José María Fernández Colavida
José María Fernández Colavida está considerado con justicia el Kardec español. Fue el primer traductor y editor de las obras de Allan Kardec en lengua española, así como un infatigable divulgador del espiritismo. A él había llegado por intuición manifiesta desde la infancia, por el reconocimiento de la influencia providencial en los hechos culminantes de su vida, por la lógica del sistema filosófico y especialmente por las duras pruebas y sufrimientos que le acompañaron. Consagrado a la obra de regeneración intelectual y moral de la humanidad, a través del espiritismo, su dedicada labor de divulgación se desarrolló no solo en España, sino que tuvo una influencia decisiva en Argentina, Venezuela, Perú, Uruguay, México, Brasil y Filipinas.
Los primeros años y la guerra
José María Fernández Colavida vino al mundo en la hermosa ciudad de Tortosa, a orillas del Ebro, el 19 de marzo de 1819 en el seno de una familia bien acomodada. Durante sus primeros años recibió una educación esmerada hasta que los avatares de la política y de las guerras carlistas trajeron sangrantes desgracias a su familia y marcaron su vida. Su padre, Pío Fernández, era secretario del gobierno militar y político de Tortosa a la muerte de Fernando VII, tenía 8 hijos con su esposa, de los que José María era el mayor.
La familia sufrió persecución política, siendo el padre desterrado. De este modo, el joven José María a los 16 años se vio abocado a abandonar sus estudios y a participar en la guerra a partir del 1 de noviembre de 1835 como voluntario. Participó en la contienda de los siete años hasta que fue apresado en Morella, último baluarte del carlismo, y con el grado de teniente coronel fue deportado a Cádiz junto con el resto de prisioneros. Durante el trayecto supo del fusilamiento de su padre tras ser descubierto con su familia en una masía. Su madre también resultó muerta de forma violenta por un cazador, de modo que la tragedia familiar le acompañó en estos años de juventud.
Finalizada la guerra fratricida, Fernández Colavida quedó en libertad el 25 de septiembre de 1841, llegando a Tortosa el 10 de octubre del mismo año. La guerra había mermado sobremanera su familia y sus bienes. En esta etapa emigró a Francia, donde estudió y aprendió la lengua francesa (P. Argelich).
A continuación se instaló en Barcelona y allí, apenas sin recursos y con muchas privaciones, logró terminar la carrera de notariado en lugar de una científica más larga como era su deseo. Pero tampoco pudo ejercer su profesión por causa de la reforma del notariado impulsada en 1844 y años sucesivos, quedando su quehacer relegado al despacho de habilitación de clases pasivas donde había pasado el tiempo de sus estudios. En Barcelona comenzó una nueva etapa de su vida, casándose con Ana Campos, una joven que más tarde daría pruebas de sorprendentes facultades mediúmnicas.
Conocimiento del espiritismo
En 1860 estando en Barcelona, José María Fernández Colavida se encontró con un amigo alicantino, el capitán de marina mercante Ramón Lagier y Pomares. Ambos habían sufrido tragedias familiares. Lagier, que acababa de descubrir El libro de los Espíritus en Marsella, regaló un ejemplar de los que había traído consigo a su amigo, persuadido de que esta obra sería un bálsamo a su sufrimiento como lo había sido para él mismo. Fernández Colavida encontraba en aquellas páginas el esclarecimiento y el consuelo que necesitaba, de modo que se decidió a estudiar y a divulgar aquella filosofía y ética que lo esclarecían y consolaban su dolor.
El auto de fe de Barcelona
Resuelto a la importación de libros y periódicos espíritas de Francia, José María Fernández Colavida contactó con el editor Maurice Lachâtre, instalado en Barcelona perseguido por la publicación del Diccionario Universal Ilustrado. De este modo, Colavida logró la importación de trescientas obras espíritas cuyo destinatario era él mismo.
El envío de los trescientos ejemplares en francés, comprendía: El libro de los Espíritus, El libro de los médiums, ¿Qué es el Espiritismo?, Revista Espírita, todos de Allan Kardec; Revista Espiritualista; Fragmento de una sonata dictado por el espíritu de Mozart; Carta de un católico sobre el Espiritismo, por el doctor Grand; La historia de Juana de Arco, dictada por ella misma a la señorita Ermance Dufaux y La realidad de los Espíritus demostrada por la escritura directa, por el barón de Guldenstubbé.
