Fluido Vital y Principio Inteligente
Respondiendo a la indagación de Allan Kardec, los espíritus afirmaron que existe una interferencia del fluido universal en la relación del espíritu y la materia, además ellos van más allá cuando afirman que este fluido se comporta con características diferenciadas. Tales características que asume el fluido universal es derivado de la interacción de una fuerza inteligente que aplica una influencia directa o indirecta en el fluido, que produce variedades vibratorias que interaccionan en una frecuencia específica, proporcionando dichas variedades.
El Universo se define en Dios, espíritu y materia
La pregunta de número 27 de la obra básica El Libro de los Espíritus, Elementos generales del Universo, capítulo II, nos contestan los buenos espíritus a la pregunta: De esta manera , ¿Habría, pues, dos elementos generales del Universo: materia y espíritu?
«Sí, y por encima de todo ello está Dios, el Creador y Padre de todo. Esas tres cosas constituyen el principio de cuanto existe, la
trinidad universal. Pero al elemento material hay que añadir el fluido universal, que desempeña un rol de intermediario entre el espíritu y la materia propiamente dicha, demasiado grosera para que pueda el espíritu ejercer una acción sobre ella. Aun cuando, desde cierto punto de vista, se puede clasificarlo como elemento material, el fluido universal se distingue por poseer propiedades especiales.Si fuera positivamente materia, no existiría razón para que el espíritu no lo fuese también. El fluido universal está colocado entre el espíritu y la materia. Es fluido, así como la materia es materia, y susceptible, mediante sus innumerables combinaciones con esta última y bajo la acción del espíritu, de producir la infinita variedad de las cosas, de las cuales sólo conocéis una ínfima parte.
Puesto que dicho fluido universal, o primitivo o elemental, es el agente que el espíritu utiliza, constituye el principio sin el cual la materia se hallaría en perpetuo estado de dispersión y no adquiriría jamás las propiedades que la fuerza de gravedad otorga.»
En el capítulo XIV, Los Fluidos, ítem 31, de La Génesis, los milagros y las predicciones según el Espiritismo:
«Como se ha visto, el fluido Universal es el elemento primitivo del cuerpo carnal y del periespíritu, los cuales son simples trasformaciones de aquel.»
Fluido Vital
El fluido vital es una derivación del fluido universal. También lo encontramos con la denominación en la literatura espírita de fluido magnético o fluido electromagnetizado.
Es importante conocer esta nomenclatura porque se la puede encontrar en diferentes libros, sin embargo, son nombres que corresponden al mismo fluido.
Acorde a las variaciones empleadas y cambios de propiedades utilizadas sobre el fluido universal se crea un principio vital que está íntimamente ligado al movimiento y actividad en los cuerpos físicos y, consecuentemente, a la parte fisiológica de los cuerpos encarnados.
El fluido vital es el responsable de la fuerza motriz que genera el movimiento en los cuerpos físicos.
Sin él, la materia es bruta, inerte e inactiva, así como el fluido por sí solo, sin un agente más o menos material no posee vida.
Para explicarlo mejor, podemos decir que este fluido es el responsable de la animalización de la materia.
Según las informaciones vertidas por los buenos espíritus por medio de la psicografía, para que haya vida en la materia el cuerpo material debe poseer este fluido. En el momento en que el cuerpo muere, el residuo de fluido vital que contenga este cuerpo vuelve al fluido universal para ser nuevamente utilizado.
Según nos explican los benefactores en el ítem 67 de El Libro de los Espíritus:
“Cuando el ser orgánico pierde esta vitalidad, por ocasión de la muerte, la materia que le servía de vehículo se descompone para formar nuevos cuerpos, el residuo de Fluido Vital que se mantiene en el cuerpo físico vuelve al fluido cósmico para sufrir nuevas modificaciones y reutilización en el Universo.”
Como vemos, el remanente del fluido vital que permanece en el cuerpo después de la desencarnación, vuelve a unirse al fluido universal, de forma más o menos rápida de acuerdo a la materialización de este individuo y la cantidad de fluido que poseía.
Si nos detenemos en la cuestión 70, Kardec hace algunos comentarios acerca del fluido vital:
“La cantidad de fluido vital no es absoluta en todos los seres orgánicos. Varía según la especie, no siendo constante en cada individuo o en individuos de una misma especie. Algunos se encuentran saturados de este fluido, mientras otros poseen apenas cantidades suficientes. Por eso, algunos tienen una vida más activa y superabundante.”
