El aspecto físico de Jesús
Se escuchan discusiones a respecto del aspecto físico de Jesús, cual sería su color de pelo o de ojos, su estatura o vestimenta. Algunas personas querían saberlo para poder ponerle cara. En mi opinión estos detalles no son para nada un tema de interés. El sentido sublime y transendental de Su eseñanza está en Su ejemplo eterno de conducta.
Tal vez al leer el título de este artículo le haya llamado la atención y por esto nos encontramos aquí. Puse esta designación titular a conciencia para poder destacar de Jesús lo que verdaderamente importa. Lo que resalto como prioritario no es la descripción del aspecto físico de Jesús, lo precioso de su pasaje por la Tierra, lo hermoso joyel de su obra está en Sus maravillosas lecciones. Su ejemplificación en todo el momento de lo que dijo, concordando palabras y hechos y que reflejaban sin sombra de dudas Sus cualidades éticas. La autoridad de Jesús provenía de la naturaleza excepcional de su Espíritu y de su misión divina.
* Nos referimos en este artículo a espíritu con minúscula cuando el alma está en proceso de mejoría (aún en categorías inferiores) y Espíritu con mayúscula cuando ya alcanzó cierto grado de desarrollo (con un mínimo de nivel evoluitivo acorde a las Leyes Naturales, de ahí hacía adelante).
El Evangelio según el Espiritismo destaca del sembrador de almas; las actitudes bellas de la sencillez y la discreción, pero sobre todo resalta sus atributos morales.
Fue amable, tierno, justo, poseedor de una inalterable bondad, manifestaba una sincera cordialidad en sus actos y a sus palabras seguían sus acciones.
Aprovechando los hábitos más comunes de la vida cotidiana componía sus narrativas no descuidando ninguna ocasión para impartir una enseñanza a las masas, las adaptaba a las costumbres y al carácter del pueblo al cual hablaba y tenía como objetivo hacer que Su palabra penetrara en las gentes la idea de la vida espiritual y consecuentemente desplegaba ante ellos los nuevos horizontes de la vida futura.
El excelso ejemplo del Mentor de todo nuestro Sistema Solar nos enseñó la senda de la paz, de la tranquilidad, de la confianza y de la estabilidad en las cosas inherentes a la vida terrenal.
El noble codificador Allan Kardec eligió exponer de la figura de Jesús el contenido auténtico y superior de la profundidad de Su enseñanza, pues Su legado se mantuvo y se mantendrá inalterable con el tiempo por ser eternos, por ser la Verdad Universal.
Kardec expuso en el magnífico libro citado arriba el pensamiento de los Buenos Espíritus. Dice que en las palabras iluminativas del Maestro el Evangelio permanece como sublime código de ética e incomparable tratado psicoterapéutico para las angustias y dolores contemporáneos. Por ser directrices imperecederas permite aproximarnos en nuestro tiempo a Él.
“En razón de su belleza impar, las lecciones de Jesús constituyen el más complejo código moral de la Humanidad.”
()…”el rol de Jesús no fue simplemente el de un legislador moralista, sin más autoridad que su palabra. Él vino a cumplir las profecías que anunciaron su llegada. Su autoridad provenía de la naturaleza excepcional de su Espíritu y de su misión divina.”
¿Qué nos enseñó?
El Maestro designa claramente a la vida futura como meta, la presenta en todas las circunstancias como el foco hacia donde se dirige la Humanidad. Explica que la vida inmaterial debe ser el objeto de las principales preocupaciones del hombre en la Tierra y su mejoramiento es condición sine qua non para evolucionar. De hecho, sin la existencia de una vida futura, la mayoría de los preceptos morales de Jesús no tendrían ninguna razón de ser.
El gran Pastor realza en sus exposiciones una distinción positiva entre el Espíritu y el cuerpo. Todo lo explicado por Jesús hace referencia al estado feliz o desdichado del espíritu en la erraticidad y en la vida actual del hombre encarnado.
Habló de la reencarnación y promete una vida de alegrías a los afligidos de la Tierra, después de saldar sus deudas.
Insufla resignación que hace aceptar al sufrimiento en la encarnación como preludio de la sanación espiritual.
() … “Jesús fue la antorcha que disipa las tinieblas, el clarín de la mañana que toca a despertar. Fue el iniciador del espiritismo, que debe a su vez atraer hacia Él, no a los niños, sino a los hombres de buena voluntad. La acción viril ha comenzado. Ya no se trata de creer instintivamente, ni de obedecer en forma maquinal; es preciso que el hombre siga la ley inteligente, que le es revelada en su universalidad.”
