio, y ellos son los que suscitan vuestras enemistades y disensiones».
Cuando tenemos una rivalidad con otra persona, estos espíritus impuros o inferiores que nos rodean estimulan los pensamientos de enemistad y discordia, fomentando el orgullo de cada uno y las desavenencias. Es necesario buscar el bien y practicarlo para apartar su influencia sobre nosotros.
La interrogante 293 nos plantea: Dos seres que hayan sido enemigos en la Tierra, ¿se guardan resentimientos en el mundo de los espíritus?
«No, pues comprenden que el odio era estúpido y la causa pueril. Sólo los espíritus imperfectos conservan una especie de animosidad, hasta que se han purificado. Si únicamente los ha enemistado el interés material, no piensan en él por poco desmaterializados que estén. Si no existe antipatía entre ellos, concluido el motivo de separación, pueden volverse a ver hasta con placer».
Lo mismo que dos condiscípulos que, llegados a la edad de la razón, reconocen la puerilidad de las disidencias de la infancia, y cesan de tenerse mala voluntad.
Sin embargo, mientras estamos encarnados solemos alimentar el sentimiento de antipatía o enemistad contra otra persona que creemos nos agravió, fomentando pensamientos o acciones que le perjudiquen.
En la cuestión 294, se interroga: El recuerdo de las malas acciones que dos hombres se hayan hecho, ¿es obstáculo a su simpatía?
«Sí, y los induce a alejarse».
¿Qué sentimiento experimentan después de la muerte aquellos a quienes hemos hecho mal en la Tierra?
«Si son buenos, perdonan según vuestro arrepentimiento, y si son malos, pueden guardar resentimiento y a veces hasta perseguiros en otra existencia. Dios puede permitirlo por vía de castigo». Esta es la respuesta del ítem 295.
Muchas veces sentimos la influencia negativa de estos espíritus a quienes hemos lastimado de algún modo en otra vida. Como estamos bajo el olvido temporal del pasado mientras estamos encarnados, no nos acordamos del daño que les hemos ocasionado, sufriendo de este modo su influjo.
¿Los espíritus amigos dejan de quererse después de la muerte? En la cuestión 296, plantea Kardec: Los afectos individuales de los espíritus, ¿son susceptibles de alteración?
«No, porque no pueden engañarse; no conservan la máscara con que se ocultan los hipócritas, y por esto sus afectos, cuando son puros, son inalterables. El amor que les une es para ellos origen de suprema dicha».
La amistad después de la muerte
El afecto que dos seres se han profesado en la Tierra, ¿se conserva siempre en el mundo de los espíritus?
«Sin duda que sí, estando fundado en una verdadera simpatía; pero si las causas físicas tienen mayor parte que la simpatía, cesa aquél con la causa. Los afectos entre los espíritus son más sólidos y duraderos que en la Tierra, porque no están subordinados al capricho de los intereses materiales y del amor propio». Esta es la contestación 297.
León Denis por ejemplo desde sus primeros pasos en el mundo sintió que lo asistían amigos invisibles.
Una comunicación mediúmnica tiene lugar en el círculo espiritista de la calle Cygne de Tours en la noche del 31 de diciembre de 1872. Es el espíritu de Juana de Arco, quien comunica a los asistentes que Denis ha sido escogido para realizar una gran tarea:
«¡Ánimo amigo! Ahora que el porvenir se dibuja con más claridad, ahora que se acercan los momentos de lucha, que las pruebas más temibles van a acosarte, estaré aún más cerca de ti, secundando todos tus pasos. No lo olvides, amigo, el objetivo está ahí, el objetivo que hay que alcanzar, el objetivo que te abrirá las puertas de un mundo mejor. ¡Avanza con decisión, nosotros te ayudaremos!»
Amalia Domingo Soler dijo:
«Entonces fieles amigos a quien oigo anhelante me dicen con voz amante: perdona a tus enemigos; de tus dolores testigos todos tus hermanos son, y con justa abnegación todos tienen para ti, amor del que no hay ahí ni la más leve noción».
Bajo la orientación del espíritu de Juana de Ángelis, una entidad generosa y amiga espiritual del médium Divaldo Pereira Franco le ha ayudado invitando a amigos espirituales para la psicografía de libros que abordan temas variados por medio de sus consolidadas facultades mediúmnicas.
Francisco Cándido Xavier siempre pudo contar con ayuda inseparable de su amigo espiritual Emmanuel que le guio en la misión de propagar las enseñanzas espíritas para toda la Humanidad por medio de su mediumnidad.
Podemos citar una gran cantidad de ejemplos de amigos espirituales que siempre ayudan a los encarnados, pero lo destacable aquí es que vemos en este hecho como las amistades verdaderas como valiosas joyas perduran en el Más Allá.
