El amor y la caridad
No te das la importancia que mereces
Y vas dejando que la vida pase
Y para ti no hay tiempo casi nunca
Y nunca te regalas un detalle
Y corres por la prisa de los otros
Y llegas a tu vida siempre tarde
Y va pasando el tiempo y va pasando
Y vas envejeciendo en el paisaje
Y no se te pregunta por tu risa que se fue diluyendo con la tarde
Y siempre los demás
Y para cuando una cita contigo en cualquier parte
Te necesitas más de lo que piensas
Y nunca te detienes a escucharte
Y tienes tantas cosas que decirte
Pero no te pareces importante
Y siempre los demás y siempre luego
Y siempre para ti más adelante
Y siempre tu detrás y siempre nunca
Y el tiempo que se va sin esperarte
Queda contigo en un lugar hermoso
Lleva una flor para identificarte
Y cuéntate la historia de tu vida
Ya verás como vas a enamorarte
Porque no hay como tú nadie en el mundo
Porque en el mundo como tú no hay nadie
Y siempre los demás y siempre luego
Y vas envejeciendo en el paisaje
Y nunca tus asuntos lo pimero
Y déjalo pasar que no hace falta
Y acaso el mes que viene si se puede
Y el tiempo que te agacha la mirada
Y tú cuando los años lo permitan
Y tú cuando esta crisis un día pase
Y tú cuando se pueda en otra vida
Y tú nunca jamás de los jamases
Y el tic-tac del reloj en tu muñeca
Y vas envejeciendo en el paisaje
Este bellísimo poema «Te necesitas» de Magdalena Sanchez Blesa que también es canción nos inspira a revisar nuestros actos vitales.
Tenemos un tiempo limitado en la Tierra para poner todo el esfuerzo en la mejora de nuestras acciones en la búsqueda del autoconocimiento. Por empezar por alguna parte, el espiritismo enseña que la vida es una oportunidad de desarrollo bajo el olvido del pasado, con miras a progresar en virtudes e inteligencia.
Conocer el porque de cada acción que realizamos es fundamental para entender la vida. A medida en que uno esté conforme y en paz con sus actos, con su dedicación a los demás, todo estará en su sitio, porque darse a los demás es maravilloso y una de las grandes metas de la vida, ya que donarse por completo a otro ser esterioriza el progreso individual del ser encarnado.
«El fuerte debe trabajar para el débil.», encontramos esta afirmación en la pregunta -685a, del El Libro de los Espíritus, aquellos actos que se armonicen con las Leyes eternas del Creador, harán que el ser viva y sirva de antorcha para los demás. Personas que lleven a la práctica la Ley de amor y caridad en su amplia y mayor pureza denotan un desarrollo moral.
¿Cuál es el verdadero sentido de la palabra caridad, tal como Jesús la entendía?
“Benevolencia para con todos, indulgencia para con las imperfecciones de los demás, perdón de las ofensas.”
El amor y la caridad son el complemento de la Ley de justicia, porque amar al prójimo es hacerle todo el bien que nos es posible y que queríamos que se nos hiciese a nosotros mismos. Encontramos en el mismo libro en el apartado: «Caridad y Amor al prójimo», cuestión 886, el sentido de las palabras de Jesús:
Amaos los unos a los otros como hermanos, esta es la máxima.
La caridad, según Jesús, no se limita a la limosna: abarca todas las relaciones con nuestros semejantes, sean ellos inferiores, iguales o superiores a nosotros. Ella nos ordena desde la conciencia a ser indulgentes, porque también nosotros necesitamos la indulgencia de los demás.
No obstante, no todos estamos en este nivel de dedicación. Para que el fuerte trabaje para el débil, debe estar centrado y con los objetivos muy claros en su mente. Cuando uno se queja o siente que no importa a los demás lo que le pasa, que siempre puede postergar sus necesidades en favor de otro y percibe que pierde algo de su propia vida aún no ha alcanzado la meta. No está desprendido de sí mismo. Parar, reflexionar, calmar los sentimientos es fundamental en estos momentos, porque te necesitas. Todos pasamos por ello. Para poder servir bien, uno debe estar bien. Un instante de autoanálisis, un ratito de amarse a uno mismo, unos segundos de introspección favorece el equilibrio.
El equilibrio no se encuentra se crea, se crea con el estudio de lo que es correcto y la aplicación de las correctas conclusiones.
Se amable, confía y agradece.
Hay que hacer el bien por caridad, es decir, con desinterés. Solamente poco a poco, la personalización va desapareciendo, vida tras vida las acciones bondadosas de dedicación y priorización a los demás va engrandeciendo nuestros corazones y el desprendimiento de uno mismo es algo que sucede naturalmente.
¿No habéis visto en la Tierra hombres exentos de egoísmo, que practican la caridad?
Hay más de lo que creéis, pero los conocéis poco, porque la virtud no intenta brillar a la luz del día. Si hay uno, ¿por qué no habría diez? Si hay diez, ¿por qué no habría mil? y así sucesivamente, se nos revela en la pregunta 915, Libro Tercero – Capítulo XII.
Cuando nos damos a los demás de forma libre, sin lamento o pena, sin sentimiento de padecimiento habremos alcanzado la pura caridad. La virtud más meritoria es la que se basa en la más desinteresada caridad.” Pero darse a los demás no es sinonimo de olvido completo de uno mismo. Cuidarse es fundamental para el equilibrio entre dar y recibir. El hombre compenetrado del sentimiento de caridad y de amor al prójimo hace el bien por el bien mismo, sin esperar recompensa, y sacrifica su interés a favor de la justicia.
A lo largo de varias encarnaciones, el espíritu madura en virtudes por medio de diferentes experiencias, las consolida en su interior y cada acto de beneficio al prójimo, es una gran satisfación, ya que encontrandose estable emocionalmente y comprendiendo que dar es recibir, el espíritu trabaja para su hermano sin pena o sentimiento de pérdida. En este momento, el espíritu reconoce que la vida es pasajera en la Tierra, que su tiempo es eterno en el Más Allá y que la caridad es el camino a la ascención espiritual. A este espíritu ser bueno, indulgente, comprensivo ya es una virtud incorporada, no le custa ser así por lo tanto, es feliz en servir al prójimo.
Cláudia Bernardes de Carvalho
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