El amor resume toda la doctrina de Jesús
El Jardinero de almas no se limita a recomendar la caridad: la coloca nítidamente y en términos explícitos como la condición absoluta para la felicidad futura. Para conseguir realizar una caridad verdadera debemos tener simplicidad del corazón y humildad del espíritu, esas son las exigencias.
El Maestro coloca a la simplicidad de corazón y la humildad del espíritu en la categoría de las virtudes que aproximan el espíritu a Dios.
Como el clarín de la mañana que toca a despertar, Jesús nos alerta que la caridad es la expresión de todas las conductas. No sólo hace de la caridad una de las condiciones para la salvación, sino la condición exclusiva.
La caridad convierte en ley una acción diaria de dulzura, de moderación, de mansedumbre, de afabilidad, de paciencia, de perdón, como conductas para alcanzar la felicidad en la vida espiritual.
Absolutamente contrarias al egoísmo y al orgullo todas estas acciones resumen el amor al prójimo por lo tanto toda moral de Jesús.
Jesús como la antorcha que disipa las tinieblas no encarnó para derogar la Ley de Dios, por el contrario, vino a darle cumplimiento. Modificó la Ley de Moisés, tanto en el fondo como en la forma. Cristo fue el iniciador de la más pura moral, la más sublime y además el iniciador del espiritismo. La doctrina espírita vino a ampliar a la Humanidad los conocimientos recibidos por el Maestro.
“Moisés abrió el camino; Jesús continuó la obra; el espiritismo habrá de concluirla.” Dijo un Espíritu israelita. Mulhouse, 1861.
“El mundo está conmovido en sus cimientos. El trueno rugirá. ¡Estad firmes! El espiritismo es de carácter divino, pues se basa en las leyes mismas de la naturaleza, y creed que todo lo que es de carácter divino tiene un objetivo importante y útil.” Expresó Fenelón. Poitiers, 1861.
Jesús, ejemplo preclaro de cualidades, exaltó las siguientes virtudes:
El perdón
“Si alguien te hiere en una mejilla, ofrécele también la otra”. Más vale sufrir una injusticia que cometerla.
“Perdonarás, pero sin límites; perdonarás cada ofensa que se te haga, no hay que retribuir el mal con el mal.”
Dijo Kardec:
“Cuando Jesús manifiesta que se debe perdonar a un hermano, no siete veces, sino setenta veces siete veces, nos enseña que la misericordia no debe tener límites.”
Hay dos maneras distintas en el acto de perdonar: uno generoso, noble, que es el profundo y verdadero y otra ostentosa, que desea que todos se enteren del perdón a fin de tener algún beneficio propio.
La Mansedumbre
Jesús dijo nunca medirás tu mansedumbre, harás lo que deseas que el Padre Celestial haga por ti. Reemplazad la cólera que mancha por el amor que purifica. La mansedumbre se muestra en el carácter y en el trato con las personas. La apacibilidad muestra templanza y control.
Debemos esforzarnos por ser afables, pero de verdad, sin selecionar a quién vamos a ejercer esta afabilidad. En todo momento, en privado o en público y sin distinción de ningún tipo.
El juicio
“La autoridad de la reprobación está en razón directa de la autoridad moral del que la pronuncia. Ser culpable de aquello mismo por lo que se recrimina a otro, implica abdicar de esa autoridad.”
Cuando uno no cumple con los principios que debe aplicar a su propia vida no tiene poder alguno en recriminar a otro. Nos alerta Jesús en actuar con juicios falsos o innecesarios.
Cada uno ve la vida conforme sus gafas
Solemos hacer juicios en nuestras relaciones, muchas veces sesgadas por nuestra percepción, en vez de buscar una evidencia real con una evaluación consistente. Lo hacemos de tal forma que nos haga sentir siempre mejores que otros, de tal suerte que podemos justificar nuestras acciones.
No juzguéis para que no seáis juzgados
Jesús no prohibió la defensa frente a una acusación falsa o actitud prevalecida que genere una querella, sino que condenó la venganza. La caridad consiste en ver en el prójimo superficialmente sus defectos y esforzarse para que en él prevalezca lo que hay de bueno y virtuoso. Mismo que el ser humano tenga un corazón lleno de depravación o inmoralidad en su más amplio espectro siempre existirá un germen de bondad, un amor por alguien o algo, un trocito de la esencia espiritual.
El Maestro no podía impedir la reprobación del mal, ya que él mismo nos dió el ejemplo, además lo reprobó con energía en todo el momento. Lo que deseó enseñar es que la autoridad de la reprobación está en razón de la autoridad moral del que la pronuncia.
