Una Sede donde caben todos
Una Sede donde caben todos
Han pasado ya cuatro años desde que unos cuantos centros espíritas españoles y varios espíritas de diferentes localidades idealizasen un proyecto en común, una institución nacional que reuniese el sentir unánime de todos para una divulgación del Espiritismo en España, bajo ciertas importantes premisas que difícilmente encontraban en otras instituciones.
Una asociación nacional que diese cabida a centros espíritas y a todas las personas que quisieran trabajar y colaborar en la divulgación, sin ningún otro interés que el de la propia divulgación (Cap. IV Estatutos); que fuesen esos trabajadores y las asociaciones espíritas quienes pudiesen decidir de forma democrática la marcha de esta institución común habilitando un «sufragio universal» para que todo lo importante fuese decidido por todos (Art. 28 Est.); que del primero hasta el último miembro de esa institución estuviesen informados de todas y cada una de las actuaciones, decisiones, movimientos, etc., dando así una especial importancia a la transparencia (Art. 27 Est.); que por supuesto no tuviese ningún ánimo de lucro, para que ningún cargo ni socio pudiese beneficiarse económicamente (Art. 1 y Art. 11 Est.); que sus fines fundamentales fuesen la divulgación del Espiritismo, entendiendo como tal la obra de Allan Kardec, sin añadidos ni edulcorantes de cualquier otro género o corriente (Art. 3 Est.); que los cargos y representantes de la institución tuviesen una función ejecutiva de las decisiones de la mayoría siendo humildes servidores en lugar de señores para ser servidos, y que el presidente tuviese un papel netamente representativo (Art. 28. b Est.).
Este sueño pudo hacerse realidad el 8 de noviembre de 2017 con la aprobación por parte del Ministerio del Interior de la Sociedad Española de Divulgadores Espíritas, SEDE, con el número 614414 en el registro nacional de asociaciones.
Desde entonces nuevas personas y asociaciones han venido a trabajar junto a nosotros, y se han llevado a cabo diversas actividades divulgativas, como los dos Congresos Espíritas Nacionales del 2018 y 2019, y otras menos llamativas pero de igual importancia divulgativa como la edición gratuita de libros espíritas, gracias a la colaboración de varios socios. En esta pequeña andadura lo que nos ha caracterizado en eventos, reuniones y actividades ha sido la buena armonía entre todos, y no creemos que esto sea mérito de las personas que formamos SEDE, con las mismas virtudes e imperfecciones que hay en todas partes, pero si posiblemente se deba a que hayamos podido llevar a la práctica esos principios básicos de nuestros estatutos, dónde no caben protagonismos, intereses, y sí la sincera intención de trabajar unidos.
En SEDE efectivamente caben todos, como reza el título, pero no afirmamos esto porque nuestra pretensión sea la de ser más numerosos, o mejores que otros, ni tampoco pretendemos acaparar a aquellos que trabajan felizmente con otras siglas en los mismos ideales y que pueden incluso estar haciendo lo mismo de forma diferente. En SEDE simplemente caben todos aquellos que aún no hayan encontrado un movimiento espírita como el que nosotros idealizamos hace cuatro años, en el que prime el trabajo y la fraternidad, la transparencia y la democracia, donde no se pongan trabas burocráticas al que quiera trabajar, divulgar y hacer el bien. Y lo único que les pedimos son la buena voluntad y que entiendan un Espiritismo según Allan Kardec.