Pese a que el envío había pagado los aranceles, el obispo de Barcelona Antoni Palau y Termens ordenó su quema en auto de fe que tendría lugar el 9 de octubre de 1861 en la explanada de la Ciudadela, lugar donde eran ejecutados los criminales condenados a muerte. Para la ocasión, la quema de libros se hizo acompañar de una puesta en escena que rememoraba la Edad Media: un sacerdote, que llevaba una cruz en una mano y una antorcha en la otra, un notario y su acompañante, un agente, tres mozos y un empleado de la Aduana. El hecho, completamente extemporáneo en pleno siglo XIX, no hizo sino propiciar todavía más la divulgación de las obras que se pretendía destruir.
Fernández Colavida se refería a este hecho indicando que no podrían aniquilar con el fuego ni al espiritismo ni a los espíritas:
Puede quemarse el cuerpo, pero no el alma. Puede entregarse a las llamas el libro, pero no la idea.
El Espíritu y la idea se ciernen siempre sobre nuestras cabezas, no mueren nunca. Marchan con el tiempo, a través de las edades y de las generaciones todas, hasta la consumación de los siglos.
El auto de fe de Barcelona no se extinguió en 1861, constituye un símbolo de los ataques que el espiritismo aún hoy enfrenta. Para Fernández Colavida fue una prueba que evidenciaba la falta de amor y tolerancia, reafirmándolo en la necesidad del espiritismo para la humanidad. (S. Privato)
La repercusión del intento de destrucción del espiritismo fue tan grande, que sirvió para divulgarlo y ampliar en gran medida el número de seguidores. Posteriormente fue destruida la fortaleza de la Ciudadela de Barcelona, donde habían sido quemados los libros, se cultivaron hermosos jardines y más tarde tuvo lugar la Exposición Universal de 1888.
La divulgación del espiritismo
La creciente demanda de libros espíritas tras el auto de fe resolvió a José María Fernández Colavida a emprender la tarea de traducir y publicar El libro de los Espíritus en español. Para ello no solo se valió de sus amplios conocimientos de la lengua francesa para realizar la traducción, sino que también fue su editor, costeando los gastos de impresión. De este modo, la primera edición de El libro de los Espíritus en lengua española vio la luz hacia 1863 o 1864, según varios autores, y a continuación publicó El libro de los médiums.
Comenzó entonces una nueva forma de persecución, pues el nuevo obispo prohibía su lectura y ordenaba a los fieles que entregaran a sus párrocos los ejemplares que pudieran localizar. Se trataba, como ha destacado Privato, de realizar una destrucción a hurtadillas para evitar la repercusión que había supuesto el auto de fe. En una carta que escribía a Allan Kardec, el 1 de agosto de 1864, Fernández Colavida decía lo siguiente sobre la ordenanza del obispo:
Para mí, espírita sincero, le perdono las malas palabras que nos dirige, pero no puedo dejar de pensar que él podría emplear la ciencia que posee de una manera más provechosa para el bien de la fe y sus semejantes.
El espiritismo vino a reavivar mi fe, explicándome todas las miserias de la vida que, hasta entonces, mi inteligencia no había podido comprender. Sinceramente convencido de que trabajamos para nuestro progreso y el de la humanidad, no cesaré de propagar esta doctrina en el círculo que me rodea, empleando para eso una convicción profunda y los medios que Dios me ha dado. (Revue Spirite, 1864)
La Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo
Seguidamente, como consecuencia de la Revolución gloriosa de 1868, la nueva constitución democrática promulgada el año siguiente permitía la libertad de culto, de expresión, de imprenta, de reunión y de asociación. En este nuevo escenario de libertades, Fernández Colavida fundó la Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo, dedicada a la edición y distribución a través de la primera librería espírita de Barcelona. Ya en 1869 Colavida presentaba la traducción de El Evangelio según el espiritismo, verdadero código de ética universal. En 1871 imprimía El cielo y el infierno o la justicia divina según el espiritismo y en 1872 La génesis, los milagros y las predicciones según el espiritismo.
La labor de la Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo editó además otras obras de Allan Kardec traducidas por Fernández Colavida: Qué es el espiritismo, Colección de oraciones espiritistas, El espiritismo en su más simple expresión, Obras póstumas y Caracteres de la revelación espírita. Así como obras de otros autores, como Manuel Navarro Murillo, Enrique Losada, Matilde Alonso Gainza, etc. También editó El infierno o la barquera del Júcar, novela mediúmnica recibida en 1870 en el grupo espiritista La Paz, dirigido por Fernández Colavida.
