La fuerza de la verdadera paz

«Bienaventurados los que son mansos y pacíficos: La fuerza de la verdadera paz»
En El Evangelio según el Espiritismo, capítulo IX, los Espíritus nos recuerdan una enseñanza esencial de Jesús:
«Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la Tierra.»
A primera vista, esta afirmación puede parecer utópica o incluso ingenua en un mundo donde la violencia, la competencia y el orgullo parecen dominar. Sin embargo, bajo la luz espírita, esta bienaventuranza revela una gran verdad espiritual: la verdadera fuerza no está en quien impone, sino en quien sabe calmar la tormenta, primero dentro de sí y luego en su entorno.
¿Qué significa ser manso y pacífico?
No es resignarse pasivamente ante las injusticias ni permitir que otros nos pisoteen. Ser manso es tener la capacidad de controlar los impulsos de la ira, del egoísmo y del orgullo. Es actuar con serenidad incluso cuando todo alrededor parece invitarnos al conflicto.
El espíritu que ha aprendido la mansedumbre no necesita imponer su voz ni demostrar su poder, porque conoce la fuerza de la comprensión, del perdón y de la calma. Posee la Tierra, no en el sentido material, sino porque conquista corazones, pacifica ambientes y siembra semillas de paz donde otros sólo ven lucha.
El espíritu de paz transforma.
El mensaje espírita nos enseña que la mansedumbre es un signo de evolución espiritual. Aquellos que optan por la paz contribuyen a la transformación moral de la Humanidad. Cada vez que elegimos el perdón en lugar de la venganza, la calma en lugar de la ira, estamos edificando un mundo mejor.
Preguntémonos hoy: ¿Cómo reacciono cuando alguien me provoca? ¿Estoy alimentando la violencia con mis palabras o actitudes? ¿Puedo ser instrumento de paz en mi hogar, en mi trabajo, en mi centro espírita? Ser pacífico es un desafío diario, pero también un camino seguro hacia la felicidad duradera.
No olvidemos: el manso no es débil; es fuerte lo suficiente para no dejarse arrastrar por el torbellino de las pasiones. La paz no es ausencia de conflictos, sino la capacidad de mantener la calma en medio de ellos.
Claudia Rodrigues.
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