¿Qué es la felicidad?
Esta es una pregunta para la cual se busca una respuesta desde hace mucho tiempo,especialmente dentro de la filosofía.
Sin embargo:
¿Qué es la felicidad para el Espiritismo?
En la pregunta 922, de El Libro de los Espíritus, Kardec cuestiona a los espíritus cual es la medida de felicidad común a todos los hombres, y los espíritus contestan que es poseer lo necesario para la vida material, y la consciencia tranquila y la fe en el futuro para la vida moral.
O sea, hay la felicidad material y la felicidad moral.
Si la felicidad material es poseer lo necesario, una pregunta surge:
¿qué es lo necesario?
Los espíritus contestan a ella en la pregunta 923, de El Libro de los Espíritus, y nos dicen que lo necesario aún es relativo para nosotros debido a nuestras imperfecciones y pasiones, que nos hace mirar arriba y desear lo que no tenemos, mientras que el sabio mira abajo y se siente feliz por lo que tiene.
La felicidad moral se basa en la consciencia tranquila y la fe en el futuro.
La vida moral es nuestra vida de relación, tiene que ver con nuestra conducta, orientada por nuestros pensamientos, sentimientos y guiada por nuestra voluntad.
Nos dicen los espíritus en la pregunta 629, de El Libro de los Espíritus, que la moral es la regla para conducirse bien, es decir, distinguir el bien del mal, y está fundamentada en el cumplimiento de las Leyes de Dios. El hombre se conduce bien cuando hace todo para el bien de todos, observando la Ley de Dios.
Es decir, para que el hombre esté con la consciencia tranquila, debe practicar las Leyes de Dios.
La fe en el futuro tiene que ver con la esperanza, con la seguridad de que todo es conducido por la sabiduría Divina, que nos quiere bien y nos ha creado para la felicidad. Está basada en la consciencia de la inmortalidad del espíritu, y de que todo que pasamos es temporal, especialmente los sufrimientos.
La fe en el futuro es la confianza en Dios y su justicia. Sin la fe en Dios todo se queda frágil y todo sufrimiento es eterno.
La más importante Ley de Dios nos la ha enseñado Jesús, cuando dice que debemos amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo.
Si comparamos la medida común de felicidad enseñada por los espíritus y la Ley de Dios enseñada por Jesús, encontramos una gran similitud. Tener el necesario tiene que ver con amar a nosotros mismos, porque no podemos dejar de cuidarnos y buscar lo que es bueno para nosotros.
Sin embargo, si pensamos solo en nosotros, estaremos con la consciencia intranquila, porque dejamos de amar y cuidar de nuestro prójimo, alejándonos de la Ley de Dios. O sea, la medida de la felicidad es la que sirve a todos.
La fe en el futuro está relacionada con nuestro amor a Dios, que nos da la esperanza necesaria que todo estará bien, porque Él nos ama y nos cuida.
Con todo esto, nos preguntamos:
¿Es posible encontrar esta felicidad enseñada por los espíritus en la Tierra?
Los mismos espíritus nos contestan en la pregunta 920, de El Libro de los Espíritus que no, porque la vida nos é dada en la Tierra como prueba y expiación.
Sin embargo, depende de nosotros amenizar los sufrimientos y ser tan feliz cuanto se puede en esta circunstancia.
Por eso, es tan importante la fe, porque, aunque nos falte el conforto material y la consciencia tranquila, ambos causados por nuestra propia imperfección, la fe nos trae esperanza de que todo es temporal y la felicidad completa nos espera en un futuro.
La fe nos sostiene y nos da serenidad para mantener una felicidad relativa y a través del espiritismo, esta fe se fortalece en la certeza de que somos seres inmortales, y que somos creados para conquistar la felicidad que, se aún no ha llegado, la conquistaremos poco a poco evolucionando a través del mecanismo de la reencarnación, por nuestros propios méritos.
Rodrigo Ortega
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