Todos tenemos un espíritu guía que nos ampara y aconseja durante nuestro paso por la Tierra, ya que somos su misión. Le podemos llamar de otras formas diferentes, ángel de la guarda, ángel protector o mentor, esto no importa.
Seamos o no conscientes de ello, todos tenemos un compañero comprometido en ayudarnos en nuestra encarnación. Siempre el espíritu guía es de un orden superior al espíritu al que busca orientar, pues solo se puede instruir a alguien si se posee la experiencia necesaria para la instrucción.
Campo de actuación
Los espíritus guías están a nuestro lado. Si no nos alejamos de la sintonía del bien pueden actuar protegiéndonos. Nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes vibran en una sintonía. Para que ellos permanezcan auxiliándonos es necesario mantener una buena conducta que siempre nos sitúe en una vibración positiva.
No significa que nos abandonen por completo si no lo hacemos, sino que respetan nuestro libre albedrío y se apartan temporalmente cuando elegimos seguir por caminos que nos apartan de Dios.
Diferentes órdenes de espíritus
El nivel de los espíritus que se relacionan con una persona depende de su conducta ético-moral. De la cuestión 96 a la 99 se abordan los niveles de perfección espiritual.
¿Son iguales los espíritus, o existe entre ellos alguna jerarquía?
«Pertenecen a diferentes órdenes, según el grado de perfección a que han llegado».
¿Hay un número determinado de órdenes o grados de perfección entre los espíritus?
«Es ilimitado el número; porque no existe entre esos órdenes una línea de demarcación trazada a modo de barrera, pudiéndose así multiplicar o restringir voluntariamente las divisiones; pero, si se consideran no obstante, los caracteres generales, puede reducírselos a tres órdenes principales. Puede colocarse en el primer orden a los que han llegado a la perfección, los espíritus puros; en el segundo, a los que están a mitad de la escala, los cuales se ocupan en la consecución del bien; y en el tercero, a los espíritus imperfectos, que están aún al principio de la escala, siendo sus caracteres la ignorancia, el deseo del mal y todas las malas pasiones que retardan su progreso».
¿Los espíritus del segundo orden tienen solo el deseo del bien, sin que puedan hacerlo?
«Pueden hacerlo según su grado de perfección, pues unos poseen la ciencia y otros la prudencia y la bondad; pero todos han de sufrir pruebas aún».
¿Los espíritus de tercer orden son todos esencialmente malos?
«No, pues los unos no hacen ni bien ni mal, y otros se complacen por el contrario en el mal y están satisfechos cuando encuentran ocasión de hacerlo. Además, hay espíritus ligeros o duendes, más enredadores que perversos, que se complacen más en la chismografía que en la maldad, y cuyo placer son los embaucamientos y las pequeñas contrariedades, que les causan risa».
La codificación espírita tiene varios ítems que disertan sobre los amigos y la amistad, cuya lectura recomendamos.
Es un consuelo ser conscientes de la existencia de protectores espirituales, aquellos espíritus que velan por nosotros y nos amparan. Ellos comparten nuestras alegrías y entienden los motivos de nuestros sufrimientos. Vemos cuán grande es el amor de Dios para con los espíritus creados por Él.
Conquiste un amigo, un tesoro de valor incalculable
Lo que queremos defender con nitidez es que los espíritas deberían buscar entablar una correcta relación de amistad, basada en el respeto, la libertad y la lealtad. Aún vemos a personas que se dicen espíritas utilizando recursos poco nobles para mantener sus amistades.
Todavía somos espíritus imperfectos, por eso cometemos errores, sin embargo ya tenemos el conocimiento de lo que es correcto y de lo que no, así que deberíamos esforzarnos por no someter nuestras amistades a sufrimientos innecesarios.
Busque con los conocimientos adquiridos no fomentar la amistad desvirtuada, recordad que a quien más sabe, más se le pedirá.
No hay duda de que la amistad es concordia y significa crear lazos sinceros de afecto, sin barreras de sexo, edad, cultura, clase social, nacionalidad ni color de piel y además no es solo necesaria sino también muy hermosa.
Cláudia Bernardes de Carvalho
© Copyright 2020 Cláudia Bernardes de Carvalho
Todos los derechos reservados
Bibliografía:
Glasser, A. Memorias de un ángel guardián. (traducido por C.E.E.A.K)
Lantier, J. El espiritismo. Barcelona, Martínez Roca, 1985.
Peres, N.P., Síntesis del manual práctico del espírita. Rivail, 1995.
Kardec, A. El libro de los Espíritus. Libro Segundo, Capítulos I y IX.
Kardec, A. El Cielo y el Infierno, Cap. VIII Los Ángeles.
Kardec, A. Obras Póstumas.
Comentarios recientes