«No hay autoridad legítima a los ojos de Dios, sino aquella que se apoya en el ejemplo que da del bien»
Si eres indulgente con las faltas ajenas, disculpando las actitudes de tu prójimo no abriendo juicio contra tu semejante tendrás la recompensa de Dios, pues has cumplido con su voluntad.
La obediencia y la resignación
- La doctrina de Jesús en todos sus conceptos, nos educa en la obediencia y la resignación. La obediencia es el consentimiento de la razón; la resignación es el consentimiento del corazón nos enseña el Evangelio.
La benevolencia
Esta virtud hermana de la mansedumbre es hija de la afabilidad y de la dulzura. Nos advierte Jesús que la empleemos siempre y en todos los actos para con el prójimo, porque concreta la caridad sublime que Él nos enseñó.
No confundamos obediencia y resignación con sumisión y abdicación. Todos tenemos el libre albedrío y por ello tenemos el poder de decisión. Lo que nos quiere enseñar Jesús es que tengamos obediencia a los designios de Dios y resignación si no podeos cambiar las cosas, Saber esperar el momento, porque Dios sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros.
El Evangelio según el Espiritismo nos muestra que:
“ ¡Cuántos hay cuya fingida bondad sólo es una máscara para el exterior, un hábito cuyo corte calculado disimula las deformidades ocultas! El mundo está lleno de esas gentes que tienen la sonrisa en los labios y el veneno en el corazón; «que son dulces con tal que nadie les incomode, pero que muerden a la menor contrariedad; cuya lengua dorada, cuando hablan cara a cara, se cambia en dardo envenenado cuando están ausentes». Seamos verdaderos en nuestros sentimientos.
Dice José María Fernández Colavida:
“Constituyendo el más complejo código moral de la Humanidad, el Evangelio de Jesús es, indudablemente, un especial granero de bendiciones iluminativas y libertadoras.”
La fe
“En el sentido adecuado, es cierto que la confianza en sus propias fuerzas hace que el hombre sea capaz de realizar cosas materiales que no logra concretar cuando duda de sí mismo. No obstante, estas palabras de Jesús deben entenderse exclusivamente en el sentido moral.”
La fe es la virtud que transporta montañas, dijo Jesús a sus apóstoles:
“Si no lo habéis curado, se debe a que no teníais fe”.
Ella debe ser activa, fuerte y duradera, es la base de la regeneración del hombre.
Jesús dice que debemos orar, ser gratos al Creador y muestra el surco que podemos hacer para construir nuestro camino, el del sacrificio y la abnegación. Ambos constituyen una plegaria continua y así nos muestra que la oración también está en los actos.
El magnetismo es una de las más grandes pruebas del poder de la fe puesta en acción. Los pases magnéticos, son un ejemplo de ello.
“Dad de gracia lo que de gracia recibisteis.” Con estas palabras Jesús se refiere a la facultad mediúmnica y encuentran su aplicación en el espiritismo que revela las verdades por completo por medio de la voz de los Espíritus.
“La fe razonada, la que se apoya en los hechos y en la lógica, no deja en pos de sí ninguna obscuridad; se cree porque se está cierto, y no se está cierto hasta que se ha comprendido; esta es la razón porque es inalterable, «porque no hay fe inalterable sino la que puede mirar frente a frente a la razón en todas las edades de la Humanidad”.”
El espiritismo nos instruye que la inteligencia es la base perfecta para comprender.
“Antes de orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, Jesús define claramente las cualidades de la oración. Analizad vuestros defectos y no vuestras virtudes, y si os comparáis con otros, buscad lo que hay de malo en vosotros.”
El hombre de elevada moral condena la violencia, la cólera e incluso toda expresión descortés para con los semejantes.
Esas palabras del gran Médium de Dios desde el punto de vista moral, significan:
“Pedid la luz que debe iluminar vuestro camino, y se os dará; pedid fuerzas para resistir al mal, y la tendréis; pedid la asistencia de los Espíritus Buenos, y vendrán a acompañaros. Jesús enseñaba a sus discípulos que confiaran en la Providencia.”
Nos dice que no nos preocupemos tanto por el cuerpo, que piensemos antes en el espíritu, en progresar espiritualmente y nos explica además el Maestro Jesús que la virtud comprende las cualidades fundamentales que conforman al hombre de bien.
La Voluntad
Tengamos confianza en los actos de nuestra propia voluntad y así seremos libres. El dominio de la voluntad es primordial para la buena ejecución de nuestros objetivos morales, para despojarnos del mal y hacer el bien. Debemos hacer una distinción importante. A medida que el espíritu, que está comprometido en el camino erróneo, avanza en la vida espiritual, despacio se instruye y se despoja de sus imperfecciones, de conformidad con la mayor o menor buena voluntad que demuestre, en virtud de su libre albedrío. Si permitimos una voluntad debilitada y rebelde no tendremos fuerza en la acción que practiquemos.
