Transcomunicación instrumental
Ernst Senkowski, catedrático de física de Mainz, Alemania, es el creador del término transcomunicación instrumental, que por definición es la técnica electrónica de comunicación con los espíritus. Es algo que Thomas Alva Edison ya había intentado, pues creía firmemente en la vida después de la muerte y esperaba encontrar un invento que permitiese la comunicación directa con los espíritus. Dijo en una entrevista, para la respetada publicación Scientific American:
Si nuestra personalidad sobrevive, es estrictamente lógico y científico pensar que retiene la memoria y conocimientos que adquirimos en este mundo. Por lo tanto, si la personalidad sigue existiendo después de lo que llamamos muerte, resulta razonable deducir que quieran comunicarse con las personas que han dejado aquí. Me inclino a creer que si pudiéramos inventar un instrumento tan sensible como para ser afectado por nuestra personalidad, tal instrumento tendría que registrar algo.
Edison creía que podía existir una frecuencia entre la onda corta y la onda larga que haría posible alguna forma de contacto con el “otro mundo”. Según sus propias palabras, quería dar a los espíritus el medio de comunicar más eficazmente que con los sistemas conseguidos hasta aquel momento, con el espiritismo. Tarea en la que parece ser, según revelan las propias psicofonías, se encuentra imbuido junto a otros 200 espíritus, entre los que también están Guglielmo Marconi, Graham Bell y Nikola Tesla. En vida estos cuatro grandes inventores intentaron crear el ansiado invento que permitiese la comunicación espiritual.
Con esa misma intención de crear un aparato destinado a posibilitar el diálogo con los desencarnados, el ingeniero George Meek, junto con otros ingenieros electrónicos, matemáticos e inventores, crearon el spiricom. Ese proyecto nace a raíz de una comunicación, a través de un médium, del espíritu de un científico británico que fue físico en Yale. Manifestaba el deseo de trabajar con un grupo de ingenieros seriamente interesados en desarrollar un sistema de comunicación entre los dos planos. Así crearon diversos prototipos y todos lograron resultados, pero siempre a través de la colaboración del fluido de un médium.
La transcomunicación instrumental sería conocida gracias a Friedrich Jürgenson, realizador de documentales, que después de grabar el canto de un pinzón escuchó unos ruidos extraños en la cinta. Se escuchaba un solo de clarín. Atónito siguió escuchando y, de pronto, una voz de hombre comenzó a hablar en noruego de los cantos nocturnos de los pájaros noruegos; mezclados se oían sonidos de pájaros entre los que había reconocido algunas especies de aves nocturnas noruegas.
Tras la realización de nuevas grabaciones, las incursiones psicofónicas se sucedieron de manera constante, llegando a registrar saludos, indicaciones y mensajes de diversos tipos y en diversos idiomas. Entre esas voces, Jürgenson reconoció la voz de su difunta madre, que repetía su nombre insistentemente. Otra comunicación solo la podría entender cuatro años después. Decía Molnbo, vía principal, Doce horas doce. Después de su primera entrevista en la prensa empezaron a llegar numerosos visitantes a su casa en Molnbo, y llegaban vía Estocolmo, utilizando el tren matutino que llegaba a Molnbo a las 12 horas y 12 minutos.
En aquellas psicofonías encontramos informaciones sobre la realidad espiritual que no se diferencian de las de Allan Kardec, André Luiz, etc. Nos hablan de la turbación, del sueño profundo que pasan ciertos espíritus, especialmente, en función de su forma de vida. Y de cómo se puede llevar a cabo una ayuda en su despertar, tanto por encarnados como desencarnados.
Jürgenson fallece en 1987 y en ese mismo día el médium Claude Thorlin, que desconocía totalmente la noticia del deceso de Jürgenson, se dispuso a ver la televisión, y al encender el aparato, se encontró con el mismísimo Jürgenson, en una extraña expresión. Corrió a tomar su Polaroid y registró la imagen. No está de más destacar, que no existe foto en vida alguna de Jürgenson igual que la que apareció en la TV de Thorlin. Hay registros de audio, donde Jürgenson, siguió comunicándose desde el mas allá con otros investigadores.
