La espiritualidad en la prevención y cura de las drogas
El espiritismo es una filosofía de base científica y consecuencias ético–morales. Al estar en el dominio filosófico y científico de esta investigación espírita particular, que se conducirá sobre la espiritualidad en la cura y prevención de la droga o de otras adicciones, se tendrán que extraer orientaciones de comportamiento, que llamamos moral, pero que han de ser justificadas para un buen proceder por la ética, sinónimo de filosofía moral.
Para investigar este tema, que impacta con tanta negatividad en la salud de nuestra sociedad actual, vamos a establecer nuestra ruta de investigación: Nuestro primer paso será justo recordar el concepto de salud, aprobado por la Organización Mundial de la Salud, de Naciones Unidas. A continuación, buscaremos la raíz de este problema de salud. ¿Será la droga la causa? ¿o tan sólo un medio? Si uno quiere atacar un problema, tiene que determinar con exactitud, cuál es la causa y no quedarse equivocado con un medio.
Tras determinar la causa, investigaremos sus distintas naturalezas y veremos cómo podemos influir en ella, recurriendo a la enseñanza espiritista para prevenirla, o curar aquellos que ya están sufriendo sus indeseables efectos. Os llevaremos en algunos momentos a pensar “fuera de la caja”, aunque siempre con racionalidad. Cada uno debe de pensar por sí, lo que presentaremos es tan solo nuestra verdad… Pero hay otras y solo progresamos si contrastamos las nuestras con otras y seguimos adelante con una mejor.
1. Concepto de salud
Desde 1983, la Organización Mundial de la Salud, de las Naciones Unidas, considera, en su definición, una dimensión de bienestar espiritual y no solamente las dimensiones física, mental y social:
La salud es un estado dinámico de completo bienestar físico, mental, espiritual y social y no sólo la ausencia de malestar o enfermedad. (WHO/MAS/MHP/98.2.15 – AG 1983) (Saúde, 1998)
Si se reconoce una dimensión espiritual, entonces la ciencia espírita tendrá aquí un campo abierto a su investigación. Y queremos aquí subrayar ciencia, ya que la espiritualidad es un campo muy amplio, y sólo analizaremos un limitado fenómeno, comprobable por la experimentación, que es la adicción, y que impacta en la propia espiritualidad.
Recordamos aquí la diferencia y relación entre filosofía y ciencia, que coloca a la ciencia en un plan inferior y limitado (hija de la filosofía)… De acuerdo con Platón, la filosofía busca justificar, a través de la razón, una creencia que se considera verdadera, mientras que la ciencia, busca ir más allá y comprobar esa creencia que ya se justificó a través de la razón, de acuerdo con Aristóteles, alumno de Platón. Mientras podemos intentar justificar cualquier realidad que observamos, tan solo logramos comprobar y deducir leyes que regulan pequeños fenómenos de esa realidad mayor. Debido a esa relación jerárquica entre filosofía y ciencia, se usa el término “hipotesis” (hipo-bajo; tesis-justificación) en el desarrollo del método científico.
Os damos un ejemplo de esta relación jerárquica… Nunca vamos a poder comprobar a Dios, en el sentido de llevarlo a un laboratorio para explicar cómo es. Sólo podemos llegar al concepto de Dios por la razón, basado en la Ley de causa y efecto. ¡Lo mismo, es decir, filosofando! Pero si miramos el fenómeno del clima, una de sus creaciones, hoy ya tenemos comprobadas algunas pautas y reglas, a través de la experimentación, que nos permiten deducir algunas leyes de como funciona el clima, ayudándonos a predecirlo. En el fenómeno particular del clima, pasamos de una creencia verdadera justificada, una hipótesis (filosofía), a una creencia verdadera justificada y comprobada, una ley o regla (ciencia). Estamos ya en el dominio científico.
En la doctrina espírita tenemos también capítulos de conocimiento científico, como son las leyes que rigen las varias capacidades mediúmnicas que Allan Kardec comprobó e inscribió en El libro de los médiums (1861), el mejor manual de paranormalidad humana que todavía se conoce.
2. La raíz del problema. ¿Efecto, medio o causa?
En nuestro universo todo es efecto de una causa y esto es un paradigma de nuestras ciencias actuales.