Efectivamente la cantidad de fluido vital es variable, transmitiéndose de un individuo a otro, el que tenga más cantidad puede donar consciente o inconscientemente al que menos tiene. En el ejercicio de la vida este fluido se va consumiendo, agotándose, siendo insuficiente para la conservación de la vida. Es necesario pues su sostenimiento.
La manutención del equilibrio del fluido vital se realiza a través de la respiración, alimentación, absorción de la luz solar, transferencia entre individuos y principalmente por el pensamiento a través del centro de fuerza coronario. Puede ser renovado por la manipulación directa en los pases magnéticos.
Como vemos, la cantidad de este fluido puede variar, se absorbe o se dona. En ciertos casos la donación del fluido vital a un ser agonizante en los estertores de la muerte puede prolongar la vida que está a punto de extinguirse. Además, se agota. Cuando su cuota es insuficiente, tórnase inviable para la conservación de la vida.
¿Cuáles son las características del fluido vital?
- Posee origen en el fluido universal
- Varía entre las especies
- Puede ser transmitido, absorbido y asimilado por el individuo
- Está sujeto al agotamiento
El cuerpo humano posee un equilibrio, una estabilidad; cualquier interferencia exterior o interior puede producir desarmonía, alteraciones y molestias.
Es necesario saber qué fluidos utilizamos e intercambiamos en los pases magnéticos. En el momento en que donamos fluidos en la acción magnética de los pases magnéticos estamos manipulando fluidos vitales.
Es importante recordar que los fluidos magnéticos tienen su origen en la rama de la Creación que corresponde a la materia.
Estas últimas consideraciones permitirán comprender algo fundamental que debemos tener siempre en cuenta: el fluido es el vehículo del pensamiento y de la voluntad, por lo tanto, medio transformador y reactivo de los y en los fluidos. Tiene una participación sin par en los procesos mediúmnicos y anímicos.
Principio Inteligente
Hasta ahora hemos visto uno de los elementos generales creado por Dios, el fluido universal.
El otro elemento general es el principio inteligente.
Dios no creó un espíritu desde la nada. Toda Su obra está sujeta a la ley de evolución. En el inicio crea una mónada de Su hálito, una crisálida de la conciencia, que se encuentra en estado embrionario y que se desarrollará lentamente por milenios, tornándose un espíritu después de haber incorporado variadas adquisiciones.
Mónada es un término griego que significa «unidad», utilizado de diferentes maneras por los antiguos filósofos, designando desde la unidad básica hasta Dios.
Gottfried Wilhelm Leibniz, considerado el último genio universal, defendió un sistema que está basado en el concepto de mónadas.
“Todos los entes son formados por “mónadas”, que es el átomo formal, sustancia simple, indivisible, fuerza viva y activa en la cual reina una armonía preestablecida.”
Conforme al autor espiritual André Luiz, en el libro Evolución en dos mundos, capítulo III, mónada es la célula espiritual, el principio inteligente en sus primeras manifestaciones, esto es, en la primera fase de evolución del ser vivo. Son los gérmenes sagrados de los primeros hombres.
Según sus enseñanzas estos gérmenes de la célula espiritual son trabajados, en el transcurso de milenios, por los operarios espirituales que los magnetizan permutándolos entre sí, bajo la acción del calor interior y del frío exterior.
Las mónadas celestes se expresan en el mundo a través de la red filamentosa del protoplasma, del que se derivaría la existencia organizada en el mundo correspondiente.
Recordemos que la rama de la Creación posee dos inicios:
- Mónada: célula espiritual, crisálida de la inteligencia
- Fluido Universal: elemento primordial de todas las materias existentes.
Prosigue más adelante explicándonos que la mónada vertida desde el plano espiritual sobre el plano físico pasó por las rudas cribas de la adaptación y de la selección natural.
En este proceso captó los valores múltiples de la organización, de la reproducción, de la memoria, del instinto, de la sensibilidad, de la percepción y de la preservación propia. De están forma poco a poco penetró las vías de la inteligencia más completa inaugurando la etapa de la razón.
El principio fundamental de la vida en el Universo es la evolución, todo está en progreso. En ella reside la base del entendimiento de todo lo que pasa dentro y fuera del alcance visual humano.
Los espíritus nos enseñan que existen cuatro reinos en la Naturaleza, el mineral, el vegetal, el animal y el humano.
