El Sembrador del Camino
El Sembrador del Camino, nuestro guía.
Una de mis ensoñaciones más habituales es visualizar al divino jardinero hablando a la multitud alrededor a la orilla subido a una humilde barca en un intento de acercarme a este hermoso instante cuando inició una de sus más hermosas enseñanzas dirigidas a la Humanidad.
De forma alegórica Jesús expuso los variados resultados a las diferentes siembras
El sembrador salió a sembrar y mientras sembraba, una parte de las semillas cayó en el camino, otras en lugar pedregoso, otras entre espinos y otras en tierra buena.
Las primeras las aves comieron, las segundas se secaron por no tener raíces profundas, las terceras se ahogaron por los espinos y las últimas dieron fruto por tener buena tierra.
¿Quién es el sembrador?
Jesús que enseñó por medio de parábolas. Como sabéis Él fue el iniciador del espiritismo que tiempo después trajo la explicación de ellas.
¿Qué son las semillas? Las enseñanzas que proporcionan progreso moral.
¿Qué son las tierras? Los diferentes niveles de evolución de las personas, su progreso moral, la aceptación de las verdades en su corazón. Las semillas son todas buenas, si son escuchadas darán buen fruto.
Esta maravillosa parábola expresa gráficamente como las personas absorben las enseñanzas del Sembrador de almas.
¿Qué dice el Evangelio según el Espiritismo?
Dice que los que reciben la palabra de Jesús y no se detienen en entenderla, no la prestan atención son como la semilla que cae en el camino, las seducciones del mundo en seguida arrebatan sus frágiles convicciones.
Las gentes que se emocionan y vibran con el entendimiento de la palabra de Jesús pero que en la primera situación adversa reniega de Dios por su desdicha o falta de suerte es la siembra en terreno pedregoso donde la planta no creó raíces profundas, lo aclarado no está en el profundo de su corazón.
Aquellos donde la palabra resultó infructuosa por las ilusiones del mundo que cautivan sus sensaciones primarias y ahogan las enseñanzas, no produciendo buenos resultados en las acciones del día a día.
Por último, están aquellos que además de entender y absorber lo que el Maestro explicó y ejemplificó en su vida, practican la reforma interior para que aniquilen en si mismos las malas conductas y eleven las buenas y correctas.
Dentro de estas enseñanzas está el deber que Lázaro expone como “…el más hermoso galardón de la razón… porque confiere al alma el vigor necesario para su desarrollo”.
El deber está confinado en el libre albedrío, o sea, el hombre encarnado o desencarnado elige el modo como aprovecha las enseñanzas recibidas y actúa. Porque todos indistintamente en algún momento o, mejor dicho, a todo momento recibimos oportunidades de crecimiento espiritual.
¿Qué es el deber?
El deber que nos enseñan los Buenos Espíritus explicando la parábola del sembrador es que:
“El deber comienza exactamente en el punto en que amenazáis la felicidad o la tranquilidad de vuestro prójimo, y termina en el límite que no deseáis que nadie transponga en relación con vosotros.”
Por lo tanto, el hombre que cumple con su deber ama a Dios antes que cualquier persona o cosa y a los demás antes que a sí mismo.
Observamos que con el pasar del tiempo y experiencias de la Humanidad, el hombre en general ha avanzado, evolucionado en diferentes aspectos.
Lo que antes era permitido ahora ya no es tolerado por las sociedades. Cada etapa es un nuevo peldaño subido en términos morales e intelectuales.
El sentido de lo que es apropiado o adecuado en un determinado momento en detrimento del deseo personal es el deber.
El deber como cualidad ética-moral es bellísimo, cumplamos con las Leyes Eternas que Dios ha dispuesta para que los seres del Universo, todos nosotros seamos sus mensajeros, elevados por nuestras buenas acciones a la perfección que nos acercará a Dios en la eternidad.
El incumplimiento del deber de una manera general recae en una sanción.
Desde el punto de vista espiritual, esta sanción es proporcional al conocimiento de la infracción, o sea, cuanto más conoces las Leyes Divinas o Eternas más responsabilidad.
Como dijo el escritor y espírita Víctor Hugo:
“El deber es un dios que no consiente ateos.”
Obedecer a estas Leyes es respetar las normas universales de relación.
Ley Divina o Natural se divide en diez partes y dice:
“Esa división de la ley de Dios en diez partes es la de Moisés, y puede abarcar todas las circunstancias de la vida, lo que es esencial.
Por consiguiente, puedes seguirla, sin que por eso tenga nada de absoluto, como tampoco lo tienen los demás sistemas de clasificación, que dependen del punto de vista desde el cual se considera una cosa.
La última ley es la más importante. Por medio de ella el hombre puede adelantar más en la vida espiritual, pues las resume a todas.”
¿Cuáles son las Leyes Eternas?
Ley de Adoración
Ley del Trabajo
Ley de Reproducción
Ley de Conservación
Ley de Destrucción
Ley de Sociedad
Ley del Progreso
Ley de Igualdad
Ley de Libertad
Ley de Justicia, Amor y Caridad
La codificación
Nos dice la codificación espírita que mejorar el espíritu de un hijo con la buena educación ético-moral e intelectual es un deber de los padres.
Reformar pues el mal carácter de un hijo y reprimir sus malas inclinaciones es la misión sagrada por la que tendrán que responder los padres. Padres e hijos deben ayudarse mutuamente por medio del afecto fraternal.
También la necesidad que tiene el hombre de vivir en sociedad, genera en él obligaciones que consisten en respetar los derechos de sus semejantes ya que todos deben cooperar en el progreso social mediante la ayuda mutua. El hombre no puede progresar solo, porque no posee todas las facultades para hacerlo.
Encontramos en La Génesis, milagros y predicciones según el Espiritismo esta afirmación dentro de Caracteres de la revelación espírita:
“Con la ayuda de las nuevas luces que el espiritismo y los Espíritus han aportado, el hombre comprende la solidaridad que vuelve a unir a todos los seres; la caridad y la fraternidad se convierten en una necesidad social; hace por convicción lo que antes hacía sólo por deber, y lo hace mejor.”
“Nunca olvidéis que el Espíritu, sean cuales fueren su grado de adelanto y su situación – reencarnado o en la erraticidad –, se encuentra siempre entre un superior que lo guía y perfecciona, y un inferior para con el cual tiene que cumplir esos mismos deberes.»
Por lo tanto, en el cumplimiento del deber acorde al compromiso adquirido por la comprensión de las Leyes Eternas, Jesús nos incita a que tracemos nuestro propio surco.
Él, el sembrador de corazones, el Sembrador del camino se encarga de cultivar el amor en el silencio de nuestro pensamiento para que un día seamos perfectos tras la superación de nuestras pruebas.
Cláudia Bernardes de Carvalho
Bibliografía
Kardec, A. La Génesis, milagros y predicciones según el Espiritismo
Comentarios recientes