El Dr. Konstantin Raudive era un filólogo y filósofo de origen letón de reconocido prestigio que cierto día, de forma inesperada, se topó con el misterio de las psicofonías. Raudive estaba realizando unas grabaciones con su magnetófono y de manera imprevista tuvo que dejarlo y salir de casa, olvidando desconectar el aparato, el cual siguió grabando el «silencio». Cuando regresó y escuchó quedó consternado. En la grabación aparecía la voz de su madre, fallecida años atrás, que le llamaba (al igual que le sucedió a Jürgenson) con un diminutivo cariñoso que él recordaba muy bien. Conociendo las investigaciones de Jürgenson se puso en contacto con éste y aprendió todo lo que el cineasta sabía de las psicofonías.
A partir de ese momento, Raudive consagró su vida al estudio de las voces y a su muerte, en 1974, se dice que había conseguido grabar más de 120.000 inclusiones perfectamente audibles e inteligibles. Tal fue su contribución a la investigación que en parapsicología se conoce hoy el fenómeno de las psicofonías con el nombre de «voces de Raudive», a pesar de ser Jürgenson su descubridor oficial. Raudive trabajó también con grandes científicos e ingenieros de la prestigiosa firma Telefunken, desarrollando diversos aparatos para la mejora de las grabaciones, entre ellos el famoso psicofón o «sintonizador de Raudive».
Tradicionalmente la psicofonía se entendía como «registro sobre cinta magnetofónica», pero el avance de la tecnología ha abierto nuevas posibilidades en cuanto a los medios y las formas. Actualmente ya se han conseguido inclusiones en formato digital sobre el disco duro de un ordenador, por poner un ejemplo.
El método «clásico», consiste en poner un micrófono normal conectado a un magnetófono en un lugar silencioso, controlando la no existencia de ruidos audibles, y grabar el silencio ambiental. Pero existe otro interesante método sugerido por las propias psicofonías a Jürgenson, que consiste en conectar un receptor de radio a la entrada de señal de grabación del magnetófono. A continuación, se sintoniza en el aparato receptor una frecuencia en la que no se capte ninguna señal, tan sólo debe escucharse el denominado «ruido de cascada o ruido blanco».
Sobre dicho ruido suelen aparecer las voces al escuchar la grabación. Las conclusiones de la mayoría de los investigadores es que debemos aportar una energía extra para lograr éxito en los registros, una energía que ellos califican de psíquica, reconociendo que hay personas especialmente dotadas y sin cuya presencia la psicofonía no llega nunca a producirse.
Marcello Bacci, italiano, a través de una vieja radio a válvulas trae la esperanza y la prueba de que existe otra vida. Es uno de los fenómenos más notables en la actualidad. Se inicia en el año 1949 cuando asiste a una sesión mediúmnica en Londres; llegaría a conocer a Jurgenson, empieza a realizar psicofonías y experiencias de voces directas, a través de una radio, desintonizada, transmitiendo mensajes muy largos, e incluso con un intercambio de preguntas y respuestas.
En Grosseto, que es donde vive, cada cierto tiempo realizaba una serie de sesiones a las que acudían personas que habían perdido a un ser querido, sobre todo había muchos padres que habían perdido a sus hijos, y dentro de ellos muchos ateos. En una ocasión, cuando unos reporteros alemanes estaban investigando el caso, las voces se dirigieron a ellos en alemán. Los presentes reconocían las voces de sus familiares.
Un investigador que trabaja para la justicia italiana y la interpol, comenzó a interesarse, acudió a algunas de las sesiones y grabó esas manifestaciones. Después se ponía en contacto con los familiares y conseguía grabaciones de esas personas cuando estaban vivas y las comparaba, igual que hacía como perito judicial en los tribunales. Por encima de un 95% en Italia se considera una prueba judicial. En la mayoría de casos el parecido entre las voces era mayor del 95%.
