Reencarnación: Hechos que prueban (1ª parte)
Esta pintura de El Bosco refleja un hecho narrado por un gran número de personas que han vivido una ECM (experiencia cercana a la muerte), verifica que no es un hecho moderno y que tampoco es algo producto de la imaginación o la fantasía. La diferencia estriba en que con las nuevas técnicas de resucitación y los avances en la medicina, las ECM son más frecuentes que en el pasado.
La reencarnación ha dejado de ser una creencia, conocida y aceptada especialmente en las religiones orientales desde hace milenios. No debemos olvidar que fue motivo de estudio y sostenida por los grandes sabios de la Grecia antigua, desde donde pasó a Roma, y a todo el Medio Oriente. Asimismo, la sostenían en el antiguo Egipto, siendo conocida por los grandes hombres, sabios, profetas y por todos aquellos que, cual mensajeros de Dios, han ido llegando a la Tierra en todas las épocas y lugares, según la necesidad de aquella parte de la humanidad.
La reencarnación es una ley universal, es la llave maestra sin la cual no llegamos a comprender el por qué y para qué estamos aquí y entender cuál es el objeto de nuestra vida. Es esa pieza clave que nos ayuda a componer el rompecabezas, sin la cual nos es muy difícil saber la trascendencia que tienen nuestros actos pensamientos y sentimientos y las consecuencias de los mismos. Por lo tanto, no nos debemos extrañar de que ahora, en el actual momento que vive nuestra civilización, en donde se impone la tecnología, las ciencias y todo lo que tiene que ver con los adelantos técnicos en todos los terrenos, se haya podido llegar a descubrir por la vía de la ciencia y de la observación que la reencarnación es un fenómeno natural, que se viene reproduciendo desde siempre y que nuestra vida se halla ligada solidariamente a tantas otras ya vividas por nosotros. Ya lo decía Pitágoras:
Una vida en la carne es una anilla en la larga cadena de la evolución.
Así pues, hemos tratado de hacer un breve resumen de esa carrera tan larga y sistemática que llevó a cabo el doctor Ian Stevenson, durante casi 50 años de su vida, dedicado a investigar tantos y tantos casos que llegaban a su conocimiento de personas, especialmente niños, que de manera natural sin ningún tipo de contaminación ni de artificio tenían recuerdos espontáneos de sus vidas pasadas y eran capaces de relatar un sinfín de evidencias como fechas, nombres, lugares, ciudades, intimidades de la familia, experiencias traumáticas y de todo género, etc.
El doctor Ian Stevenson es un reputado profesional en el área de la psiquiatría y de la investigación de la personalidad humana a la que se dedicó incansablemente hasta su muerte. Hombre de ideales, hombre en búsqueda de la verdad, con una inquietud muy sana, que logró romper las limitaciones y las bases que se daban por sentadas que procedían del psicoanálisis de principios del siglo XX. No satisfecho con las conclusiones y razonamientos expuestos, se decidió a presentar sus conclusiones a pesar de que sabía que iban a ser si no rechazadas, por lo menos puestas en cuarentena y con el freno del que todavía no se ha desprendido la ciencia oficial. Sin embargo todos los documentos y argumentos que él presentó no se pueden olvidar, despreciar, ni tampoco decir que están equivocados. Tenemos a nuestro alcance más de 4.000 casos debidamente documentados y que, como él decía, suponen la evidencia científica de que la reencarnación es un hecho demostrado por la ciencia y no una mera creencia basada en suposiciones.
El Dr. Brian Weiss, es otro pionero, este en el terreno de las terapias que utilizan en casos de necesidad la hipnosis y la regresión de la memoria. Jefe de psiquiatría del hospital Monte Sinaí, en Miami, USA, con una carrera fulgurante a nivel profesional, se tropezó sin esperarlo con una paciente, enfermera, técnica de laboratorio del mismo hospital, que padecía grandes problemas, como la depresión y diferentes tipos de fobias y traumas. Después de intentar ayudarle en el transcurso de año y medio mediante la terapia normal sin conseguir apenas ningún resultado positivo, se decidió a emplear con ella la técnica de la regresión de la memoria. Llevó a la paciente a la edad de 5 años, pero allí no encuentra ningún recuerdo, nada que pueda dar lugar a los trastornos que padece; le induce a revivir los recuerdos en la edad de tres años, tampoco obtiene nada; en ese momento le ordena que vaya hasta el momento en que comenzaron sus perturbaciones y trastornos, es entonces cuando relata un acontecimiento en el que ella y su bebé pierden la vida durante unas inundaciones. Este hecho tiene lugar hace aproximadamente 4.000 años.
En total logra retrotraer a Catherine, así es como se llama la paciente, en diversas sesiones a 12 vidas anteriores. Conforme va recordando, se va produciendo una catarsis, los sucesos trágicos que se hayan sumergidos en lo profundo del subconsciente emergen, salen al consciente. Dicha información es muy valiosa. Es entonces cuando el terapeuta, el psicólogo, sabe cómo tratar esta información para ayudar al paciente, que más tarde pondrá todo su empeño para afrontar aquellas debilidades que los traumas han convertido en una enfermedad crónica insalvable. Si tiene fobia al agua, por ejemplo, deberá enfrentarse a esa situación y será capaz de pasar un día en la playa, en el mar, sin ningún tipo de problema, porque sabe que ese acontecimiento pertenece a un pasado remoto que no va a repetirse.