Por lo tanto, el principio inteligente se entrena, amaestra, ensaya y habita muy lentamente, en las diferentes clases existentes, pasando por cada uno de los reinos poco a poco durante millares de años. Primero como crisálida de la conciencia, luego como conciencia propiamente dicha.
Empieza en el mineral hasta llegar al hominal, extrayendo de cada uno de ellos durante milenios los subsidios necesarios para la evolución en cada etapa sucesiva, pues todo está encadenado en la Naturaleza desde el átomo hasta el arcángel.
La embriología nos demuestra que el feto humano durante su formación uterina exterioriza formas inferiores antes de alcanzar la humana, recordando en la materia algunas de las fases anteriores por las que pasó.
En la ontogénesis espírita, refiriéndose a todos los procesos por los que pasan los seres vivos, desde la fecundación hasta su madurez y plenitud, encontramos la explicación de que el ser transcurre por todos los reinos de la Naturaleza.
Nos aclara León Denis en El problema del Ser, del destino y del dolor:
“El alma duerme en el mineral, sueña en el vegetal, agítase en el animal y despierta en el hombre.”
En su legado manifiesta, además:
“La Ley de Progreso no se aplica solamente al hombre, es universal. Hay en todos los reinos de la Naturaleza, una evolución que fue reconocida por los pensadores de todos los tiempos.”
La materia inerte que constituye el reino mineral sólo tiene en sí una fuerza mecánica, son los cuerpos brutos.
Muy despacio, pasando por los demás reinos el reflejo se transforma en instinto, y el instinto en actividad reflexiva.
Este principio inteligente se encuentra diferenciado en El Libro de los Espíritus cuando los mensajeros espirituales se refieren a espíritu con la letra “e” minúscula, ya que están refiriéndose a la crisálida de la conciencia.
Esta crisálida se ejercita en los círculos elementales de la Naturaleza, en la diferente biodiversidad existente, muy pausadamente, obedeciendo los ritmos marcados de evolución.
¿Qué entrena en estas instancias seculares?
La crisálida de la inteligencia pasa por los tres primeros reinos, madurando muy despacio, y va experimentando en cada reino las características necesarias por repetición, lo que llamamos automatismos, reflejos, instintos, hábitos y memoria.
Refiriéndose al inicio de la evolución, explicó el autor espiritual Emmanuel que la ciencia no percibió las sabias y augustas manifestaciones de Dios en la intimidad de las energías que vitalizan la Tierra.
Sustituyen la providencia con la palabra Naturaleza, en todos sus estudios y análisis de la existencia. Expone el autor espiritual que el amor fue el Verbo de la creación del principio, como es y será para todos los seres en la eternidad.
Afirma que Jesús reunió en las Alturas a los intérpretes divinos de su pensamiento decidiendo que una nube de fuerzas cósmicas que envuelven el inmenso laboratorio planetario en reposo descendiera sobre la Tierra.
Tiempo después, en la superficie solidificada del planeta, como en el fondo de los océanos, se podía observar la existencia de un elemento viscoso que cubría el planeta.
Se estaban dando los primeros pasos en dirección a la vida organizada. Con esa masa gelatinosa, nacía en el orbe el protoplasma. Con este acto se lanzó sobre la superficie del globo el germen sagrado de los primeros hombres.
Está constituido por abundante agua, pero también por sales, proteínas, enzimas, lípidos y carbohidratos que establecen la parte esencial y viva de la célula. En estas sustancias opera su metabolismo.
Entendemos que en estas primeras formas, se encontraban las crisálidas de la conciencia, estos principios inteligentes que en un futuro lejano se tornarán espíritus. La relación del hombre con la Naturaleza se estrecha.
Veamos cómo:
En el mineral encontramos la fase inicial del proceso. El principio espiritual estaría reflejando las fuerzas de atracción y cohesión. La organización mineral sería el resultado de una fuerza íntima muy potente que conduciría el proceso de agregación molecular.
Al combinarse el principio inteligente con un principio vital inactivo, en etapa de crisálida de la conciencia, y éstos dos principios a su vez con una materia densa, obtenemos la materia inorgánica, lo que conocemos como minerales.
En esta fase inicial de evolución el principio inteligente ejerce la atracción, desarrollando las fuerzas magnéticas.
Al haber adquirido las experiencias en el reino mineral, después de millares de años, pues este proceso es lento, el principio inteligente pasa a un nivel más alto.
