El hombre integral
“El hombre es la medida de todas las cosas”
Protágoras (filósofo griego, S. IV a. C.)
La referencia del hombre para entender la realidad es imprescindible. Y, por lo tanto, como única especie conocida de la creación capaz de pensar y razonar, nos basamos en sus capacidades para entender el Universo del que formamos parte y el lugar que ocupamos dentro del mismo.
El nuevo paradigma que la ciencia está abordando nos ofrece nuevas concepciones que permiten entender la realidad partiendo del ser humano integral, holístico y sistémico. El mecanicismo cartesiano y el materialismo del positivismo que vienen dirigiendo la investigación científica de la realidad desde el siglo XIX están obsoletos y en evidente retroceso ante esta nueva concepción de la comprensión de la realidad holística e integral, que no fragmenta la investigación en compartimentos estancos, sino que estudia como un todo las causas que producen los efectos que dan origen a la realidad.
La doctrina espírita tiene mucho que aportar en este nuevo enfoque de la ciencia, la filosofía y la moral, pues no obstante es la primera que ha tratado al hombre en su método experimental y de observación bajo un planteamiento holístico e integral desde el siglo XVIII, adelantándose a los paradigmas científicos del siglo XXI que ahora comienzan a dar sus frutos.
La contemplación, estudio e investigación del hombre que el espiritismo nos ofrece es integral, pues contempla todos sus aspectos (incluyendo el trascendente de la inmortalidad que las ciencias positivas ahora comienzan a vislumbrar). Pero también es un enfoque holístico, pues el espiritismo no contempla al hombre como algo separado del universo del que forma parte, sino como algo integrado en él, pero manteniendo su propia individualidad y libre albedrío. Un universo condicionado por las leyes físicas y espirituales que una Mente Superior (Inteligencia Suprema) y Causa Primera ha creado y a la que llamamos Dios.
El enfoque espírita también contempla la realidad del hombre y el universo desde una visión sistémica. Es decir, la realidad única e inabarcable es Dios, y este abarca e integra como elementos del sistema aquellas variables que ha creado y se relacionan entre sí. Elementos que podemos definir como la vida, la naturaleza, la evolución y el espíritu humano (este concebido a imagen de Dios en cuanto a eternidad y cualidades latentes).
Este nuevo paradigma que el Espiritismo ya tiene incorporado en su doctrina desde el siglo XIX aborda un enfoque del hombre integral en todos sus aspectos, biológicos, psicológicos, sociológicos, cuánticos, espirituales y morales. Todos ellos forman parte del hombre integral y vamos a describirlos a continuación.
Trillones de células contemplan la argamasa celular de la que estamos hechos. Desde el descubrimiento de la molécula del ADN se ha estado afirmando que somos los herederos de nuestros genes y que nuestro comportamiento es aleatorio en base a los caprichos de estas moléculas insertadas en nuestros cromosomas celulares. Desde el descubrimiento del genoma (año 2000) el nuevo paradigma científico vislumbra otras realidades al respecto.
El Dr. Bruce Lipton desmiente la teoría del determinismo genético. Para él y otros investigadores, no son los genes, sino las proteínas receptoras de la membrana celular los auténticos cerebros de la célula y las que condicionan los mecanismos y expresiones genéticas. Estas proteínas se ven afectadas por el entorno energético de la célula, condicionando su salud y enfermedad.
Este entorno, y el ambiente (epigenética) en que se desenvuelve la célula son los auténticos motores del cambio celular. El espiritismo nos afirma lo mismo al hablarnos del periespíritu como el cuerpo intermedio del hombre integral, electromagnético y energético que cohesiona la argamasa celular que somos. Y va más allá. Los pensamientos, emociones y las creencias liberan energía a través de las neuronas que condicionan, mediante los centros de fuerza del periespíritu, el equilibrio celular. Este último es el auténtico controlador de nuestro cuerpo biológico, dirigido en última instancia por el alma o espíritu que piensa, se emociona o cree, y como tal actúa.
No somos esclavos de nuestros genes, es el entorno el que influye en nuestras células sin alterar el código genético. Y poseemos libre albedrío.