Hay toda una serie de investigaciones científicas con bastantes controles que se llevaron a cabo en la casa de Bacci. Él nunca tuvo problema en que los investigadores entraran en su casa y llevasen a cabo todas las investigaciones que considerasen oportunas. En una de ellas, Mario Salvatore Festa, catedrático de física nuclear de la universidad de Nápoles, y Franco Santi, técnico de sonido, además de toda una serie de controles, llegaron a quitar todas las válvulas a la radio y hasta desenchufaron la radio. Aunque técnica y físicamente pareciera imposible obtener resultados, sin embargo las voces continuaron. En otra investigación había investigadores de diferentes países, y las voces se comunicaron en inglés, italiano, portugués, y español, e incluso había frases en otros idiomas, y les decía cosas como: alégrate David, aquí está Johan. Johan era el abuelo de uno de aquellos científicos.
Son cientos de miles las psicofonías que se han grabado por investigadores serios y millones las que han recogido muchas personas desde el anonimato y desde hace ya varias décadas. Hay muchísimas asociaciones en todo el mundo y podemos afirmar que es relativamente sencillo recoger una psicofonía, como es igualmente sencillo obtener una comunicación mediúmnica, siempre y cuando eso sí, exista un médium.
Los fenómenos de voces electrónicas (EVP), las psicoimágenes, las comunicaciones a través del ordenador y del teléfono siempre van a necesitar de un médium, una persona o varias que estén aportando fluidos que son los que permiten a los espíritus afectar a la materia. Charles Richet, premio Nobel de fisiología, estudiando a los médiums y a este tipo de fluido, lo denominó ectoplasma. Y es gracias a dicho fluido que los espíritus pueden hoy interferir en una radio como pudieron y pueden hoy provocar un fenómeno de voz directa. Es gracias a este fluido que un espíritu puede crear una imagen en un circuito de televisión, como igualmente puede dar golpes o hacer girar mesas. Esta facultad de donar ese fluido en el espiritismo lo denominamos mediumnidad de efectos físicos.
Veíamos que algunos espíritus investigan y buscan la forma de encontrar el medio directo de comunicación, el tan ansiado instrumento, e igualmente hombres desde hace más de 100 años están detrás de encontrar el gran invento de todos los tiempos. Hace falta seguir investigando, pero la solución final va a llegar cuando la humanidad no solo lo merezca, sino también que esté preparada para algo así.
Los espíritus, ya trajeron la guía práctica para el intercambio mediúmnico que encontramos en El Libro de los médiums. Es ahí que tenemos la base y mientras no apliquemos esas recomendaciones especialmente en el campo moral, difícilmente podremos alcanzar mayores conquistas.
La pregunta 934 de El Libro de los Espíritus dice así:
La pérdida de las personas que amamos, ¿no es uno de los sucesos que nos causan una pena legítima, dado que dicha pérdida resulta irreparable y es independiente de nuestra voluntad?
Ese motivo de congoja alcanza así al rico como al pobre. Se trata de una prueba o de una expiación y constituye una ley común. Pero representa un consuelo para vosotros el que podáis comunicaros con vuestros amigos por los medios de que disponéis, hasta tanto no tengáis otros más directos y más accesibles a vuestros sentidos.
Tras esas voces hay mensajes de esperanza, una evidencia más de la inmortalidad. Es su papel y por el cual los espíritus no escatiman esfuerzos, tratando de demostrar al hombre por todos los medios posibles que sí pueden volver para contarnos lo que hay en el otro lado.
Al espiritismo, como ciencia de observación que es, le cabe también el papel de la investigación, no obviando estos nuevos sistemas, contribuyendo y colaborando en esta tarea. Esta afirmación quizá pueda sorprender a algunos o no ser compartida por otros, pero Allan Kardec nos recuerda esto repetidas veces. Así por ejemplo en El Libro de los médiums dice:
La instrucción espiritista, no comprende solo la enseñanza moral dada por los Espíritus, sino también el estudio de los hechos; a ella incumbe la teoría de todos los fenómenos, la investigación de las causas, y como consecuencia, la confirmación de lo que es posible y de lo que no lo es. En una palabra, la observación de todo aquello que puede hacer adelantar la ciencia.