Remontando del efecto a la causa se concluye que todo tiene una causa y una finalidad. Y definir una finalidad es un acto inteligente, ya que presupone que una inteligencia la haya pensado y determinado antes. Entonces, es necesario que un ser inteligente haya previamente decidido usar la droga para obtener alguna finalidad.¡Si nadie la usa, nada producirá, en nadie!
La casualidad no existe. Lo que existe es la causalidad y siempre remonta a una causa. Si hay una causa, hay una finalidad y si hay una finalidad, es necesario que haya un ser pensante que la haya determinado. Entonces tendremos que reconocer que el problema del consumo de la droga presupone un hecho inteligente del consumidor ¡Y esto coloca la substancia adictiva en un plan de medio y no de causa! ¡La causa será entonces la inteligencia del consumidor! Y respecto a los efectos de su uso, podremos identificar efectos sobre el cuerpo, de naturaleza física:
Efectos de la droga sobre el cuerpo o sobre el comportamiento:
Si el comportamiento es determinado por un hecho inteligente, entonces este efecto se vuelve sobre la causa, ella misma, la inteligencia.
Así, nos parece lógico concluir que el papel reservado a la droga es tan solo de medio o intermediario, para la obtención de tales efectos físicos y comportamentales.
3. La Inteligencia, la causa. Su ubicación y naturalezas
La doctrina espiritista nos enseña que el ser humano es un ser triple, constituido por cuerpo, periespíritu y alma, que el espíritu es un ser doble, constituido por periespíritu y alma, y alma es un ser simple. (Kardec, Qué es el espiritismo, 1859) (Kardec, El libro de los Espíritus, 1857). El periespíritu es una especie de guante que envuelve el alma y no es permanente, tan solo es necesario para un alma que va a encarnar en un mundo físico. El único ente permanente, de los tres, es el alma.
Así, que la inteligencia, y también la memoria, que son entes específicos e inseparables de cada ser humano, tienen que residir en el alma, ya que son elementos intrínsecos y diferenciadores de cada uno de nosotros. Tienen pues que supervivir también a la muerte y seguir existiendo, mismo cuando el alma ya se adelantó tanto que no necesita encarnar y ya no posee un periespíritu.
Es desde el inicio del siglo pasado que los científicos estudian la naturaleza de nuestra inteligencia. En realidad, hoy en día, se reconocen ya tres distintas naturalezas de nuestra inteligencia: la intelectual, la emocional y la espiritual.
4. ¿Como usar las distintas naturalezas de la Inteligencia para prevenir o curar la adicción?
a. Inteligencia Intelectual. Cociente intelectual (CI).
La primera, la que llamamos inteligencia intelectual o racional, se descubrió en 1905, tras serias investigaciones de Alfred Binet y Theodore Simon. Estos científicos se dieron cuenta que al poner un problema de lógica a distintas personas, unas lo resolvían más rápido que otras, y la dinámica de los resultados seguía un patrón. Así que les pareció que se podría establecer un escalafón para cualificarla. Llegaron entonces a un escalafón de 156 grados al que han llamado Cociente intelectual o CI. Concluyeron que el CI está basado en esta naturaleza de la inteligencia donde se resuelven problemas lógicos, se elaboran conceptos, se produce ciencia o se solucionan problemas objetivos. Por ejemplo, es con base en esta naturaleza de la inteligencia que se resuelve el problema siguiente:
Suponga que un nenúfar va creciendo en la superficie de un lago. A lo largo de los últimos 10 días fuimos midiendo la superficie de su hoja y concluímos que dobla su área a cada día que pasa (24 h). Estamos justo en el día 10 y la hoja del nenúfar ya ocupa la mitad del área del lago, como enseña la ilustración abajo:
La pregunta es… ¿En qué día la hoja del nenúfar ocupará todo el área del lago?
Ya os dejaremos pensar, tenemos la certeza que todos llegarán a la respuesta lógicamente correcta, aunque unos puedan tardar un poco más. Para esos, dejaremos la respuesta en las últimas líneas de este artículo.
¿Qué contribución nos ha aportado ya el ejercicio de esta naturaleza científica de la inteligencia, respecto a la adicción?