(Dr. Bruce Lipton, biólogo molecular, en su libro “La Biología de la creencia”)
Hombre psicológico
La estructura psicológica definida por Freud, Jung y otros se estructura en el consciente, subconsciente e inconsciente. La mente y la conciencia son, junto a las fuerzas del inconsciente (reflejos condicionados, automatismos, hábitos, complejos, paranormalidad, arquetipos, etc.) los elementos del hombre psicológico. En él podemos encontrar la base de los conflictos y trastornos psicológicos y de las cualidades y potencialidades humanas.
El espiritismo, mediante la aportación de la serie psicológica de Joana de Ángelis a través de Divaldo P. Franco nos ofrece la comprensión integral de la conducta del hombre psicológico. Para ello se apoya en las investigaciones de la Psicología Analítica (liderada por Carl Gustav Jung) y en las de la Psicología Transpersonal o cuarta fuerza de la psicología, cuyos máximos exponentes han sido Abraham Maslow y Stanislav Groff. A las aportaciones de estas dos escuelas psicológicas, la psicología espírita añade el conocimiento y la perspectiva de la reencarnación y de la inmortalidad del espíritu humano demostrada por Kardec bajo la investigación experimental de la mediumnidad.
Con estos enfoques, se amplía considerablemente la investigación de las causas que se originan en el inconsciente humano; de las patologías que perturban y originan las enfermedades y trastornos mentales y también de las perspectivas saludables y proyecciones conscientes que llevan al individuo a superarse, auto-conocerse y dirigirse hacia la plenitud mediante el desarrollo y madurez psicológica y la armonía emocional y mental. Se pone en su lugar y bajo la explicación precisa las percepciones PSI y su relación con los fenómenos psíquicos que Kardec diferenció entre anímicos y mediúmnicos.
La aportación de la psicología profunda de Joana de Ángelis no sólo es reveladora sino una auténtica investigación esclarecedora de la conducta humana.
En la perspectiva de la Psicología Profunda, el ser vive para amar y ser amado, iluminar la sombra y hacer prevalecer el Self.
(Joana de Ángelis – Divaldo P. Franco – Libro “Reflejando el Alma”)
Hombre sociológico
Como animal gregario, el hombre precisa y necesita convivir en sociedad. La crisis que afecta a la humanidad hoy día no es únicamente económica, social o ideológica. Es ante todo una crisis moral, donde los valores humanos se han ido perdiendo mediante el desprestigio de las instituciones que cohesionan la sociedad, como es la familia.
La auténtica educación moral y de valores no se obtiene en la escuela sino en el núcleo familiar. Vaciando la familia de contenido educacional (es la célula primigenia de cualquier sociedad) y trasladando las referencias educativas hacia el adoctrinamiento ideológico consumista y materialista, se consigue el objetivo de reducir la libertad de conciencia y pensamiento, afirmando el individualismo y debilitando los lazos que dentro de la familia se desarrollan (empatía, respeto, solidaridad, apoyo, afecto, comunicación, etc.). Con ello se persigue crear, en vez de hombres libres y conscientes, consumidores que no piensen por sí mismos y únicamente se decanten por acaparar ansiosamente la última moda de consumo (electrónica, ropa, vehículos, etc.)
También influye mucho en este planteamiento las fugas psicológicas del ego, que se ve satisfecho al encontrar “reconocimiento social”, fama o notoriedad por las cosas materiales que acapara. De aquí que aparezca el TOC (trastorno obsesivo compulsivo) de comprar y adquirir sin control ni utilidad todo tipo de objetos materiales innecesarios. La desigualdad, la soledad, el individualismo y el consumismo son potenciados y publicitados hasta el paroxismo, y con ello la injusticia social crece. Sin embargo el espiritismo nos esclarece que lo importante no es “tener” sino “ser”. El apego a lo material genera sufrimiento: o porque no se tiene aquello que se desea o porque una vez adquirido se tiene miedo a perderlo. Angustia y ansiedad son la consecuencia inmediata de estas actitudes.
En época de transcición planetaria como nos encontramos, el Espiritismo viene a contribuir afirmando que el Amor, la Solidaridad y la igualdad de derechos y deberes son los elementos que pueden resolver la crisis moral del hombre integral que amenaza a la sociedad.
Una sociedad que promueva factores de equilibrio e igualdad, de derechos y deberes ejercidos dignamente con oportunidades para todos, permitirá trasformar los problemas, dando lugar a la armonía social y al progreso moral de los grupos y las personas.
