Valle-Inclán y su disertación sobre la fenomenología espírita
Pocos son conocedores de que el dramaturgo, poeta y novelista modernista español, internacionalmente conocido como Ramón María del Valle-Inclán se interesó por el espiritismo.
Muchos sí saben de su destacado curriculum literario y de sus cargos pues fue nombrado presidente del Ateneo de Madrid; conservador del Tesoro Artístico Nacional además de director de la Escuela de Bellas Artes de Roma.
Vivió a finales del siglo XIX y principios del XX. Poseía un estilo de vida especial en el cual mostraba gran interés por la literatura, las artes e incluso la política.
Debido a su personalidad y su modus vivendi eligió tener una vida bohemia dedicada sobretodo a la literatura.
Nuestro protagonista escribió varios artículos y ensayos en los cuales menciona la fenomenología espírita.
En su época además de El Libro de los Espíritus (1857), El Libro de los Médiums (1861), El Evangelio según el Espiritismo (1864), El Cielo y el Infierno o La Justicia Divina, (1865), El Génesis, los milagros y las profecías según el Espiritismo (1868), La Revista Espírita (1858), también había otras publicaciones a que tuvo contacto, como por ejemplo La Revista de Estudios Psicológicos de Barcelona. Todas estas fuentes le sirvieron de apoyo en su perspectiva filosófica.
Escribió varios textos donde podemos apreciar su interés por el espiritismo. En la intrahistoria de La Lámpara Maravillosa. Ejercícios Espirituales podemos encontrar su exploración de la temática espiritualista.
En La Lámpara Maravillosa. Ejercícios Espirituales el autor hace referencia a la mediumnidad por medio del personaje Livingstone que se comunica con los espíritus.
Además, desvela en su escritura temas como la muerte y la existencia de la realidad invisible con la comunicabilidad con los espíritus.
Se puede observar en este ensayo modernista y autofiográfico la extendida reflexión ética y moral de la naturaleza del arte y de la belleza dirigida a un lector al que llama cariñosamente hermano peregrinante.
Este ensayo ofrece una narración libre con un sincretismo filosófico lleno de interés y vigor.
Por medio de las sesiones que dividen la obra es donde se aprecia las afirmaciones filosóficas y morales, sin embargo, es la divulgación de la doctrina espírita lo que nos interesa.
Hay algunas publicaciones que exponen que Valle-Inclán practicó la escritura automática en su desarrollo de la mediumnidad. Nosotros no hemos podido confirmar este hecho, no obstante dejamos aquí este inciso.
Su iniciación en el espiritismo
Estudió Derecho en Santiago de Compostela, abandonando la carrera a los 24 años por el fallecimiento de su progenitor, a pesar de este hecho siguió en contacto con sus compañeros de la universidad.
Después de pasar un tiempo trabajando como periodista para El Correo Español y El Universal en Méjico, volvió a España instalándose en Pontevedra.
Poco después, Valle-Inclán marchó a Madrid donde entabló amistad con coetáneos como Azorín, Pío Baroja y Jacinto Benavente, escritores que pertenecieron a la Generación Histórica.
Fue entonces cuando empezó a ser un asiduo de las tertulias de los cafés literarios, una afición que nunca abandonaría a lo largo de su vida.
A pesar del escepticismo natural por el desconocimiento, Valle-Inclán tuvo contacto con las fenomenologías espíritas.
Fue precisamente de la mano de su amigo y compañero universitario Juan Manuel Otero Acebedo, que también no creía en un principio en las manifestaciones espiritistas, que empezó a frecuentar y formar parte de reuniones espíritas en Santiago y Madrid.
A raíz de este contacto profundizó en la doctrina espírita.
Dijo Otero que no creía, pero empezó a acudir a las sesiones hasta que fue testigo de hechos que le hicieron interesarse profundamente por el espiritismo y dedicarle muchas horas de estudio.
“Reunidos algunos amigos, comenzamos hacer ensayos, y tuve ocasión de presenciar hechos que me sorprendieron y que no pude explicar satisfactoriamente por nada de lo que tenía estudiado: el velador sobre que apoyó sus manos uno de mis compañeros, comenzó a agitarse, y se levantó permaneciendo en el aire y sin apoyo durante unos segundos.”
Precisamente fue Otero Acebedo el médium que proporcionaba las condiciones para las manifestaciones en las sesiones a que acudía junto a Valle-Inclán.
Afirmó Acebedo entonces a pesar de ser conocedor de las obras redactadas por Allan Kardec que:
“ …suponer a los autores de tales libros (espiritistas) atacados de la pacífica manía de ver girar una mesa, cuando lo que en realidad giraba, según mi opinión de entonces, era el sentido común de los que tal afirmaban.”
Al conocer las verdades espíritas cambió de parecer.
No tenemos constratada la afirmación en algunas publicaciones de que ambos amigos viajaron juntos a Italia con el fin de conocer de cerca a la médium Eusapia Palladino.
Valle-Inclán supo expresar magistralmente en sus publicaciones los conceptos espíritas pues poseía un carácter transgresor y adelantado a su tiempo a finales del siglo XIX en nuestro país.
Le inspiró tanto que encontramos en la obra valleinclaniana conceptos espíritas fundamentales como la reencarnación, la Ley de Acción y Reacción. Otro tema del que habló fue del fenómeno de la levitación en su artículo Psiquismo de 1892.
“En otro artículo, hablaré de los fenómenos que producen los médiums y muy particularmente de Eusapia Paladino, que fue médium de quien Lombroso se ha servido para sus experiencias, a las cuales he tenido el honor de asistir en Nápoles.”
El espiritismo en auge en el siglo XIX
Fue contemporáneo de Paul Gibier, William Crookes, Alexander Aksacof, Cesare Lombroso, todos estudiosos internacionales de la fenomenología espírita. Es difícil precisar con exactitud la relación entre ellos, sin embargo, sí es cierto la corriente espiritista tuvo una significativa influencia en la literatura de Valle-Inclán.
En el breve cuento La Carta de Dios, encontramos elementos que muestra la influencia del espiritismo en sus líneas.
En él, vemos la relación entre Dios y los seres humanos. La historia se centra en las inquietudes de un hombre que se dirige a Dios con preguntas esenciales de la vida y la muerte. Dios en el cuento le responde por medio de una carta donde explica que la vida es una ilusión.
En Ligazón escribió sobre la telepatía, la clarividencia y los sueños premonitorios.
El escritor villanovés falleció el 5 de enero de 1936, en un sanatorio de Santiago y con él, las distorsionadas leyendas sobre su figura.
Como podemos observar Valle-Inclán incorporó a su obra temas espíritas, mostrando el interés y el ambiente artístico, cultural de la España de finisecular.
Como vemos la mayoría de la producción literaria de Ramón del Valle-Inclán se publicó en la prensa periódica de su época. Las contribuciones en los medios gráficos que fueron constantes durante toda su vida, apesar de ser uma pluma de ruiseñor a través de la cual pudo hacerse un nombre de autor, pasó estrecheses económicas a lo largo de toda su vida. Valle-Inclán es considerado una de las más importantes representaciones del la Generación del 98 y un singular divulgador de la fenomelología espírita.
El conocimiento espírita es de largo recorrido en la biografía del gallego, por lo tanto el espiritismo citado en su obra es un elemento dentro de la complejidad simbólica y temática de su escritura que invita a la reflexión del Más Allá.
Cláudia Bernardes de Carvalho
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Bibliografía
Valle-Inclá, R., La Lámpara Maravillosa. Ejercícios Espirituales. Imprenta Helena 1916.
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