Algunas cosas en la vida nos van bien normalmente porque están conectadas con nuestra capacidad de sobrevivir, tales como comer y tener sexo. Pero, hay otras que no son así de buenas para nosotros, como por ejemplo algunas drogas, o pasar demasiado tiempo en internet. Pueden traernos las mismas sensaciones y éstas ¡nos pueden llevar a la adicción! En nuestro cerebro, tenemos un bucle de recompensa localizado en el sistema límbico, en la zona donde se forman las emociones y los recuerdos. Y este bucle sugiere que vamos a recibir una recompensa por elegir algunas acciones, ¡como sea comer! Un neurotransmisor, la dopamina, es liberada, captando nuestra atención en lo que estamos haciendo y nos anima a repetirla en el futuro. ¡Esto es bueno! ¡Nuestro cerebro nos está diciendo que esto es agradable!
Podemos notar que esto nos puede también inducir a error si nuestro cerebro nos dice lo mismo sobre las drogas u otros comportamientos perjudiciales… Normalmente, cuando la dopamina se libera en las neuronas, es más tarde absorbida por la misma neurona que la liberó. Pero algunas drogas, como la cocaína, impiden que esta absorción se produzca. Esto resulta en un exceso de dopamina, en el espacio entre dos neuronas, produciendo un aumento de la euforia y el bienestar. Nuestros cerebros, que buscan continuamente el estado de equilibrio, se ajustan a algunas drogas, reduciendo el número de receptores neuronales de dopamina.
Básicamente, esto significa que la misma cantidad de la droga ya no proporcionará la misma intensidad de euforia, ya que el número de receptores estimulados es ahora menor. En esto consiste lo que se llama «tolerancia». Y puesto que estas drogas alteran las neuronas, la reincidencia puede ocurrir cuando el adicto detiene o reduce drásticamente su consumo. Los síntomas varían con el tipo de droga, y pueden incluir depresión, dolores de cabeza, vómitos y dificultad para respirar. Es importante saber que la adicción no se produce sólo con las drogas y alcohol. Comportamientos tales como el vicio del juego, pueden estimular el cerebro de forma similar. Pero hay siempre una ayuda que aguarda, ¡la droga y otras adicciones pueden ser vencidos!
En resumen, y basado en lo que la ciencia ya demostró a respecto, ¿cómo debemos entonces usar nuestro CI en la prevención y cura de la adicción?
Evitar o ir reduciendo hasta la sobriedad su consumo, ya que su uso provoca adicción física, psíquica y química, con los efectos físicos y comportamentales que hemos visto.
b. Inteligencia emocional. Cociente emocional (CE).
Si la Inteligencia Intelectual fuese la única, o la naturaleza dominante de la inteligencia en el ser humano, seguramente el problema de la adicción se hubiera reducido radicalmente, tras la comprobación por la ciencia de los daños que provoca, ya que, racionalmente, dejaría de tener sentido continuar usándola.
¿Qué ocurre entonces, para que el hombre se salte la racionalidad y siga siendo adicto?
¿De dónde viene la fuerza motora que se opone a la racionalidad?
Tras los estudios de Binet y Simon y a lo largo del siglo pasado, varios científicos han estudiado con más detalle el cerebro. No concebían que una masa tan grande de neuronas sólo estuviese dedicada a la racionalidad. ¿Dónde estarían entonces ubicadas las emociones y la búsqueda del placer en el cerebro?
Egas Moniz, un científico portugués, ganó un premio por el descubrimiento de una técnica quirúrgica llamada leucotomía o lobotomía prefrontal, en la primera mitad del siglo XX, con la cual lograba tratar a sus pacientes enfermos de esquizofrenia violenta. Al romper la conexión entre los lóbulos frontales, en la base del cerebro, sus enfermos calmaban sus comportamientos violentos, aunque se quedasen con una apatía que les disminuía la calidad de vida. A pesar de estos efectos colaterales, se comprobaba entonces la ubicación del circuito del placer en la base del cerebro…
Pasados unos años, cuando la ciencia ya había descubierto y desarrollado la Tomografía Axial Computarizada (TAC), a través de la emisión de positrones (PET), Michael Persinger, un profesor universitario canadiense, desarrolló un casco con electrodos y pidió a sus pacientes que al meterse en el tubo de la maquina TAC experimentasen sensaciones distintas, desde alegría a tristeza, buscando ver en las pantallas que áreas diferentes del cerebro se alumbraban. Y así confirmó que eso ocurría, mientras sus pacientes experimentaban esas distintas emociones.