Si eres espírita y por un casual estás en otra institución, y además de no estar con nosotros no quieres estarlo, no nos mires como rivales, somos hermanos con un mismo ideal, continúa en tu labor como nosotros en la nuestra, recuerda que nuestro único enemigo es el materialismo, es contra éste que debemos luchar, iluminando conciencias y practicando el bien de la divulgación espírita. Y si tenemos puntos de vista diferentes sobre lo que es el Espiritismo no queremos discutir contigo, tampoco convencerte, tanto tú como nosotros tenemos otras prioridades, aprovechar el tesoro que esta encarnación nos ha dado para mostrar este tesoro al mundo y no esconder la candela debajo del celemín. El futuro con su progreso borrará las diferencias y entretanto el Espiritismo sigue adelante desde varios prismas, más parecidos que nos pensamos, siendo unos reflejos de otros, miremos el reflejo más que las aristas, para que así nos sea fácil mirarnos como hermanos. Más importante que la unión de los espíritas es que éstos no pierdan el tiempo en vanas controversias, trabajemos por el bien donde quiera que nos encontremos, recordando que es el trabajo el único tesoro que nos llevaremos de aquí.
Dejamos algunas reflexiones de Allan Kardec al respecto de la unión y las rivalidades:
Unir no es uniformar
Los espiritistas del mundo entero tendrán principios comunes que les unirán a la gran familia por los lazos sagrados de la fraternidad, pero en su aplicación podrán variar según las latitudes, sin que por esto la unidad fundamental quede rota, sin que se formen sectas disidentes que mutuamente se excomulguen y sin que nadie pretenda ser el primer jefe exclusivo. Se podrán, pues, formar, y se formarán inevitablemente, centros generales en diferentes países, sin otro lazo que la comunidad de creencias y la solidaridad moral, sin subordinarse el uno al otro, sin que el de Francia, por ejemplo, tenga pretensiones de imponerse al americano y recíprocamente.
Esfera del Comité Central, Obras Póstumas, Allan Kardec
Homogeneidad
La condición absoluta de vitalidad para toda reunión o asociación, cualquiera que sea su objeto, es la homogeneidad, es decir, la unidad de miras, de principios y de sentimientos, la tendencia hacia un mismo fin determinado, en una palabra, la comunión de pensamientos. Cuantas veces los hombres se unen en nombre de una idea vaga, no llegan nunca a entenderse, porque cada uno comprende esa idea a su manera. Toda reunión formada de elementos heterogéneos, lleva en ella los gérmenes de su propia disolución, porque se compone de intereses divergentes, materiales o de amor propio, que tendiendo a fines diversos, se combaten y raramente se hallan dispuestos a concesiones en aras del bien común ni de la razón, sometiéndose a la ley de las mayorías mientras no les quede otro recurso, pero no asintiendo jamás con sinceridad y franqueza.
Del Programa de las Creencias. Obras Póstumas, Allan Kardec
Mejor divididos que enfrentados
Pero, se nos dirá, ¿no es acaso una escisión la que preparáis entre los adeptos? Haciendo dos campos, ¿no buscáis dividir a la falange?
En todos aquellos que llamándose espiritistas no piensan del mismo modo acerca de todos los puntos, la división existe de hecho, y esta división es mucho peor que la que puede resultar de lo que preparamos, porque al fin, da por resultado no saber si en un espiritista hemos de ver a un adversario o a un seguidor. La unión es lo único que hace la fuerza, luego, una unión franca no puede existir entre gentes interesadas, moral o materialmente, en no seguir la misma ruta ni perseguir el mismo objetivo. Dos hombres sinceramente unidos por un pensamiento común, son más fuertes que ciento que no se entiendan. En semejante caso, la mezcla de miras divergentes obstruye la fuerza de cohesión de aquellos que quisieran marchar unidos, absolutamente igual que el líquido que se filtra por un cuerpo, es un obstáculo a la agregación de las moléculas de éste.
Si la constitución da por efecto disminuir aparentemente el número de los espiritistas, tendrá por consecuencia inevitable dar más fuerza a los que marchen de común acuerdo a la realización del gran fin humanitario que el Espiritismo debe llenar. Se conocerán y se podrán tender la mano de uno a otro confín del mundo.
Otro de sus efectos será oponer una barrera a los ambiciosos, que, si se impusieran, tratarían de desviar a la doctrina de su ruta para utilizarla en provecho propio. Todo está calculado para evitar tamaño resultado, y es lo mejor, nos parece, suprimir toda autocracia o supremacía personal.