En el campo de la transcomunicación instrumental vemos que algunos de los investigadores están provistos de profundos conocimientos de electrónica, de física, de cuestiones de la materia sin más, pero no hemos encontrado ninguno que por ejemplo lleve a cabo sus experimentos bajo todas las recomendaciones que ya nos han dado los espíritus en El Libro de los médiums.
Muchos de estos experimentadores a través de sus investigaciones se van dando cuenta por sí mismos de algunos detalles, como por ejemplo que los fenómenos se dan cuando hay una persona especialmente dotada, sin la cual no se producen. Algo que ya El Libro de los médiums nos explicaba muy bien hace 150 años.
Pero entonces, ¿tendrán los espíritas que hacerse parapsicólogos, o los parapsicólogos espíritas? Ni lo uno ni lo otro, pero posiblemente en un futuro, cuando el espiritismo esté más divulgado, no ya la parapsicología, sino la propia ciencia investigará sin tapujos la vida después de la muerte y utilizará la metodología que los propios espíritus ya han revelado y se encuentra en la doctrina espírita, y más particularmente en El Libro de los médiums.
Y hasta que eso llegue los espíritas podemos y debemos estudiar los hechos, y dar espacio a eso en primer lugar en nuestras mentes quizá un poco ancladas a este respecto. Recordemos algunos de los grandes espíritas españoles, el Vizconde Torres Solanot o José María Fernández Colavida. Ambos se dedicaron con todas sus fuerzas y empeño en divulgar la doctrina espírita, en formar núcleos de estudio, en organizar congresos, pero también reservaban espacio para la investigación y la experimentación.
Torres Solanot llevó a cabo sesiones diarias en el campo de las materializaciones con la médium de las flores, haciendo correspondencias cruzadas con el grupo de Colavida. Manuel Ausó y Monzó, de la Sociedad Espiritista Alicantina del siglo XIX, al enterarse de las nuevas investigaciones de la fotografía espiritista en Boston, propició la experimentación en el centro alicantino, con la ayuda de los propios espíritus, que les indicaban a través de los médiums cómo obtener mejores resultados. Fernández Colavida sería, por ejemplo, el iniciador de las regresiones a otras existencias ahora tan divulgadas. Entonces, llevaba razón Allan Kardec cuando decía que también tenemos que estudiar los hechos y que esto ayudaría a hacer adelantar la ciencia.
Los fenómenos, aun siendo importantes, no deben ser nunca lo esencial. Lo son los mensajes que hay detrás de las comunicaciones, que buscan la regeneración moral de esta humanidad y que han venido de una forma organizada a través de la revelación espírita. Hoy ninguno de nosotros hace pruebas sorprendido de lo interesante y maravilloso que es la comunicación telefónica, sencillamente utilizamos la telefonía para comunicarnos. Lo importante es la información que intercambiamos, no el hilo telefónico o las ondas electromagnéticas por donde circula.
El mejor sistema de comunicación será aquel que permita una mejor y más cómoda forma de transmisión de la información y desde luego las psicofonías o los EVP están lejos de equipararse a la psicografía o la psicofonía a través de un médium, que permiten mensajes más amplios. Pero no por ello nos conformemos y sigamos de cerca esta búsqueda del santo grial de la comunicación directa con los espíritus.
Vivimos en la era de la tecnología y tenemos una idea muy lineal y lenta de lo que está por venir, pero los descubrimientos se están dando de forma exponencial. La tecnología formará parte de nuestros cuerpos y de nuestra salud como ya de hecho está ocurriendo con ciertos implantes. Por ejemplo, la Universidad de Navarra realizó una cirugía que consistía en colocar un implante auditivo de unos electrodos en el tronco cerebral de una niña de 13 meses.
Todavía la Humanidad no tiene oídos para oír, ni ojos para ver. Pero no temamos mirar por el telescopio espiritual y estudiar este firmamento que nos muestra el verdadero Universo, y digamos con Galileo Galilei … y sin embargo se mueve. Nuestras lentes hoy por hoy son los médiums, nuestra “astronomía” es el espiritismo y los soles que más nos iluminan, la verdad y el amor.
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