Recomendaciones
“Mientras aguarda los bienes del Cielo, el hombre tiene necesidad de los de la Tierra para vivir. Jesús sólo le recomienda que no atribuya a estos últimos más importancia que a los primeros.”
No os hagáis tesoros en la Tierra, porque son perecederos; hacedlos en el Cielo, donde son eternos. Además, condena todo perjuicio material y moral que se pueda causar al prójimo, toda violación de sus intereses, remarca el cumplimiento de las leyes de la Tierra por parte de todos los ciudadanos.
Advertencias expresadas por el Médico de las almas
La culpa
Podemos equivocarnos en pensamientos y acciones. Las aflicciones pueden tener causa en la vida presente o fuera de esta vida. Si meditamos y escudriñamos en nuestra propia conciencia podremos encontrar el origen de muchas de las vicisitudes que padecemos en la vida, mientras otros sufrimientos que no encontramos el origen en esta vida están relacionados con acciones de otras encarnaciones.
Todo espíritu tiene la voz de la conciencia que lo advierte de su error. Algunos espíritus cometen errores a sabiendas y otros por ignorancia, por esto la responsabilidad es proporcional al conocimiento de cada cual.
Muchos hombres son víctimas de su imprevisión, de su orgullo y de su ambición. Culpan de su mala suerte a Dios, no obstante, los actos tienen consecuencias y las faltas generan reparaciones. Jesús da a entender que la culpabilidad es proporcional a las luces que la persona posee.
Ahora previene que:
“…ninguno de los que recibe la enseñanza, directamente o por intermedio de otros, puede alegar desconocimiento, como tampoco puede excusarse con su falta de instrucción, ni con la oscuridad del sentido alegórico de esas máximas. Aquel pues, que no saca provecho de ellas para mejorar, que las admira como a cosas interesantes y curiosas, sin que penetren en su corazón, que no se vuelve menos vano, ni menos orgulloso, ni menos egoísta, ni menos apegado a los bienes materiales, ni mejor para con su prójimo, es mucho más culpable, porque cuenta con más elementos para conocer la verdad.”
La vanidad
Ineludiblemente quita el encanto de las más hermosas cualidades pues es el peldaño seductor que permite satisfacer la ambición del hombre en la satisfacción de sus intereses materiales.
Pero estos hombres no dan importancia a la inexorable justicia que les espera. ¿No es mejor actuar ahora y seguir los consejospara una vida futura mejor?
El deber
Es el más hermoso galardón de la razón porque está confiado a su libre albedrío. La obligación moral para con Dios no cesa nunca y el deber es el resumen práctico de todas las reflexiones morales. Solo se puede cumplir con el deber si se obedece la ley de la vida.
Kardec escribió que:
“Jesús no dijo nada absurdo para quien sepa interpretar el sentido alegórico y profundo de sus palabras. No obstante, muchas cosas no pueden comprenderse sin la clave que el espiritismo provee.”
Jesucristo. Él, un Poeta de los mundos celestes desplegó ante los hombres los nuevos horizontes de la vida futura, y explicó que no se puede verdaderamente amar a Dios sin amar al prójimo, ni amar al prójimo sin amar a Dios. Seguid ese divino modelo.
El celestial Mesías expresó:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
Su enseñanza es verdad, permanecerá en los corazones, perdurará generación tras generación, pues es la Ley del Universo. Todas las cosas deben ser restablecidas en su verdadero sentido, nos dijo el Espíritu de Verdad.
Él convoca a todos los hombres a la observancia de Su ley, sin mezclar la cizaña con las buenas semillas, ni las utopías con las verdades y nos exhorta a ser artífices de nuestra inmortalidad, pues Su reino no es de este mundo.
Observamos lo completo que fue su legado, acentuó las virtudes y cómo llegar hasta ellas, nos mostró el camino para la perfección y nos advetio de los peligros. Además nos explicó cuales son nuestros deberes para con Dios y el prójimo.
Por ende, si Jesús fue moreno o rubio, de ojos claros u oscuros, alto o de mediana estatura, si llevaba sandalias o túnica no importa en absoluto. Por este motivo quise ilustrar esta disertación con fotos figurativas de los piés de un hombre, dejando así mi convicción en la defensa de Sus cualidades morales en prol de las físicas.
Intentemos aprender y ejecutar Sus enseñanzas.
Cláudia Bernardes de Carvalho
© Copyright 2023 Cláudia Bernardes de Carvalho
Todos los derechos reservados
Bibliografía
Kardec, A., El Evangelio según el Espiritismo
Comentarios recientes