Alrededor de esas fechas se publicó en la revista Forbes, un artículo que concluía, que los más exitosos en la vida no eran los que enseñaban los más elevados CI, sino aquellos que lograban combinar un buen coeficiente intelectual con una buena capacidad de relacionarse en sociedad. Suele ser común que personas con muy elevado CI se aíslen de los otros y se centren tan solo en su estudio y trabajo.
El neurocientífico estadounidense Daniel Goleman se fijó en este artículo, y en los resultados de la investigación de Persinger, y escribió el libro Inteligencia emocional, caracterizando esta nueva naturaleza de nuestra inteligencia, a que asoció también un cociente emocional (CE). Esta naturaleza de nuestra Inteligencia es un verdadero motor, que tanto nos puede hacer héroes como cometer los mayores errores, ignorando todo lo que racionalmente nos aporta nuestro Cociente intelectual. En este libro se pueden encontrar varios ejemplos que lo comprueban.
Por ejemplo, es el uso inadecuado de esta inteligencia la que nos lleva a tomar una copa de más, por encima del límite aconsejable para la conducción del coche, cuando somos invitados a tan solo una copa más, durante la tertulia. El CE nos invita a que seamos cordiales, empáticos y, aunque sepamos que ya debemos estar en el límite, sobrepasamos la racionalidad, tomamos la última copa, antes de conducir, y acabamos teniendo un accidente, quizás hiriendo a otras personas…
El conocido filósofo Sócrates ya la describía de forma implícita, cuando afirmó que:
Cualquiera puede ponerse furioso, eso es fácil, pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta, ¡eso no es fácil!
¿Cómo podremos entonces usar esta inteligencia en nuestro problema de la droga?
Mucho de lo que creemos saber sobre el vicio, está equivocado. Si usted, por ejemplo, se fractura su cadera lo llevarán a un hospital y recibirá dosis de diamorfina durante semanas, o meses. ¡Diamorfina es heroína! Es, de hecho, una heroína mucho más fuerte que aquella que cualquier adicto podría obtener en la calle, porque no está contaminada con las sustancias que los traficantes diluyen en ella. Hay personas recibiendo dosis de heroína, justo ahora, en hospitales. Entonces sería de esperar que al menos algunas de ellas se viciaran. Pero se hizo un estudio en profundidad ¡y eso no sucede!
Nuestra teoría tradicional de la adicción viene de una serie de experimentos realizados al comienzos del siglo XX. El experimento es simple: Cogemos una rata y la ponemos en una jaula con dos botellas de agua. Una tiene sólo agua y la otra agua mezclada con heroína o cocaína. Casi todas las veces que se realiza este experimento, la rata se obsesionará con el agua con droga y regresará a por más y más, hasta que se mate a sí misma.
Pero en los años 70, Bruce Alexander, un profesor de psicología, se dio cuenta de algo extraño acerca de este experimento… La rata era colocada en la jaula totalmente sola. No tenía nada que hacer, además de drogarse. Se preguntó ¿Qué pasaría si lo intentamos de forma diferente? Así que construyó el «parque de las ratas”, el cual es, básicamente, un paraíso para las ratas. Es una jaula lujosa, en la que las ratas tendrían pelotas de colores, túneles para corretear, muchos amigos con los que jugar, y podrían tener mucho sexo. Todo lo que un pueblo de ratas podría desear y tendrían las botellas con agua con droga y agua normal. Aquí está lo fascinante: En el «parque de las ratas», las ratas casi nunca tomaban el agua con droga, ninguna la utilizó de forma compulsiva, ninguna sufrió de sobredosis.
Pero, puede que fuera algo que sólo ocurre con las ratas, ¿verdad? Bien, resulta que hubo también un experimento con humanos, ¡en la Guerra de Vietnam! El 20% de las tropas americanas en Vietnam usaban mucha heroína. La gente en casa, en los Estados Unidos de América, tenía realmente pánico, porque creían que habría cientos de miles de drogadictos por las calles, tras su vuelta a casa. Pero un estudio siguió a los soldados cuando volvieron y encontró algo sorprendente: ¡El 95% de ellos no fueron a rehabilitación, ni siquiera mostraron síntomas de abstinencia y simplemente pararon de tomar drogas una vez que regresaron a casa! Si uno cree en la teoría antigua de la adicción, eso no tiene ningún sentido.
