Discurso inaugural del I Congreso Espírita ConCiencia
Señoras, señores. Muy buenos días a todos.
En nombre de la Sociedad Española de Divulgadores Espíritas, SEDE, les damos la bienvenida a este primer Congreso Espírita ConCiencia 2018, que bajo el lema “Hechos que prueban” va a dar comienzo en breves momentos y se va a desarrollar a lo largo de estos tres días. Hemos intentado que estuvieran representadas diversas áreas del conocimiento, como la medicina, la neurociencia, la filosofía, la parapsicología y, por supuesto, el espiritismo. A través de las diferentes conferencias, preguntas, coloquios y mesas redondas, esperamos ofrecer el espacio adecuado para una buena participación de todos los asistentes, y que de una forma natural se integren y mezclen para compartir y aprender los unos con los otros, en una convivencia en la que todos nos esforcemos por crear un clima de mucha paz y armonía.
El lema de este primer congreso espírita ConCiencia es: HECHOS QUE PRUEBAN.
Infinidad de hechos inexplicables aún por la ciencia académica, se dan por todas partes del globo, entre personas de distintas lenguas, culturas, estratos sociales, creencias e ideologías, en todas las épocas de la historia. Estos hechos, aun siendo en su mayoría considerados como subjetivos, son una realidad para quien los vive en primera persona, y a la vez estos hechos son evidencias en sí mismos de que ahí hay algo.
La ciencia, aunque aparentemente abierta a los hechos nuevos, mantiene una enorme cautela sobre las cuestiones ligadas a la naturaleza espiritual del hombre. Fue precisamente por este motivo, que Thouless y Wiesner propusieron, en el 1º Congreso internacional de parapsicología, en la ciudad de Utrech, en 1953, la nomenclatura Función Psi. De esta forma se desmarcaban de las tesis espiritistas, tomando así el efecto por la causa, cuando la causa que produce el fenómeno es el espíritu por intermediación del médium.
Sin perder de vista que la parapsicología nació de la antigua metapsíquica, es preciso saber remontarse a los orígenes: en otros tiempos se trataba de estudiar experimentalmente los fenómenos de ectoplasmía y de materializaciones, para demostrar científicamente la existencia de los espíritus a través de sus manifestaciones. Eso fue realizado a principios del siglo XX por numerosos investigadores y especialmente por Gustave Geley, primer director del Instituto Metapsíquico de París.
Los precursores de la parapsicología eran pues espíritas, por lo menos la mayoría de ellos. El objeto de sus investigaciones estaba relacionado con el espiritismo, en una continuidad de búsqueda que se hacía más científica.
Respecto a la parapsicología en general, estamos todavía ante un reto, el de hacer renacer una convergencia a partir de nuestra voluntad de reanudar el diálogo y volver a abrir el debate. Trabajamos en ello, pero hay que admitir que la tarea es difícil, puesto que el espiritismo siempre es considerado con condescendencia por parte de las y los que reivindican un elitismo científico e intelectual alejado de las investigaciones metapsíquicas de sus padres fundadores.
Cuando un científico dice que no existen los espíritus, no está practicando Ciencia, sino que está exponiendo un punto de vista personal, revestido de orgullo y vanidad. La postura correcta de un científico sería decir que él no obtuvo una prueba de que los espíritus existan, pero tampoco consiguió obtener una prueba de que no existen.
La ciencia de la nueva sociedad deberá proseguir su andadura, desprovista de vanidad y orgullo. Es obvio que no debe aceptar, crédula, tesis nacidas de la creencia popular o de las interpretaciones de las corrientes religiosas; pero sí debe investigar, indagar, profundizar, buscar explicaciones, formular conceptos y encontrar respuestas racionales a las cuestiones presentadas a ella.
Sin embargo la Ciencia no puede reflejar los prejuicios de mentes con un elevado QI (coeficiente intelectual), pero vacías de buen sentido y de sentimientos, que prefieren ofrecer explicaciones absurdas para negar evidencias superiores a nuestra condición humana.
