El Libro de los Médiums – Allan Kardec
Muchas personas, religiosas o no, piensan que el espiritismo está repleto de fantasías ya que la cuestión de comunicarse con los Espíritus lo ven irreal; consideran o imaginan, que dichos entes no son necesarios y por ello esa necesidad de comunicación no está demostrada ni tendría que ser necesaria.
Generalmente se desconoce que todos, vivos y muertos somos Espíritus.
“La causa principal, de esa duda relativa a la existencia de los Espíritus, radica en la ignorancia de su verdadera naturaleza.” (Libro de Los Médiums. Primera parte. Capítulo I, punto 1º)
La gente en general sólo cree en lo palpable, en lo que puede ver… Sin embargo, pondremos algún ejemplo de los muchos que podríamos mencionar:
El sonido que produce la música armoniosa…
El aire suave sentido en la piel…, el mismo aire que mueve las nubes; ese aire que hace oscilar las espigas de los trigales…
La sensación de placer cuando saboreamos esa comida que nos gusta…
¿Palpamos el sonido?
¿Tocamos ese aire?
¿Vemos esa sensación?
Muchas personas conocen o saben de los Espíritus tan sólo a través de los relatos fantásticos que escucharon cuando fueron niños, o también a través de las novelas, muchas de ellas llevadas al séptimo arte; como es lógico, la industria cinematográfica añade o quita lo que considera oportuno para hacer mas comerciales sus productos.
Las personas que alegan la inexistencia de los Espíritus, en realidad no intentan averiguar si esos relatos encierran algún trasfondo de verdad y sólo se quedan con el lado ridículo o absurdo que muchas veces se presentan en esas historias.
Evitan tomarse el trabajo de quitar la cáscara amarga al fruto que hay encerrado en ella y por lo tanto rechazan todo, sin más.
“Sea cual fuere la idea que se tenga de los Espíritus, la creencia en ellos se basa, necesariamente, en la existencia de un principio inteligente fuera de la materia.” (Libro de Los Médiums. Primera parte. Capítulo I, punto 1º)
Nos dirigimos a ti, alma amiga, que estás leyendo estas líneas; pero antes de seguir, habrás de plantearte las siguientes preguntas:
“¿Creo en Dios?”
“¿Creo que tengo un alma?”
“¿Creo en la supervivencia del alma después de la muerte física?”
Si te respondes a ti misma de forma negativa, o incluso te respondes con un: -No sé, me gustaría que fuese así, pero no estoy segura…-, te decimos amigablemente que estás respondiendo de forma cortés, disimulando una respuesta de efecto brusco equivalente a varios prejuicios, que son respetables, ¡faltaría más! pero que será inútil seguir adelante con esta lectura, tan inútil como intentar demostrar a una persona ciega las propiedades y resultados que tiene la luz, si ella no admite que la luz existe.
“Porque, en definitiva, todas las manifestaciones de los Espíritus, no son otra cosa que los efectos resultantes de las propiedades del alma.” (Libro de los Médiums. Parte primera. Capítulo I, punto 4º)
Sin embargo, si se despertó en ti la curiosidad, al seguir leyendo, quizás descubras respuestas razonables a “esas” preguntas que siempre te hiciste… y posiblemente hasta ahora, nadie respondió.
(En el espiritismo se llama a los que todavía están vivos espíritus encarnados por tener un cuerpo físico; a los fallecidos se les llama desencarnados, puesto que dejaron el cuerpo en la tumba.)
Ya que hemos aprendido que todos, encarnados o desencarnados somos Espíritus, entonces, es oportuno preguntar:
“¿Los Espíritus desencarnados pueden comunicarse con las personas encarnadas, es decir intercambiar ideas entre si?”
“¿Por qué no?”
“¿Qué es el ser humano, sino un Espíritu aprisionado en un cuerpo?”
“¿Por qué un Espíritu libre del cuerpo no podría comunicarse con un Espíritu preso en ese cuerpo, de la misma forma que una persona libre se comunica con la que está prisionera en una cárcel?”
“Puesto que se admite la supervivencia del alma al desencarnar ¿será razonable que no admitamos la continuidad del afecto, del cariño, de la amistad entre esas mismas almas que se amaron mientras estaban encarnadas?”
“Puesto que las almas o Espíritus se encuentran por todas partes, ¿no será natural que creamos que la de un ser amado durante la vida en la Tierra, quiera acercarse a nosotros y desee comunicarse con los que ama, sirviéndose para eso de los medios que estén a su disposición?” (Libro de los Médiums. Primera parte. Capítulo I, punto 5º)
Todos en algunos momentos de nuestra vida hemos tenido que despedirnos de algún ser querido que falleció…
También, muchas personas han sentido o sienten la sensación, pocas veces, o frecuentemente, de como si ese familiar, amigo o persona especial esté cerca de uno mismo…
A estos fenómenos que resultan extraños para aquellas personas que desconocen qué son y cómo ocurren, les diremos que al codificar el espiritismo (recopilar los mensajes de los Espíritus) Allan Kardec usó la palabra mediumnidad para describir tales fenómenos.
