Baja la lupa y sube el espejo
La mejor forma de corregir las proprias imperfecciones es bajando la lupa con la que miramos a los demás y subindo el espejo con el que mirarnos a nosotros mismos. Eso significa implicarse en conocerse a sí mismo más que detectar los fallos ajenos.
¿De qué manera podemos lograrlo?
Nos aconsejó un sabio de la antiguedad, San Agustín, un truco muy eficaz.
Nos dijo que hiciéramos como él mismo ha hecho, que al final del día nos preguntásemos qué decisiones habíamos tomado en la jornada, qué habíamos hecho, pasando revista a nuestros actos, mirando se habíamos pasado por alto algún deber moral, si habíamos hecho todo lo posible por ayudar a los demás, si nos habíamos comportado de acuerdo a la rectitud que nuestra conciencia exijía.
Dijo:
«De esta forma uno puede emplear a darse cuenta de los errores y acertos en su proprio comportamiento.
Aquel que, llegada cada noche, recuerde todas sus acciones de la jornada y se pregunte qué ha hecho de bien o de mal, rogando a Dios y a su ángel de la guarda que lo iluminen, adquirirá gran energía para perfeccionarse: porque, creedme, Dios ha de asistirlo.»«Formularos preguntas, pues, inquiriendo sobre lo que habéis hecho y con qué objeto obrasteis en determinada circunstancia; si hicisteis algo que censuraríais a otra persona; si habéis ejecutado una acción que no os atreveríais a confesar.
También deberíamos preguntarnos:
“Si determinara Dios llamarme en este preciso instante, al retornar al Mundo de los Espíritus, donde nada permanece oculto, ¿tendría que temer el ver de nuevo a alguien?”
Las preguntas deben ser sinceras y las respuestas también, sin excusas o disimulos.
Examinad lo que pudierais haber hecho contra Dios, después contra el prójimo, y por último contra vosotros
mismos. Las respuestas serán un descanso para vuestra conciencia, o la indicación de un mal que es menester curar.»
Este balance diario de las acciones morales ayudará a mantener firme en la conducta que se espera de nosotros con el fin de evolucionar espiritualmente.
Si este análisis es positivo podemos decir que hemos cumplido con nuestro deber de justicia, amor y caridad, si no, tenemos tiempo de rectificar cuanto antes.
Sí, porque este análisis sirve para que podamos darnos cuenta de nuestros errores y cambiar nuestra actitud. No vale para nada si no pedimos perdón o arreglemos lo que hayamos hecho mal.
Por tanto, modificar una mala acción es el fin de este escrutinio interior.
Nos dice además:
«Plantead, pues, preguntas claras y precisas, y no temáis abundar en ellas.
Bien es posible gastar a diario unos pocos minutos para conquistar una felicidad eterna.
¿Acaso no trabajáis todos los días a fin de reunir bienes que os proporcionarán descanso en la vejez?
El perfeccionamiento moral del hombre es muy importante, el desarrollo de las virtudes, porque muchas faltas que cometemos cotidianamente nos pasan inadvertidas.
También y no menos importante es el desprendimiento de los vicios, de las pasiones y del egoísmo que están muy arraigados en nosotros.
San Agustín nos ha dado un excelente consejo, que encontraremos en la cuestión 919 de El Libro de los Espíritus.
Siguiendo este consejo comprobaríamos cuántas veces hemos fallado sin pensarlo, podemos computar el bien y del mal que en nosotros residen.con el fin de corregirlos.
¿Qué resultado reporta el arrepentimiento en el estado corporal?
Adelantar, ya en la vida presente, si se tiene tiempo de rescatar culpas. Cuando la conciencia formula un reproche y muestra una imperfección, puede siempre mejorarse. Cuestión 992.
Conocerse a uno mismo es fundamental pues es el secreto de la evolucuón individual.
Todo espírita debería esforzarse por conocerse, pues es un deber moral aplicar en su propria vida los conocimientos que ha adquirido. En el mundo invisible es la conciencia limpia la mayor felicidad y la fe en el porvenir, recordemos que las penas están siempre proporcionadas a la conciencia que se tenga de las faltas cometidas.
Miremos menos los defecos de los demás y más los de uno mismo con el propósito de mejorar.
Cláudia Bernardes de Carvalho
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Bibliografía
Kardec, A., El Libro de los Espíritus
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