(Divaldo P. Franco “Actualidad del pensamiento espírita”)
Hombre cuántico
Bajo el enfoque de la nueva física cuántica, el espíritu puede ser considerado como energía pensante indestructible (inmortal). En un universo donde todo es energía (la materia es también energía condensada) el hombre está interconectado; la mente vibra y sintoniza a través de los pensamientos con otras mentes, energías y pensamientos de su misma frecuencia.
La conciencia humana modifica y transforma la realidad a su alrededor en función de los pensamientos, emociones y acciones que realiza, llegando incluso a modificar la propia materia. Como ejemplo, los descubrimientos de Niels Bohr, premio Nobel de física, al comprobar cómo se modifica la partícula (materia) del electrón y se transforma en onda electromagnética (energía sin masa) simplemente mediante el acto de observación que realiza un observador consciente, colocando así la conciencia humana en el corazón de la física. Lo mismo ocurre en el hombre mediante lo que se denomina como “plasticidad neuronal”, en que determinadas formas de pensar (meditación avanzada y otras) modifican incluso las neuronas del cerebro, modificando también la estructura fisiológica del mismo.
La materia está organizada en campos organizadores. Así también ocurre con el hombre integral, donde gracias a la aportación del espiritismo, sabemos que el periespíritu es el Modelo Organizador Biológico de la estructura celular que permite y sustenta la vida humana. Resumiendo, el periespíritu es el campo organizador del hombre cuántico e integral, que desprovisto de materia sigue existiendo después de la muerte. Con lo que se prueba la inmortalidad.
El Universo es una gigantesca red de informaciones que se intercambian a través de las partículas y se ordena mediante mediante campos organizadores, entidades inmateriales capaces de modificar la programación inscrita en la materia, cambiando así el rumbo de su desarrollo.
(M. Costa de Araujo, físico, en su obra “La era del Espíritu”)
Hombre espiritual
La naturaleza integral del hombre según el espiritismo se constituye en tres elementos: alma, periespíritu y cuerpo físico. Estando su origen inmortal en la causa primera e inteligencia suprema que le da la vida, se encuentra inmerso en una realidad gobernada por leyes físicas y espirituales a las que no puede escapar.
Esas leyes están pensadas y creadas con la absoluta perfección por la misma Mente Suprema que ha dado origen a todo lo que existe y que es la realidad primera y última a la que llamamos Dios. La finalidad de estas leyes tiene por objeto conducir al hombre espiritual hacia la plenitud y la perfección. De esta forma se alcanza el objetivo de la felicidad, al desarrollar en el transcurso de la vida el progreso y desarrollo moral que la fuerza impulsora de la ley de evolución establece en sus dos mundos de acción: el físico y el espiritual.
El libre albedrío es cualidad imprescindible que aumenta directamente proporcional al progreso del espíritu. Conforme se viven y aprovechan las experiencias reencarnatorias y las etapas de tiempo en el espacio cuando estamos desencarnados, se van desarrollando las cualidades latentes del espíritu, que como una semilla llevamos en nuestro interior y que han sido colocadas en nuestra conciencia desde que fuimos creados por Dios.
La vida, el origen, la naturaleza y la evolución forman parte del sistema del hombre espiritual integral, es decir, son elementos del propio espíritu, consustanciales con él y todos ellos elementos pertenecientes al sistema superior de la realidad o causa primera, es decir, Dios. Si Dios es la mente suprema, el hombre espiritual integral es un ser pensante, habiendo heredado de Dios la cualidad de la inteligencia que le distingue de los demás reinos de la creación.
“¿Qué es el espíritu?: El principio inteligente del Universo.”
(Allan Kardec. El Libro de los Espíritus, Item 23)
Hombre moral
El espiritismo afirma que la Ley Moral es igual a la Ley Natural. Esto quiere decir que las leyes que se contienen en la Ley Natural que gobierna el universo tienen un único sentido y propósito para el hombre integral: conducir al hombre a su transformación moral para armonizarse con las leyes del universo y alcanzar así el equilibrio y la armonía que le aparte del sufrimiento y le conduzca al bienestar y el progreso hacia la felicidad.
La distinción entre ética y moral es necesaria para no confundir la moral social con la moral espiritual. Esta última se basa en el discernimiento entre el bien y el mal, siendo lo primero aquello que es conforme a la Ley Moral Natural y lo segundo aquello que es contrario y que desestabiliza al espíritu al ir en contra del orden establecido por Dios en el Universo.