Pero la experiencia que vive el Dr. Brian con Catherine, no queda ahí, porque de repente esta empieza a hablarle de sus familiares fallecidos, su padre y su primer hijo, y cuenta relatos y hechos que, de no ser contados por éstos, era imposible que Catherine los supiera. El doctor queda perplejo, no da crédito a todo aquello que está empezando a descubrir.
Sin conocer nada de la doctrina de la reencarnación ni el doctor, ni la paciente, empieza recibir conocimientos de los que él llama maestros, que son seres espirituales de cierta elevación, que transmiten por medio de Catherine y le hablan del universo y de las leyes que rigen nuestra vida. Esto podemos encontrarlo en la obra que él escribió a continuación, con el título de Muchas vidas, muchos maestros. Así es como este doctor comenzó a comprender que venimos a esta escuela llamada Tierra muchas veces, para aprender sobre todo el significado del amor. Así es como descubre la realidad de la reencarnación.
Por último nos queda resumir el trabajo del cardiólogo holandés Pim Van Lommel. Es el autor del best seller Consciencia más allá de la vida. La ciencia de la experiencia cercana a la muerte.
Los trabajos e investigaciones del doctor Lommel son trascendentales. Él es testigo de como cientos de personas que padecen un paro cardíaco, una falta de oxígeno en el cerebro, actualmente con las técnicas de resucitación, estos pacientes logran volver a la vida y relatar todo cuanto ha acontecido en el quirófano. Son testigos del propio anuncio de su muerte efectuado por los doctores, ven su cuerpo postrado en la cama y observan como se elevan y el esfuerzo realizado por el equipo médico, salen de allí y van a otras habitaciones, oyen, ven a otros pacientes internos, salen al jardín, escuchan conversaciones y luego las recuerdan. Muchos de ellos experimentan el viaje por ese túnel de luz en donde son recibidos por espíritus familiares u otro tipo de entidades espirituales que les ayudan a comprender el momento de su vida en el que se encuentran, les dicen que no ha llegado su hora, que tienen que volver a su cuerpo, a la Tierra, para continuar con su misión y todo ello mientras apenas han estado uno, dos, o muy pocos minutos en ese proceso de transición. Incluso pacientes con ceguera son testigos y relatan las observaciones que pudieron percibir, quien dijo una cosa, la identificación con su nombre, como vestían etc. Este es un hecho que si no se está desplazado y se tiene una visión con los ojos del espíritu no se puede entender.
Los pacientes que sufren una experiencia cercana a la muerte, mientras están en ese proceso, sienten alivio, paz, serenidad, comprensión, no sienten ningún tipo de dolor, ni de miedo, hacen una revisión de su vida y, cuando vuelven a su existencia, experimentan un cambio trascendental en su forma de pensar y de sentir, ven la vida de otro modo, comprenden que estamos aquí de manera temporal, para algo más que darle rienda a las cosas materiales, se produce en ellos un cambio y comienzan experimentar una búsqueda para mejorar y enriquecer sus cualidades, sus actitudes, a fin de vivir en armonía con las leyes naturales.
El doctor Lommel, afirma que esto no es posible que lo pueda producir el cerebro, el cual se haya -para entenderlo- fuera de servicio, sin función ninguna que pueda captar el electroencefalograma. El corazón igualmente presenta un electrocardiograma plano, no hay ninguna función vital, estamos desenchufados de la vida, estamos completamente ausentes. Por lo tanto la consciencia, nuestra identidad, nuestra auténtica realidad, es algo aparte, distinto al cerebro. Éste no es más que un instrumento receptor y transmisor al mismo tiempo de las emociones, los sentimientos y pensamientos que surgen y provienen de nuestro auténtico yo, de nuestra conciencia, que sobrevive a la muerte y que es lo que queda de nosotros cuando dejamos nuestro organismo físico. La consciencia no es local, está fuera del tiempo y del espacio.
El doctor Lommel reta a la ciencia oficial. Sus conclusiones han sido publicadas en la revista The Lancet, que es una de las revistas de medicina más importantes del mundo, en donde no se publica ninguna investigación que no haya sido probada y filtrada y que no haya cumplido con todos los rigores y el método científico. Por último, lanza esta observación a la ciencia:
cuando los estudios descubren fenómenos o hechos que no son coherentes con las teorías científicas vigentes, estos nuevos hechos no deben ser negados, suprimidos o hasta ridiculizados, como es moneda corriente. La ciencia debe ser la búsqueda para explicar nuevos misterios en lugar de seguir con viejos conceptos.
Fermín Hernández
Reencarnación: Evidencias científicas, hechos que prueban, 1ª parte, de la conferencia en el I Congreso ConCiencia:
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