El libro de la Génesis, los milagros y las predicciones según el Espiritismo (1,14-16-17) lo precisa de manera muy clara:
Como método de elaboración, el Espiritismo utiliza exactamente el mismo que las ciencias positivas, es decir, aplica el método experimental. Se presentan hechos de un orden nuevo que no pueden explicarse mediante las leyes conocidas: el Espiritismo los observa, compara y analiza, y del efecto se remonta a la causa, y de ésta a la ley que los gobierna, luego deduce sus consecuencias y busca sus aplicaciones útiles…
Es rigurosamente exacto decir que el Espiritismo es una ciencia de observación y no un producto de la imaginación. Las ciencias no progresaron hasta que no basaron sus estudios en el método experimental. Hasta hoy se pensaba que ese método sólo era aplicable a la materia, mientras que lo es también para las cosas metafísicas.
Estas aclaraciones nos llevan a pensar que no existe ninguna rivalidad entre la ciencia natural y la ciencia espiritual; por el contrario se complementan.
El Espiritismo y la ciencia, -precisa el citado libro de La Génesis–, se complementan mutuamente. La ciencia sin el Espiritismo es impotente para explicar ciertos fenómenos, contando sólo con las leyes que rigen a la materia, así como el Espiritismo sin la ciencia carece de apoyo y control. El estudio de las leyes de la materia debería preceder al de las leyes espirituales…»
El espiritismo fue la primera ciencia dedicada al estudio de los fenómenos paranormales, y al mismo tiempo la ciencia madre a partir de la cual, habrían de surgir las demás disciplinas de investigación psíquica como la ciencia psíquica inglesa, la metapsíquica de Richet, la psicofísica de Schrenk-Notzing, la física trascendental de Zöllner, la parapsicología de Rhine, la psicotrónica de los países de Europa del este e incluso la psicología transpersonal, si consideramos que el estudio de los estados alterados de conciencia tiene sus orígenes en las investigaciones de Allan Kardec sobre el trance mediúmnico, la obsesión, los estados de emancipación del alma, como el sueño, el sonambulismo, la catalepsia, el éxtasis, el recuerdo de vidas anteriores, etc.
Las propias ciencias, todavía, no han asimilado todo el impacto revelador de tales descubrimientos. Mucho trabajo queda por hacer para la profundización y la reforma del inmenso sistema de enseñanza, investigación y control científico. Hemos de convenir, que tales descubrimientos no han hecho más que levantar una pequeña parte del “velo”, pero ya admiten que hay algo allí, que no son capaces de conocer todavía. Todo esto refuerza el papel pionero de la revelación de los espíritus.
La Ciencia no debe aceptar cualquier explicación sin realizar todo un trabajo de profunda investigación, pero tampoco la Ciencia debe negar cualquier hecho sin realizar también todo un trabajo de profunda investigación. El científico puede decir que no ve explicaciones racionales para aceptar determinado hecho, pero debe usar lógica y buen sentido para no negar cualquier hecho sin antes conocerlo y estudiarlo.
La Ciencia del Tercer Milenio quebrará resistencias y barreras del orgullo humano y expandirá ampliamente las fronteras. Por eso, el insigne codificador Allan Kardec aseveró:
Sólo es inquebrantable aquella fe que puede encarar frente a frente a la razón, en todas las épocas de la Humanidad.
La Ciencia comprobará toda la riqueza de los fenómenos espíritas, trayendo a la colectividad la comprensión de que son fenómenos naturales de la vida, sin ninguna connotación de milagros o hechos sobrenaturales.
Como filosofía, el espiritismo nos lleva a reflexionar sobre todos los aspectos de la vida. Ningún tema le es ajeno, puesto que se trata del sentido dado a nuestras vidas encarnadas, tanto en el plano individual como en el colectivo. La evolución individual es un asunto que nos concierne a todos, pero no hay evolución que pueda desconectar lo individual de lo colectivo, si esa evolución responde al sentido primero del mensaje cristiano íntimamente vinculado al mensaje espírita. ¿Qué significa “Amaos los unos a los otros”, si no es sentirse implicado en una vida universal, la del más allá de nuestros seres queridos difuntos y la de nuestra humanidad de la que todos somos actores colectivos?
Con el ánimo y la voluntad de que estos días se desarrollen en un clima de armoniosa convivencia, solicito a todos los presentes que sintonicen con las más elevadas vibraciones de amor y paz.
El Congreso Espírita ConCiencia, queda inaugurado.
Muchas gracias por su atención.
Acceso al Discurso inaugural del I Congreso ConCiencia:
Comentarios recientes