El mejor termómetro de la distinción del bien y el mal lo tenemos en nuestra propia conciencia, pues esta nos avisa de aquello que es y que no es moral. Sin embargo la percepción de lo bueno y malo para el ser integral se va ampliando con el desarrollo del sentido moral a través del progreso espiritual. Por ello la adquisición de los valores morales son medios de progreso para el único animal ético-moral que existe que es el hombre.
La ley moral nos acompaña siempre, pues está inscrita en nuestra conciencia desde que somos creados por Dios. Lo único que cambia es la percepción que nuestra propia conciencia tiene de ella. A mayor evolución espiritual, mayor capacidad de distinción, discernimiento y de conciencia sobre la misma. De aquí que concluyamos que el hombre integral es principalmente un ser moral.
“La madurez del sentido moral es inherente al desarrollo del espíritu”
(Allan Kardec. El Evangelio según el Espiritismo – Cap. XVII)
Tres recursos del hombre integral
1.- Oración: con ella abrimos el corazón a Dios, conectando así con la Fuente Creadora del Universo y obteniendo la ayuda y energías que necesitamos. Cuando oramos el sistema límbico cerebral libera substancias que producen bienestar.
2.- Meditación: a través de ella tomamos el control de pensamientos y emociones, lo que nos permite conocernos a nosotros mismos mediante la introspección y escuchar el “Dios interno” que todos llevamos dentro.
3.- Transformación: No existe el progreso y la evolución sin esfuerzo. Todos tenemos capacidad de mejorar y transformarnos moralmente, este crecimiento intelecto-moral nos acerca a la felicidad.
Paradigma del hombre integral
El modelo perfecto del hombre integral viene a ser un biotipo que presenta las siguientes características:
– Holístico: Auto-conocimiento integral e iluminación
– Consciente: Ejemplo universal de conducta y de conciencia moral
– Completo: Se vence a sí mismo
– Perfecto: Unido a su Creador mediante la Conciencia Cósmica
Ese paradigma o modelo sólo ha sido proyectado en la Tierra por el auténtico modelo de hombre integral: Jesús de Nazaret
Pregunta: ¿Cuál es el arquetipo más perfecto que Dios haya otorgado al hombre para servirle de guía y modelo? Respuesta: Ved a Jesús.
Allan Kardec. El libro de los Espíritus. Item 625
Conclusiones
A.- El nuevo paradigma científico de la realidad confirma la inmortalidad del alma en un universo holístico donde todo está interconectado y donde la mente, la conciencia y la energía sobrepujan la materia.
B.-La proyección e investigación del ser humano debe abordarse de forma integral mediante la evolución biológica, psicológica, sociológica, espiritual y moral. Sólo así se podrá entender la auténtica naturaleza del sistema humano como un ser completo e inmortal que tiene un propósito, un sentido y un destino hacia la perfección y la felicidad.
C.- En El Evangelio según el Espiritismo capítulo XVII se describe “El Hombre de Bien”. Este es el auténtico “Hombre Integral”, de forma que ambos son sinónimos.
D.- El paradigma espiritual del hombre integral es el ejemplo de Jesús basado en el Amor que transforma al hombre en un ser integral progresando hacia una sociedad sin desigualdades.
Bibliografía
El Libro de los Espíritus – Prof. Allan Kardec
El Génesis – Prof. Allan Kardec
Después de la muerte – Léon Denis
El hombre integral – Divaldo P. Franco
La biología de la creencia – Dr. Bruce Lipton
Psicología transpersonal – Dr. Stanislav Groff
El Universo elegante – Dr. Brian Greene
El Espejismo de la ciencia – Dr. Rupert Sheldrake
La era del Espíritu – Prof. Moacir Costa
Cuántica – Prof. Moacir Costa
Pensamiento sistémico y Espiritismo – João P. Gonsalves
El Hombre en busca de sentido – Viktor Frankl
Dios existe – Prof. Anthony Flew
El fin del materialismo – Prof. Charles Tart
Mentes interconectadas – S. C. Schubert
Antonio Lledó Flor
Conferencia sobre El hombre integral impartida por Antonio Lledó durante el II Congreso Espírita Conciencia:
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