Empieza a desarrollarse en el reino vegetal adquiriendo nuevos potenciales como la sensibilidad, que aún muy rudimentaria no se manifestará en su amplitud. En los vegetales encontramos el fluido vital en un grado inferior.
En estos seres vivos el principio inteligente se circunscribe a las reacciones y estímulos externos del medio ambiente que les rodea. Debe esperar millares de años para llegar a la fase humana, donde se expresará de una forma mucho más compleja.
En el reino vegetal el principio inteligente entra en contacto con el fluido vital de grado inferior.
Por lo tanto, podemos resumir explicando que:
Cuando el principio inteligente, que se encuentra todavía en crisálida de la conciencia, se une con un fluido vital activo de grado inferior, uniéndose además con un principio vital activo de grado inferior y con una materia densa, da como resultado la materia orgánica.
Después de alcanzar durante épocas incontables el necesario desarrollo, madurez y elaboración en ese campo, el principio inteligente bajo el impulso interior y comando de los espíritus responsables por el equilibrio de las especies, buscará el siguiente escalón evolutivo que corresponde al reino animal.
En él desarrollará su más reciente adquisición: el instinto. Durante su permanencia en dicho reino transformará toda la actividad nerviosa muy lentamente en vida psíquica.
Debo resaltar que todas las fases están supervisadas por entidades que ejercen esta labor, en ningún caso hay desamparo ni olvido de los seres inferiores que son nuestros hermanos en la Creación.
Como siempre, los procesos son graduales en la Naturaleza. Cuando el principio inteligente alcanza el reino animal, en un comienzo experimentará en los animales menores, cuya estructura es simple. Luego pasará al grado de animales mayores donde la estructura, así como los órganos son mucho más complejos y eficientes.
Podemos, por tanto, percatarnos de la necesidad de respetar la Naturaleza en todas sus expresiones, pues estos seres animados e inanimados, están preparándose para ser en un futuro lejano, dentro de millares de años, seres como nosotros, algo más que roca, vegetales y animales.
En la cuestión 607 a de El Libro de los Espíritus nos aclaran nuestros hermanos mayores, los buenos espíritus, que es en los seres inferiores de la creación donde el principio inteligente se elabora, se individualiza poco a poco y se ensaya para la vida.
El principio inteligente pasará gradualmente por la serie de los seres inferiores elaborando la obra de su individualización, hasta alcanzar las circunstancias idóneas para pasar al reino hominal.
Como podemos observar, en la Tierra no hay una cantidad de animales proporcional al número de espíritus que en ella habitan, así como tampoco encontramos espíritus en sus primeras encarnaciones.
La Doctrina Espírita explica que hay zonas en otros mundos dedicados a albergar las entidades que se encuentran en esta fase.
Además, para la biología evolutiva actual hay una laguna en la selección natural, falta un eslabón, para que todas las especies estén relacionadas.
La literatura espírita nos esclarece que todos los mundos tienen una finalidad, la de recibir a los espíritus.
Las primeras encarnaciones como hombre son realizadas en planetas propios para ello, planetas inferiores. De igual manera en estos mundos también habrá animales.
La Tierra es un planeta de pruebas y expiaciones, y está en el nivel siguiente al inferior. Las primeras encarnaciones son de adaptación y esos mundos con características acordes a este desarrollo acogen a los espíritus en la infancia espiritual.
El propósito de la evolución es depurar la estructura íntima, perfeccionando la envoltura fluídica, suministrando las aptitudes y desarrollando el conocimiento intelecto-moral.
Recién salido de la animalidad, en sus primeras encarnaciones el ser hominal vive bajo el rigor de los instintos y apelaciones de las necesidades primarias. La satisfacción de los apetitos físicos es casi exclusivamente su meta de vida.
Cuando el principio inteligente alcanza el período de humanidad, que no nos fue revelado cómo ocurre, esa crisálida de la conciencia con todo el bagaje adquirido en el entrenamiento de millares de años de evolución, deja de tener relación con su estado primitivo. Encontramos esta afirmación en la cuestión 611 de El Libro de los Espíritus.
Logra capacidades especiales de pensamiento, conquista la voluntad, obtiene conciencia de su individualidad, capacidad de proveer sus necesidades de forma racional, desarrolla poco a poco la percepción de las cosas extramateriales y de Dios.