Pero si uno cree en la teoría del profesor Alexander, entonces tiene mucho sentido. Porque si te ponen en una jungla, en un país foráneo, en donde no quieres estar y puedes estar forzado a matar o morir, en cualquier momento, consumir heroína es una buena forma de ocupar tu tiempo. Pero si regresas a tu lindo hogar, con tus amigos y familia, es el equivalente a que te saquen de aquella primera jaula y te metan en un «parque de las ratas», para humanos. No son los químicos: ¡tan sólo tu jaula! Necesitamos pensar acerca de la adicción de forma diferente.
Los humanos tienen una necesidad innata de crear lazos y conectarse. Cuando estamos felices y saludables, formaremos lazos con las personas a nuestro alrededor. Pero cuando no podemos, porque estamos traumatizados, aislados, o derrotados por la vida, formaremos lazos con algo que nos dé alguna sensación de alivio. Puede ser consultar nuestro teléfono sin parar, ver pornografía, jugar con videojuegos, apostar, o podría ser cocaína… Pero formaremos lazo con algo, porque esa es nuestra naturaleza humana.
En resumen, ¿cómo debemos entonces usar nuestro CE en la prevención y cura de la adicción?
Evitar aislarse de los demás, para que no sienta la necesidad de conectarse con substancias químicas u otro tipo de vicio y, si ya eres adicto, intentar sustituir esa conexión por la conexión con amigos y familia, no adictos, haciendo frente a la permisividad social.
c. Inteligencia espiritual. Cociente espiritual (CS).
El siglo XX se fue acercando a su final y otra naturaleza holística, integradora y sistémica, de nuestra Inteligencia, fue identificada. El neurocientífico Vilayanur Ramachandran, compañero de Michael Persinger, decidió recuperar su experimentación, pero ahora repetida con equipos más sensibles de resonancia magnética e intentando identificar el área del cerebro dedicada a la trascendencia, universalidad, la búsqueda holística de la solución o la causa de nuestros problemas. Pidió entonces a las personas que se iban a meter en el tubo del equipo de resonancia magnética, que pensasen en Dios, para los que tuviesen una religión, o en el Universo, en el todo, o en otras dimensiones no visibles, pero que juzgasen deber existir.
Y se dió cuenta de una cosa interesantísima: sobre la glándula pineal se registraba una fosforescencia equivalente a un diferencial de 40 hertzios, siempre que cualquiera de ellos invocaba o pensaba en el nombre de Dios, Jesús, Brahma, Mahoma, Buda. Lo mismo ocurría cuando uno pensaba en el todo, el Universo, la integración o en la trascendencia. Y con mucho coraje para un científico, en esas fechas, Ramachandran publicó el informe del experimento en la revista Nature. Danah Zohar, una física cuántica, leyó este artículo y le encontró posibles puentes con lo que la Física cuántica ya postulaba, al respecto de dimensiones extra y universos.
Muy en particular, desde 1984, la Física cuántica ha conocido significativos avances y una sucesión de teorías, llamadas genéricamente de Cuerdas, en número de cinco, la de Supercuerdas y, finalmente, la Teoría M, o de Membranas (Green, 2001). Recordaréis que, hubo un tiempo en que se enseñaba en las escuelas que el átomo era la parte más pequeña y indivisible de la materia. Que tenía un núcleo, constituido por protones y neutrones y que había electrones girando a su alrededor.
Al estudiarse con más detalle la realidad subatómica, que es el objeto de estudio de la Física cuántica, se comprobó que, al final, los protones y neutrones eran constituidos por quarks y que, finalmente, estos pequeños trozos de materia son finas cuerdas en vibración, diferenciada una de las otras. No es nada místico, sino tan sólo una cuerda en forma de círculo, sin las puntas, o tiene dos puntas, pero es tan sólo una cuerda fina y vibrante. Pequeñas aglomeraciones de energía, vibrando como las cuerdas de un violonchelo, en una sinfonía cósmica, en el corazón de cualquier realidad. Pero hay un precio a pagar por esta audaz visión… ¡universos paralelos y 11 dimensiones! ¡la mayoría de las cuales nunca se observó…!
