Variedad de los médiums escribientes
La devoción en pro del bien ajeno sin la perpectiva de alcanzar cualquier beneficio personal es el primer requisito para que el médium sea útil al plano mayor.
Cuanto más el médium se aprimore en el estudio y por medio del deber cumplido más valioso será para la ejecución superior de los instructores espirituales.
Según el mode de ejecución:
Mecánicos, Semimecánicos, intuitivos, inspirados, polígrafos, políglotas, iletrados.
Según el desarrollo de la facultad:
Novicios: Las facultades no están del todo desarrolladas.
Improductivos: Escriben monosílabos, letras, rasgos, sin importancia y no están completamente desarrollados.
Formados: Facultades completamente desarrolladas, se consigue con la práctica.
Lacónicos: Obtienen comunicaciones breves y sin desarrollo.Explícitos: Comunicación con amplitud y extensión como un escritor, depende de la expansión y la combinación de los fluidos.
Experimentados: Proviene del estudio y no de la aptitud es una variedad muy importante pues hace distinguir la naturaleza de los espíritus y diferenciar las tentativas de engaños.
Flexibles: Facultad por la que espíritus de distinto género se pueden comunicar expontáneamente o por evocación.
Exclusivos: Un espíritu se comunica por el mismo médium e inclusive responde por los otros que fueron llamados. Depende de la flexibilidad del médium y es más un defecto que una cualidad, se cerca a la obsesión si no está bien vigilada y orientada.
Evocaciones: Tratan de asuntos concretos. Los médiums flexibles son los más adecuados para este tipo de mediumnidad. Incompatibles con el desarrollo de cuestiones generales.
Dictados espontáneos: Reciben comunicaciones espontáneas de espíritus que no han sido evocados. Su facultad no es favorable a las evocaciones.
Según el género y especialidad de las comunicaciones:
Versificadores: Reciben comunicaciones en verso. Muy corriente para los malos versos y muy raros para los buenos.
Poéticos: Sin obtener versos, todo parece sentimental y sin rudeza. Expresan bien los sentimientos tiernos y afectuosos. Es inútil pedirles algo preciso. Son muy comunes.
Positivos: Comunicaciones limpias, precistas, detalladas. Bastante raros.
Literarios: Ni positivos, ni poéticos. Razonan con facilidad, estilo correcto, elegante y a menudo de notable elocuencia.
Incorrectos: Pueden obtener buenas comunicaciones de moralidad irreprochable, pero su estilo es difuso, incorrecto, sobrecargado de repeticiones y de términos impropios. Esto suele ser a causa del nivel cultural del médium.
Historiadores: Desarrollan hechos históricos. Variedad rara de médiums positivos.
Científicos: Especialmente propios para las comunicaciones relativas a las ciencias.
Recetarios: Sirven de intérpretes para para las prescripciones medicinales. No son iguales que los médiums curanderos.
Religiosos: Comunicaciones de carácter religioso o cuestiones religiosas, independientemente de sus creencias.
Filósofos y moralistas: Comunicaciones, generalmente, sobre cuetiones morales y de alta filosofía.
Triviales y obscenos: Lo que la propia palabra indica.
Según las cualidades físicas del médium:
Tranquilos: Escriben lentos y sin la menor agitación.
Veloces: Escriben a velocidad superior a lo normal. Se identifican pronto con el espíritu. Mucho desgaste fluídico y dificultad al leer la comunicación.
Convulsivos: Estan en estado de sobreexcitación casi febril. No pueden dominarlo. No conviene usar mucho esta facultad ya que puede afectar al sistema nervioso.
Según las cualidades morales del médium (médiums imperfectos):
Poseídos: No se logran apartar de los espíritus mentirosos e inoportunos, aunque no se dejan engañar.
Fascinados: Los que son engañados por los espíritus a través de las comunicaciones.
Subyugados: Sufren dominación moral y a veces material por parte de los malos espíritus.
Ligeros: No toman en serio su facultad y la usan para cosas fútiles o de diversión.
Indiferentes: No sacan provecho moral de las comunicaciones y no modifican sus conductas ni costumbres.
Presuntuosos: Creen que sólo comunican con espíritus superiores y que lo de los demás es erróneo o inferior.
Orgullosos: Vanidad en sus comunicaciones. Creen saberlo todo. Nada va con ellos y quieren tener todas las mediumnidades.
Susceptibles: Variedad de los médiums orgullosos. No les gustan las críticas en sus comunicaciones. Se enfadan a la menor contrariedad. Desertan de las reuniones donde no pueden imponerse y dominar. Estos médiums es mejor dejarles marchar. Las reuniones no pierden mucho sin su presencia.
Mercenarios: Los que explotan su facultad.
Ambiciosos: No cobran aunque esperan sacar alguna ventaja.
De mala fe: Los que teniendo facultades, simulan las que no tienen para darse importancia.
Egoístas: Sólo usan las comunicaciones para sí mismos y la tienen como uso personal.
Celosos: Los que miran mal a otros médiums mejor apreciados que les son superiores.
Según sus cualidades (buenos médiums):
Formales: Sólo usan la facultad para el bien y cosas verdaderamente útiles
Modestos: No hacen mérito de las comunicaciones que reciben. Se consideran extraños a ellas y lejos de huir de los morales consejos, los piden.
Desinteresados: Los que comprenden la misión del médium y sacrifican sus comodidades e intereses en el bien de otros.
Seguros: Además de la facilidad de ejecución, merecen confianza por su carácer. Además la naturaleza de los espíritus que se comunican por él es elevada. Estos médiums están menos expuestos a ser engañados.
Los médiums escribientes o psicógrafos son una de las variedades de la facultad mediúmnica.
La experiencia confirma que las dificultades que se encuentran en la práctica del espiritismo son resultado de la ignorancia de los principios de esta ciencia. Allan Kardec realizó un excelente trabajo con la ayuda de los médiums y de los buenos espíritus con el propósito de prevenir a los adeptos contra los escollos de la etapa inicial de aprendizaje. La ignorancia y la frivolidad de ciertos médiums han hecho, en la opinión de muchas personas, más daño de lo que se cree.
La causa principal de la duda relativa a la existencia de los espíritus y la comunicación entre encarnados y desencarnados radica en la ignorancia de su verdadera naturaleza.
Por eso, estudiando atentamente esta maravillosa obra se evitan muchos errores no solo los médiums propiamente dichos, como también todo aquél que se interesan por las manifestaciones espíritas.
Cláudia Bernardes de Carvalho
Bibliografía
Kardec, A., El Libro de los Médiums, Segunda parte, cuestión 191 a 199.
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