Allan Kardec y La Nueva Constitución. Obras Póstumas, Allan Kardec
Los Espiritistas de contrabando
Otros son más hábiles aún: predicando la unión, siembran la división; ponen sobre el tapete diestramente cuestiones irritantes y mortificadoras, excitan los celos de preponderancia entre los diferentes grupos, y su delicia sería verlos apedrearse y levantar bandera contra bandera, con motivo de ciertas divergencias de opiniones sobre determinadas cuestiones de forma y de fondo, provocadas las más de las veces. Todas las doctrinas han tenido sus Judas; el Espiritismo no podía dejar de tenerlos y no le han faltado.
Estos tales son espiritistas de contrabando, pero han tenido también su utilidad. Han enseñado a que como buenos espiritistas, seamos prudentes, circunspectos, y a que no nos fiemos de las apariencias.
En principio, es preciso desconfiar de los arrebatos calenturientos, que son casi siempre fuegos fatuos o simulacros, entusiasmo de circunstancias, que suple los actos con la abundancia de palabras. La verdadera convicción es apacible, reflexiva, motivada; como el verdadero valor, se revela por hechos, es decir, por la firmeza, la perseverancia, y sobre todo, por la abnegación. El desinterés moral y material es la verdadera piedra de toque de la sinceridad.
La sinceridad tiene un sello sui generis; se refleja por matices más fáciles a veces de comprender que de definir, se la siente por ese efecto de la transmisión del pensamiento, cuya ley nos revela el Espiritismo, y que la falsedad no consigne nunca simular completamente, dado que no puede cambiar la naturaleza de las corrientes fluídicas que proyecta. Cree equivocadamente que puede suplirla con una baja y servil adulación que solo seduce a las almas orgullosas, pero esta misma adulación se deja conocer de las almas elevadas.
Nunca el hielo podrá simular el calor.
Obras Póstumas, Allan Kardec
Sobre la rivalidad entre sociedades espíritas
(…) Las otras Sociedades serán, para nosotros, hermanas, pero no pueden ser rivales.Si estuviéramos celosos de ellas, demostraríamos que estamos asistidos por malos Espíritus.(…) Tenemos, además, un medio infalible para no temer ninguna rivalidad.Es San Luis quien nos lo da: «Que entre vosotros se comprenda y se ame», nos ha dicho.Trabajemos, pues, para comprender; luchemos con los otros, pero luchemos en caridad y en abnegación.Que el amor al prójimo esté inscrito en nuestra bandera y sea nuestro lema.
Con eso, afrontaremos la burla y la influencia de los malos Espíritus.(…) Podemos tener diferencias de opinión sobre puntos de la Ciencia sin que nos hagamos mal y nos arrojemos piedras.(…) El futuro dará razón a quién corresponda.Si nos engañamos, no tendremos el necio amor propio de obstinarnos en las ideas falsas.Pero hay principios de los que uno está seguro de no engañarse: son el amor al bien, la abnegación, la abjuración de todo sentimiento de envidia y de celos.Esos principios son los nuestros, y con esos principios siempre se puede simpatizar sin comprometerse.
Es el vínculo que debe unir a todas las personas de bien, cualquiera que sea la divergencia de sus opiniones: el egoísmo sólo pone entre ellas una barrera infranqueable.(…)El objetivo del Espiritismo es volver mejores a aquellos que lo comprenden.
Tratemos de dar el ejemplo y de mostrar que, para nosotros, la Doctrina no es una letra muerta.En suma, seamos dignos de los buenos Espíritus, si queremos que los buenos Espíritus nos asistan.El bien es una coraza contra la que siempre vendrán a romperse las armas de la malevolencia.Del artículo titulado Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas: Discurso de clausura del año social 1858-1859 publicado en la Revista Espírita – Periódico de Estudios Psicológicos, julio de 1859, Allan Kardec
Comentarios recientes