La Revista de Estudios Psicológicos
En 1869, tras la desencarnación de Allan Kardec el 31 de marzo, Fernández Colavida vio la necesidad de publicar en Barcelona una revista a semejanza de la Revue Spirite y de las revistas espíritas aparecidas en estos años en Madrid (El Criterio espiritista) y en Sevilla (El espiritismo). Así pues, en mayo de 1869 apareció el primer número de la Revista espiritista: periódico de estudios psicológicos, que a partir de febrero de 1876 pasaría a denominarse Revista de estudios psicológicos.
Nuevamente aparecían la intolerancia y la persecución, a pesar de los avances legislativos. El entonces obispo de Barcelona recuperaba la estrategia de prohibir, a través de una circular, la Revista de estudios psicológicos y ordenar a sus fieles la entrega de los ejemplares de la publicación a sus párrocos. Fernández Colavida no desistía, perseveraba en su trabajo, afirmando «No profesamos odio a nadie, ni siquiera a los que nos odian y persiguen por nuestras creencias».
Las adhesiones a Colavida y a la Revista se sucedían en diversas publicaciones periódicas. Su éxito fue rotundo, publicándose sin interrupción durante las dos décadas en las que estuvo bajo la dirección de Colavida. Artículos de la Revista de Estudios Psicológicos aparecían en la Revue Spirite y en O Reformador, de Brasil.
La acción social de ayuda a personas necesitadas
José María Fernández Colavida vivía de su actividad profesional en la escribanía. Nunca se benefició de sus trabajos de traducción y edición de obras. Bien al contrario, gastaba su dinero en poner en marcha la divulgación del espiritismo. Lo percibido lo reutilizaba en nuevas publicaciones y en obras de auxilio a personas necesitadas.
Fue fundador y presidente de la Sociedad de los Amigos de los Pobres y de la Sociedad de auxilios mutuos bajo la invocación de Jesús de Nazaret. Así mismo la Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo vendía sus publicaciones a precios bajísimos, apenas para costear la impresión, y en ocasiones a precios más bajos que en Francia, donde habían sido publicados por vez primera.
El trabajo en favor de la paz
Con la llegada de la Tercera guerra carlista, en 1872-76, Fernández Colavida era un hombre nuevo, decidido a trabajar por la paz a diferencia de sus años de juventud. Escribía impresos pacificadores y los enviaba a los lugares donde la lucha era más intensa, como recoge Amalia Domingo Soler:
De la casa de nuestro amigo salían diariamente cestos llenos de impresos cuyos bultos simulaban envíos de dulces y frutas, facturándolos para todos aquellos puntos de la península donde más encarnizada estaba la lucha. Los ordinarios de los pueblos eran inconscientemente los instrumentos de que se valían los delegados de nuestro hermano para esparcir por doquiera sus mensajes de paz.
Inmensos eran los sacrificios que este trabajo le ocasionaba y él los soportaba sin la ayuda de nadie, pues cuando se trató de recompensárselo enviándole remesas de fondos de los destinados por el Estado y por el mismo Cabrera a la propagación de la paz, Fernández los devolvía diciendo que cuanto ejecutaba era muy poco para que pudiera saldar la cuenta que tenía pendiente por su campaña de la juventud. (La luz que nos guía)
El trabajo en favor de la paz no obedecía a motivaciones políticas, sino que era el resultado de sus fuertes convicciones espiritistas:
La gran misión del espiritismo es la Paz, y por consiguiente los espiritistas de todas las naciones no han de parar hasta alcanzar el reinado de la fraternidad universal, legando a las generaciones futuras tan noble misión.
Los trabajos de colaboración entre Fernández Colavida y el Vizconde Torres-Solanot
Durante los años 1877-80 el grupo espiritista Marietta, dirigido en Madrid por el Vizconde Torres-Solanot, obtenía impresionantes fenómenos mediúmnicos. Estos eran conocidos por el movimiento espírita y provocaban reacciones encontradas de adhesión y de rechazo. Fernandez Colavida, con su profundo conocimiento y autoridad moral, se decidió a investigar dichos fenómenos. La fórmula fue la de comprobar los fenómenos del Grupo espiritista Marietta, de Madrid, a través del grupo espiritista La Paz, de Barcelona.
