El éxito
Alcanzar el éxito en la vida es una cuestión muy deseada por las personas de un modo general en nuestra sociedad competitiva.
¿Qué es el éxito para la Humanidad en las sociedades actuales?
Existen una infinidad de objetivos exitosos que el hombre aspira conquistar como puede ser el triunfo en el trabajo, en la familia, en la salud o en el amor.
Tener suceso supone haber llegado a un resultado feliz en un emprendimiento o también cuando uno destaca en algo, es lograr la mayor posición social o laboral.
El éxito conlleva a tener más dinero, influencia y/o privilegios y con ello se consigue vivir mejor ya que este resultado proyecta el espejismo y la sensación de que uno esta por encima de los demás.
Éxito es tener la aprobación, la aceptación y el reconocimiento de un colectivo y te puede aportar confort, bienestar y distinción. ¡Es triunfar!
Se puede heredar una situación de éxito, pero lo más común entre las gentes es buscar con ahínco ocasiones en la vida para alcanzarlo.
Conseguir vencer es la meta de muchas personas, pero no es fácil ganar porque unos poseen habilidades extraordinarias para ello mientras otras personas manifiestan limitaciones.
En este proceso de búsqueda de la victoria algunas personas no se cortan con la forma utilizada para atingir esta meta, todo vale.
Constantemente con miras fijas en obtener el éxito pasan por encima de los demás, realizando zancadillas a veces de forma sutil con un fin interesado, no teniendo escrúpulos para conquistar el éxito deseado haciendo caso omiso a la fraternidad, al respeto y la caridad. Actúan cautamente utilizando métodos discretos donde la frase: «el fin justifica los medios» es su lema.
Estas acciones agravan sus rescates pues la Ley de acción y reacción es para todos.
Este tipo de éxito está íntimamente relacionado con el dinero y con la vanidad. Cuando una persona tiene dinero se le trata de una manera especial, se les abren las puertas como se suele decir, puede disfrutar de lujo, privilegios y exclusividades vips y además codearse con la alta socialité.
La fama hija del éxito atrae prestigio, notoriedad y excentricidades. Conseguir el éxito es dibujar un renombre, es satisfacer todas las necesidades y proyectos personales y con ello lograr lo máximo en la Tierra. ¡Ser una celebridad!
Pero vivir el éxito es una situación que absorbe, embriaga y seduce apartando las gentes de su realidad espiritual.
Éxito es una palabra corta muy codiciada que forma parte de un lenguaje empresarial, educativo y eclesiástico del que se abusa muchas veces y que piden unas cualidades y habilidades dirigidas a la realización material y que sin embargo aparta el ser de su verdadero camino que le llevará al triunfo imperecedero.
Un espíritu amigo dijo:
“Iluso aquel que cree que eso es el verdadero éxito.”
Dentro de la propuesta espírita, tener éxito es otra cosa. El éxito es evolucionar con la mirada puesta en el progreso espiritual, fomentar las virtudes en uno mismo corrigiendo todas las acciones en distonía con las Leyes Morales.
Tocar el éxito en la Tierra es cumplir con las directrices que Dios estipuló al espíritu inmortal. Es procurar una corrección de nuestros errores de conducta, manteniendo la conciencia limpia y en sintonía con la bondad, el amor y la caridad en una apuesta por la rectitud moral evitando los fugaces placeres de la vida.
Por lo tanto, el éxito es un estado de equilibrio, una sensación de conformidad con las Leyes Universales, no estando relacionado por lo tanto con la conquista de dinero o posición social.
Para encontrar el éxito espiritual hay que tener un propósito claro identificando correctamente los intereses y los valores que se desea mejorar. De este modo hallaremos el verdadero norte, no malgastando la vida.
Cada uno en su prueba, mediante sus esfuerzos, puede buscar el éxito de su espíritu con determinación para lograrlo. La paciencia tiene aquí un papel importantísimo. No es de un día para otro que identificaremos y corregiremos nuestros defectos, sino poco a poco con resignación a la voluntad de Dios, pero con confianza pues el éxito consiste en superar correctamente los obstáculos de la vida.
¡Esfuerzo moral enfocado en el propósito de evolución espiritual!
Recordemos que el espíritu reencarnante elige sus pruebas: en El Libro de los Espíritus cuestión 341:
“La incertidumbre en que se halla el espíritu sobre la eventualidad del buen éxito de las pruebas que sufrirá en la vida ¿es para él causa de preocupación, antes de su encarnación?
– Una preocupación muy grande, ya que las pruebas de su existencia lo retrasarán o lo harán adelantar, conforme las soporte bien o mal.”
El filósofo griego Aristóteles definió la palabra éxito como «alcanzar la felicidad» en un contexto de integridad y armonía vital.
Éxito espiritual constituye en cumplir correctamente la misión de padres, orientar a nuestras familiares, es cuidar del cuerpo que nos sirve de instrumento, es trabajar honradamente y aceptar el lugar que nos ha tocado vivir, buscando progresar sin zancadillas a nadie, porque como dice el dicho popular:
“Lo que es para ti, aunque te quites y lo que no es para ti, aunque te pongas.”
Uno se da cuenta que el desgraciado a nuestros ojos puede conseguir mayor éxito que los exitosos de la Tierra, porque se centra en superarse y no tiene desvíos y tentaciones que le retrasen.
Debemos preocuparnos mucho más por nuestro interior, conocernos mejor a nosotros mismos, con el fin de progresar y enriquecer nuestra vida de buenos actos y pensamientos, sirviendo al prójimo y evitando cualquier expresión de agresión. Será un placer cuando tengamos buen éxito pues cosecharemos los frutos de nuestro trabajo en esta vida material y en la vida espiritual.
El espiritismo enseña que de esta forma alcanzaremos la verdadera felicidad, pues estando en paz con nuestro pasado delictivo y trabajando para nuestro progreso aquí y ahora por medio la consonancia con el Evangelio tocaremos el triunfo que coronará nuestros esfuerzos en la marcha hacia más altos puestos en la Vida Superior.
Pero por el contrario nos empeñamos en gastar años de nuestras vidas encarnadas buscando esa felicidad efímera que trae la conquista de todo lo material.
El verdadero éxito
La relación entre lo que soy y lo que podría haber sido es la medida del verdadero éxito. Lo que me he propuesto y lo que alcancé.
Preocupémonos más por nuestro interior con el afán de corregir los defectos, porque la verdadera felicidad está en el espíritu eterno que concluyó con éxito sus propósitos y puede consecuentemente elevarse espiritualmente con la conciencia tranquila.
Incido en que reflexionemos sobre nuestro concepto de éxito y siguiendo las instrucciones de los buenos espíritus seamos personas motivadas, con valor de cambiar de forma disruptiva nuestros viejos procederes equivocados para llegar a la verdadera victoria.
Cláudia Bernardes de Carvalho
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