Vivimos, muy probablemente, en un Universo con más dimensiones que las que nuestra visión alcanza. ¡Se piensa que estas dimensiones extra existen porque resultan de la aplicación de las ecuaciones de la Teoría de las cuerdas… ¡las cuerdas necesitan moverse en más que las 3 conocidas dimensiones! Nuestro Universo puede ser comparado a una rebanada de un pan de molde… una sola rebanada, insertada en un conjunto más grande, cuyo todo, los físicos a veces apodan de «Volumen Universal«. Y si estas ideas se confirman, el «Volumen Universal» deberá contener otras rebanadas, otros Universos, que se encuentran al lado del nuestro, es decir, ¡Universos paralelos al nuestro! Algunos de ellos pueden semejarse al nuestro… puede que tengan materia, planetas, formas de vida similares… Otros serán por cierto más raros y gobernados por leyes físicas completamente distintas de las nuestras.
Todos estos Universos deberán existir en una de las varias dimensiones preconizadas por la Teoría de las cuerdas o, como más recientemente se apoda, la Teoría «M» (de Membrana). Dimensiones que nos rodean y que algunos dicen que podrían estar a menos de 1mm de distancia de la nuestra. Si tenemos una membrana en una dimensión superior a la nuestra y nuestras partículas y átomos no pueden desplazarse, de una a la otra, entonces será como intentar tocarla, pero sin sentir nada.
Si realmente vivimos en una membrana y los universos paralelos al nuestro se encuentran en otras, cerca de nosotros, puede que nunca consigamos verlas… Pero puede también que algún día las consigamos al menos sentir, ¡a través de la gravedad! Si se confirma la existencia de una vida inteligente en una membrana diferente de la nuestra, y esta vida inteligente puede ser muy similar a la nuestra, entonces, y en teoría, meramente, podremos ser capaces de comunicarnos con ellos a través del intercambio de fuertes interacciones gravitacionales, en forma de onda. Por lo tanto, quien sabe, si un día conseguiremos desarrollar la tecnología adecuada para utilizar ondas gravitacionales, para comunicarnos con otros mundos.
Se comprobó, entonces, que esas pequeñas partículas de materia y de fuerza, compuestas por cuerdas, son a la vez, partícula y onda. Es decir, ocupan todas las posibilidades de ubicación en el espacio, de acuerdo con su función de onda, hasta que un observador, o detector, la detecte. En ese momento, hace colapsar su función de onda y se asume tan sólo como partícula, con una localización definida. Pero cuando se deja de observarla, vuelve a recuperar todas las posibles localizaciones en el espacio, que su función de onda le permite. Lo comprueba el conocido experimento de la doble rendija (Green, 2001)
Y como estamos hechos de esas pequeñas partículas, también tenemos esas características, ¡al nivel subatómico! Es decir, y tal como el conocido experimento de Schrodinger (Green, 2001), con un gato, el está vivo y muerto a la vez, hasta que uno lo observe, le haga colapsar la función de onda y se materialice ¡en la situación de muerto o vivo! Entonces, ¿cómo vamos a salir de esta paradoja, que es un ser vivo y muerto a la vez? ¡En una de las dos formas…! O la función de onda no puede existir realmente, es tan sólo un mero reflejo de nuestro conocimiento, o el gato está realmente vivo y muerto, al mismo tiempo, pero ¡en dos universos paralelos! Como la función de onda parece estar suficientemente comprobada en muchos fenómenos de nuestra vivencia diaria, sólo queda reconocer la existencia de universos paralelos, ¿verdad?
Y si nosotros estamos constituidos por esos pequeños trozos de materia y fuerza, entonces podremos estar vivos y muertos a la vez, pero ¡en universos paralelos! Y eso parece cuadrar con los principios de la existencia del espíritu, de su comunicabilidad, reencarnación y vivencia en distintos mundos habitados, que son las bases filosóficas del Espiritismo, algunas ya comprobadas científicamente.