El método de comprobación era el siguiente: se realizaban reuniones simultáneas y cada grupo enviaba por correo al otro una copia de las actas con todos los detalles de lo acontecido. El resultado fue que solían recibir idénticas comunicaciones mediúmnicas transmitidas simultáneamente. La esposa de Fernández Colavida, Ana Campos, fue una activa participante. Por su parte, Colavida aplicó el método científico de experimentación y concluyó que la superior consecuencia de los fenómenos era la enseñanza moral a través de la cual se produce el verdadero progreso de los mundos.
El Primer Congreso Internacional de Espiritismo en 1888
Barcelona, que en 1861 había sido el escenario del auto de fe, limpiaba esa imagen de intolerancia y fanatismo al acoger el Primer Congreso Internacional de Espiritismo en 1888 en el mismo lugar, la explanada de la Ciudadela, ahora transformada en jardines y sede de la Exposición Universal. En estos momentos, Fernandez Colavida contaba ya 69 años y fue el presidente de honor de dicho congreso, que tuvo lugar del 8 al 13 de septiembre, coincidiendo con la Exposición Universal. Al mismo, acudieron representantes de 70 asociaciones espíritas españolas, 24 francesas, 18 sudamericanas, participando numerosos pioneros del espiritismo en España: Vizconde Torres Solanot, Amalia Domingo Soler, Miguel Vives, Augusto Vives, Manuel Navarro Murillo, Joaquín Huelbes Temprado, Manuel Sanz Benito, Salvador Sellés… y de otros países, como Pierre-Gaëtan Leymarie, etc.
La marcha de José María Fernández Colavida
José María Fernández Colavida, el Kardec español, desencarnó el 1 de diciembre de 1888. El vacío que dejaba era grande, pues a muchos había abierto los ojos a la luz de la verdad, a muchos instruyó y consoló. Todos ellos le guardaban entrañable cariño, respetuoso recuerdo y gratitud. Así lo expresaba el Vizconde Torres-Solanot en una emotiva misiva publicada en la Revista de Estudios Psicológicos :
Y nosotros, los que de tan cerca le conocimos, pudiendo apreciar en el trato íntimo sus cualidades y sus méritos, velados para el público en general con una grande modestia que acrecienta mucho más aquellos.
Nosotros, al no ver hoy en derredor nuestro al íntimo amigo, respetable hermano y sabio consejero, estaríamos sumidos en profundo dolor, si antepusiéramos sentimiento egoísta por la separación material de tan querido ser, a la seguridad no sólo de que disfruta mejor vida, sino que está a nuestro lado y en condiciones de darnos su inspiración y sus consejos y de poder comunicarse, como ya lo ha hecho, para testimoniar su estado y afirmar con prueba inconcusa la realidad de la vida de ultratumba y la verdad de la doctrina de los Espíritus que recopiló el maestro Allan Kardec.
Poema de Amalia Domingo Soler
Amalia Domingo Soler compuso unos emotivos versos en recuerdo de aquel que un día le envío todas las obras de Allan Kardec y la colección completa de la Revista de Estudios Psicológicos para su estudio y consuelo:
Ante el cadáver de Fernández
Ha perdido la escuela espiritista
uno de sus más firmes campeones;
¡feliz aquel que con valor conquista
la fe de sus profundas convicciones!¡Feliz el que consagra una existencia
a defender su credo sacrosanto;
y busca en los misterios de la ciencia
el medio de enjugar mares de llanto!¡Feliz el que proclama con anhelo
de la verdad sublime enseñanza;
y a todos los que gimen abre un cielo
y al náufrago da un puerto de bonanza!Esto Fernández hizo; convencido
que la verdad suprema poseía,
con un trabajo nunca interrumpido
ni en sus postreras horas de agonía.Dejó de difundir los resplandores
del astro que su mente iluminaba;
matizando con vividos colores
cuanto en su nombre anhelo pronunciaba.Fue el Kardec español, a su memoria
debemos erigir un monumento;
¡que bien merece perpetuar su gloria
el que tuvo tan claro entendimiento!El que supo luchar con heroísmo
aunque sus libros consumió la hoguera
¡apóstol del moderno espiritismo…
de la fe racional clara lumbrera!Duerma tu cuerpo, no en humilde fosa,
(que mármoles merecen tus despojos)
para el que tuvo vida tan honrosa
y por su ideal sufrió tantos enojos.Debemos levantar a su memoria
¡gigante monumento de granito!
