Caracteres de la revelación espírita
Escogemos cuatro párrafos de La Génesis, los milagros y las predicciones según el espiritismo; Características de la revelación espírita, ítems 14 al 18, firmadas por Allan Kardec, en las cuales hace un análisis comparativo perfecto del espiritismo y las ciencias humanas.
Destacamos que el espiritismo experimental estudió las propiedades de los fluidos espirituales y su acción sobre la materia.
Como medio de elaboración, el espiritismo procede exactamente de la misma manera que las ciencias positivas, es decir, aplica el método experimental.
Cuando se presentan hechos nuevos que no se pueden explicar a través de las leyes conocidas, él los observa, los compara y analiza, y remontándose de los efectos a las causas, llega a la ley que los rige; después deduce sus consecuencias y busca las aplicaciones útiles.
No establece ninguna teoría preconcebida; por eso no presentó como hipótesis la existencia y la intervención de los espíritus, como tampoco del periespíritu, la reencarnación ni ningún otro principio de la doctrina.
Concluyó por la existencia de los espíritus cuando esa existencia resultó evidente a partir de la observación de los hechos, y ha procedido de igual manera en cuanto a los otros principios.
No han sido los hechos los que vinieron con posterioridad a confirmar a la teoría, sino que la teoría vino a continuación para explicar y resumir los hechos.
Es, pues, rigurosamente exacto que se diga que el espiritismo es una ciencia de observación y no un producto de la imaginación.
Las ciencias sólo hicieron progresos importantes después de que sus estudios se basaron en el método experimental; hasta entonces se creía que ese método sólo era aplicable a la materia, mientras que también se aplica a las cosas metafísicas.
Citemos un ejemplo.
En el mundo de los espíritus ocurre un hecho muy singular, que seguramente nadie había sospechado: el que haya espíritus que no se consideran muertos. ¡Pues bien! Los espíritus superiores, que conocen perfectamente ese hecho, no vinieron a decirnos previamente:
“Hay espíritus que suponen que viven todavía la vida terrenal, que han conservado sus gustos, sus costumbres y sus instintos”.
En lugar de eso, han provocado la manifestación de espíritus de esa categoría para que los observáramos.
Así pues, luego de haber visto espíritus inseguros en cuanto a su estado, o que afirman que todavía pertenecen a este mundo, o que se consideran dedicados a sus ocupaciones habituales, del ejemplo se dedujo la regla.
La multiplicidad de sucesos análogos ha probado que el hecho no era excepcional, sino una de las fases de la vida espírita.
Entonces ha sido posible estudiar todas las variedades y las causas de tan singular ilusión, y reconocer que esa situación es sobre todo inherente a espíritus poco adelantados moralmente, y característica de determinados tipos de muerte; que sólo es transitoria, pero puede durar días, meses y años.
Así, la teoría nació de la observación. Ocurrió lo mismo en relación con los demás principios de la doctrina espírita.
Así como la ciencia propiamente dicha tiene por objeto el estudio de las leyes del principio material, el objeto especial del espiritismo es el conocimiento de las leyes del principio espiritual.
Ahora bien, como este último principio es una de las fuerzas de la naturaleza, que reacciona sin cesar sobre el principio material y a la recíproca, se deduce de ahí que el conocimiento de uno no puede estar completo sin el conocimiento del otro.
El espiritismo y la ciencia se complementan recíprocamente; la ciencia sin el espiritismo se encuentra en la imposibilidad de explicar ciertos fenómenos sólo por las leyes de la materia; al espiritismo, sin la ciencia, le faltaría el apoyo y el examen.
El estudio de las leyes de la materia debería preceder al de la espiritualidad, porque la materia es la que primero impresiona los sentidos.
Si el espiritismo hubiese llegado antes que los descubrimientos científicos, se habría malogrado, como todo lo que aparece antes de tiempo.
Todas las ciencias se concatenan y se suceden en un orden racional; nacen las unas de las otras, a medida que encuentran un punto de apoyo en las ideas y los conocimientos anteriores.
La astronomía, una de las primeras cultivadas, conservó los errores de su infancia hasta el momento en que la física reveló la ley de las fuerzas de los agentes naturales; la química, impotente sin la física, tuvo que acompañarla de cerca, para después marchar ambas en concordancia, amparándose una a la otra.
La anatomía, la fisiología, la zoología, la botánica, la mineralogía sólo llegaron a convertirse en ciencias serias con el auxilio de las luces que les aportaron la física y la química.
A la geología, nacida ayer, sin la astronomía, la física, la química y todas las otras ciencias, le habrían faltado elementos vitales; ella sólo podía llegar después de aquellas.
La ciencia moderna abandonó los cuatro elementos primitivos de los antiguos y, de observación en observación, llegó a la concepción de un solo elemento generador de todas las transformaciones de la materia; pero la materia, de por sí, es inerte; no tiene vida, pensamiento ni sentimiento; le es necesaria su unión con el principio espiritual.
El espiritismo no ha descubierto ni inventado este principio, pero fue el primero en demostrar su existencia por medio de pruebas irrecusables. Lo ha estudiado, analizado, y puso en evidencia su acción.
Al elemento material le adicionó el elemento espiritual.
Elemento material y elemento espiritual son, pues, los dos principios, las dos fuerzas vivas de la naturaleza. Mediante la unión indisoluble de ambos se explica fácilmente una infinidad de hechos hasta entonces inexplicables.
Puesto que tiene como objeto el estudio de uno de los dos elementos que constituyen el universo, el espiritismo se relaciona forzosamente con la mayor parte de las ciencias; por consiguiente, sólo podía llegar después de que estas hubieran sido elaboradas.
Nació por la fuerza de las circunstancias, por la imposibilidad de que el hombre explicara todas las cosas con la sola ayuda de las leyes de la materia.
Bibliografía
Recomedamos la lectura del capítulo I y sus 62 puntos para una correcta comprensión de la Nueva Revelación.
Kardec, A.,La Génesis, los milagros y las predicciones según el Espiritismo
Comentarios recientes