Adquiere razón y consecuentemente poder de elección. Esta adquisición proporciona en realidad libre albedrío.
Libre albedrío quiere decir libertad de acción y elección, tanto para el bien como para el mal. La libertad de acción estará dentro de límites fijados por la condición evolutiva.
La evolución genera amplitud de poder creador, cuanto más evolucionado es el espíritu, más poderoso es el pensamiento, su capacidad para crear y el alcance en la manipulación de los fluidos.
La razón y la responsabilidad siempre estarán en proporción al entendimiento alcanzado por el espíritu.
En efecto, es menester que esto ocurra porque en este nivel evolutivo es la razón la característica que sobresale.
En esta fase como en todas las demás, el desarrollo de la conciencia es paulatino. Puesto que el progreso es una condición de la Naturaleza será como todo en la creación, lento, con la meta de la perfección y la pureza del espíritu.
En las diferentes encarnaciones el espíritu experimentará con aciertos y errores, hasta alcanzar un profundo conocimiento y respeto a las Leyes Universales que le posicionará en un nivel muy próximo a Dios.
En este reino la conciencia se integra como individualidad consciente, en ella están registradas las leyes que uno debe obedecer. Se caracteriza por la adquisición del pensamiento continuado donde el libre albedrío determinará por medio de las elecciones el progreso del ser espiritual.
En el reino de la conciencia la rectitud moral le proporcionará el ascenso espiritual.
El mal uso del libre albedrío resultará en la adquisición de vicios, malas costumbres y el cultivo de sentimientos inferiores, siendo necesario que el espíritu rectifique tales errores, para alcanzar la pureza en todos los aspectos.
Se prospera en las virtudes y se corrige los errores por medio de las encarnaciones, nuevas oportunidades de crecimiento. Para ello son necesarias varias y sucesivas encarnaciones para que el género Homo adquiriera la perfección.
Bajo el rigor de las Leyes Divinas, es necesario que cuatro elementos estén unidos para que exista la vida en la forma hominal: el Principio Inteligente, el Fluido Vital activo de grado superior, el Principio Vital Activo de grado superior y la materia bruta.
Este resultado es lo que denominamos encarnación del espíritu, la vida humana propiamente dicha o conocida por nosotros.
Los seres angelicales poseen todas las excelsas virtudes e inteligencias, son depositarias de sentimientos nobles y poderes espirituales.
Cuando el espíritu alcanza este nivel evolutivo, conocen a Dios y la idea de Él les es apreciable, ayudándole en la ejecución de su Suprema voluntad.
¿Cuál es la diferencia entre el instinto y la inteligencia? ¿Será el instinto una inteligencia rudimentaria o será una facultad distinta, un atributo de la materia?
El instinto y la inteligencia están estrechamente emparentados. El instinto es una guía primaria, es la fuerza que solicita a los seres orgánicos actos espontáneos e involuntarios teniendo como objetivo su conservación.
En los actos instintivos no hay reflexión, combinación ni premeditación mental.
Es por el instinto como la planta busca el sol y dirige sus raíces para una mejor asimilación de los nutrientes necesarios para su desarrollo; como los animales buscan el alimento, construyen sus nichos, se atraen sexualmente, construyen trampas para sus presas, así como utilizan sus sistemas de ataque o defensa.
La observación muestra que el ser humano sigue evidenciando en algunos aspectos actos instintivos como pueden ser los apreciados en los primeros meses de vida, donde los instintos más básicos del bebé se manifiestan con fuerza.
Podemos percibirlo en sus movimientos, cuando llora para llamar la atención para que satisfagan sus necesidades.
En el estado adulto también se observan algunos actos instintivos: cuando se parpadea para regular la absorción de luz exterior o se bosteza; en el funcionamiento del sistema circulatorio, respiratorio y excretor; o en el mantenimiento nervioso que coordina el equilibrio del cuerpo.
Por consiguiente, otra forma de atavismo son las reacciones inferiores en lo que atañe a los sentimientos y las reacciones primarias frente a una contrariedad.
Podemos citar las reacciones de violencia en cualquier manifestación, no solamente la física, sino también las resultantes de la rabia, la ira o el grito, como ejemplos de estas manifestaciones aún por depurarse en el hombre.
La inteligencia en cambio es un acto reflexivo, voluntario, premeditado, deliberado y combinado de acuerdo a las circunstancias. La inteligencia está sujeta a errores y equivocaciones por ser resultado de una elección.