Dana Zohar, interpretó que, en el punto de Dios de Ramachandran, estaría el portal de acceso a esos universos o dimensiones, tal cual André Luiz lo afirmara ya, por vía mediúmnica, y decía coincidir con la glándula pineal, (Luiz, 1945). Ella dedujo también que esa capacidad de integración sería un hecho inteligente, con una naturaleza distinta de la Racional o del Emocional (O Ser Quântico) Y además, ese es también el portal de acceso que usa la mediumnidad para lograr contacto con la espiritualidad, de distintas elevaciones e influencias, pero por cierto con la más elevada y que nos puede hacer elevadas y serias sugerencias, respecto a las dificultades que enfrentamos, incluida la adición.
Así se descubrió la naturaleza Espiritual de la Inteligencia, a que se llamó de cociente espiritual (CS)
¿Cómo podremos entonces usar esta inteligencia en nuestro problema de la droga?
La adicción es sólo uno de los síntomas de la crisis de desconexión que está ocurriendo alrededor nuestro. Todos la sentimos. Desde los años 50, el número promedio de amigos cercanos de cada uno ha disminuido constantemente. Al mismo tiempo, la cantidad de espacio en nuestros hogares se ha incrementado constantemente. Escoger espacio en lugar de amigos, es escoger cosas en lugar de conexión.
La guerra contra las drogas, que hemos estado librando durante casi un siglo, ha empeorado todo. En vez de ayudar a la gente a curarse y a reparar sus vidas, los hemos alejado de la sociedad. Hemos hecho que sea más difícil que consigan trabajo y se vuelvan más estables. Les quitamos los beneficios y los apoyos. Si los atrapamos con drogas, los ponemos en cárceles ¡que son, literalmente, jaulas! Ponemos a gente que no está bien, en una situación que los hace sentir peor, y los odiamos por no recuperarse.
Durante demasiado tiempo, hemos hablado solamente acerca de recuperación individual de la adicción, pero ahora necesitamos hablar de la ¡recuperación social! Porque algo nos ha salido mal como grupo, necesitamos construir una sociedad que se parezca mucho más al «parque de ratas», y mucho menos a esas jaulas aisladas. Tendremos que cambiar el modo antinatural en el que vivimos, y redescubrirnos los unos a los otros. ¡Lo opuesto a adicción no es sobriedad! ¡Lo opuesto a la adicción es conexión!
En resumen, ¿cómo debemos entonces usar nuestro CS en la prevención y cura de la adicción?
Promover la conexión interpersonal en lugar de (otra) sustitutiva adictiva. La lucha contra la droga, o adicción, a través de la integración pedagógica, y no de la exclusión punitiva.
5. Conclusión
En resumen, la propuesta del Espiritismo es usar, integradamente, la enseñanza que nos aportan los coeficientes intelectual, emocional y espiritual, siguiendo las siguientes pautas:
- Evitar o ir reduciendo hasta la sobriedad su consumo, ya que su uso provoca adicción física, psíquica y química, con los efectos físicos y comportamentales que hemos visto.
- Evitar aislarse de los demás para que no se sienta la necesidad de conectarse con substancias químicas u otro tipo de vicio, y si ya se es adicto intentar sustituir esa conexión por la conexión con amigos y familia no adictos, haciendo frente a la permisividad social.
- Promover la conexión interpersonal en lugar de otra sustitutiva adictiva. La lucha contra la droga o adicción a través de la integración pedagógica y no de la exclusión punitiva.
Y en ese proceso, que exige determinación y disciplina, pero sin alternativa, tener bien claro estas pautas de esperanza que nos fueron comunicadas por la espiritualidad superior, a través del punto de Dios de los médiums Francisco do Espírito Santo y Divaldo Franco, respectivamente:
- Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquier persona puede comenzar ahora y hacer un nuevo fin (Espíritu Hamed/Francisco do Espírito Santo)
- Mientras recolectas efectos de acciones pasadas, estás actuando para consecuencias futuras.
- Tu fatalidad es el bien. Nadie está condenado al sufrimiento. Este es el resultado de la elección equivocada.
- ¡Invierte en el mañana y serás feliz desde hoy! (Espíritu Joana de Angelis/Divaldo Franco)
Antes de terminar, decirle que la hoja del nenúfar ocupará toda el área del lago al final del día 11. ¿Se acuerda?
Joao Gonçalves
Bibliografia
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