Mis palabras no pasarán
«Entonces se aproximaron sus discípulos y le dijeron: «¿Sabes que los fariseos, al oír lo que acabaste de decir, se escandalizaron?’ Él respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada.
Dejadlos; son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, caerán ambos en el hoyo». (San Mateo, 15:12 a 14.)
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (San Mateo, 24: 35.)
Las palabras de Jesús no pasarán, porque tendrán vigencia en todas las épocas.
Su código moral será eterno, porque consagra las características del bien que conduce al hombre a su destino eterno.
No obstante, ¿habrán sus palabras llegado hasta nosotros perfectamente puras y exentas de falsas interpretaciones?
¿Habrán captado su espíritu la totalidad de las sectas cristianas?
¿Habrá alguna de ellas desvirtuado su verdadero sentido a consecuencia de los prejuicios, o de la ignorancia de las leyes de la naturaleza?
¿Se habrá alguna convertido en un instrumento de dominación para servir a sus ambiciones y a sus intereses materiales, de modo de usarlos como trampolín para elevarse en la Tierra, y no para subir en dirección al Cielo?
¿Habrán adoptado, todas ellas, como regla de conducta, la práctica de las virtudes que Jesús presentó como
condición expresa para la salvación?
¿Estarán todas exentas de las reprensiones que Él dirigió a los fariseos de su tiempo? Por último, ¿serán todas, tanto en la teoría como en la práctica, la expresión pura de su doctrina?
Por ser única, la verdad no puede estar contenida en manifestaciones contradictorias, y no existe razón para que Jesús haya querido dar un doble sentido a sus palabras.
Si, pues, las diferentes sectas se contradicen; si las hay que consideran verdadero lo que otras condenan como herejías, es imposible que todas estén con la verdad.
Si todas hubiesen aprendido el verdadero sentido de la enseñanza evangélica, todas se habrían encontrado en el mismo terreno y no existirían las sectas.
Lo que no pasará es el verdadero sentido de las palabras de Jesús; lo que pasará es aquello que los hombres construyeron sobre el sentido falso que dieron a esas mismas palabras.
Puesto que la misión de Jesús era transmitir a los hombres el pensamiento de Dios, solamente su doctrina en toda su pureza
puede expresar ese pensamiento. A eso se debe que Él dijera: Toda planta que no ha sido plantada por mi Padre celestial será arrancada.
Bibliografía
La Génesis, los milagros y las predicciones – Capítulo XVII.
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