Para su nombre… la terrena gloria
Para su alma… ¡la luz del infinito!
Necrológica de El Progreso de Mataró
Numerosas personas y organizaciones sentían por Fernández Colavida un gran aprecio y respeto. Como muestra, consignamos la necrológica de una publicación no espiritista. El semanario republicano El Progreso de Mataró se hacía eco de la partida de José María Fernández Colavida, destacando su talante filantrópico con estas palabras:
Hemos leído en el último número de la importante Revista de Estudios Psicológicos, que se publica ha veinte años en Barcelona, la desagradable noticia de la muerte de su director y propietario D. José Mª Fernández Colavida.
La redacción de El Progreso se asocia por completo al sentimiento que tan dolorosa pérdida ha producido en el seno del Espiritismo en España. Y participa de este sentimiento porque, amantes como somos de la libertad de conciencia, admiramos a todos los hombres que como el señor Fernández Colavida, han consagrado por completo su vida a difundir el bien y hacer luz en las inteligencias.
Nos honrábamos de largo tiempo con su amistad y conocíamos por lo tanto las bellísimas cualidades de carácter que le adornaban. Filantrópico y cariñoso con el desvalido, ejerció entre otros cargos el de Presidente de la «Asociación de los amigos de los pobres» con gratitud imperecedera de estos y admiración eterna de aquellos.
Saturado de las consoladoras doctrinas espiritistas, ha vivido más para los otros que para él mismo. Con decir que ha muerto pobre después de una larga vida de trabajo y de estudio, está dicho todo.
Así nada tiene de extraño que su muerte sea por largo tiempo llorada, no solo por sus hermanos en creencias, sino también por todos los librepensadores.
Séale la tierra ligera y, si es cierto que tras de esta vida hay otra vida, permítasenos recibir sus consejos, en tanto nos damos por satisfechos con imitar en el mundo sus virtudes.
En el cementerio de Montjuic
En reconocimiento a su meritorio trabajo, los espiritistas de España y América costearon su mausoleo en el cementerio de Montjuic, con la siguiente inscripción:
Nacer, morir, volver a nacer y regresar siempre tal es la ley. Allan Kardec.
Ni la existencia, ni el trabajo, ni el dolor concluyen donde empieza un sepulcro. Marietta.
Aquí yace la envoltura corporal de un hombre honrado que en su última encarnación terrena fue JOSÉ Mª FERNÁNDEZ COLAVIDA, 1819-1888
Primer traductor y editor de las obras de Kardec y fundador de la Revista de Estudios Psicológicos de Barcelona, y a cuya memoria los espiritistas de España y América dedican este testimonio de aprecio y gratitud.
Hacia Dios por el Amor y la Ciencia. Progreso del alma. Fraternidad espiritual
Progreso indefinido. Fraternidad universal
Pluralidad de mundos y de existencias.
Fuentes de información
1869-1875 Revista espiritista : periódico de estudios psicológicos (Colección de la BNE)
1873 Almanaque del espiritismo para 1873. Madrid : Imprenta de D.J. M. Alcántara editor. (Colección de la BNE), p. 40-41.
1876-89 Revista de Estudios Psicológicos (Colección de la BNE, 1876-78)
1888 Primer Congreso Internacional Espiritista. Barcelona : Imprenta de Daniel Cortezo y Cª editores.
1888 Torres Solanos, A. (Vizconde de) «Al íntimo amigo, respetable hermano y sabio consejero» en Revista de estudios psicológicos, diciembre. Transcripción en: «Recordando la figura de José María Fernández Colavida a los 127 años de su desencarnación«, por grupoespiritaisladelapalma.wordpress.com
1888 Domingo Soler, A. «Justo tributo». Reproducida en: La luz que nos guía. Orihuela : Centro Espírita La luz del camino, 2004, p. 11-18.
1889 Necrológica. En: El Progreso: semanario republicano librepensador y literario. Mataró (12 enero), p. 2.
1926 Barrera, F. El auto de fe de Barcelona.
1990. Argelich Minguella, P., «José María Fernández Colavida». En: Franco, D. Hacia las estrellas. Caracas : Mensaje fraternal, p. 161-163.
2013 Privato Goidanich, S. Divulgación del espiritismo: Enseñanzas del ejemplo de José María Fernández Colavida. Asunción (Paraguay) : Simoni Privato Goidanich.
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