En Evolución Anímica, Ensayos de Psicología Fisiológica según el Espiritismo, libro firmado por Gabriel Delanne, encontramos:
“El alma o espíritu es el principio inteligente del Universo. Indestructible, al mismo tiempo que la fuerza y la materia, no conocemos su esencia íntima, pero estamos obligados a reconocerle una existencia distinta, una vez que sus facultades no se diferencian de cuanto existe. El principio inteligente, del cual emanan todas las almas, es inseparable del fluido universal o, de otra manera, de la materia bajo su forma original, principalmente, lo que vale decir, en su estado más quintaesenciado. La finalidad del alma es el desarrollo de todas las facultades a ella inherentes. Para conseguirlo, es obligada a encarnar un gran número de veces en la Tierra, a fin de depurar sus facultades morales e intelectuales, mientras aprende a señorear y gobernar la materia. Es mediante una evolución ininterrumpida, a partir de las formas de vida más rudimentarias, hasta la condición humana, como el principio pensante conquista, lentamente, su individualidad. Llegado a este estadio, le cumple hacer eclosionar su espiritualidad, dominando instintos remanentes de su pasaje por las formas inferiores, a fin de elevarse, en la serie de las transformaciones, hacia destinos siempre más altos”.
Resumiendo, magistralmente aún expresó:
«El principio pensante recorrió lentamente todas las escalas de la vida orgánica y fue por medio de una ascensión ininterrumpida, en el transcurso de siglos innumerables, como él pudo, poco a poco, lentamente, fijar en el contenido fluídico todas las leyes de la vida vegetativa, orgánica y psíquica. Le fue preciso rematerializarse un sinnúmero de veces para que todos esos movimientos, sentidos y deseos conscientes, llegasen a la inconsciencia y al automatismo perfecto, que caracterizan las reacciones vitales y las acciones reflejas. No es de improviso que el ser llega a ese resultado, pues la Naturaleza no hace milagros y opera siempre de lo simple a lo complejo. Para que un ser tan complejo como el hombre, que reúne los caracteres más elevados de todas las criaturas vivas, pueda existir, necesita, absoluta y necesariamente, que tenga recorrida toda una serie, cuyos diferentes estados él mismo resume.»
El espíritu en encarnaciones sucesivas, en su búsqueda incesante de nuevos conocimientos, va desarrollando y adquiriendo, no obstante, dignificantes virtudes morales, con las que obtiene el merecimiento de concesiones divinas cada vez más elevadas.
Lentamente penetrará los misterios divinos, comprendiendo mejor las verdades universales. Esa es la perspectiva de esperanza que nos trae la consoladora Doctrina de los Espíritus.
A pesar de todos los avances científicos, el hombre continuó considerando como únicas realidades la materia y la energía. Con los progresos intelectuales, tuvo que admitir que representan dos expresiones de una sola realidad, no siendo la materia más que la energía condensada formando las masas densas de los cuerpos materiales, limitada en su dinamismo y fuerza.
En el caso de la energía los resultados son análogos, es reconocida hoy día como materia sutilizada, que libera radiaciones de naturaleza corpuscular.
Es innegable para la ciencia la evolución gradual que se observa desde los elementos inferiores más rudimentarios e inertes hasta los más avanzados y desarrollados, como el hombre. Sin embargo, el estudio analítico actual no ha traspasado del todo la esfera superficial de las apreciaciones materiales.
Como hemos visto en ese camino evolutivo el principio inteligente deberá pasar por la selección natural, asimilando los valores de la organización, conservación, reproducción, instinto, sensibilidad, percepción, hasta llegar a la inteligencia compleja, con la cual tiene uso de la razón.
Una vez adquirida, la inteligencia es un instrumento potencial con ineludibles responsabilidades.
Después de innúmeras encarnaciones cuando el espíritu alcance el nivel adecuado, le será innecesario pasar por la materia, bajo las limitaciones de la encarnación. Le será permitidos destinos más elevados en otros mundos, siguiendo su progreso hasta la fase angelical.
Cláudia Bernardes de Carvalho
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Bibliografía
Kardec, A., El Libro de los Espíritus
Kardec, A., El Libro de los Médiums
Kardec, A., La Génesis, los milagros y las predicciones según el Espiritismo
Bernardes de Carvalho, Cláudia, Conociendo el Pase Magnético: Salud y enfermedad., Kindle Edition, 2021.
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