Según estamos viendo, esos fenómenos que nos causan molestia es algo de lo más natural, por eso recomendamos a toda persona que siente la inquietud de saber acerca de -esas sensaciones-, que se dirija a éste magnífico libro del que estamos hablando; comprobará pues, que usando su buena voluntad, con paciencia y consultando además con los Centros Espiritistas, podrá adquirir un conocimiento que será muy importante en su día a día, como también para el porvenir de su propio Espíritu.
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS contiene:
La enseñanza especial de los Espíritus sobre la teoría de todos los tipos de manifestaciones. Los medios de comunicación con el mundo invisible. El desarrollo de la mediumnidad. Las dificultades y los escollos que se pueden encontrar en la práctica del espiritismo.
En la Introducción de este libro, encontramos lo siguiente en su párrafo 4º:
“A la par de los médiums propiamente dichos, crece día a día la cantidad de personas que se interesan por las manifestaciones espiritistas. Guiarlas en sus observaciones, señalarles los escollos que forzosamente encontrarán en algo que es nuevo, iniciarlas en el modo de conversar con los Espíritus, enseñarles los medios para la obtención de buenas comunicaciones, tal es el panorama que necesitamos abarcar a fin de no correr el riesgo de que nuestra labor resulte incompleta.
Que nadie se sorprenda, entonces, si encuentra en ella informaciones que a primera vista parecen inadecuadas, pues la experiencia demostrará su utilidad.
Quien estudie detenidamente este libro comprenderá mejor los hechos que ha de presenciar, y el lenguaje de ciertos Espíritus no le resultará tan extraño.
Por consiguiente, en su carácter de instrucción práctica, este libro, no está destinado exclusivamente a los médiums, sino a todos los que estén en condiciones de observar (contemplar) los fenómenos espiritistas.” (Libro de Los Médiums. Introducción, parráfo 4º)
En la literatura espírita, hay un amplio surtido de libros que abordan el tema de la mediumnidad, sus causas, sus efectos; también, como orientar a las personas interesadas en ella para saber distinguir lo correcto de lo menos correcto. Hay mucho que examinar para poder sobrellevar esos fenómenos y dirigirlos bien en las diversas situaciones de la vida diaria. El libro de Los Médiums es excelente para ese examen y comprensión.
Los Espíritus que nos asisten y saben que nos haría bien el llegar a comprender cómo funciona la vida espiritual, muchas veces, intentan despertar nuestra atención a través de ruidos, golpes, olores, movimiento de objetos, incluso manifestaciones visuales…
Estos efectos, provocan miedo, incomodidad, perturbación, en las personas que desconocen lo que aquí estamos comentando, pues como dijimos al principio “ignoran la verdadera naturaleza” de la existencia de los Espíritus.
Casi siempre, los fenómenos que suceden alrededor de una persona cesan cuando ésta comienza a frecuentar un centro espiritista; pero, ¡ojo! no cesan por el hecho de asistir habitualmente al centro espírita, sino porque empezará a comprender el asunto aprendiendo las causas de esas molestias; ese conocimiento le hará querer ser mejor persona cada día y se pondrá a la tarea, si así lo decide libremente, de modificar algún comportamiento y tendencia de aspecto poco saludable.
Se sabe por las comunicaciones de los Espíritus, que el objetivo que provocan esos fenómenos extraños es hacer que la persona implicada en ellos se interese por el aspecto espiritual de su propia vida.
Generalmente, son fenómenos provocados por Espíritus familiares y amigos que desean ver a la persona querida caminar por un sendero nuevo.
Puedes comprobar alma amiga que has llegado hasta aquí, que “esas cosas” que te suceden son algo natural en muchas personas y, si te ves identificada con lo descrito de forma muy breve, te animamos a que pierdas los temores y prejuicios; te animamos a “buscar”, a indagar de forma segura y formal, tal como nos dejó dicho el propio Jesús de Nazaret en una de sus máximas: –…Buscad y hallaréis, pues el que busca encuentra.-
No lo pospongas demasiado, ¡busca, indaga, absorbe certezas, verdades, de la vida del Espíritu que eres!
Cuando comprendas el sentido de las cosas extrañas que te suceden, vivirás sin miedos y eso, es encontrar un gran bienestar en tu vida.
En los Centros o Casas espíritas, existe el compromiso de ayudar altruista y sinceramente, por supuesto, completamente gratis; allí encontrarás a personas que pasaron por tus mismas experiencias; supieron tomar la decisión personal de realizar ese esfuerzo con paciencia, logrando comprender qué son esas “sensaciones” de las cuales te sorprendes.
“…Buscad y hallaréis; tocad a la puerta y se os abrirá; porque todo aquél que pide, recibe, el que busca halla, y se abrirá al que toque a la puerta.” (El Evangelio según el Espiritismo. Capítulo XXV, ítem 1)
María Borrell
Bibliografía
Kardec, A., El Evangelio según el Espiritismo
Kardec, A., El Libro de los Médiums
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